¡Palabra de Tarantino! (‘Los odiosos ocho’)

Los odiosos ocho (The Hateful Eight) Samuel L. Jackson

( ©eOne )

“Nigger”. Un sustantivo inglés que aquí se puede escribir, y sobre todo, decir sin que pase nada. Hágalo en Estados Unidos o el Reino Unido y provocará un conflicto racial. Es una palabra tan fea allí que incluso se utiliza un eufemismo para eludirla. Se refieren a ella como la “N-Word”.

¿Qué significa? Sería como “negro”, pero lo más despectivo posible. Algo así como “negrata de m****a”). Como ven, muy políticamente incorrecto. Tarantino en sus películas acostumbra a utilizarla, y mucho. En Los odiosos ocho (The Hateful Eight), se oye, o pronuncia, según se mire, exactamente 65 veces. Sí. También hay quienes se dedican a contabilizar estas cosas. Sin embargo, el récord lo posee su anterior wéstern, Django desencadenado, con una cifra que supera, de largo, el centenar.

Para que se hagan una idea, la denominada “N-Word” hiere tantas sensibilidades (y no se rían, aquí también tendríamos nuestras “N-Word”) que, por ejemplo, el clásico de la literatura Las aventuras de Huckeberry Finn, en la que aparecía escrita 213 veces, ha sido una novela prohibida en algunas escuelas (una edición posterior corrigió el problema, cambiando convenientemente “nigger” por “slave”).

Volviendo a Tarantino, el deslenguado, el pendenciero, sus pelis van directamente al grano, poniendo sal en las heridas que más duelen. Hay quienes todavía le acusan de ser un mero reciclador o plagiador de películas, pero es un género en sí mismo.

Los odiosos ocho (The Hateful Eight)

( ©eOne )

Me gusta la idea de pensar que Los odiosos ocho puede ser una obra maestra o, al menos, una de sus obras maestras. Y me gusta pensarlo espoleado además por el hecho que no ha sido el éxito comercial que se esperaba. Seguramente porque son dos horas y cuarenta y cinco minutos de metraje (tres horas en algunas proyecciones en Estados Unidos, con intermedio incluido), y porque Tarantino tiene las santísimas gónadas de dedicar más de hora y media simplemente (¿simplemente?) a presentar y mostrar a sus personajes, esos ocho individuos, más alguno más, declamando sus famosos guiones “tarantanianos” y la mayor parte bajo techo, encerrados en una cabaña (la Merceria de Minnie), una posada en el camino del salvaje Oeste que conduce a Red Rock, Wyoming. Mientras, afuera, una fuerte ventisca de frío y nieve les mantiene aislados. Y logra lo que deseaba, que todos no solo parezcan sino que sean unos cabronazos. Los pistoleros, forajidos, cazarrecompensas y otros individuos de mal vivir, o vivir como pueden, son igual que los gánsters y asesinos a sueldo de Pulp Fiction. Cambia la época, pero sus protagonistas son intercambiables.

Así que cuando empieza la acción (y en el cine del autor de Kill Bill no acostumbra a ser precisamente devoto de la elipsis), esparce estratégicamente su estercolero humano por la posada de Minnie y los balazos, baños de sangre y sesos desparramados dejan en paños menores al cine de John Carpenter o al de David Cronenberg (de sus buenos tiempos). Convierten el celebradísimo final de Reservoir Dogs en el mero aperitivo del banquete que nos esperaba 23 años después.

Como ven, puro Tarantino. También un Tarantino que recurre tanto al más propio de los géneros norteamericanos, el wéstern, como a una de las artes que más prestigio ha contado a lo largo de su historia, el de las obras teatrales. Eso sí, espléndidamente filmada y fotografiada, en 70 milímetros y Ultrapanavision (formato que no se utilizaba desde mediados de los 60, que solo puede verse en unas pocas salas en Estados Unidos, y por aquí únicamente en la sala Phenomena Experience de Barcelona). Una versión sádica de los tensos melodramas de un David Mamet, Neil Simon, Tennessee Williams, Arthur Miller o Lillian Hellman. Además de una sui géneris versión de las novelas de Agatha Christie sobre asesino(s) y el «¿Quién lo ha hecho?».

Los odiosos ocho (The Hateful Eight) - Michael Madsen

( ©eOne )

Solo que el auténtico asesino aquí es el rencor, el egoísmo, rivalidades y desprecios históricos situados, en esta ocasión, en la incipiente América que acaba de pasar por una cruenta guerra de “hermanos contra hermanos” y los traumas derivados del esclavismo asumido como sistema económico y social. Una América, la de los odiosos ocho, habitada por personajes miserables, casi todos, y en los que únicamente una carta, supuestamente escrita a mano por el mismísimo Abraham Lincoln, es capaz de sonsacarles algo de humanidad, respeto o sentimientos.

Tarantino vuelve a sacar un partido increíble de su reparto. La ausencia en las nominaciones a los Oscar este años de Samuel L. Jackson justifica por si sola el hastag de #OscarSoWhite. Y además, dos enormes episodios (aunque haya más, muchos más) el monólogo del Mayor Marquis Warren que interpreta Samuel L. Jackson dirigido a Bruce Dern, encarnando al General Smithers, casi a la mitad del metraje (y sin «metáforas» tipo Like A Virgin de Madonna). O más adelante, el segmento narrado en flashback, aterrador, porque sabemos de antemano el fatal destino que les espera a unos personajes determinados. Todo ello unido al sensacional talento visual y para el montaje del cineasta; y una banda sonora, de Ennio Morricone (aprovechando descartes de La cosa, de John Carpenter, de 1982) con un tema, L’ultima diligenza di Red Rock, que se oye un par o tres de veces y se te clava en la cabeza.

Con “nigger” (perdón) o no, la voz, el texto, los diálogos, el guión y el estilo directo, provocador, de Tarantino pueden ser la mismísima Biblia cinematográfica para algunos. Al menos, qué duda cabe, cualquier personaje y con esos monólogos que recitan les valdría una película propia. Con Los dichosos ocho muy probablemente no atraiga a más adeptos a su causa, pero los fans o admiradores disfrutaremos como canallas. El tiempo, que da o quita razones, dirá si se convierte en una película de referencia. Para mí, sí.

No me resisto a terminar sin incluir un spoiler. Un enorme destripe de la película que solo deben leer en el caso que la hayan visto (el texto se visualiza seleccionándolo con el cursor o similares).

(Spoiler) ¡Lo ha conseguido! Es la primera película de Tarantino en la que todos los personajes mueren, dentro del contexto de la acción de la película. Absolutamente todos y por muy secundarios que sean. En ‘Reservoir Dogs’, por lo menos aparecía algún figurante, en la escena inicial de la cafetería… (fin spoiler)

 

 

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Tráiler:

 

Tema: L’ultima diligenza di Reck Rock (de la banda sonora de ‘Los odiosos ocho’)


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4 comentarios

  1. Dice ser Lolailós

    Pues a mí no me terminó de convencer…

    Salí del cine como a cámara lenta, pensando, la peli no termina de arrancar, ¡y yo tampoco!

    Y no se me iba de la cabeza a Samuel L. Jakson gritando (que no sé si es él o su doblador, pero siempre grita muchísimo) «¡mi enooooooorme p..lla en su blanca boquita!»

    Y eché mucho de menos al sr. Waltz, el personaje de Oswaldo, el ‘Verdugo Británico (o Inglés no recuerdo ahora cómo era exactamente)’ le hubiera ido que ni pintado (amén de que el doblador era el mismo).

    Lo único cierto, el título: todos son odiosos, a cada cual más, eso lo ha sabido hacer a la perfección.

    Igual volviéndola a ver, no esperándome otra tipo ‘Django’, sabiendo que dura casi 3 horazas consiga darle otro enfoque.

    21 enero 2016 | 10:09

  2. Carles Rull

    @ Lolailós:

    Curiosamente, el actor de doblaje en español no es el mismo, o al menos así lo recogen las fichas de doblaje:

    ‘Django desencadenado’: http://www.eldoblaje.com/datos/FichaPelicula.asp?id=35358

    ‘Los odiosos ocho’: http://www.eldoblaje.com/datos/FichaPelicula.asp?id=45331

    Y en la versión original, en inglés, Tim Roth imita la forma de hablar y la dicción de Christoph Waltz, supongo que en homenaje.

    Un saludo.

    21 enero 2016 | 16:29

  3. Dice ser Joaquim

    Hola!

    Aporto mi granito de arena: Tim Roth comentó en una entrevista (puede leerse aquí: http://www.ecartelera.com/noticias/27713/relacion-odiosos-ocho-malditos-bastardos/) que su personaje estaba «conectado» con otro. Dice: «»Mi personaje está conectado con otro. No voy a decir cuál, pero él es el tataraabuelo de uno de los personajes de ‘Malditos bastardos'»

    Viendo la filigrana que han hecho con el doblaje, creo que obviamente se refiere al Coronel Hans Landa.

    Queda claro, pues, que el doblador que se encarga de Tim Roth (que, casualmente, es tambien el que dobla a Christopher Waltz) ha querido rendir homenaje a esta declaracion de Tim Roth y le ha puesto el mismo accento tanto al Tatarabuelo como al tataranieto.

    Queda por descubrir por que carajo no aparece Pep Anton Muñoz en la ficha de doblaje de Django Unchaines, cuando creo que es clarisimo que dobla al doctor Schultz…

    22 enero 2016 | 02:03

  4. Dice ser Fernando

    No, Dice ser Joaquim, el personaje de Tim Roth es el tatarabuelo de Archie Hicox, (Michael Fassbender) en «Malditos Bastardos». Quien haya visto la película se dará cuenta. Por lo demás, muy de acuerdo con el artículo, a mí me ha gustado más que «Django» y la de los bastardos, y diría que está cerca, sólo un poco por debajo de las dos o tres más grandes de Tarantino.

    22 enero 2016 | 13:46

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