Por Enrique Chicote
Desde que he oído al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, decir que los españoles nos hemos rescatado solos, se ha despertado en mí una sensación de orgullo personal solo comparable al momento en que aprobé el último año de la carrera y mi novia me lo premió con un beso.
Qué quieren. Me enorgullece saber que me he rescatado a mí mismo a base de vivir peor y que estoy contribuyendo humildemente a tapar los agujeros de la banca y a que las grandes empresas del IBEX vuelvan a la senda de los magros beneficios. No importa que para ello el Gobierno me haya obligado a cobrar menos, pagar más por las mismas cosas que compraba antes, pasar algo de frío en casa, limitar mis salidas al cine o renunciar a viajar de vez en cuando. Pensarán que la mía es una forma algo rara de enorgullecerse, pero todo lo que pasa es tan extraño…