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El big data del alma

El errejonazo de San Antón

Errejón se ha ido con Manuela Carmena y ha abandonado Podemos. Iglesias ha vuelto.

El jefe estaba cuidando a sus hijos, en plena baja paternal, pero el errejonazo ha sido tan brutal que ha salido de la cuna.

Este giro electoral, esta traición fraterna, evidencia que Iglesias es indispensable y el jefazo máximo. Estando de baja debería haber salido Irene Montero. Y eso hubiera relativizado el golpe de Errejón como lo que es: pura rutina electoral.

Se lucha casa por casa, y dentro de cada casa, por un cacho de pan.

A estos niveles de élite política, cabezas de serie siempre bailando en sus picotas y expuestas al bajonazo (o errejonazo), pelean por mucho más que en la vida civil. Pelean por sueldazos, mangoneos y prebendas indefinidas, pensiones, un futuro para sus bebés, que saldrán ya de la guarde colocados en el Banco de España, la CNMV u otros organigramas de abolengo, alcurnia y sueldazo. Vale la pena el forcejeo.

Además, a los políticos siempre acaba por inundarles el dinero, sea de los disidentes de Irán, de Willi Brandt, del Bigotes, de Bárcenas o de donde venga.

Por abajo se lucha a muerte por un coscurro, un trastero, un puesto de semitrabajo de un día o unas horas. Por arriba la pelea es por el universo, y se dirime con armas que el propio Estado corrupto y ya muy descompuesto ofrece a los líderes que pueden cargarlo a gastos de representación.

Íñigo Errejón se ha ido con Carmela, parece un chotis o un tango verbenesco, las escenas goyescas –incluyendo el duelo a garrotazos– están más vigentes que nunca. Goya sí que tiene una serie.

El estallido de Vox ha puesto de los nervios y en carne viva a todos los que aspiran al mando, y más a los que ya lo ejercen… hasta mayo… hasta 2020… hasta mañana por la tarde, tal es la volatilidad de las permanencias.

–¡Pedro, echa dinero!

El IgleSánchez ha resucitado con la fuga de Errejón por San Antón. Iglesias enarbola el Pacto del Pilar para recordar las conquistas que va arrancando a su Sánchez, todo se lo va a llevar el viento, por eso es útil datar los pactos y los errejonazos con el santoral.

 

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