LOS APUNTES DE ECONOMÍA PRÁCTICA Y FAMILIAR de Joan F. Domene

Archivo de mayo, 2009

Más de 600 millones en juego sobre el césped del Olímpico de Roma

La final de la Champions es algo más que una pura cuestión de pelotas. Cuando el balón empiece a rodar esta noche en el Olímpico de Roma se enfrentará el segundo club más poderoso del mundo por ingresos, el Manchester United (324 millones de euros en 2008) contra el tercero, el Barça (309 millones). O sea, más de 600 millones de facturación total representados en las botas de los compañeros de Messi y Cristiano Ronaldo, como señala hoy La Vanguardia.

Una aclaración: el primero es el Real Madrid, con 366 millones, pero esta temporada toda esa pasta le ha servido poco más que para ser segundo en la Liga y pasar sin pena ni gloria en el resto de competiciones.

Pero volvamos a los protagonistas de la noche futbolística. Según el estudio de la consultora Deloitte que evalúa la potencia económica de los principales clubes del mundo, pese a esa similitud entre ManU y Barça, el equipo de Sir Alex Fergusson multiplica casi por seis los beneficios del de Guardiola: 59 millones de euros frente a 10.

Puede que la explicación a tal diferencia sea que los ingleses gastan en su plantilla el 47% de su facturación total, mientras que los azulgrana le dedican el 55%. Además de que obtienen por sus traspasos de jugadores practicamente el doble: 280 millones frente a 147. Los de Old Trafford también obtienen más recursos del taquillaje y los abonos, 128 millones frente a 91, pero le sacan menos partido al marketing, donde los del Camp Nou les ganan por 101 millones a 81.

Los resultados económicos, pues, avalan al Manchester United como favorito, pero la suerte del fútbol es que, como dicen los clásicos, todo depende de que entre la dichosa pelotita. Esperemos que esta noche lo haga, pero en la porteria de Van der Saar.

Abono para los brotes verdes

El Banco Central Europeo (BCE) ha cumplido las expectativas de la mayoría de los analistas bajando un cuarto de punto el tipo de interés oficial de la zona euro hasta dejarlo en el 1%.

Una vez más, pues, la institución presidida por Jean-Claude Trichet ha hecho gala de su consabida prudencia y se ha mantenido firme frente a los que pedían una rebaja mayor para superar la actual fase de recesión. Cosa que ya hizo en su día la Reserva Federal norteamericana.

Se supone que los defensores de la ortodoxia monetaria creen que esta modesta rebaja será suficiente para sacar a la economía europea en general y a la de los países del euro en particular de la crisis más o menos galopante que padecen.

O utilizando la metáfora de moda, piensan que el pequeño recorte del 0,25 será una dosis de abono suficiente para que esos «brotes verdes» que algunos optimistas empiezan a ver en la evolución de nuestras maltrechas economías puedan seguir creciendo fuertes y sanos.

En todo caso, parece claro que esta puede ser la última rebaja del tipo de interés por parte del BCE y que mucho peor tendrían que ir las cosas para que el eurobanco llevara a cabo nuevos recortes por debajo de ese ya histórico 1%.