En primer plano
( ©Entertainment One Films Spain )
Y de eso hace ya casi dieciocho años, de la primera. Puede que desde entonces y como protagonista, Keanu, nos haya deparado películas como Constantine, A Scanner Darkly (alli era un «dibu») o Dueños de la calle, pero su mejor versión no volvió a aparecer hasta 2014 con John WicK (Otro día para matar). Un papel perfecto para él, sin demasiadas palabras, duro y frío, pero con sentimiento; pero sobre todo eso, un tipo duro.
Todo empezaba con Keanu haciendo de John Wick, una persona aparentemente de lo más normal y corriente, y cuya amada esposa acaba de fallecer. Para que no se sienta tan solo, le llegará un último regalo de ella en forma de precioso cachorro de perro. Y todo bien hasta el aciago día en que tres jóvenes matones de una banda de criminales rusos se interponen en su camino. Le dan una paliza, le roban el coche y, bueno, la suerte de su mascota tampoco será demasiado afortunada.
A partir de entonces, y sorprendentemente, toda la trama y personajes darán un vuelco inpensable. ¿Una película de venganza convencional? John Wick es tan estúpida (con perdón) como sorprendente y adrenalítica; cafre y divertida, y con unas escenas de acción estupendamente realizadas. Uno de los mejores «placeres culpables» del cine de acción reciente. Título ya de culto del género y un pequeño éxito en los cines (en estados Unidos llegó a recaudar 43 millones de dólares), aunque entre nosotros no se estrenó hasta otoño de 2015 y directamente en televisión (Cuatro). Después en DVD y Blu ray.
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