El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

Entradas etiquetadas como ‘Dieta baja en grasa’

¿Te contaron que las grasas eran las malas? Vale, pues no es cierto

AceitesEn la actualidad los grandes cambios de las recomendaciones dietéticas están vinculados sin lugar a duda y por encima de otras posibles consideraciones al mundo de las grasas. De alguna forma te lo he venido contando en diversos post: en este sobre la cuestión de las grasas saturadas, en este sobre el colesterol o, dejando al margen los nutrientes y centrándonos más en los alimentos, en este sobre el huevo. Pues bien la actualidad que hoy te traigo redunda en la misma línea.

Como ciudadano de a pie puedo imaginarme sin ningún problema lo muy hasta las narices que estarás cuando cada tres días o cada tres décadas (lo que es aun peor) te cambian las recomendaciones dietéticas de forma que lo que ayer era bueno-buenísimo… hoy es malo de la muerte. Digo que te entiendo porque yo soy, tanto como tú o más una víctima de esta clase de “golpes de timón”. En cualquier caso, también te digo, que al menos en mi caso no lo asumo con desesperación ya que los cambios son buenos en la medida que suponen un avance… y este que hoy te traigo lo es. El caso es que para ponerte en antecedentes hay que recordar que las guías dietéticas de Estados Unidos están actualmente en periodo de revisión. Para su elaboración se consultan distintos estamentos (incluido cualquiera que quiera hacer sus aportaciones) pero por encima de todos destaca el denominado Comité Asesor para las Guías Alimentarias. Dicho comité ha publicado su informe con los contenidos que a su juicio debieran incluirse en las próximas guías y, la “liberación de las grasas” es decir, el dejar de demonizarlas como hasta ahora se ha hecho con ellas es una de las claves. Su lugar en la picota lo ocupan ahora los azúcares y los alimentos (en su mayor parte procesados) que incluyen una alta proporción de hidratos de carbono refinados.

Esta exculpación de las grasas tras cuarenta o más años de machaque continuo nos lo cuentan en dos grandes estrellas mundiales de la nutrición, Dariush Mozaffarian y David S. Ludwig, en el artículo titulado The 2015 US Dietary Guidelines: Lifting the Ban on Total Dietary Fat (Las Guías Dietéticas Norteamericanas de 2015: Levantando la prohibición a las grasas totales) cuyo resumen en forma de titulares podría ser el siguiente:

  • Tal y como ya hablamos, el tema del colesterol presente en los alimentos debería ser una cuestión por la que habría que dejar de preocuparse (tienes más contenido en esta entrada)
  • No debería hacerse constar un límite superior en el consumo de grasas. Es decir, el informe del Comité Asesor para las Guías Alimentarias no plantea proponer límite alguno al consumo de grasas en la dieta. Ahora bien…
  • En el asesoramiento dietético se debe enfatizar en la calidad de la grasa a incluir pero no en su cantidad.
  • Es más, la hasta ahora existente limitación en el consumo de grasas totales con el fin de prevenir la obesidad tampoco se debería utilizar a partir de ahora. En su lugar se debe poner más interés en los cambios de los patrones dietéticos dirigidos a la inclusión de más verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, pescado y marisco, y productos lácteos. Al mismo tiempo, y con este mismo fin se deberían incluir menos carnes, menos alimentos y bebidas azucaradas y menos alimentos con ingredientes procedentes de los cereales refinados.

Esta claro que con estas recomendaciones que ahora plantea el Comité Asesor para las Guías Alimentarias se invierten los mensajes que durante nada más y nada menos que 40 años nos han hecho llegar las autoridades sanitarias. Estoy convencido que la enorme inercia poblacional al respecto del mensaje de “incluir grasa es malo y quitarse la grasa es bueno” va a tardar en cambiarse, pero hay que ir tomando nota y, sobre todo, estar al quite para explicar el porqué de lo que se ha hecho durante 40 años y saber trasladar una adecuada lectura de estas nuevas recomendaciones a la población general. Así pues, y como primer ejercicio de resumen práctico quédate con estos mensajes casi telegráficos:

  • Preocúpate por incluir en tu dieta grasas con un origen adecuado.
  • Los alimentos y bebidas con azúcar añadido fuera.
  • Los alimentos con harinas, almidones… es decir, con ingredientes refinados provenientes de los cereales también fuera.

————————

Nota: Mi agradecimiento una vez más para dos buenos colegas de Twitter Luis Jiménez (@centinel5051) y Carlos Casabona (@carloscasabona)

Imagen: Imagen facilitada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (http://www.alimentacion.es/es/fototeca/)

¿Cual es tu dieta preferida para adelgazar?

Las dietas son tristes_ Arctic Wolf PicturesSon numerosas las estrategias dietéticas que la ciencia ha puesto bajo la lupa con la intención de esclarecer cuál es la mejor para adelgazar. Y muchas han apuntado resultados interesantes ya sea a corto o largo plazo. Mi consejo sobre estas cuestiones, en líneas generales, siempre ha sido hasta la fecha bastante parecido: No hacer dieta nunca y cambiar malos hábitos por buenos. No obstante hay quien se emperra en “hacer dieta”. Bien, este post va por ellos.

He aquí una serie de pros y contras de los tres diseños más frecuentes a la hora de establecer una dieta de adelgazamiento sea cual sea el nombre propio que se le ponga a continuación (dieta de…). Es posible que, sin hacer grandes disparates, una “dieta” al uso cualquiera se adecue mejor que otra a una determinada situación. No olvidemos que en las cuestiones de la ganancia y pérdida de peso intervienen múltiples factores: La genética, el entorno familiar, el círculo de amistades, el tipo de trabajo, etc. y, por su puesto, la motivación. Todos ellos son factores que a buen seguro influyen de forma importante en el cómo, por qué, qué y cuánto se come.

Por tanto, he aquí tres de los enfoques dietéticos más comunes, aunque en cualquier caso mi recomendación sigue siendo la misma: no hagas dieta… y si la haces, no hagas disparates, sea cual sea al final tu opción.

 

1. Dietas bajas en grasa: No son la opción más sabrosa ni tampoco sacian demasiado

Low fat diet_ sweet mustache

Antes del frenesí actual por las dietas bajas en carbohidratos, las dietas bajas en grasa tuvieron una época dorada importante, y aún tienen una cierta presencia en nuestro entorno. Sin embargo, hay que tener presente que una restricción exagerada de este tipo de nutriente puede no ser beneficioso para la salud ya que es necesario un adecuado y suficiente aporte de los distintos tipos de grasas.

La justificación de este tipo de dietas con frecuencia se ha centrado en que las grasas son el macronutriente más energético (9 kcal/g) mientras que los hidratos de carbono y las proteínas aportan tan solo 4 kcal/g. De esta forma, sobre el papel, se podría comer “más” de los alimentos ricos en estos nutrientes, reduciendo al mismo tiempo el consumo de alimentos grasos.

Sin embargo, este tipo de dietas tienden a ser menos saciantes y menos sabrosas o “ricas” que otras. Todo ello suele redundar en una pérdida relativamente rápida de su “atractivo” por parte del usuario. Además, a la hora de plantearse la pérdida de peso, sustituir las grasas por hidratos de carbono simples (azúcares) tiene el mismo sentido que usar un lanzallamas para sofocar un incendio.

2. Dietas bajas en hidratos de carbono: pérdidas de peso rápidas y aumento del riesgo a largo plazo de efectos secundarios.

South beach diet_AlishaVLos defensores de este tipo de dietas afirman que limitar los alimentos ricos en carbohidratos en favor de aquellos ricos en proteínas y/o grasas evita que se dispare la insulina en sangre y además favorecen el sentirse saciado durante más tiempo, evitando sentir apetito antes (cuestión esta última que contradice el posicionamiento de la EFSA al respecto del poder saciante de las proteínas). En estas circunstancias, para compensar la falta de hidratos de carbono en la dieta, el organismo “saquea” sus propias y escasas reservas de carbohidratos en forma de glucógeno ubicadas en el hígado y en el tejido muscular. Así, “desempaquetar” y utilizar este glucógeno implica al mismo tiempo la movilización de una cantidad también importante de agua, lo que se traduce en que, en especial al principio, las pérdidas de peso son en gran medida debidas al agua de constitución. De esta forma, las pérdidas de peso son rápidas pero tras unos pocos meses, la pérdida de peso tiende a disminuir e incluso se revierte. Tal y como sucede con muchas dietas.

Las dietas populares que se podrían agrupar de algún modo bajo este patrón dietético son: la dieta Atkins, la South Beach o la Dukan. Sobre la primera de ellas, la Asociación Americana del Corazón, advierte que es demasiado rica en grasas saturadas y proteínas, lo que puede suponer un riesgo a medio o largo plazo para el corazón, los riñones y la salud ósea. En general a estas dietas se les achaca ser deficitarias en algunos alimentos típicos y característicos de las más actuales recomendaciones sobre alimentación y salud: frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. Un consumo adecuado de estos alimentos se ha relacionado con un descenso del riesgo de sufrir derrames cerebrales, demencia y algunos tipos de cáncer. Así, hacer desaparecer este tipo de alimentos, o no incorporarlos con la debida frecuencia, no parece la mejor solución. Razón por la cual, quizá, muchas de estas “soluciones” dietéticas proponen cubrir estas carencias a base de suplementos (salvado de avena, vitaminas y minerales…)

3. Dieta de estilo mediterráneo: Grasas saludables y carbohidratos provenientes de frutas y hortalizas.

De las cosas más claras que tiene la “dieta mediterránea” es que está claramente definida por la presencia importante de aceite de oliva, pescado, frutos secos, alimentos todos ellos portadores de las denominadas “grasas buenas” y una baja proporción de alimentos con “grasas malas”. Al mismo tiempo, los típicos alimentos con carbohidratos de este patrón dietético no suelen ser del tipo refinado e incorporan al mismo tiempo cantidades adecuadas de fibra, vitaminas y minerales. Pero hablar de dietas de estilo mediterráneo incluye al mismo tiempo un estatus considerado, por lo menos, como no sedentario.

El mayor problema es que el concepto “dieta mediterránea” no está claramente definido, o al menos, no hay un consenso científico a este respecto. Por tal motivo la EFSA denegó el poder hacer descansar una declaración de salud que se solicitó para la dieta mediterránea sobre su validez para adelgazar. El problema: La EFSA consideró que el constructo “dieta mediterránea” no estaba suficientemente bien caracterizado.

 

En resumen: Si sigues empeñado en “hacer dieta” ten presente que las mejores dietas no son las que están cuajadas de restricciones sino más al contrario, de buenas sugerencias. Una buena “dieta” no debería incluir la inclusión sistemática de suplementos (para eso ya están los alimentos). Además, debe ser buena para el corazón, los huesos, el cerebro el aparato digestivo, etc. es decir, para la salud en general y no solo para bajar el peso. Al mismo tiempo, debería poder mantenerse durante años y no implicar soluciones rápidas. Pero eso… eso ya no sería “hacer dieta”, y sí una vez más, lo que te sugiero que hagas: cambiar malos por buenos hábitos.

——————–

Foto 1: Arctic Wolf Pictures

Foto 2: sweet mustache

Foto 3: AlishaV