El mundo me resulta inverosímil. Especialmente los lunes. No se sostiene.
Quizá por eso hay que buscar siempre cosas que hacer. Cosas raras, cosas nuevas, proyectos, inventos. Algo que dé por hecho que existe la realidad. Hacer algo sobre lo que ya existe. Sobre lo que hay cierto consenso.
Dar gracias porque existe, tenerle fe a la realidad, este mundo, con tantas personas y cosas. Tantas bacterias, virus, cacharros.
Mundo con pensamientos, leo cincuenta artículos a ver si encuentro algún resquicio de realidad, algo que la confirme o la desmonte. Pero no encuentro nada, quizá tenemos que vivir dándola por hecho, escribir sin cuestionarla.
¿Qué dirían los fondos de inversiones/pensiones de esto? ¿Es sostenible la sostenibilidad?
El mundo, tan real y consistente, me resulta vagamente inverosímil los lunes. No me lo creo. Es útil ver la materia como una emanación de los sueños, de cuatro ideas sueltas.
Una proyección.
Por eso soy platónico los lunes, creo.
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Aunque no la sepa alguien nace o llega a un sitio con toda la historia puesta, instalada por defecto. En cierto modo, la sabe, la adquiere enseguida. ¿O no?
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Alguna vez, en un relato que he olvidado hasta ahora, había una Agencia de las Realidades que disponía de colaboradores en todos los pueblos y ciudades: enviaban informes periódicos que nadie leía. Como esta frase.
