La antigüedad de los coches de España ha subido un 70% en los últimos 15 años, según este estudio de la compañía de renting Arval: la edad media de los coches ha pasado de 8,3 años en 2008 –el año del CRACK– a los 14 años en 2023.
Estamos en Cuba o en MadMax, aunque disimulamos bien. Se ven coches nuevos y gente joven. ¡Hasta niños!
Todo va bien. Los sueldos suben o nada o tan poco que bajan, en relación a otros países y en proporción inversa al suicidio, etc.
El CIS va a poner en marcha un equipo de entrevistadores gonzos para ir a preguntar estas cosas al otro lado, el de Iker.
Ikeeeeeeeeeeeeeeeer.
Los datos famosos no han aumentado la productividad, al revés, han liado todo. La confusión es unánimemente acelerada.
Como la velocidad de la luz cuando arranca una moto dando vueltas al aro de un agujero negro.
Al aro exterior. Una supernova se acerca tanto que nadie la ve: lo inverosímil no se admite. Y haces bien.
Para sufrir siempre hay espacio.
Coches viejos, chips que no llegan, estado extractor, chupilandia institucionalizada, neolib de amigotes, villarejismo innovando en silencio.
Contexto misceláneo: sube el oro, rumores sobre el declinar del dólar, First Republic Bank (USA) cae un 49% en bolsa…
Coches viejos que no pueden entrar en las ciudades. Que circulen por la España vacía.