Ayer asistí a la presentación en Madrid de Star Wars: The Force Unleashed, una de las grandes esperanzas de LucasArts y Activision para este año.

El juego tiene muchos reclamos: la imaginería de La Guerra de las Galaxias, un argumento que se desarrolla entre los Episodios III y IV de la saga y, sobre todo, tecnologías de nueva generación que ofrecerán efectos gráficos e IA de altísima calidad. O al menos en eso nos insistieron los señores de Lucas, hablando de Industrial Light & Magic (que aportan su talento a The Force Unleashed) y tecnologías como el Havoc Physics y otros ‘palabros’ por el estilo.

Me hace mucha gracia esta obsesión por vender los juegos promocionando las tecnologías que utilizan. No me parece mal que se haga, sobre todo cuando se trata de técnicas como el Digital Molecular Matter, que produce efectos de destrucción de objetos muy espectaculares y poco vistos hasta ahora (podéis ver una demostración en el vídeo), pero resulta curioso cómo se generan estas modas.

Hoy se habla del motor Euphoria y de sus efectos casi milagrosos en el Grand Theft Auto IV o en este The Force Unleashed, hace 15 años hablábamos del increíble Modo-7 de la Super Nintendo… resultón si se utilizaba correctamente, horrendo fabricante de imágenes pixeladas cuando se abusaba de él.

¿Y qué me decís del chip Super FX también de la Super y el SVP que Sega lanzó para hacerle la competencia? Otra técnica que se puso muy de moda con el lanzamiento de la Nintendo 64 fue el antialiasing, capaz de suavizar los gráficos de los juegos. Otros estandartes tecnológicos fueron los gráficos digitalizados de Mortal Kombat, los renderizados de Donkey Kong Country o el Cel Shading inaugurado por Jet Set Radio y popularizado por Zelda: The Wind Waker.

Volviendo a The Force Unleashed, me parece muy bien que Lucas presuma de las virtudes técnicas de su juego, pero tal vez debería prestar un poquito más de atención a aspectos menos llamativos pero también relevantes como el doblaje al castellano. Es un bajón escuchar la voz de Darth Vader y descubrir que… ¡no es la de Constantino Romero! ¡Constantino, te queremos!

¿Y la traducción del título por El Poder de la Fuerza? ¡Con lo bien que suena en inglés!

En fin, tendremos que descargar nuestra frustración reventando los escenarios molécula a molécula.