LOS APUNTES DE ECONOMÍA PRÁCTICA Y FAMILIAR de Joan F. Domene

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2009: Feliz crisis y próspera recesión

Si el 2008 que nos deja ha sido el año de la dichosa crisis, el 2009 que estrenamos será, sin duda, el de la recesión. Es la única cosa en que coinciden todos los expertos, organismos internacionales y servicios de estudios: este año tendremos un crecimiento negativo. ¿Hasta cuándo? ¡Quién sabe! Aunque prácticamente nadie comparte el optimismo utópico de Zapatero, que prevé la salida de la crisis a finales de 2009. ¡Ojalá!

Lo único cierto es que el panorama está tan negro como ha descrito con extraordinaria precisión el gobernador del Banco de España: «Los consumidores no consumen, los empresarios no contratan (y despiden, añado yo), los inversores no invierten y los bancos no prestan». Es decir, nadie está haciendo el papel que le toca en este montaje de la economía global que tantos dolores de cabeza nos está dando.

A pesar de todo, las fechas en que estamos invitan a agarrarse a cualquier indicio medianamente positivo como la bajada de los tipos de interés y el abaratamiento de las hipotecas, la caída del precio del petróleo y la moderación de los precios. Se trata de factores determinantes que pueden evitar que salgamos del fuego de la crisis para caer en las brasas de la recesión.

Eso sí, los que hayan hecho los deberes en 2008 (con reducciones de costes, mejoras en sus estructuras y maximización de la eficiencia) lo tendrán más fácil para aprobar la difícil asignatura de 2009.

El subidón de Año Nuevo

El 1 de enero se ha convertido ya por derecho propio en el Día Mundial del Subidón de Precios, al menos en nuestro país. Al ya tradicional encarecimiento automático de cambio de año que registran servicios básicos como el agua, la luz, el teléfono o el gas, los transportes públicos y algunos impuestos, hay que añadir en esta ocasión novedades como la penalización para los coches contaminantes en el impuesto de circulación o el dichoso cánon teoricamente antipiratería sobre móviles, MP3 y PDA. Y todo eso, por supuesto, nos pilla con la guardia baja, por la resaca de las uvas y las campanadas y el ambiente festivo postnavideño. O sea, que casi ni nos enteramos

Además, a lo que nos sube «por decreto» hay que añadir lo que se encarece por otras causas, como las hipotecas con un euribor disparado, o los alimentos, que siguen descontrolados.

Lo peor de todo es que esos incrementos de precios, los unos y los otros, estarán muy por encima de la inflación prevista por el Gobierno para 2008, que es del 2%. En la mayoría de casos los aumentos son como mínimo del doble.

A cambio nos ofrecen una discretísima mejora del salario mínimo, todavía de los más bajos de Europa, una subidita de pensiones y un pequeño retoque en el IRPF. Eso sí, cuando negociemos aumentos salariales en los convenios no debemos pasarnos de ese más que improbable 2%. En definitiva, muy poca cosa para tanto subidón como nos espera.

Pintalabios rojos contra la crisis de 2008

«Los economistas» -me decía un venerable profesor- «son los mejores predictores del pasado». Con este precedente, me guardaré muy mucho de realizar cualquier previsión sobre la evolución de la economía para el año que viene. Aunque ya os avanzo que, a juzgar por la opinión mayoritaria de los expertos, la cosa no pinta nada bien.

El motor de la economía mudial (Estados Unidos) está francamente averiado tras la crisis de las hipotecas basura, el bajonazo del precio de la vivienda y algunos otros desmanes. Pero además, para el nuevo año, a esa situación francamente mala se le añaden las incertidumbres que generan las elecciones presidenciales de noviembre de 2008.

El carburador (China) empieza a mostrar síntomas de debilidad: los precios se disparan, la mano de obra barata empieza a escasear y el crecimiento tiende a estabilizarse. Y no parece que unos simples Juegos Olímpicos, los del próximo verano en Pekín, vayan a afectar ni para bien ni para mal al gigante asiático.

Si le añadimos a tan poco halagüeño panorama el más que probable frenazo económico europeo, los precios del petróleo aún muy altos y el euribor y otros tipos de interés que se mantendán cerca de sus máximos históricos (con lo que las ventas de viviendas seguirán cayendo pese al frenazo de sus precios), la cosa pinta realmente mal.

Concretar mucho más sería, además de una temeridad, el primer paso hacia el fiasco. Por muchos índices económicos que se barajen, con sus múltiples cálculos, variables y derivadas anexos; o por muy reputado que sea el gurú de turno encargado de anunciarnos la que nos espera, la probabilidad de acertar es más bien baja.

Visto lo visto me quedo con el indicador que este domingo proponía el profesor José Luis Nueno en el suplemento económico de La Vanguardia. Se trata del lipstick index (o índice del pintalabios) que, al parecer, se atribuye al Leonard Lauder, presidente de una multinacional cosmética.

Según este novedoso índice, las ventas de barras de labios -especialmente las de color rojo- se disparan en tiempos de crisis porque, según la teoria, las consumidoras combaten al mal tiempo comprando cosméticos y especialmente pintalabios (baratos, supongo).

Si los pronósticos son acertados y el indicador funciona de verdad, ya podemos prepararnos. Nos cuenta el profesor Nueno que una fabricante de ingredientes para pintalabios le ha comentado que ¡ya ha recibido para 2008 un 28% más de pedidos que en 2007!…