El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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El aumento de la oferta calórica (que no la ingesta) como motor de la obesidad

Comida basura

Ya he contado en alguna ocasión que en la actualidad buena parte de la industria alimentaria está empeñada en sacudirse la culpa de encima al respecto de la obesidad. Su estrategia, ejercitada en plan elefante-en-cacharrería consiste en inundar los medios de comunicación con artículos basados en publicaciones científicas que “demuestran” que hoy se comen menos calorías que ayer… ergo, no me mires a mí como facilitador de esas supuestas calorías de más porque esa no es la causa del problema. Solo les falta rematar cada una de esas publicaciones con un ampuloso quod erat demonstrandum.

Al mismo tiempo sabes que a estas alturas soy persona poco influenciable por el simplismo del “balance energético”, ahora bien, el tema calórico es un elemento más que afecta, y no poco, nos pongamos como nos pongamos a la cuestión ponderal. Esto lo sabe muy bien la industria y, lo más importante, esta sabe que el consumidor también lo sabe y de ahí su erre que erre en poner de manifiesto que los ciudadanos de hoy en día ingresamos menos calorías que los de hace 40 años que además también comían menos refrescos y pizzas industriales que en la actualidad.

Sin embargo, no todo el mundo está convencido de la “exactitud” de esos estudios. Hay quien argumenta que los métodos que se emplean para estimar la ingesta de antaño y compararla con la actual no son especialmente fiables. Por tanto, lo que han propuesto algunos es poner de manifiesto las diferencias inter anuales de disponibilidad calórica de los distintos países. Es decir, contrastar si a día de hoy, hay más disponibilidad alimentaria por habitante que antaño.

Y eso precisamente es lo que se ha puesto de manifiesto en este estudio que investigó la relación entre los cambios en el suministro nacional de energía alimentaria (en calorías) de diversos países y los cambios en el peso corporal medio de su población.

Para ello, y entre otras cosas se recopilaron datos de 69 países (24 de ingresos altos, 27 de ingresos medios y 18 de ingresos bajos) en relación con el peso corporal medio de población adolescente y adulta, además de datos de suministro de energía alimentaria obtenidos de los balances sobre alimentación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Al mismo tiempo también se calculó el cambio en la ingesta de energía que, en teoría, podría explicar el cambio observado en el peso corporal medio mediante el uso de un modelo experimentalmente validado.

Con todo ello se contrastó que en 56 países el aumento del suministro de energía alimentaria en forma de calorías coincidió con un aumento del peso corporal medio. Además, en 45 de los 69 países, se observó que el aumento del suministro de energía alimentaria fue mayor que el aumento de ingesta energética previsto en el modelo. La relación entre el cambio en el suministro energético alimentario y el cambio en el peso corporal fue estadísticamente significativo en general y en países de ingresos altos.

La conclusión: Los resultados sugieren que el incremento en el suministro de energía alimentaria basta para explicar el aumento del peso corporal medio de la población, en especial en países de ingresos altos.

Dicho de otra forma… tenemos dos tipos de datos, uno más objetivo, más fácilmente mensurable y controlable que el otro. El más errático y difícil de estimar es la ingesta y el otro, el más fiable, la cantidad de calorías de las que se disponía en forma de alimento per cápita entonces y ahora. Parece bastante claro que desde entonces a nuestros días hemos sido testigos de un incremento significativo en la disponibilidad de calorías.

Ahora bien, ahora tendrán que argumentar algunos que si nos las comemos o no, eso es ya otra cosa… Puede que una vez que las tenemos a nuestra disposición, las tiremos a la basura, las incineremos o las exportemos a otros planetas… todo sea para justificar que aunque actualmente tengamos más calorías a nuestra disposición estas no acaban en el buche.

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Imagen:  KEKO64 vía freedigitalphotos.net

Y tú… ¿eres más de capricornio o de espárragos trigueros?

Aun no siendo creyente en estas martigalas, pocas cosas hay más autocomplacientes que regalarse los oídos leyendo las particularidades objetivas (ay, que me meo) de la personalidad, el carácter y comportamiento del signo zodiacal de cada uno (o de sus allegados) para luego terminar por concluir con gesto grave un elocuente «claro, claro, claro… ahora entiendo«. En realidad da igual de qué signo seas, si lees las particularidades de cualquier otro signo del zodiaco también son chulas. Todos los signos del zodiaco molan. Es como lo de ser un súper héroe u otro, al final, sean los que sean, tener súper poderes está genial.

Yo soy Capricornio y por tanto de mí se dice por ejemplo que pertenezco a:

Uno de los signos del zodiaco más estables, seguros y tranquilos. Son trabajadores, responsables, prácticos y dispuestos a persistir hasta sea necesario para conseguir su objetivo. Son fiables y muchas veces tienen el papel de terminar un proyecto iniciado por uno de los signos más pioneros. Les encanta la música. Un Capricornio exige mucho de sus empleados, familiares y amigos, pero solo porque se lo exige también a sí mismo. Suelen ser personas justas [etcétera]

Mola ¿eh? Sin embargo también molaría por ejemplo ser Escorpio:

El Escorpio es un signo intenso con una energía emocional única en todo el zodiaco. Aunque puedan aparecer tranquilos, los Escorpio tienen una agresión y magnetismo interno escondidos dentro. Son afables, buenos tertulianos, reservados y cortés, pero aunque parezcan estar algo retirados del centro de actividad, en realidad están observando todo con su ojo crítico. El Escorpio es tremendamente poderoso y su carácter puede causar enormes beneficios o grandes riesgos para los demás.

Buenrrollista

Y así podríamos seguir con todos y cada uno de los 12 absurdos signos del zodiaco. Todos molan en no poca medida… ¿qué quieres ser Spiderman o Superman? Pues eso, más allá de las fobias y filias personales, la cosa de tener súper poderes gusta… igual que ser Tauro, Libra… o Capricornio con ascendente Acuario.

¿Y qué puñetas tiene que ver esto con la cosa alimentaria te estarás preguntando? Pues mucho cuando se compara la zodiacal bobada con la estupidez alimentaria milagrosa.

Me refiero a los cientos de “documentos” apócrifos (por mucha referencia interna que quieran aportar) que, en forma de hoax guayón o bulo descontextualizado, cuajan la red (léase Internet) cuando no la bandeja de entrada de nuestros correos electrónicos.

Y si eres del gremio, es decir dietista-nutricionista, ya ni te cuento… cada dos por tres (en realidad cada uno por uno) se recibe la consulta de algún seguidor (en realidad de verdadero seguidor tiene poco, ya que de otra forma no me consultaría estas simplezas) al respecto de que hay de cierto en las bondades del aguacate, el ajo, los espárragos, las naranjas, la canela, los limones, la cebolla, las sardinas, el vino, la miel, la cerveza, el azafrán, la granada, las nueces, el kéfir, la chía… etcétera. ¿He dicho bondades? Perdón, quería decir milagros salutíferos descontextualizados… ¡por Dios, pero si sirven para todo! Curan y previenen el cáncer, alivian el dolor de estómago, erradican el estreñimiento, por supuesto también la diarrea, combaten el mal aliento, ejercen como potentes afrodisiacos seas hombre o mujer, incrementan el cociente intelectual, alivian el reuma, curan la diabetes, previenen cualquier enfermedad infecciosa (desde la gripe al ébola, pasando por el sida, el tifus y las paperas), evitan la utilización de las pérfidas vacunas, mejoran el aspecto de las uñas quebradizas, elevan el espíritu, revitalizan el humor, corrigen la escoliosis, hacen desaparecer la anemia, prolongan la vida, purifican el cutis, refrescan la función respiratoria, garantizan un embarazo exitoso (da igual cuál sea tu género) y como no, curan el cáncer… ¡Ah! ¿que eso ya lo he dicho? Sí, es verdad, pero es que con el tema canceroso se suele dar un especial coñazo. Con su consumo, podrás prescindir de la pérfida industria farmacéutica que solo pretende envenenarte y, por fin, ser una persona libre, feliz y con una salud a prueba de todo lo malo que te puedas imaginar. Cada uno de ellos son la panacea universal, el maná milagroso.

El formato habitual en la que nos solemos encontrar esta especie de resúmenes pluripositivos de no importa qué alimento es el de presentación powerpoint… aunque los vídeos en youtube son también legión.

Cuando soy consciente de que todos los seres humanos de este planeta pertenece a cualquiera de esos signos del zodiaco tan molones y que al mismo tiempo todos nosotros tenemos la posibilidad de alimentarnos con semejantes súper alimentos, aun no entiendo cómo ocurren esas grandes lacras de la humanidad como las guerras… o cómo, a fin de cuentas nos terminamos muriendo y padeciendo las mismas, u análogas enfermedades, que los perros o las lombrices de tierra.

Sabiendo de las excelencias de los seres que nacen bajo algún signo del zodiaco y con semejantes alimentos a su disposición, creo que en buena lógica… deberíamos ser seres luminosos o al menos eternos e incocupiscentes.

Así pues, cuando veas el próximo vídeo o ppt sobre lo estupendísimos que son algunos alimentos, avalados siempre por doctores de currículums interminables (e ilocalizables) haz lo mismo que cuando te enfrentas al horóscopo: léelo con humor, haz un comentario jocoso si acaso… y luego olvídalo y ponte a comer bien.

En definitiva, deja de dotar a tu alimentación de un efecto halo, de un envoltorio, ajeno al verdadero contenido y… ¡demonios ya, come bien!

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Imagen: Danilo Rizzuti vía freedigitalphotos.net

La cara más amarga de las bebidas azucaradas (44 años después)

Refresco de cola (2)Con la que le está cayendo a la industria del azúcar no era de extrañar que alguien aprovechara sus propios recursos publicitarios de hace años y los utilizara en su contra dándoles, a aquellos anuncios, la vuelta como a un calcetín.

Al final de este post tienes una serie de enlaces para que si lo deseas te pongas al día en cuestión de azúcar y refrescos, pero déjame que por favor te presente esta maravillosa iniciativa.

Su autor es el conocido como Center for Science in the Public Interest (CSPI) o lo que es lo mismo, el Centro para el aprovechamiento de la ciencia en interés público que en realidad se trata de una especie de organización para defender los intereses de los consumidores llevando a cabo programas de investigación y promoción de la salud a partir de la nutrición. Con ellos el CSPI pretende hacer llegar a los consumidores una información actualizada y útil que redunde en su bienestar.

Con estos fines el CSPI ha escogido una de las sintonías más icónica de los años 70 vinculada de forma indeleble a una conocida marca de refresco y le ha cambiado la letra. Así, en vez de hablar en la canción original de amor, felicidad y buen rollete en plan flower-power… se habla de enfermedad, diabetes, obesidad, hígado graso, pérdida de piezas dentales, etcétera.

Haciendo un poco de historia patria, hay que reconocer que el anuncio original (titulado Hilltop) fue estrenado en Estados Unidos a principios de los años 70; sin embargo, aquí en España la cancioncilla se coló en nuestros televisores a partir de los años 80 y con motivo, exclusivamente, de una campaña navideña por parte de la esta compañía que lleva “hidratando al mundo desde 1886”.

No obstante la grandeza de esta acertada adaptación va más allá de una empresa en concreto y, tal y como debe ser, dirige su mensaje a todas las empresas que elaboran “refrescos” azucarados. De esta forma en el vídeo se pueden intuir algunas de las señas de identidad de las empresas más representativas al menos en Estados Unidos.

El Director ejecutivo del CSPI, Michael F. Jacobson, ha comentado que “las campañas publicitarias de las empresas de refrescos azucarados son “cada vez más sofisticadas e implican el lavado de cerebro de los consumidores destinando para ello miles de millones de dólares; campañas que están diseñadas para distraer la atención de la diabetes y centrar el mensaje en la felicidad. Por estas razones, nos pareció que ahora era el momento de cambiar la letra a la canción”.

No me entretengo más, te dejo con “Change the tune” (Cambia de melodía) invitándote a que no dejes de visitar el anterior enlace.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

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Imagen:  tiverylucky vía freedigitalphootos.net

¿Te contaron que las grasas eran las malas? Vale, pues no es cierto

AceitesEn la actualidad los grandes cambios de las recomendaciones dietéticas están vinculados sin lugar a duda y por encima de otras posibles consideraciones al mundo de las grasas. De alguna forma te lo he venido contando en diversos post: en este sobre la cuestión de las grasas saturadas, en este sobre el colesterol o, dejando al margen los nutrientes y centrándonos más en los alimentos, en este sobre el huevo. Pues bien la actualidad que hoy te traigo redunda en la misma línea.

Como ciudadano de a pie puedo imaginarme sin ningún problema lo muy hasta las narices que estarás cuando cada tres días o cada tres décadas (lo que es aun peor) te cambian las recomendaciones dietéticas de forma que lo que ayer era bueno-buenísimo… hoy es malo de la muerte. Digo que te entiendo porque yo soy, tanto como tú o más una víctima de esta clase de “golpes de timón”. En cualquier caso, también te digo, que al menos en mi caso no lo asumo con desesperación ya que los cambios son buenos en la medida que suponen un avance… y este que hoy te traigo lo es. El caso es que para ponerte en antecedentes hay que recordar que las guías dietéticas de Estados Unidos están actualmente en periodo de revisión. Para su elaboración se consultan distintos estamentos (incluido cualquiera que quiera hacer sus aportaciones) pero por encima de todos destaca el denominado Comité Asesor para las Guías Alimentarias. Dicho comité ha publicado su informe con los contenidos que a su juicio debieran incluirse en las próximas guías y, la “liberación de las grasas” es decir, el dejar de demonizarlas como hasta ahora se ha hecho con ellas es una de las claves. Su lugar en la picota lo ocupan ahora los azúcares y los alimentos (en su mayor parte procesados) que incluyen una alta proporción de hidratos de carbono refinados.

Esta exculpación de las grasas tras cuarenta o más años de machaque continuo nos lo cuentan en dos grandes estrellas mundiales de la nutrición, Dariush Mozaffarian y David S. Ludwig, en el artículo titulado The 2015 US Dietary Guidelines: Lifting the Ban on Total Dietary Fat (Las Guías Dietéticas Norteamericanas de 2015: Levantando la prohibición a las grasas totales) cuyo resumen en forma de titulares podría ser el siguiente:

  • Tal y como ya hablamos, el tema del colesterol presente en los alimentos debería ser una cuestión por la que habría que dejar de preocuparse (tienes más contenido en esta entrada)
  • No debería hacerse constar un límite superior en el consumo de grasas. Es decir, el informe del Comité Asesor para las Guías Alimentarias no plantea proponer límite alguno al consumo de grasas en la dieta. Ahora bien…
  • En el asesoramiento dietético se debe enfatizar en la calidad de la grasa a incluir pero no en su cantidad.
  • Es más, la hasta ahora existente limitación en el consumo de grasas totales con el fin de prevenir la obesidad tampoco se debería utilizar a partir de ahora. En su lugar se debe poner más interés en los cambios de los patrones dietéticos dirigidos a la inclusión de más verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, pescado y marisco, y productos lácteos. Al mismo tiempo, y con este mismo fin se deberían incluir menos carnes, menos alimentos y bebidas azucaradas y menos alimentos con ingredientes procedentes de los cereales refinados.

Esta claro que con estas recomendaciones que ahora plantea el Comité Asesor para las Guías Alimentarias se invierten los mensajes que durante nada más y nada menos que 40 años nos han hecho llegar las autoridades sanitarias. Estoy convencido que la enorme inercia poblacional al respecto del mensaje de “incluir grasa es malo y quitarse la grasa es bueno” va a tardar en cambiarse, pero hay que ir tomando nota y, sobre todo, estar al quite para explicar el porqué de lo que se ha hecho durante 40 años y saber trasladar una adecuada lectura de estas nuevas recomendaciones a la población general. Así pues, y como primer ejercicio de resumen práctico quédate con estos mensajes casi telegráficos:

  • Preocúpate por incluir en tu dieta grasas con un origen adecuado.
  • Los alimentos y bebidas con azúcar añadido fuera.
  • Los alimentos con harinas, almidones… es decir, con ingredientes refinados provenientes de los cereales también fuera.

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Nota: Mi agradecimiento una vez más para dos buenos colegas de Twitter Luis Jiménez (@centinel5051) y Carlos Casabona (@carloscasabona)

Imagen: Imagen facilitada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (http://www.alimentacion.es/es/fototeca/)

¿Su hijo es normal? ¡Estigmatícelo, por Dios, y hágalo verdaderamente normal!

¿Tiene un hijo absolutamente normal y siente que la publicidad de no importa qué zarandaja no se le puede aplicar?

¿Acaso su hijo no se siente desplazado, humillado o estigmatizado por causa alguna? ¿Es tan normal su hijo… que deja de ser normal?

¿Es posible que usted como padre o madre no tenga motivo alguno para sentir una lastimera preocupación por su hijo? ¿Se siente un mal padre por ello?

No desespere… ni se preocupe… nosotros, la industria alimentaria en estrecha colaboración con el sector publicitario encontraremos un elemento para estigmatizar a su hijo, hacerlo sentir diferente y abatido… para, acto seguido, ofrecerle nuestra solución y así su hijo pueda ser un niño anormal, pero siendo normal al mismo tiempo. Usted, por su parte, tras mostrarse realmente abatido por la amarga realidad de su hijo causada por su explícita infelicidad, podrá volver a recobrar la jovialidad de verlo disfrutar de su nueva y estigmatizada normalidad.

Surrealista

Posiblemente estas palabras absolutamente inventadas por mi parte te parezcan exageradas, pero un somero análisis de las actuales circunstancias te servirá para coincidir conmigo y caer en la cuenta que, en realidad, es la estrategia que siguen no pocas empresas del sector alimentario o, peor aún y como veremos, algunas campañas de “prevención” de la obesidad infantil de los último años. En mi opinión, los anteriores reclamos fruto de mi invención se podrían atribuir al Ministerio de la Verdad de la conocida novela 1984 (George Orwell); no obstante es lo que parece que está pasando. Voy con los ejemplos para que me entiendas.

Si eres celiaco te sentirás abatido y si eres la madre, infeliz

El primer caso que te traigo es el de la campaña de la cadena McDonalds para dar a conocer que desde 2011 disponen de su conocido HappyMeal con pan para celiacos. Ojo, que no me parece mal la oferta, la posibilidad… si alguien quiere llevar a sus hijos a este tipo de establecimientos (allá cada cual) que el hecho de ser celiaco no sea un impedimento. Ahora bien, sí que me parece mal la forma de poner en valor esta posibilidad. Puedes ver el vídeo a continuación o en este enlace

¿No te parece llamativo nada? Bueno, a continuación te dejo el escrito que remitió una madre de un niño celiaco a la multinacional en España para que valores sus motivos:

Pues hoy me toca a mí dar la chapa… A ver si soy capaz de expresarme de forma breve y concisa (imposible, me conozco). Pongo en contexto y en orden cronológico: soy mujer (ya con una edad) publicista y madre de un niño que padece enfermedad celiaca. En las últimas semanas he tenido la desgracia de ser parte de la audiencia que ha sufrido el anuncio de McDonald’s destinado a niños como mi hijo. Y a partir de este párrafo empieza la chicha… Sin acritud ninguna y solo por tranquilizar mi conciencia, necesito manifestar mi opinión acerca de éste horror televisivo y agradezco la difusión para tratar de llegar a fulanito que conoce a menganito de tal o cual agencia, responsable (junto con el anunciante, por supuesto) de semejante bazofia. Los padres de niños con ciertas «diferencias» nos esforzamos cada día por tratar de normalizar su situación y darle la importancia que tiene, NINGUNA. Los que somos padres, sabemos lo importante que es la integración de nuestros hijos en un entorno en el que se sientan felices, confiados y queridos (no necesariamente en este orden) y tratamos de darles las herramientas necesarias para que esto ocurra. Con cortocircuitos como éste, tenemos que aprender a vivir, pero no sin tratar de haceros entender, a vosotros «gente normal» que nuestros hijos, por mas que os empeñéis, son felices a pesar de no comer golosinas, ni bollería industrial ni mierdas varias… Que jamás se les pone esa carita de melancolía lamentable cuando se les dice que no lo pueden comer, es más, en muchos casos hasta les da igual. Flaco favor nos hacéis, de corazón os lo digo, planteando situaciones como éstas, en las que los niños se frustran y se compadecen de sí mismos, mientras las madres observan doloridas como sufren sus hijos. Nada más lejos de cómo queremos educarles, en las antípodas, de hecho. Como comentaba al comienzo, soy publicista y me he encontrado muchas veces en tesituras difíciles para «vender» esto o lo otro, pero compañeros, no todo vale, tengamos un poco de «yo que sé» que nos permita distinguir cuando estamos pasándonos al lado oscuro. Concluyendo; si el objetivo del comercial es empatizar con las madres y convertir en prescriptores a los niños, mec mec mec meeeeeeeeeec. Os garantizo que en nuestro caso, no aplica. 

Sin embargo y como de bien nacido es ser agradecido, tengo que daros las gracias, con mayúsculas y exclamaciones, por darme la excusa perfecta para dejar, de un plumazo, de consumir vuestras hamburguesas. A mi hijo nunca le gustaron, listo él, y lejos de importarle desde que año ofrecéis menús exentos, prefiere antes que cualquier cosa, un buen lenguado o unas lentejitas caseras… good for him!

Pediasure nos hace creer que el ser «malcomedor» existe

Como ya he comentado hay más casos… en concreto hay uno que de verdad que me saca de mis casillas, es el caso de Pediasure del que te hablé en su día y su batidito de marras para que a los niños no les falte de nada y crezcan sanos y fuertes. Lo peor de lo peor, es precisamente su estrategia para estigmatizar a los niños. Esa estrategia consiste en dirigir su publi a los peques: el bombardeo de sus anuncios es constante y continuo en los canales de televisión para los niños. Al loro que estos tipos no dirigen sus anuncios a profesionales ni a los papás… los dirigen a ellos… lamentable. Como lamentable es que se establezcan alianzas entre cadenas de distribución de alimentos y el producto en cuestión para hacer llegar ofertas a sus clientes. Tal es el caso de Carrefour quien promociona la compra de Pediasure con 5€. Será porque los niños necesitan Pediasure y no comida de verdad… o porque no hay comida de verdad en las grandes superficies (bueno, siendo sinceros, hay que reconocer que la proporción de esa comida de verdad es justita en los super e hipermercados, sean de la empresa que sean. Ya sabes que yo soy más de mercado)

¡Ey tú, gordito! déjame ayudarte de buen rollo

Y el último ejemplo lo tenemos en un programa, PERSEO, que estando aun en vigor si mal no me equivoco, constituyó una de las primeras acciones serias de nuestra Administración sanitaria para poner coto a la obesidad infantil. Pues bien, sin hacer de menos algunos de sus apartados, uno de los aspectos más cuestionables de este programa, por no decir más execrables en sus orígenes, consistió en señalar con el dedo a los niños con sobrepeso y obesidad, aportarles una comida diferente en el comedor escolar y apartarlos del grupo en horario escolar para recibir “formación” adecuada con el fin de poner coto a su situación… a ellos y a sus familias… solo faltó hacerles lucir un brazalete con algún tipo de inscripción del tipo “soy obeso y estoy en el programa Perseo”… gorditos con certificado de distinción… con pedigrí. Curiosa esta forma de obrar cuando desde la estrategia NAOS se ponía un especial acento en la importancia de no discriminar a nadie, además de por las cuestiones más manidas (sexo, raza, ideología…) tampoco por cuestión de su peso. Pues la primera en la frente.

Así pues, no dejes que sean otros los que manejen tu normalidad ni la de tus hijos. Y recuerda que su primera estrategia es ofrecerte una nueva “normalidad” a partir de hacerte sentir anormal y desdichado por causa de esa falta de normalidad que ellos, de forma bondadosa y desinteresada, están dispuestos a proporcionarte.

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Imagen: Master isolated images vía freedigitalphotos.net

¿Mejorará la salud de los norteamericanos tras prohibir las grasas trans? Lo dudo

Bizcochito chocolateMe imagino que estarás al corriente de la noticia. Hace unos pocos días la Administración sanitaria estadounidense, la FDA (Food and Drug Administration) encargada de regular la comercialización de fármacos y alimentos, ha decido prohibir totalmente el uso de ácidos grasos trans (aquellos que se forman muy habitualmente en la hidrogenación de grasas y aceites vegetales) en la elaboración de alimentos procesados (enlace a la fuente original).

En realidad es la guinda de un pastel que se viene horneando desde hace al menos 10 años cuando este tipo de ácidos grasos empezaron a ubicarse en el punto de mira de las administraciones de salud de todo el mundo, pero más en especial en las de Estados Unidos. Así, hace años que tanto las administraciones locales como estatales de este país se lo estaban poniendo cada vez más difícil a este tipo de grasas. Ahora la FDA ha anunciado que las grasas artificiales «trans» son una amenaza para la salud pública y prohibirá su uso de manera gradual en un período de tres años dentro de todo el panorama nacional y que con ello espera reducir las enfermedades coronarias y la obesidad de sus ciudadanos.

No voy a entrar en tediosas explicaciones al respecto de los efectos metabólicos de este tipo de ácidos grasos y que al menos a mí nunca me han preocupado demasiado. Y digo que no me han preocupado por que la presencia de alimentos con este tipo de nutrientes en mi dieta y en la de mi familia es prácticamente anecdótica… por no decir desconocida. Es decir, si viviéramos en Estados Unidos y teniendo en cuenta que no incluimos alimentos que son fuente dietética de ácidos grasos trans, este tipo de medidas ni nos va ni nos viene. Y te digo esto por que…

Antes que usar alimentos que antes tenían… y ahora no van a tener… grasas trans, es mejor caracterizar tu consumo de alimentos con aquellos que no son susceptibles de incorporarlos. Al así hacerlo se matarán no dos si no varios pájaros de un tiro. Y es que los alimentos que son típicamente fuente dietética de ácidos grasos trans suelen ser, al mismo tiempo, ricos en azúcares, en grasas totales o en sal

Por aclararnos ¿qué alimentos son los típicos que incorporan ácidos grasos trans? pues la bollería industrial (o no tan industrial), las productos procesados, los platos preparados, la galletería, la chocolatería… es decir, alimentos que de ningún modo deberían obtener la etiqueta de ser saludables por convertirse ahora en libres de grasas trans o como a buen seguro dirán los norteamericanos trans fat free, dotando al producto en cuestión de una falsa apariencia beatífica a los ojos de los consumidores:

  • ¡Mira Kevin… estos bizcochitos rellenos de crema de cacahuete, nata y caramelo pone que son trans fat free!
  • ¡Genial Rose-Mary!… y además dice que son cardio-guays ya que tienen el sello de la Sociedad Americana de Dietética y Ciencias de la Alimentación… qué flipe… pillaré entonces un palé de bizcochitos para llevarlos de acampada este weekend.

Veamos. Llevamos demasiado tiempo practicando una guerra inútil contra los nutrientes mientras los alimentos en sí se van de rositas… y esto en mi opinión en es un error. Mientras la guerra se declare a la sal, al azúcar, a las grasas trans, etcétera, no conseguiremos nada en mi opinión. Vayamos contra esos grupos de alimentos insanos y, en vez de disfrazarlos salutíferamente hablando, pasemos de ellos mientras ponemos en valor los alimentos de verdad, aquellos que no tienen ingredientes (solo uno, ellos mismos) y que no digan nada en su envase termosellado de lo buenísimos que son para la salud porque le han puesto esto o quitado aquello.

¿Que si los estadounidenses mejorarán sus índices de salud con esta medida? Con sinceridad, lo dudo. Mientras no haya un cambio de paradigma lo veo muy improbable. Sin embargo, hay quien piensa que sí.
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Imagen: GTRES

La distorsión de la ración: cómo crear una nueva normalidad… pero anormal

La especie humana ha cambiado francamente poco en el último medio siglo. Me refiero en su naturaleza, en su biología. Si comparáramos este periodo de tiempo dentro de lo que sería la evolución de la especie con la vida de un ciudadano medio actual, cincuenta años de evolución podría equivaler a la décima parte de la duración de un estornudo… y como este dato solo es una opinión para la que no tengo pruebas no sería improbable que, además, me haya quedado corto. Vamos pues con un símil musical: decía Gardel en su famoso tango “Volver” que veinte años no es nada… pues cincuenta, digo yo, es menos que nada cuando lo que se observan son los posibles cambios de la madre naturaleza a través de la evolución.
CDC The New (Ab)normal

 

Sin embargo, nuestro entorno ha cambiado de forma salvaje. Brutal. Me refiero en este caso a cómo han cambiado las raciones que se nos ofrecen en la actualidad si las comparamos con las de hace medio siglo. Si atendemos a la transformación de las raciones cualquiera diría que el ser humano de hoy en día es una especie con unas necesidades inmensamente mayores que las de entonces. Te pongo solo unos ejemplos. Según el CDC norteamericano:

  • Desde 1950 hasta nuestro tiempo el peso medio de una hamburguesa se ha incrementado un 223%; y el tamaño de los “refrescos” un 500%
  • Desde principios de S XX el tamaño de una “ración de chocolate» (una chocolatina) se ha visto incrementado en un, pásmate, 1233%. Todo ello, en este caso y en los anteriores, sin hablar del aumento al largo de los años de la oferta o del acceso a este tipo de productos (no te voy a contar el acceso que yo tenía a los refrescos de cola a la edad de mis hijas y el que tienen estas actualmente)
  • Al mismo tiempo, desde 1960 el peso medio de las mujeres estadounidenses se ha incrementado 11,3 kilogramos y el de los hombres 12,7.

En resumidas cuentas el tamaño de las raciones ha crecido y el nuestro, los que nos comemos esas raciones cada vez más grandes también. Que sean dos hechos independientes (las raciones aumentan y nuestro peso también) y que no haya una relación de causalidad entre ambas circunstancias me costaría creerlo. Me cuesta creer por tanto que la industria alimentaria no tenga nada que ver en el aumento poblacional de la obesidad en el mundo en el último medio siglo, me cuesta creer que la presión que ejerce la industria del refresco, la de los dulces y la de la comida rápida sean actividades meramente circunstanciales pero no causales en el incremento mundial de la obesidad. La cantidad media de comida en un restaurante hoy en día es más de cuatro veces mayor que la de la década de 1950… no será desde luego la única razón que explique el incremento del perímetro de nustras, pero que es una de ellas me parece que es bastante evidente

¿Qué podemos hacer?

El propio CDC norteamericano ofrece algunas “soluciones” para cortar con esta negativa influencia de las nuevas raciones. Si queremos comer de forma más equilibrada, propone, hay algunas cosas que podemos hacer. Por ejemplo, si hay posibilidad, pedir aquellas raciones más pequeñas, compartir una misma ración con alguien (en vez de comérsela uno mismo), o bien comer una cantidad razonable y pedir que nos preparen el resto para llevárnoslo a casa (una alternativa muy típica en otros países y que empieza a cobrar cierta relevancia en nuestro entorno más cercano).

Sin embargo, desde mi punto de vista, estos consejos se circunscriben normalmente a malas elecciones de partida, es decir, a lo que sucede cuando se eligen para comer fuera de casa los típicos establecimientos de comida rápida (eufemismo de basura) así que, simplemente, de lo que se trataría es de hacer mejores elecciones para comer fuera de casa, y no pisar ese tipo de establecimientos

En cuanto a las comidas en casa, ya lo sabes, se trataría de prescindir de las comidas preparadas, que además de otras cuestiones nutricionales también suelen ser sustancialmente grandes, y en su lugar consumir comida de verdad de esa que se compra en los mercados… ¿te acuerdas?

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Imagen: http://makinghealtheasier.org/newabnormal

Tengo la tensión arterial baja (hipotensión), ¿puedo tomar toda la sal que quiera?

MareoLa lógica subyacente aparenta no tener fisuras: si a las personas con la presión arterial alta se les recomienda de forma habitual el restringir la cantidad de sal en su dieta… a las que tienen la presión arterial baja podría recomendárseles el tomar más sal de la habitual. Si… pero no.

Antes de continuar es preciso hacer una aclaración importante: además de poder tener la tensión arterial alta (algo relativamente habitual en nuestro medio) o baja (algo relativamente poco frecuente) hay más posibilidades, entre ellas, la de tener una tensión arterial considerada normal o entre valores “adecuados”. Aquí, gran parte del problema viene de creer que si no la tengo alta… la tengo baja, cuando no es así.

Al mismo tiempo hay que tener en cuenta otra importante consideración. El consumo de sal por parte de la población general está muy por encima de las recomendaciones, así pues, lo que debería hacer la gran mayoría es reducir su consumo, y tener en cuenta que los que verdaderamente tengan la tensión arterial baja (no normal, si no baja de verdad) lo más probable es que ya hagan un consumo de sal por encima de las recomendaciones. En cuyo caso no veo nada razonable el darle importancia al mensaje de aumentar su consumo.

De todas formas veamos qué es eso de la tensión arterial baja.

Conociendo un poco la hipotensión

La definición de hipertensión o presión arterial alta es unánime. Para creo todo el mundo los criterios diagnósticos para esta situación están meridianamente claros, tener la tensión alta implica realizar lecturas constantes y en distintas ocasiones de valores de 140 / 90 o superiores. Se trata de un criterio objetivo basado en valores absolutos.

Curiosamente, este tipo de criterios no sirven para definir y establecer los casos de tensión arterial baja o hipotensión. Partiendo de lo que he mencionado antes, lecturas de la tensión arterial por debajo de 130 / 80 son consideradas normales y deseables. Por debajo… y punto, nada más, ni hasta cierto límite inferior, simplemente por debajo. No obstante, sin ser criterios universales se considera en general que se tiene la tensión arterial baja cuando se observan valores por debajo de lecturas de 90 / 60. No obstante y tal y como anticipaba, cuando se trata de calcular la incidencia de hipotensión de una muestra o población dada, lo que se suele hacer es distribuir dicha población en percentiles y atribuir a aquellos que están por debajo del percentil 5 la condición de hipontensos. Por ejemplo, en este caso, se terminó concluyendo que eran hiponesos aquellos varones que tenían valores de tensión arterial diurna por debajo de 114,7/69,7 y nocturna de 97/56; y por su parte las mujeres con tensión arterial diurna por debajo de 104,6/64,6 y nocturna de 91,6/52.

El tener una tensión arterial baja suele propiciar síntomas como mareos, pérdida del equilibrio, pérdida de la consciencia y por tanto desmayos, confusión, visión borrosa, palpitaciones cardiacas, náuseas y debilidad en general.

Por su parte, las causas más habituales de sufrir de hipotensión pueden ser más o menos inherentes a la propia persona y difíciles de modificar: la propia genética, la hora del día (más baja por las mañanas), la edad (la tensión suele aumentar con la edad), el estrés, el ejercicio (la actividad física aumenta la tensión arterial), la temperatura (el frío hace descender la presión arterial) y el comer (las digestiones hacen descender la tensión); o bien circunstanciales y debida a “elementos externos”: ciertos fármacos, padecer un cuadro de deshidratación (menos volumen de sangre, menos tensión arterial), ciertos trastornos neurológicos, problemas hormonales, pérdida de sangre o líquido importantes por traumatismos o quemaduras, shock anafiláctico, infecciones bacterianas masivas o shock séptico,

La hipotensión y la sal

Las posibles herramientas terapéuticas de los cuadros tanto crónicos como agudos son variadas. Además de algunos fármacos existen ciertas medidas de estilo de vida que pueden ayudar a sobrellevar o mejorar los estados hipontesivos. Entre estas últimas medidas el incremento del consumo de sal es una de ellas en determinadas circunstancias, en especial cuando dicha hipontensión está causada por una deshidratación… pero difícilmente lo será en otras circunstancias.

Así pues, la respuesta rápida a título del post de hoy, de si se puede o debe tomar más sal ante los casos de hipotensión es que NO. Y, en cualquier caso, habrá de ser el médico el que valore esta posibilidad terapéutica que como tal está ahí. Habrá que considerar la ingesta actual del paciente de sal, el origen de su hipotensión y con todos los datos en la mano decidir el mejor tratamiento. Sobre todo por lo ya comentado en la introducción: la mayor parte de la gente, hipertensa e hipotensa, ya incluye demasiada sal.

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Imagen: iosphere vía freedigitalphotos.net

La dieta macrobiótica: una perspectiva sobre su origen, postulados, riesgos y beneficios

Yin_Yang

Tocaba ya el comentar en el blog el tema de la famosa dieta macrobiótica. Lo cierto es que sin comerlo ni beberlo la semana pasada recibí tres consultas al respecto de este peculiar planteamiento dietético y, por si esta no fuera poca casualidad, un compañero me hizo llegar un video con muy poca gracia en el que se ve a los participantes de la actual edición de Masterchef en un taller de cocina macrobiótica… No sé que tendrá que ver el culo con las témporas, pero sea como fuere tanta carambola macrobiótica ha facilitado sin duda alguna este post. Voy a tratar de ser lo más aséptico posible en la descripción del asunto y de esta forma, inicialmente, acudir en la mayor parte de los casos a las fuentes que están a favor de este sistema y que por lo tanto lo promueven. Posteriormente daré mi opinión y las razones en las que la fundamento.

Origen de la Macrobiótica

Hay pocas dudas a la hora de hacer descansar el nacimiento de la cuestión macrobiótica tal y como hoy la conocemos (más o menos) en una persona concreta: George Ohsawa (1893-1966), un japonés que estableció una característica forma de comer en base al equilibrio entre el Yin y el Yang, dos conceptos de la filosofía taoísta que expresan la eterna dualidad de todo lo existente en el universo y que son al mismo tiempo fuerzas opuestas pero complementarias.

Desde una perspectiva más práctica según el análisis que realizó en 2011 el Ministerio de Sanidad sobre el estado de las terapias alternativas, la dieta macrobiótica se definió como “una manera de comer basada en el principio de equilibrio del Yin y el Yang. Se basa en la búsqueda del equilibrio físico y emocional a través de la nutrición”.

También en sentido formal la base de datos de encabezados de terminología médica define la dieta macrobiótica como: “Una forma de interpretar la nutrición fundamentada en el consumo de granos de cereales integrales, legumbres, verduras cocidas y en el principio chino Yin-Yang. Aboga por una dieta consistente en alimentos ecológicos y cultivados en proximidad a su lugar de consumo, verduras de temporada, ricas en carbohidratos complejos, a la par que menos grasas, azúcares y alimentos procesados ​​químicamente”.

En cualquier caso, los expertos en macrobiótica hacen sus interpretaciones. De este modo se expresa literalmente el propio centro (La Biotika) donde se llevó a cabo el taller de cocina macrobiótica para los participantes de Masterchef al respecto de esta filosofía de vida/alimentación:

La macrobiótica es el estudio y aplicación del Orden del Universo en la alimentación y en nuestra vida cotidiana.

Está basada en la observación y aplicación de este Orden, teniendo en cuenta la energía de los alimentos [Nota: por energía en este contexto no se entienden ni calorías ni julios… ni nada que se parezca formalmente hablando al concepto de “energía”], no de sus propiedades ya que estos al mezclarse con nuestros jugos digestivos se transforman.

El organismo utiliza la energía de los alimentos ingeridos para construir nuestras sustancias. Para mantener nuestra salud o restablecerla es necesario comer alimentos vivos como los cereales, que son alimentos con memoria y con luz. También se utilizan verduras de raíz (son las que tienen más energía) verduras de hoja de temporada y del lugar, legumbres, fruta del tiempo, excepto la naranja, que nos produce mucha acidez y está manipulada genéticamente, pescado, carne blanca, sal marina, miso, tamari y gomasio. Se evitan los alimentos extremos como la carne roja, los quesos, la charcutería, los huevos, las frutas tropicales, la miel, el azúcar, la leche, el café, las bebidas industriales y todo lo que no proceda directamente de la tierra o que haya pasado por la industria, incluida la industria dietética.

Para saber si un alimento es más Yin o más Yang hay que observar su origen, apariencia, composición, mecanismo [¿?] y finalidad. Conociendo y observando este Orden, nos convertimos en nuestros propios médicos, nos hacemos libres y no dependemos del juicio de los demás.

[…]

Para saber que nuestros riñones funcionan adecuadamente hay que observar si hacemos pipí tres a cuatro veces cada 24h y para saber que el estado de nuestro intestino es el adecuado, nuestras deposiciones tiene que ser sin olor (si hay olor hay fermentación), enteras (si se deshacen hay exceso de acidez) y que floten (si se hunden hay exceso de proteínas). Observando y aplicando este Orden, nos hacemos libres y felices [¿?].

(Ahí queda eso)

Los niveles de la dieta macrobiótica

Bien. Más allá de las interpretaciones más o menos personales de quien en España dicen ser expertos en esta filosofía, el grueso de aquellos que estudian y practican un estilo de vida macrobiótico (o “vida prologada” según su etimología ‘Macro’ = grande o largo; y ‘Bio’ = vida) reconocen que la forma de alimentación macrobiótica está jerarquizada en 10 niveles que van desde el -3 al 7, sin pasar por el cero. No he sido capaz de averiguar el porqué de esta curiosa forma de numerar diez niveles. Lo normal, digo yo, hubiera sino numerarlos del 1 al 10 (me pregunto por qué no los numeraron del -4 al 6 o del 592 al 601… solo por decir dos de entre las infinitas posibilidades)

El caso es que partiendo del nivel -3, el de iniciación, y con el objetivo de llegar al séptimo nivel 7 de máxima excelencia, el macrobiótico practicante va a tener que ir adaptando la composición de su dieta en base a las siguientes proporciones de alimentos:

Imagen1

Datos adaptados de Macrobiotic Guide

Tal y como se puede contrastar, la dieta macrobiótica además de basar sus postulados en las características Yin o Yang de los distintos alimentos (atribuciones que realiza sin guardar lógica alguna) es un patrón que tiende claramente al vegetarianismo para acabar siendo una dieta cerealista especialmente restrictiva. Así, las cinco primeras dietas (desde -3 a +2) incluyen alimentos de origen animal pero en una proporción claramente decreciente. A partir de ese punto (en las dietas +3 a +7) se prescinde de los alimentos de procedencia animal, serían por tanto veganas con cantidades crecientes de cereales. De hecho, el último peldaño dietético está compuesto exclusivamente por cereales en grano que además ni tan siquiera pueden cocinarse (si triturarse, pero tampoco demasiado).

Riesgos macrobióticos

Una buena parte de la población que conoce algo del tema macrobiótico suele asociar a este planteamiento oriental una imagen más o menos saludable sin conocer que en realidad, una vez en la autopista macrobiótica, su trayectoria conduce hacia un estilo dietético francamente restrictivo y deficitario en numerosos micronutrientes además de en proteínas, tal y como se puede contrastar con facilidad. Así, los riesgos de llevar una dieta macrobiótica a sus últimos niveles podría aumentar el riesgo con bastante probabilidad de ser deficitarias en proteínas, hierro, calcio, vitaminas A, D, C y B12; y por lo tanto aumentar el riesgo de anemia, escorbuto e hipocalcemia, entre otros. Tal es así que desde el punto de vista epidemiológico la dieta macrobiótica ya cuenta con víctimas mortales. Fallecimientos atribuibles en la mayor parte de los casos a llevar hasta sus últimas consecuencias sus postulados. Pero hay más.

Las múltiples alegaciones y propiedades que hacen descansar en la dieta macrobiótica quienes la promueven (como por ejemplo afirmar en ocasiones con no poca vehemencia que sirve para curar el cáncer) hace al mismo tiempo que aumenten las probabilidades de que determinadas personas abandonen tratamientos verdaderamente efectivos en favor de esta dieta… con su consiguiente riesgo.

Beneficios macrobióticos… y mi opinión

Veamos, prescindir del azúcar o de los alimentos que la incorporan en cantidades importantes como la miel; prescindir al mismo tiempo de alimentos procesados; no pasarse con los alimentos proteicos, en especial con las carnes rojas… hacer un uso más o menos importante de alimentos de origen vegetal (frutas, verduras, hortalizas); priorizar el consumo de alimentos de temporada y cercanía… son mensajes con los que me he mostrado muy alineado tanto en mi vida profesional como a lo largo de muchos de los artículos de este blog. Son consejos que muchos de mis compañeros dietistas-nutricionistas darían con el fin de seguir un patrón de alimentación saludable. Sin embargo, hay víctimas colaterales (desde el punto de vista alimentario) que no tienen ni pies ni cabeza: ¿por qué se evitan las naranjas, las frutas tropicales, los huevos, etcétera?

Porque son más o menos Yang… o porque son más o menos yin… o vaya usted a saber, se me contestará. Es decir, los criterios sobre los que se construye este patrón dietético no tienen ni pies ni cabeza, no se han demostrado jamás y dudo mucho que se demuestren nunca… Déjame que te ponga un ejemplo práctico de las razones a través de las cuales se promociona este el estilo dietético. El siguiente fragmento está entresacado de uno de los libros que en la actualidad mejor acogida está teniendo en esto de la alimentación de estilo Zen (de clara inspiración macrobiótica), esta obra se llama “Revitalízate” y su autor el médico (sí, con carrera de medicina) es Jorge Pérez-Calvo:

El cereal yin (con alta carga electromagnética atrae la energía celeste yang) y al mismo tiempo su calidad yang con respecto a la tierra hace que también atraiga a la energía terrestre hacia arriba. La energía celeste por vocación llegará hasta la tierra. Así se consigue un completo flujo del chi (energía) por todo el cuerpo. Se universaliza más el pensamiento y asume una visión más holística de la realidad.

Con la carne de polaridad yang, se repele y atrae menos energía celeste. Se focaliza más la mente y se siente más atracción por lo terrestre, lo material y lo concreto. Promueve una mentalidad más materialista y menos empática con el entorno.

Es decir, poesía Zen en estado puro sin lógica alguna. En mi caso particular, si me lo hubieran vendido como que hay una tipificación de los alimentos entre aquellos que favorecen el aumento del nivel de midiclorianos y otros alimento que los disminuyen… con el fin de acercarte más al conocimiento de La Fuerza de La Guerra de las Galaxias (nada que ver con Newtons, kilopondios ni Dinas), ciertamente que un servidor hubiera quedado más complacido.

Imagen2

Ahora en serio; las recomendaciones dietéticas que se postulan desde la macrobiótica pueden ser más o menos recomendables en sus primeras etapas, pero desde luego no por sus extravagantes explicaciones que pertenecen más al terreno de lo esotérico que de la ciencia. Además, en los niveles más avanzados la dieta macrobiótica supone en mi opinión un riesgo para la salud por sus claras carencias nutricionales. Todo ello sin olvidar el riesgo que supone que a alguien con una enfermedad importante se le llene la cabeza de pájaros y termine abandonando un tratamiento efectivo y basado en la evidencia. Y es que, puestos a asumir la existencia de extrañas energías en los alimentos para construir un determinado planteamiento dietético… ¿qué nos impedirá creer en fantasías e ideaciones netamente más peligrosas? ¿cuándo una «locura» pasa de ser solo divertida a ser peligrosa??

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Imagen: digitalart vía freedigitalphotos.net y Alec Guiness caracterizado de Obi-Wan «Ben» Kenobi de http://es.starwars.wikia.com/wiki/Obi-Wan_Kenobi

La peor pesadilla para las empresas de ‘refrescos’ cada vez más cerca en EEUU

El panorama más peligroso que podría imaginarse la industria del refresco norteamericana parece estar cada vez más cerca. Tras haberse librado in extremis de la aprobación de una norma que pretendía gravar con un impuesto extra a las bebidas azucaradas, ahora la ciudad de San Francisco pretende que toda aquella publicidad de bebidas azucaradas dentro de los límites municipales incluya una leyenda bastante clara que rece tal que así:

ADVERTENCIA: El consumo de bebidas con azúcares añadidos contribuye a la obesidad, la diabetes y la caries dental.

Lata refresco

Con un par y sin dobleces.

Como lo oyes, los responsables de la sanidad municipal han aprobado por unanimidad la medida que ahora debe ser ratificada por la Junta Municipal de Supervisores. La aplicación de “esquelas” en la publicidad de refrescos al estilo de como las conocemos para el tabaco se aplicará, si es finalmente aprobada y salvo el veto del alcalde, a cualquier bebida que aporte azúcar añadido en su composición con 25 kilocalorías o más por cada 340 gramos de producto. Esta cantidad de calorías, realmente escasa, implica que habrá de aplicarse no solo a los refrescos típicos que todos tenemos en mente, sino también a bebidas energéticas o “para deportistas”, a las “aguas con vitaminas” (anda que no) y los típicos tés envasados. Quedarían exentas las bebidas light con edulcorantes acalóricos, los zumos obtenidos de fruta 100% y las bebidas lácteas.

Es lo que es y no lo que se está diciendo

En realidad no pocos medios han interpretado a su manera esta noticia y han dado a entender que la nueva normativa, de ser aprobada, se aplicaría sobre los propios refrescos… pero no es así. En realidad lo que de momento se pretende es incluir este tipo de advertencias en su publicidad, por ejemplo en la típica valla publicitaria, taxis, autobuses urbanos, etcétera. Además, hay otras normas que están pendientes de confirmación: la primera, más radical, prohibir toda publicidad de este tipo de productos (como ya sucede en San Francisco con el tabaco y el alcohol); y la segunda, prohibir su compra con fondos municipales. Más aún, los responsables de sacar adelante esta iniciativa anuncian que harán todo lo posible para extender la aplicación de la norma más allá de las fronteras de la ciudad.

En una de las declaraciones más claras que se han hecho públicas en el marco de esta noticia figuran las palabras de Scott Wiener, Supervisor municipal que afirmó:

Estas bebidas son productos que consiguen hacer enfermar a la población y es preciso tomar medidas

Más claro, y más saludable, agua.

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Imagen: Boians Cho Joo Young vía freedigitalphotos.net