Un poco de cordura y ola de frío polar. La locura desatada en los últimos tiempos no beneficia a nadie y destruye todo. Hasta a China y USA, que podrían tener la tentación de jugar su partida en las afueras, les perjudica el caos mundial de la invasión tras pandemia (aun viva) y ruptura de rutas globales.
Rusia Ucrania se han sentado y han avanzado en un posible pacto. Ucrania, que resistirá hasta el fin, está deshecha, y el éxodo inunda el resto de Europa. Putin, que ha fracasado en todos los ámbitos excepto en la brutalidad de masacrar según su modus operandi clásico, no tiene mucho futuro. El acuerdo sería o es un bálsamo para el mundo. Todos ceden algo. Ucrania pierde las regiones que ya estaban bajo control ruso y olvida la OTAN, Putin deja de atacar y de arruinar a su país.
En España se acaricia el pacto, los pactos de la Moncloa. Ante la catástrofe inapelable, ante la deuda monstruosa y en un país ya muy destrozado tras las sucesivas hecatombes, se impone también la cordura y la armonía. La ruina acaba por subir a lo más alto y el desastre generalizado amenaza la integridad del sistema, que tiembla por todos lados.
Se impone la cordura y que cesen los excesos y las frivolidades, hay que currar y reunirse mucho, y echar cuentas hasta que reviente la calculadora y las cabezas de chorlito que gobiernan y opositan.
Tendría que volver el reformismo cauto y constante, ya no podemos huir más hacia ninguna parte.
A ver si se impone la cordura en todos los ámbitos. Igual que el desastre de Putin se vuelve contre él las soluciones de escaparate no funcionan y la oportunidad seguro que es la última.
–
El riesgo ahora es que otro agente dormido o agazapado aprovechara la relativa tregua o preacuerdo y el desorden del mundo para irrumpir y actuar. Hay suficientes candidatos chiflados como para emular a Putin en todas las escalas.