Pedro Sánchez, SXXX, ha ido a Davos con un chambergo de 88 euros y la pieza se ha agotado. Hace patria con la moda, como es su obligación, casi su única obligación, aparte de adoctrinar a los jerifaltes de antaño sobre diversas cuestiones y decirles a los ibex que somos aliados, el gob y ellos. SXXX ha impactado en Davos, cumbre del paripé mundi ideal para estrenar jet privée y hacer un poco de pasarela ejecutiva y filosofía de entresuelo. SXXX ha triunfado con su abrigo local, es un tío alto que habla inglés y se ha sacado la presidencia como el que saca unas oposiciones a Clint Eastwood y el CIS de su amigo tezanero le ha subido dos points la intención de voto, además al PP le salen los golpes de la era anterior, el rajoyato villarejista con Fdez Díaz y Anacleto agente secreto y Rompetechos y Bárcenas y los sobre y el petir Watergate y el deep state y el warfare, todo en inglés para que se entienda. El PP ha caído en la rutina inercial y no se le ocurre nada aparte de las boutades ayuseras que tampoco acaba de acertar. El poder desgasta menos que la inanidad, el tiempo fugit y SXXX estrena un abrigazo popular y alecciona a los empresarios en la cumbre gerontocracial mientras el mundo sigue y el socio Puigdemont se subsume en el olvido triste de Bélgica entre la grisalla y la ley de amnistía encalla entre las rocas mientras SXXX se acomoda en el filo del bisturí gob. Ahora es un influencer.