Millones de puntos para crear a tinta un dibujo de hipnótica belleza

Paciencia es ponerse delante del papel en blanco y esperar a que dos millones de puntos construyan una figura, un dibujo; puntos que actúan sobre la superficie límpida como si fueran los átomos, que en su unidad indivisible edifican seres, caras, ojos y cuerpos.

Paciencia es la que tiene David Bayo, artista francés y maestro del punteo, al jugar a ser el constructor de estas formas con los picotazos de su rotring.

 

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Cada dibujo es una obra de arte que engaña a la vista. Meticuloso cual ciempiés avanzando con sus patitas, puntea sin descanso hasta conseguir que esos millones de azotes generen el espejismo de una unidad cromática. Suele grabar en vídeo el proceso de creación y después, mediante la técnica de time-lapse, aparece el dibujo en la delicadeza del concienzudo detalle.

 

El artista invierte alrededor de 300 horas en estas joyas en las que avanza con devoción caligráfica, capa tras capa, dotando de sensualidad y contraste a las formas que ha diseñado previamente. Rostros de diosas, animales, mujeres o arquitecturas surrealistas, que nacen de una gran variedad de técnicas que tienen como denominador común el punteo o el uso de tinta.

Corren tiempos de inmediatez, de ansia y deseo presto. Ver trabajar a Bayo es percibir, en cambio, el reposo trascendente, la mano educada en la perseverancia, la dedicación constante, el milagro de un tiempo lentificado, creativo y pleno.

 

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