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El big data del alma

Hay que reconocer que Sánchez tiene un plan: lo desvelamos

Esto tiene que ser un plan. Imaginemos al núcleo duro de Sánchez, o sea, Redondo, Ábalos, etc., tras ganar las dobles elecciones de abril-mayo. Haciendo cuentas. Imaginemos la mayor audacia: se lo juegan todo en una aventura arriesgada que les proporciona tiempo y emociones muy fuertes.

Marear la perdiz, marear a todos los grupos de todos los colores… y esperar al pleno definitivo. Sin haber ofrecido nada, sin haber negociado, solo pidiendo. Pedir sin ofrecer. Con la excepción aparente de Podemos, al que no pueden esquivar frontalmente, pero lo marean hasta lo indecible. llegan al extremo alucinógeno de vetar al líder, ad hominem absurdo que, sin embargo, cuela. Iglesias sospecha del interminable ardid, sabe que se la juega con expertos en Juego de Tronos y otras series educativas que marcan la antiépoca del fake perpetuo. Todo es fake, la posmodernidad, ya derrotada y desacreditada, ha triunfado a lo grande: en los puros hechos, en USA, en Brexit, en más de media Europa.

Iglesias lo intuye, pero la trama que han urdido estos genios infantiloides (estilo La naranja mecánica o Alguien voló sobre el nido del cuco, en modelos muy anteriores y ya desbordados) es tan desquiciante que no acaba de creerlo. Además, si lo creyera, si creyera lo que van viendo sus ojos, se sabría derrotado. Así que cede una vez más y se inmola para salvar los pocos muebles de Ikea: salvar el tipo. Si coloca a la mujer todo queda en casa.

Entonces, ya con el plenario encima, se da cuenta de que, en efecto, todo es una trampa. Una trampa tan loca que nadie la va a ver, a pesar de que está ocurriendo en directo, en tiempo (i)rreal, delante de todo el país. El candidato no ha hablado con nadie, los portavoces, desorientados, le recriminan esta desidia, soberbia… ¿qué es, qué nombre darle a esta extraña actitud? El santo columnismo se exprime los axones, el país alucina (aunque sigue a sus cosas, o sea, a sobrevivir y disfrutar, pero ha caído mucho el consumo de electricidad en la industria, demasiado) y nadie entiende nada. Eso es lo mejor.

La consigna es: que nadie entienda nada. Todos perplejísimos. Los superpoderes, ya fuera de control, lo han intentado todo, no saben qué ficha mover, que tuercas repretar. El sanedrín mínimo no suelta prenda. Los conjurados de Sánchez han tenido siempre un plan. El segundo círculo del partido ya no está en la pomada, ya no sabe ni de lejos qué está pasando. El núcleo es impenetrable.

Todo esto son elucubraciones delirantes (método Dalí, paranoia crítica, Buñuel, Valle-Inclán, etc.), la única forma de acertar, de ir afinando en la locura de los marcos y los fakes que parecen improvisados. Pero sin duda hay un plan. Si no, Sánchez algo habría hablado con alguien.

La solución A es que ante la impasibilidad del candidato inane, que finge buscar apoyos sin trabajarlos, acabarán por darle los votos. Porque a nadie le interesen otras elecciones, porque sospechen que es la única salida, por lo que sea…

La solución B es ir a elecciones. Si se asume desde hace meses, todo este interregno ha sido un juego, puro disfrute: simetría y que pase el verano (un post anterior, también sin interés, que ahora no me voy a levantar a enlazarlo).

La apuesta, arriesgada y audaz, es que acaben por investirle sin haber dado nada a cambio, por desesperación, por calor, por no dejar los recién estrenados escaños, el iPad, etc., por el riesgo enorme de bajar sin remedio.

En este modelado 3D cabe el riesgo de que las tres bandas del Bote de Colón hagan piña: pues mejor, exclama Iván. Además, Rivera está fuera de sí, no ha entendido que él no es el presidente del gobierno (esto les pasa a todos: casi nadie admite que no es presidente del gobierno, ¡con lo fácil que le ha sido serlo a Sánchez!).

La solución B es ir a elecciones: cabe la posibilidad de que el CIS opere un fakeado y le propicie la absoluta. Incluso al revés, que el CIS le de una debacle cocinada, y eso precipite el revolcón. Todo es posible. Esta gente ha llegado a la Moncloa por pura chamba, y confían en seguir así, en la racha, en la cresta de la época que nadie entiende.

Mientras nadie entienda nada de lo que haces todos te seguirán… porque eso es lo que suele ocurrir en las vidas hiperreales: que no se entiende nada.

Para sufrir y penar con un gob de 123 y unos socios que estén siempre dando puyazos y monsergas y llevando la contraria, mejor jugárselo todo (que es nada, Juego de Tronos) a una jugarreta. Entretanto, además, pasa el time que da gloria, con todos colocados, hasta el último cuñado. Y sin tener que gobernar (no se puede), solo algún apaño, doctrina y a vivir.

Lo mejor/peor es que este déjà vu podría repetirse… indefinidamente… buclea que algo queda.

Buclea mientras puedas.

Pronto podremos verificar este delirio.

 

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