¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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Será una legislatura complicada, pero el más resistente es Rajoy

El Mariano Rajoy del diálogo y la mano tendida del pasado miércoles se ha matizado a sí mismo en apenas tres días. Hoy se ha venido arriba y ha vuelto el Rajoy del no -ha pronunciado más veces esa palabra en su intervención de 10 minutos que el Pedro Sanchez del «no es no» en el último año en esa misma tribuna-, el Rajoy que les ha dicho al resto de grupos parlamentarios que no va a rectificar sus políticas del pasado y que no va a ceder «salvo en lo razonable», y lo razonable será solamente de nuevo aquello que decida el ya presidente del Gobierno que lo sea. Si el Ciudadanos de Albert Rivera del sí a Rajoy y el PSOE de la gestora que con su abstención ha permitido la investidura pensaban que iban a tener un papel crucial en la legislatura, quizás ya estén empezando a dudarlo.

La legislatura va a ser complicada para un Rajoy y un PP en minoría, sí, pero probablemente lo sea más para otros líderes y otras fuerzas. El poder desgasta mucho, en efecto, pero el no tenerlo y ser socio o semisocio del que lo tiene desgasta mucho más. No te beneficias de sus aciertos y te salpican sus errores. Será una legislatura muy complicada para Ciudadanos, abducido y satelitelizado por el PP en estos meses, y para el PSOE, dividido, roto, sin líder, sin proyecto y divorciado de su base militante, electoral y social. Sobre ambos, además, penderá una incertidumbre: si se pasan en sus exigencias o en su tira y afloja con Rajoy, este podrá a partir de mayo próximo disolver las Cámaras e ir de nuevo a elecciones, y las expectativas electorales de Ciudadanos y de PSOE no son nada halagüeñas.

Ha dicho Pablo Iglesias que este periodo que comienza es el del epílogo de Rajoy. Puede que sí, pero también puede que no y también puede que el epílogo sea larguísimo. Rajoy es un resistente. Una de sus más profundas convicciones vitales y políticas la plasmó en dos de sus vergonzosos sms, cuando le dijo a Bárcenas el «sé fuerte» y a la mujer de Bárcenas aquello de «al final la vida es resistir y que alguien te ayude».

¡Y tanto! En las elecciones del 20 de diciembre pasado, el PP perdía 3,6 millones de votos respecto a 2011 (pasaba de 10,86 millones cuatro años antes a 7,2 millones ese día) y uno de cada tres escaños, pues pasaba de 186 a 123. Rajoy parecía políticamente tocado, casi moribundo. Y no, ha sido fuerte, ha resistido, le han ayudado muchos en estos meses (el PP siempre, Ciudadanos bastante, hoy el PSOE, Podemos en marzo, la prensa afín al PP y alguna que no lo parecía también siempre…) y ahí está, de nuevo presidente del Gobierno a todos los efectos.

Pedro Sánchez: una lección y quizás un error

Pedro Sánchez acaba de dar una lección y, probablemente, acaba también de cometer un error.

La lección, por lo infrecuente que resulta en nuestra vida pública que un dirigente político mantenga sus compromisos con los ciudadanos, su lealtad a la organización de la que ha sido el principal dirigente y su coherencia con sus propias convicciones.

El probable error, porque se ha puesto a sí mismo mucho más difícil la tarea de lo que acaba de insinuar -que se presentará a las primarias del PSOE- y aún más complicada su gestión futura como secretario general si ganara esas primarias.

Con su coche recorría Sánchez hace casi tres años las agrupaciones socialistas de toda España, ganándose el favor de la militancia. Con su coche dice que lo volverá a hacer ahora. Pero hay una diferencia sustancial: entonces era diputado, y ahora no lo es. Cuando lleguen las primarias -y es de temer que la gestora no le haga mucho caso y demore Congreso y primarias todo cuanto pueda-, Sánchez será un militante de a pie, y eso le restará posibilidades si alguno de sus rivales sí cuenta con la peana de un cargo orgánico interno en el PSOE o un cargo público, sea diputado o diputada, senador o senadora o presidente o presidenta autonómico.

Y si aún así gana Sánchez y es de nuevo secretario general, tendrá que gestionar esa refundación urgente e intensa del PSOE -y una larga carrera por intentar ser de nuevo candidato a presidente del Gobierno- sin la visibilidad ni las herramientas internas ni la capacidad de maniobra que da el Congreso de los Diputados.

‘Mil veces políticamente muerto, Pedro Sánchez sigue vivo’, titulé hace ocho meses un post en este blog. Veremos en unos meses más si aún conserva la baraka.

Pedro Sánchez, «con las pilas cargadas»

El comentario que hizo ayer Pedro Sánchez en su cuenta de Twitter, poco después de que el Comité Federal del PSOE decidiera ceder una abstención ante Rajoy para investirlo de nuevo presidente, ha desatado algunos nervios en la gestora socialista y entre los ganadores del golpe de mano de hace unas semanas. Decía Sánchez:

Cada palabra ha sido mirada con lupa, especialmente lo de que «la militancia recupere y reconstruya su PSOE», luego según el exsecretario general socialista el partido estaría ahora perdido para los militantes y destruido, pero se arreglará «pronto», cuando sea «autónomo, alejado del PP» y «la base decida». ¿En el Congreso Extraordinario que tiene que convocar la gestora? ¿Y el «fuerza» final del tuit? ¿Se lo dice a los militantes o se lo dice a sí mismo?, se preguntan otros dirigentes.

Sánchez, según testimonio directo de quien ha hablado recientemente con él, ha vuelto a Madrid, tras pasar unos días con su familia en San Francisco (EE UU), con dos comentarios: ha hecho autocrítica sobre en qué se equivocó en los últimos meses de su mandato y ahora ya está «con las pilas cargadas»… ¿Para hacer o intentar qué? Es probable que lo desvele él mismo esta semana.

No hay conflicto entre la élite y las bases del PSOE, queda claro

«En el PSOE no hay un conflicto entre la élite y las bases», decía hace unos días el presidente de la gestora, Javier Fernández. Conflicto no sé, pero que se está produciendo una brecha y alejamiento profundos entre una parte de la élite -la ganadora del golpe de mano de hace dos semanas- y la mayor parte de la militancia socialista parece evidente: a las bases le quitó esa élite al secretario general elegido por ellas, Pedro Sánchez, y a las bases no les quiere consultar esa élite -porque sabe que lo pierde- el apoyo para que siga siendo presidente del Gobierno el líder político probablemente más rechazado por esas bases, Mariano Rajoy.

En el no conflicto de Javier Fernández se están produciendo cosas muy curiosas.

Una, que en la élite que se inclina por darle el Gobierno a Rajoy casi nadie lo dice en público. Ni quieren decirlo en el futuro ni quieren que se sepa. La última que se les ha ocurrido a los de la élite ganadora del golpe de mano contra el secretario general es que en el Comité Federal donde se decida si se le da la abstención a Rajoy el voto sea secreto y en urna. Los mismos que en el Comité Federal anterior pedían transparencia y lograban votación a mano alzada para apuñalar al secretario general y que los jefes orgánicos presentes pudieran comprobar que sus subalternos no les desobedecían quieren ahora oscuridad y secreto para que cada uno de los que van a apoyar a Rajoy no tengan que dar luego explicaciones a sus bases y a sus votantes.

Otra cosa curiosa y llamativa del no conflicto socialista entre parte de la élite y gran parte de las bases: en muy pocos días y hasta ayer, José Antonio Rodríguez Salas, alcalde socialista del pequeño pueblo granadino de Jun (3.620 habitantes) llevaba conseguidas casi  65.000 firmas de militantes socialistas de toda España que piden que se celebre de inmediato un Congreso Extraordinario del PSOE, con primarias incluidas. De ellas, 13.050 proceden de Andalucía, el territorio que se creía unánime detrás de Susana Díaz, la principal instigadora y organizadora del golpe de mano contra Sánchez. «Tenemos firmas incluso de la agrupación de Triana, que es la de Susana», contaba ayer el alcalde de Jun.

 

«Rajoy nos sacará los higadillos»

Llevo todo el día hablando con dirigentes del PSOE de uno y otro bando (que aunque le duela a Susana Díaz, existir existen). La desmoralización se ha instalado en casi todos ellos tras el bochornoso Comité Federal de ayer, pero con diferentes matices, como se ve aquí:

-Ha sido un golpe de Estado en toda regla, y lo pagaremos caro -me dice un sanchista-. Ahora, hagamos lo que hagamos, Rajoy nos sacará los higadillos: si nos abstenemos, en concesiones y en el enorme hueco que le dejaríamos a Podemos. Si vamos a terceras elecciones, en el batacazo que nos vamos a dar. En las próximas elecciones, sean cuando sean, no me sorprendería que nos fuéramos a 15 ó 20 diputados, y dirán los golpistas que la culpa es de Pedro. Nos costará mucho volver a ser un partido de izquierdas y alternativa de Gobierno. (…) Tengo una sensación malísima. A Borrell, nuestro primer candidato a presidente del Gobierno elegido por los militantes, lo quitaron con un golpe de mano. A Sánchez, nuestro primer secretario general elegido por los militantes, con un golpe de Estado. (…) Los daños son en todos los lados. Susana está muerta, nunca podrá ser la candidata.

-Hay que estabilizar al enfermo y ponerle vitaminas -me comenta uno de los críticos más activos-. No vamos a cambiar respecto al PP y a Rajoy a cualquier precio, no hay que precipitarse. Y tenemos que encontrar cuanto antes caras nuevas, gente joven que respire de otra manera.

La gestora echa a andar mañana. Tiene más componentes de los críticos, pero también hay oficialistas o sanchistas. Será un órgano para cerrar heridas… o para poner aún más en evidencia que el PSOE está fracturado.

La batalla definitiva la gana Susana Díaz, la guerra la pierden todos

El PSOE queda partido en dos mitades -una más grande que la otra- que será muy difícil recomponer. Las maniobras y golpes de mano de esta semana y sobre todo el vergonzoso caos y el clima cainita del Comité Federal de hoy son un desastre colectivo y un mensaje nefasto no sólo para los militantes socialistas, sino también para el conjunto de la sociedad española. Le costará muchísimo al PSOE recuperar su credibilidad ante los ciudadanos.

Lo que se ha roto estos días no es solamente un partido político, es también uno de los pilares fundamentales de la democracia española. Los efectos de la explosión van a notarse en todo el entorno cercano y lejano y van a cambiar el mapa político.

Susana Díaz y sus partidarios han ganado la batalla interna de hoy, la definitiva, a Pedro Sánchez y los suyos. Pero la guerra la han perdido ambos y el PSOE en su conjunto, y en cierto modo también toda la sociedad.

 

 

 

 

«Por muy Pedro I el Cruel que sea, no hay razones para asesinarlo como a Julio César»

He mandado estos días muchos correos, whatsapps y telegrams a relevantes nombres del PSOE. En activo y retirados. De muy diferentes edades. Hombres y mujeres. Sanchistas y antisanchistas. Les preguntaba a todos

¿Cómo lo ves? ¿Quién gana? ¿O pierden los dos?

He recibido hace un par de horas esta respuesta de una exalto cargo socialista, ya desde hace unos años retirada de la política.

«Tristísima, indignada, estupefacta, asqueada. Abochornada. Huérfana.

El partido está herido de muerte. Soy socialista desde los 14 años, y siento que se muere una parte muy íntima de mi identidad.

No puedo apoyar ni defender ni las formas ni el fondo de los críticos/golpistas/rebeldes. Por muy «Pedro I el Cruel» que sea, no hay razones orgánicas que justifiquen una trama y asesinato al estilo Julio César en el Senado romano

Los líos internos no los entiende nadie y le importan un pito a la gente. Solo queda el Ruido y la imagen de una lucha por el sillón. Y de fondo, la abstención para que gobierne Rajoy.

No se ve por ninguna parte que lo mejor para España sea destruir al PSOE para que se «regenere», con Podemos respirando en la Nuca y quedándose con toda la izquierda

Así que para mí Susana, Guillermo y cía tienen un ataque de narcisismo y ensimismamiento por no haber pisado la vida «civil» desde la escuela primaria. Van a lo suyo, a seguir mandando en el Partido como siempre.

Y lo de Felipe, inaceptable, excesivo y desleal».

He pedido a la autora que convirtiera el whatsapp en un artículo para 20minutos, no he logrado convencerla… pero me ha autorizado a divulgar esas notas.

 

 

6 años en crisis, y en el PSOE sin enterarse de las causas

La crisis que ha llevado a la fractura al PSOE no empezó con Pedro Sánchez. Tiene su origen en mayo de 2010, cuando Zapatero, entonces presidente de un Gobierno hasta aquel momento de izquierdas, administró al enfermo económico que era España una dura medicina de recortes de derechas. Allí empezó el PSOE a renunciar a su papel de valedor de la parte más vulnerable de la sociedad española, entre ella mucha clase media y muchos jóvenes.

En los altos despachos socialistas, ni se enteraron de que mucha de aquella población abandonada pasaba de la resignación a la indignación y comenzaba a movilizarse en distintas plataformas y movimientos ciudadanos que un año después cristalizaban en las acampadas del 15-M. Mientras fuera de España se bautizaba al movimiento como Spanish revolution, aquí la élite -incluso la socialista- y casi toda la prensa los despreciaba y tildaba de perroflautas.

Poco después, en agosto de 2011, con ‘veranidad’ y sin debate público, el PSOE completaba la abdicación de su electorado natural con el pacto entre Zapatero y Rajoy para imponer un tope constitucional al déficit público. La respuesta al viraje la tuvo el PSOE en las elecciones de noviembre: 28,7% del voto, frente a 43,87% en las anteriores elecciones generales, en 2008.

Con Rajoy ya en el Gobierno y Rubalcaba liderando el PSOE, los socialistas habían perdido su credibilidad y su fuerza para oponerse a los recortes del PP, y su función y espacio naturales volvieron a ser ocupados por movimientos ciudadanos como las mareas por la sanidad y la enseñanza públicas y por un nuevo partido de laboratorio, Podemos, promovido por un grupo de profesores de la Complutense que no sólo detectaron el enorme hueco de sociedad desatendida dejado por los socialistas sino también el método para llenarlo: activando el capital mediático de uno de ellos, Pablo Iglesias.

El PSOE siguió sin enterarse. En la primavera de 2014, un alto dirigente socialista me preguntaba casi entre risas qué era eso de Podemos y quién era ese que se llamaba como el fundador del PSOE. Pocas semanas después, en las europeas de mayo, el PSOE caía a un nuevo suelo electoral, el 23,01% del voto, y el recién nacido Podemos lograba el 7,98%, con una campaña basada en grandes mítines para indignados y pintadas en las calles de las grandes ciudades con la imagen de Iglesias.

Los muchos escándalos de corrupción y el más trasversal de todos, las tarjetas black, con inculpados de PP, PSOE, IU, los sindicatos y la patronal, hicieron el resto. El hábitat de la política había cambiado brusca y profundamente; uno de los más grandes ejemplares de las viejas especies, el PSOE, no se había enterado, y ejemplares pequeños y veloces de la nueva era le arrebataban el territorio.

Sánchez lleva poco más de dos años de secretario general. Ha cometido errores: se ha distanciado de los barones y de las viejas glorias para apoyarse solo en los militantes, ha dado algunos bandazos, no ha sido capaz de parar la división, fracasó en su intento de investidura… Pero no está claro el pliego de cargos que le presentan los críticos. ¿Que ha mantenido firme el no a Rajoy? Fue lo que prometió en campaña y lo que decidió el Comité Federal. ¿El declive electoral del PSOE? En las últimas elecciones generales, el 26-J, logró el 22,66% del voto, similar al último dato de Rubalcaba y con mucha más competencia. ¿Que ha hablado de ‘bandos’ en el partido? Los hay, es evidente. ¿Que no ha querido resignase a ser un líder interino, un títere?

La crisis del PSOE dura ya seis años. Y por lo que vemos estos días, muchos de sus dirigentes siguen sin enterarse de las causas.

Primarias y Congreso del PSOE sí… pero en enero

Vuelan los cuchillos en el PSOE. En público (hoy Pedro Sánchez y Susana Díaz, mañana Felipe González y Emiliano García-Page) y sobre todo en privado.

Los dos bandos dicen que están convencidos de que ganan la votación el sábado en el Comité Federal. Los sanchistas, que se aprueba la propuesta del secretario general de convocar primarias para el 23 de octubre y Congreso para primeros de diciembre. Los antisanchistas, que no se aprueba, y que Sánchez tendrá que dimitir aunque hoy diga que no. Alguien ha echado mal las cuentas, o confía en cambiar estos días el sentido del voto de algunos indecisos o veletas, o va de farol…

Hay algunos, sin embargo, que creen que esa votación no tendrá lugar, bien porque antes se descarrile al secretario general con dimisiones en cadena en la Ejecutiva o presentándole una moción de censura (necesitarían el apoyo del 20% del Federal para presentarla y el 50% para ganarla) o bien porque se presente y someta a votación una propuesta alternativa a la de Sánchez sobre las fechas de las primarias y al Congreso. El argumento sería que si la recogida de avales para presentarse a las primarias acaba el día 12 de octubre, Sánchez tendría ventaja sobre el resto de posibles candidatos. ¿Y cuáles serían las fechas alternativas? En enero.

Órdago de Pedro Sánchez… y las posibles respuestas de los críticos

Órdago de mucho riesgo de Pedro Sánchez a sus críticos dentro del PSOE: primarias para elegir el secretario general en menos de un mes, el 23 de octubre, y Congreso del partido a primeros de diciembre. Como quien les dice: ¿No queríais debate? Pues debatimos a cara descubierta y ante los militantes sobre todo tipo de asuntos: sobre qué hacer con el PP y con Rajoy, sobre las políticas de pactos, sobre nuestras relaciones con Podemos y con los nacionalistas e incluso sobre si tengo que seguir siendo yo el líder del partido… ¡Y que los militantes decidan!

De mucho riesgo el órdago porque, ya cuando la semana pasada se atisbó la posibilidad del congreso exprés, se extendió en las filas socialistas esta hipótesis alternativa a otros ‘golpes de Estado’ que se barajaban hace dos semanas: algunos de los críticos se estarían moviendo entre los miembros del Comité Federal socialista para que mayoritariamente voten no a la propuesta de Sánchez. «Creen que si lo consiguen, que lo dudo, Pedro dimitiría, se nombraría una gestora, la gestora aprobaría abstenerse ante Rajoy… y Susana [Díaz] llegaría a Madrid «, comenta ahora, con esos rumores extendiéndose hoy aún más, uno de los dirigentes cercanos a Sánchez. Y añade: «Es escandaloso. El partido está dividido, tiene una fuerte crisis interna… y, en vez de debatirlo y resolverlo, lo que se promueve es votar en un Comité Federal que nuestros militantes no voten…».

Pregunto a otro dirigente, este nada cercano a Sánchez, y me da otra versión de los movimientos internos: «Se estarían recogiendo firmas, pero no para lo que dices sino para presentar en el Comité Federal del sábado una moción de censura a la Comisión Ejecutiva». Conforme a los Estatutos, si es así necesitan para poder presentarla las firmas de un 20% de los más de 300 miembros que tiene el Comité Federal y para ganarla y que cayera Sánchez y su equipo de dirección la del 50%.