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Moon Martin, el músico que llegaba tarde al éxito

Foto promocional de Moon Martin, 1979

Foto promocional de Moon Martin, 1979

Perdonado el pecado de los atuendos de camarero de crucero —quien esté libre de pecado…—, los años finales de la década de los setenta estuvieron plagados de renacimiento.

En el Reino Unido, el punk nihilista de los Sex Pistols, el de trinchera de los Clash, el frenesí tribal de los Specials, la náusea de Elvis Costello y la sincopada rabia de los Jam

También en los EE UU hubo signos de esperanza. Dado que los músicos de rock and roll del lado de allá del Atlántico siempre han estado menos preocupados por la imagen que por el ritmo, la revolución fue menos formal pero bastante más intensa: Tom Petty and The Heartbreakers, Dwight Twilley Band, The Plimsouls, Romantics… Grupos que, tras décadas de dominación de los teclados, volvían otra vez al pop de guitarras, arreglos vocales perfectos y melodías de escuchas y te enganchas.

Hoy traigo a Top Secret, nuestra sección de olvidados, perdidos o poco estimados, a un músico que emergió en aquellos tiempos efervescentes y que lo tenía todo para ser una estrella: Moon Martin.

Martin fue el compositor de esta tremenda canción, Cadillac Walk, —una pieza construida en torno al sentido de fiebre sexual de tantos inolvidables temas de rock—, pero no el primero en grabarla. En 1977, un año antes, había editado una versión estremecedora Mink De Ville, que llenaba la pieza de humo y vicio y la cantaba con más tensión contenida que Martin.

No fue la única ocasión en que Martin, nacido en 1950 en una pequeña ciudad de Oklahoma, vió como sus canciones se convertían en éxito en la voz de otros. En 1979 le pasó lo mismo con Bad Case of Loving You, que Robert Palmer convirtió en un hit mundial en 1979.

Moon Martin

Moon Martin

Martin era un tipo cultivado y con un currículo largo —había tocado con Gram Parsons y Linda Ronstand— que parecía tener el desgraciado don de llegar tarde a las citas del destino.

Su primer disco, Shots From A Cold Nightmare (1978), no logró colarse entre las piezas veneradas de la new wave y el power-pop.

El segundo, Escape From Domination (1979), aunque estaba repleto de grandes canciones, le dejó relegado para siempre —sigue en la música, pero sin ánimo ni inspiración— a la poco satisfactoria categoría de artista de culto.

Escuchados ahora y pese a la producción poco trabajada, sus dos primeros discos siguen siendo capaces de animar cualquier fiesta.

Ánxel Grove