Días felices fugaces días felices
Sin pensar en nada mil horas
sin pensar
el cerebro cuerpo solo a su aire solo
sin pensar
las tardes la soñarra el amanecer idéntico
Días felices sin pensar
Lo más difícil es decidir no pensar
afrontar el coste
el lucro cesante
la eternidad que se te echa encima
las horas deshechas
leer un libro entero
de una sentada
sin pensar en nada
sin abrirlo
sin
—
Un vecino me dijo en la calle que esas rayas maléficas que ajedrezan o damerizan el cielo y esos aviones eran de la OTAN
y desde ese día le he cogido un respeto religioso –no hay otro– a la OTAN, que despilfarra venenos para que no llueva y poder instalar el CC y las placas, molinos, electroimanes, misterios…