Bajas emisiones es otra frase habitual, pronto obligatoria. El permafrost se deshace y empieza a echar gases al viento y por todas partes se decreta el «bajas emisiones», se regulan esas emisiones y se dictan las multas. Las multas por emitir, por circular, por existir. En tiempos remotos respirar era gratis o semigratis. El cierzo se lleva hasta los molinillos del horizonte, todo el horizonte es ya molinos, el ser eólico, la vida presionada. España, campeona en ansiolíticos, tranquimazines, soporíferos. La autoridad quiere despertar cariño hacia ella misma programando sus glorias como es natural, pero la gente solo ama a la autoridad, y poco, cuando le pone un sueldo, una subvención, un retiro, o le reconoce ese status cobratorio. Lo demás es pagar. Entretanto el país está en modo bajas emisiones, esperando algo de euforia eco(nómica).