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"Sólo tres personas en la historia han conseguido hacer callar el Maracaná con un solo gesto: el papa, Frank Sinatra y yo". Alcides Ghiggia, Mundial de 1950

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España 82: Alemania-Austria, el partido de la vergüenza

Karl-Heinz Rummenigge, Herbert Prohaska y Horst Hrubesch, en el Alemania-Austria de España 82 (FIFA).

Karl-Heinz Rummenigge, Herbert Prohaska y Horst Hrubesch, en el Alemania-Austria de España 82 (FIFA).

El otro día, cuando os hablaba en mi otro blog del estadio de El Molinón de Gijón, cité el partido que hoy ocupa estas líneas. Se trata de uno de los más negativos momentos de la historia de la Copa del Mundo, un partido para olvidar que, no obstante, sirvió para mejorar las cosas en el futuro. Os estoy hablando del Alemania-Austria del Mundial 82, más conocido como ‘el partido de la vergüenza‘.

La República Federal de Alemania y Austria estaban encuadradas en el grupo 2 de la primera fase del Mundial de España. Junto a ellas estaban Argelia y Chile. El grupo empezó con una sorpresa mayúscula, ya que en la primera jornada, los norteafricanos derrotaron a los alemanes en Gijón por 2-1. Austria, por su parte, se deshizo de Chile en Oviedo por 1-0.

En la segunda jornada, Alemania derrotó a los andinos por 4-1 y Austria a los argelinos por 0-2. Así las cosas, a la última jornada llegó Austria con 4 puntos (eran 2 por victoria), Argelia y Alemania con 2 y Chile con 0. El 24 de junio, Argelia ganó su tercer partido por 3-2 a Chile. AL día siguiente jugaban Alemania y Austria, con las siguientes combinaciones. Si ganaba Austria, pasaban ellos y los argelinos. Si ganaban los alemanes por dos o más goles de diferencia, pasaba la Mannschaft y los africanos. Pero sólo si Alemania ganaba por un gol de diferencia pasaban los dos europeos. ¿Y qué fue lo que pasó? Pues lo previsto.

El partido empezó con normalidad, con ambos equipos peleando por la victoria. Alemania, que era la que en peor situación se encontraba a priori, empujó más hasta que el minuto 10 del partido, el delantero del Hamburgo Horst Hrubesch marcó el 1-0. Con ese resultado, ambos equipos pasaban. Y quedaban 80 largos minutos.

Efectivamente, a partir de ese momento el partido se convirtió en una sucesión de jugadas sin peligro, de pases horizontales y de diálogos entre jugadores de ambas selecciones. Sólo Walter Schachner, delantero austríaco del Cesena italiano, parecía querer disputar el partido. Años después, Schachner declaraba a la prensa alemana que «Estaba desesperado en el campo. No entendía cómo Krankl, nuestro delantero, se colocaba de líbero. Y Briegel no hacía más que decirme: ‘No corras tanto’. Como no me enteraba de lo que sucedía, los compañeros dejaron de pasarme el balón«.

El público, en su mayoría español, se dio cuenta del ‘biscotto’. Empezó a gritar «¡Fuera, fuera!», «¡Que se besen, que se besen!» e incluso se pusieron a animar al Sporting, habida cuenta del escaso interés del encuentro. En las gradas había aficionados argelinos que lanzaron billetes el campo. Un comentarista alemán, avergonzado, se negó a seguir retransmitiendo el encuentro.

El partido acabó, claro está, con 1-0 para los alemanes. Los jugadores de ambos equipos se llevaron una bronca monumental. El autobús de los alemanes fue perseguido hasta su hotel y le lanzaron huevos. Los jugadores fueron increpados y algunos, como Harald ‘Toni’ Schumacher reaccionó mal, lanzando agua desde el balcón de su habitación. El diario gijonés El Comercio publicó la crónica del partido en la sección de Sucesos, titulando «Unas cuarenta mil personas, presuntamente estafadas en El Molinón por veintiséis súbditos alemanes y austriacos».

Argelia protestó ante la FIFA, pero el máximo organismo del fútbol mundial no pudo hacer nada. Lo que sí hizo fue variar la norma y en el siguiente Mundial, todos los partidos de la última jornada de un grupo se empezaron a disputar a la misma hora, regla que sigue vigente, para evitar amaños.

Quiso la fortuna, el karma o como lo queráis llamar que Austria quedara apeada del paso a semifinales tras perder un partido y empatar otro en la segunda fase del Mundial, mientras que Alemania perdió en la final por 3-1 ante Italia.

Os dejo con un reportaje sobre aquel partido:

Hasta mañana, amigos.