La máquina que se propone clasificar las piedras de un río

El brazo mecánico se desliza por los carriles laterales, emite un sonido similar al de un escáner, se detiene a una altura determinada y selecciona una piedra visiblemente pulida por el agua. Después de atraparla aspirándola con determinación, la incluye en una de las filas que está formando.

No desentonaría en una novela de ciencia ficción, tampoco en un collage del surrealismo de Max Ernst, es probable que Kafka se interesase por la máquina que, muy segura de lo que hace, se enzarza en una misión interminable y estéril.

La criatura autómata con alma de archivero se llama Jller en honor al río Iller. Afluente derecho del Danubio, de 147 kilómetros de longitud, pasa por los estados federados de Baden-Wurtemberg y Baviera —en el sur de Alemania— y se funde con el Danubio en la ciudad de Ulm. Su misión es clasificar los guijarros, todos extraidos del lecho del río, según su edad geológica.

Piedras clasificadas y alineadas por Jller

Piedras clasificadas y alineadas por Jller – Prokop Bartonícek/Benjamin Maus

El checo Prokop Bartonícek —artista contemporáneo que usa «las últimas innovaciones tecnológicas como medio natural de expresión»— y el alemán Benjamin Maus, cercano al diseño computacional y la electrónica, son los creadores de este gran escáner de piedras, que definen como «parte de un proyecto de investigación en curso en los campos de la automatización industrial y la geología histórica«.

Algunos son el resultado de la erosión de los Alpes, otras fueron transportadas por glaciares. Jller debe analizar una imagen de cada guijarro y hacer la clasificación extrayendo información de la composición de colores, las capas de sedimentos, la textura de la superficie. La base de datos, con categorías predefinidas, le permite llegar a una conclusión.

Helena Celdrán

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