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El big data del alma

El nacionalismo sale a cuenta

Estamos casi en la Sanchería plena. Si el éxito se mide por el miedo que provoca Pedro Sánchez ha triunfado antes de investirse. Hasta sus socios están temblando. O ellos más que nadie: saben que les hará un kitkat.

De momento hay fecha para el acto. Y esperando el texto de la innombrable ley de cero cero. La amnistía es un cero cero. Cero alcohol y cero gluten. Y lactosa, y cafeína.

Ha salido a media mañana el texto.

Sánchez se investirá de presi de un país ya troceado, una mezcla irregular (en tiempos explosiva) de naciones, nacionalidades y regiones que se rigen por distintas leyes. O las mismas pero con distinta aplicación. Geometría legal variable. Geometría foral. O fractal. Ampliación de los privilegios.

En los entornos de suma cero unos ganan y otros pierden. Todos los ámbitos son de suma cero: unos pierden lo que otros ganan y al revés. Suma cero cero. Con la que está por caer. Los portaviones USA a toda máquina. El mantra espejismo de la temporada es reducir la dependencia del exterior. Desde la pandemia y la Ucrania estamos en esas. Y Sánchez hace lo contrario: aumentar su dependencia del exterior. No se le puede negar que acoje bajo su capa de ilusionista a un grupo heterogéneo (transversal, según sus afines). Sánchez ha culminado la síntesis o unión de opuestos. Ilusionista o desilusionista.

Aparte las razones obvias y ya tan repetidas como rebatidas el proyecto Sanchero para sucederse a sí mismo presenta un problema epistemológico: esta fusión o fisión de egos contrarios tendrá un lenguaje aun más abstruso que hasta la fecha. Orwell se queda corto.

La gestión cotidiana de un país que ya se ve en trozos será imposible de verbalizar. España, o como se llame a partir del próximo consejo de ministros, se quedará sin eufemismos. Los hemos agotado todos. Por cierto, Puigdemont o sus adalides, y los de ERC, etc. podrían ser ministros o dirigir organismos de Estado. Eso no consta en el paper ilegible que firmaron y esa es la razón por la que podría ser. La ley no da pie a indemnizaciones pues habrá que ponerles sueldos de Estado, única vía para que por fin lo admitan.

Estas lagunas en la jerga previa a la investidura explican la gran respuesta callejera del domingo. El éxito es este clamor variado. Y un poco escaso, la verdad. Si el peligro fuera tanto como parece faltaba gente. Varios millones. Para el ego sancheril las manis del domingo 12 son una aclamación inversa. Y escasa. Ya lo aclarará su CIS áulico.

Para Sánchez los millones de personas del domingo salieron a hacerle un homenaje, una bienvenida. Da por hecho que los que no salieron a manifestarse son muchos más, y que están a su favor. Aunque discrepen del grupo de socios. Todos ganan y winwinean entre sí y exprimirán el PGE hasta el último hectómetro cúbico.

El mensaje está claro: el nacionalismo sale a cuenta. Es un mensaje a todo el mundo, vaya legado hispano.

 

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