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El big data del alma

Los nombres de las cosas

Ayer quedó claro/confuso que el atasco de los objetos, atasco logístico, notorio FAIL de la globalización, se debe al colapso de las almas: es una hipótesis cualquiera, con validez universal.

La logística ha avanzado tanto que se trasciende a sí misma, muere de éxito: ya no busca llevar cada cosa a su destino en mínimo tiempo sino que el destino vaya a buscar sus cosas, aun antes de saber que son suyas o de desearlas.

¿Qué tal?

Esto, un poco raro, como la vida mixta ideal que tenemos o nos tiene, explicaría a grandes rasgos las guerras, incluyendo la de Ucrania, que tanto preocupa a los aliados de ambos bandos porque gastan un dineral y da pocos beneficios de imagen y sonido.

A los contendientes, en cambio, les proporciona el mayor contenido posible a coste cero para los que deciden.

Logística de aliados: llevar los misiles tan lejos si ya hemos agotado los stocks.

El alma, confunda en esta miniserie con lo digital, se colapsa porque internet se ha oligopolizado, tal como indican los expertos, que abogan por una web 3.0.

El blockchain, ya funcionando de boquilla en muchas grandes empresas, consume más energía que el trasiego de cosas.

Pero el futuro no puede estar en algo que se llama «cadena de bloques».

Así que el atasco del blockchain y sus bitcoines es un problema como todos) semántico.

Nombrar las cosas es competencia del alma.

Lo digital se ha vuelto puro agobio y ha aumentado la velocidad de los nervios y eso explica el atasco de la materia en los contenedores, puertos, trenes, aviones.

Lo bueno sería parar un rato pero a mí las piernes me van a mil por hora. Mil rpm/sec.

Iba a continuar con el artículo de ayer, una miniserie ilusiria absurda, quizá reflejo de esta fugaz torrentera vacía (sequía), pero he olvidado lo de ayer.

Y ahora tengo que mirarlo.

El cerebro es un misil hipersónico, y la vida discurre a velocidad de las cosas, la gravedad sigue, el segundo principio de la terodinámica (entropía) sigue.

Pero esto son minucias comparado con la tesis principal, que está unas líneas más arriba.

Siempre se ha dicho que el que nombra las cosas es el poder, pero en este caso el blockchain ha salido de un programador anónimo.

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