Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

La premortis estivalera

Aquí estamos en la premortis estivalera, la canción del verano sacia poco el déficit hedónico, se agota en dos compases y luego nada. Aquella de Enrique Iglesias Bailandooo aguantaba más, y el vídeo era mucho mejor, pero fueron otros tiempos ya idos.

Eso fue antes del susto Wuhan, ya olvidado, escepto en secuelas, que por c o por b atacan a todos. Aunque sea por el supply chain y eso y los chips taiwaneros o taiwaníes.

El catacrock chis pum de Lehman et alii sigue royendo la momia que somos, momia ansiosa que por falta de energía dinero sangre ideas vigor no llegó a zombi. No llegamos, no llego, generalizar es el último refugio de los cobardes, etc.

Me robaron el alma creía yo al verme sin ella y resulta que la perdí en una timba, pero siempre hay que echar la culpa a otrosí. Saoko papi saoko la inflación te come por do más dolía, habibi.

El 98 español del año 2008 han dejado más secuelas que la gripe, que mató tanto pero los vivos viven o eso dicen decimos henchidos hedones de júbilo, el júbilo del sobreviviente amomiado de una siega histórica ya semienterrada o semihundida como el perrico de Goya, que tiene que salir porque lo pide esta Realidad.

Todo lo destroy de estas hiperrealidades del sinmorir exige y clama a Goya como supremo replay.

La máquina virtual Goya parsea estas trituraciones.

El sinmorir (ya sale el título para hoy cuando menos te lo esperas) el sinmorir es el deseo yacente del catafalco o el ambón o el carretillo de los sacos de la peste. Deseo previo y acumulativo de la foto finish o el selfi del fin (selfín), deseo inconfeso que no llega al acto quizá por miramientos o falta de confianza en los tutoriales de youtube, que los debe haber, y sobre todo por el qué dirán.

El sinmorir es este mortijuelo perpetuum de las vidas largas y malas, amenazadas por la fatua o fetua –¡horrible palabra!– del decrecimiento y el asco del pib y todo eso que incendia los cerebros cada noche.

Hincha las dendritas como sierpecillas. El ictus es una inflación.

La premortis estivalera es la penúltima esperanza en los antiguos milagros, una nave espacial, un robot prosperity y su algoritmo de la paz y el amor.

Al final el título de sinmorir se ha quedado para mejor vez. Como tiene tracción (aunque no ceo) queda en la recámara como balón de oxígeno o bala de reserva.

 

Los comentarios están cerrados.