Rivera ha hecho una aparición electoral. Emplaza a Sánchez a cumplir tres condiciones que ya rechazó (bucle), tal como recuerda Casado. Rivera logra amplificar su postura: 155, deshacer gob de Navarra y no subir impuestos.
Sánchez ya dijo no a esa tripleta (incluyendo el compromiso de no indultar) por la vía de los hechos. Bueno, él dice que dijo sí pero ya nos entendemos. En la política cuántica sí es no y ambos.
Pero de momento, y aprovechando el clímax agónico y las visitas de los partidos al Rey (que da la impresión de que trabajan), Rivera se autoejecuta como hombre de Estado en funciones (en funicular) o en ciernes proponiendo una reunión in extremis con Casado, que bastante tiene con cuadrar las cuentas y apagar los fuegos (fueros) íntimos.
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