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Goya entra en el Ateneo de Madrid

Con 200 años de retraso, Goya entró, por fin, en el Ateneo de Madrid con la firma de 40 ateneístas y la venia de nuestro presidente Luis Arroyo. Fue un acto apasionante, sin exceso de erudición y cargado de admiración y amor al genio aragonés y a su obra. Si digo la verdad, yo acudí esta semana al acto de presentación oficial de la Agrupación Francisco del Goya del Ateneo principalmente para aplaudir a Paco Forte, su presidente/fundador, que es un amigo y paisano almeriense a quien admiro. No me arrepentí. Valió la pena.

Francisco Forte (de Instinción, Almería), presidente fundador de la Agrupación Goya del Ateneo de Madrid, invidente desde los 10 años.

La pintora Mayte Pedraza presentó a los participantes (Luis Arroyo, Paco Forte, Francisco Castañón y Antonio Chazarra) y nos lanzó una pregunta: «¿Era Goya un genio porque estaba loco o se volvió loco porque era un genio?».

Francisco Castañón, Mayte Pedraza, Francisco Forte y Antonio Chazarra

El discurso inaugural de mi paisano, el economista Paco Forte, fue una biografía apasionada del pintor, cuya obra él no podía ver, y sobre los males y bellezas de España que Goya inmortalizó. Me impactó. De no ser por su bastón de la ONCE y sus gafas oscuras, nadie hubiera adivinado que el promotor de la Agrupación de Estudios Pictóricos y Sociales Francisco de Goya, es invidente desde los 10 años. También Goya, por sordo, hubiera sido, como él, un miembro ilustre de la ONCE.

Con Paco Forte y Emilia Mtz. Garrido, concejala de Madrid por el PSOE.

Forte nos describió a muchos Goyas: el de los cartones para tapices, murales y grabados, el de los desastres de la guerra, el de las fiestas populares y las pinturas negras, el pintor de Cámara, el académico, el amante (¿bisexual?), el crítico contra el fanatismo religioso y la Inquisición, el afrancesado, fiel a los ideales de la Ilustración, que alaba al rey José I, el patriota que, con el corazón roto, sufre y reacciona contra la invasión napoleónica, el sordo, que nunca perdió la curiosidad por aprender… A sus 80 años, sordo y exiliado en Burdeos, huyendo del rey felón, escribió «aún estoy aprendiendo».

El profesor Chazarra celebró la creación de esta agrupación en el Ateneo porque sobre Goya, pese a los cientos de libros publicados sobre él y su obra, no está todo dicho. Hay mucho por descubrir, «mucha tela que cortar», porque es un genio inabarcable, lleno de enigmas, que nos hace pensar.

El profesor Castañón nos dio una visión del genio poliédrico y de su época, cargada de erudición, ciencia y arte: la razón frente a la superstición, la Ilustración frente a la intolerancia y la intransigencia, el progreso frente al oscurantismo, las luces frente a las sombras, el reformismo frente a la revolución, el liberalismo frente al absolutismo, la libertad frente a la cadenas del rey felón, la búsqueda de la felicidad, el amor a la patria, el conocimiento frente a la ignorancia… En verdad, los temas de Goya son los de hoy. Nos afectan, nos muerden.

El libro de Berna con el «Duelo a garrotazos» de fondo (y descolorido) en mi mesa de trabajo.

En todas las intervenciones sobrevoló la última obra recién publicada («Goya en el país de los garrotazos) por mi colega Berna González Harbour (de El País y ex redactora de El Sol) que os recomiendo vivamente. Berna excusó su asistencia por estar fuera.

Todas las intervenciones alabaron las excelencias del genio aragonés, pero Goya no era tan perfecto como lo pintan. ¿Quién lo es?La sordera le aisló y agrió su carácter. Nadie mencionó su corazón roto por la lucha interior entre sus ideales ilustrados de la revolución francesa (Libertad, Igualdad y Fraternidad) y la rebelión popular del 2 de mayo de 1808 contra los franceses. Nadie, salvo Berna en su libro, sugiere la homosexualidad (o bisexualidad) de Goya descubierta en su correspondencia con su más que amigo Martín Zapater.

Goya fue también el gran reportero de su época que, con sus luces y sombras, retrató de maravilla. Al concluir el acto, me quedé con la voracidad del genio por aprender… y con el valor intelectual de mi amigo Paco Forte quien, pese a su ceguera física, nos iluminó a todos. Gracias, Paco, por tu iniciativa.

 

Duelo a «fake news», mi pequeño homenaje al «Duelo a garrotazos» de Goya, en madera de sapeli.

En cuanto acabe con la talla, en madera de cerezo, sobre de la «quema de libros por la Inquisición» (una escena negra tan española y tan goyesca), trataré de terminar la talla inacabada, en madera de sapeli, sobre el «duelo a fake news» entre dos periodistas.

Ya me falta poco para terminar de tallar esta «Quema de libros por la Inquisición», en madera de cerezo, inspirada en la obra monumental de Juan de Juni (Museo de León)

Ambas obras quedaron abandonadas en mi sótano desde el confinamiento por el Covid (que nos dejó sin las clases de tallasmadera.com) y por escribir mi libro de memorias «La prensa libre no fue un regalo» (Ed. Marcial Pons) que tanta paz y alegrías me ha dado.

El 19 de abril, a las 9.00h., #NewPaper28, en la Sala de Conferencias de la Facultad de Ciencias de las Información de la Universidad Complutense.

Después de la velada de esta semana sobre Goya en el Ateneo, prometo volver pronto al Museo del Prado. Me lo debo.

 

 

 

 

Ataque de nostalgia con estudiantes de Periodismo

Acudí al Salón de Conferencias de Periodismo en la UCM para aplaudir a mi colega María Ramírez, autora de «El periódico», libro que presentaba allí a más de un centenar de jovencísimos estudiantes y que yo os recomiendo. Ella había aplaudido mi libro en el Ateneo. ¡Qué menos! Ojo por ojo y libro por libro. Me lo pasé muy bien, aunque sufrí un ataque de nostalgia.

María Ramírez habló de su libro «El Periódico» ante más de un centenar de estudiantes de Periodismo.

Hacía décadas, desde la defensa de mi tesis doctoral, que no pisaba la Facultad de Ciencias de la Información. Imposible no pensar en mi gran amigo Emilio Ontiveros, economista miembro de aquel tribunal de tesis, que falleció este verano.

María, subdirectora de eldiario.es, estuvo genial en la promoción de su libro.

Cubierta del libro de María Ramírez

Chica lista, brillante en su exposición. Gran periodista, mucho mejor que su padre, Pedro J. Ramírez, quien no es santo de mi devoción. Ella, sí. Los jóvenes disfrutaron del optimismo de la autora sobre el presente y el futuro del periodismo. Comparto ese optimismo. A pesar de las «fake news» y la teorías conspiratorias que llenan de vergüenza las redes sociales, nunca estuvo el periodismo, con grandes jóvenes profesionales solventes, mejor que ahora. ¡Bravo, María!

El profesor Arturo Gómez Quijano, organizador del ciclo de conferencias (#NewPaper26), defendió el futuro de nuestra profesión. ¿Cómo iba a enseñar Periodismo a sus alumnos ni no creyera en su futuro? Mucho hablaron de la prensa digital online (el libro de María trata del periodismo en internet), como amenaza frente a la prensa tradicional de pago en papel, pero olvidaron mencionar el fenómeno revolucionario del boom de la prensa gratuita que, desde el año 2000, llegó a repartir 4 millones de ejemplares diarios, más que toda la prensa de pago junta en España.

Micrófono en mano, defendí el modelo del diario 20 minutos que fundé en el año 2000,

Ante tamaña provocación, no pude contenerme y, micrófono en mano, hice un canto al diario 20 minutos, que fundé en febrero del 2000 y sigue dando de leer gratis al sediento. Mi vieja tesis era que «pagar o no pagar, no es la cuestión». «Leer o no leer, esa es la cuestión». Y mi diario no era realmente gratuito, sino que el lector nos pagaba de sobra con su atención que valía, para los anunciantes, más que el euro y pico de los diario de pago. «La atención y la confianza del lector es oro puro», dije a los estudiantes y ese es el objetivo que debemos perseguir cuando somos reporteros de la realidad que nos rodea, tan poliédrica. Ya sabemos que la objetividad no existe, pero es una hermosa tendencia que debe dirigir nuestro trabajo.

Dos libros del profesor Arturo Gómez Quijano sobre los diarios gratuitos en España.

A la salida, el profesor Gomez Quijano, un especialista en la prensa gratuita, con dos libros preciosos en el mercado, me pidió que presentara allí mismo mi libro «La prensa libre no fue un regalo» y defendiera el modelo de 20 minutos. Acepté encantado, Faltaría más.

Con María Ramírez en un reportaje de Berna González Harbour en El País (1)

Con María Ramírez en un reportaje de Berna González Harbour en El País (2)

Con María Ramírez en El Pais (foto de Moeh Atitar)

 

Y la cubierta de mi libro. Que no falte.