A los voluntarios de las asociaciones protectoras de animales

Dedican, tiempo, paciencia, dinero, asertividad y esfuerzo. Sacrifican y reciben a cambio, aunque no siempre. Se alegran, se frustran. Lloran de rabia y de alegría. Hacen amigos y descubren animadversiones. Se sienten recompensados e incomprendidos, nada reconocidos. Aprenden sobre la marcha, tropezando y acertando. Es duro y es fácil. Unos días piensan que todo que merece la pena; otros que no, y aún así siguen. A veces no es así, a veces ya no son capaces de seguir  y lo dejan, tal vez para siempre, tal vez solo un tiempo. Son necesarios. Es necesario que se cuiden y que los cuidemos.

Son los voluntarios, que no sé si mueven el mundo, pero de seguro contribuyen a que se escore en una mejor dirección.

En el universo de la protección animal tienen muchos y distintos desempeños.

Acogen animales en su hogar. Puede ser un perro anciano, que precisa escapar del frío del refugio. Tal vez un cachorro de gato que conviene que crezca aprendiendo a comportarse en un hogar.

Los rescatan. Cuando quedan atrapados en un solar en ruinas, cuando vagan por el campo, cargando jaulas trampa, creando rutinas para acostumbrar a los más recelosos a su presencia.

Son sus madres. Se despiertan de noche para alimentarlos a biberón cuando aún no han abierto los ojos, les estimulan y protegen.

Acuden a los refugios a pasear, limpiar, levantar muros, socializar animales temerosos por sus pasadas experiencias… Lo que haga falta.

Ayudan en todo tipo de eventos, desde concursos a mercadillos, pasando por chocolatadas y desfiles, para recaudar fondos.

Hacen fotos y gestionan redes sociales y páginas web: diseñan, publican, contestan, actualizan… para concienciar y lograr acogidas y adopciones.

Reciben a los posibles adoptantes, los filtran, los asesoran, les acompañan en el proceso de adopción.

Acuden a alimentar y atender colonias felinas, capturando, esterilizando, soltando y buscando hogar a aquellos animales que más lo necesitan.

Bregan todo lo que haga falta con las administraciones públicas y los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado con el bienestar animal como objetivo.

Se suben a una furgoneta cargada de perros a los que espera un hogar en Holanda o Alemania.

Aprenden, se forman, se especializan, intentan profesionalizar su labor por el bien de los animales, haciendo suya una responsabilidad que deberían asumir los organismos públicos.

Sois imprescindibles. No desfallezcáis. Os necesitamos.

Una voluntaria de la protectora madrileña ACUNR tranquiliza a un grupo de galgos recién llegados a la protectora. (EDUARDO G. CUASIMODO)

¿Cómo querrías que fuese la futura Ley Nacional de Protección Animal? Puedes plantear tus exigencias hasta el 15 de diciembre

Hace apenas un par de días la Dirección General de Derechos de los Animales comandada por Sergio G. Torres, abrió la exposición pública de la que, si  nada se tuerce, será la primera ley nacional de protección animal de este país. Algo que muchos llevamos pidiendo desde hace incluso décadas.

¿Qué significa eso? Es muy sencillo, mucho más que la estructura y redacción del documento que invita a nuestra participación: podemos escribir al correo que indican (consultasdgda@vpsocial.gob.es), identificándonos con nombre, apellidos y DNI o documento equivalente, para aportar nuestras opiniones, para exponer qué creemos necesario que se aborde en esa ley que vendrá a unificar el caso de legislaciones autonómicas y municipales. Igual que en la carta a los Reyes Magos, pero pensando en empecidas factibles que redunden en el bienestar de los animales de compañía.

No está mal. Eso sí, sería mucho más fácil opinar constructivamente y de modo más operativo para todos teniendo el texto del anteproyecto de ley ya delante, y no lanzando deseos al vuelo ante un folio y medio tirando a confuso.

Ahora bien, como nací con el don del escepticismo, igual que el Scaramouche de Sabatini con el de la risa, me resulta inevitable arquear la ceja y preguntarme qué destino tendrán nuestras exigencias. ¿Revisarán con detenimiento todas las sugerencias y valorarán el incluir aquellas que resulten pertinentes? Imposible saber si se tomarán en serio estas aportaciones o si será una estrategia puramente estética.

Ojalá no caigan en saco roto. Igual que ojalá tuvieran en esta Dirección General de Derechos de los Animales una web decente, más completa y clara, o dieran a conocer en aras de la transparencia quienes han sido los expertos en diferentes campos a los que han acudido para la redacción de esta ley que sería pionera en este país y también, en palabras de Sergio G. Torres, “importantísima a nivel europeo”.

A Coltán lo rescataron hace cuatro meses y “poco a poco, mediante sesiones de gestión del comportamiento, ha avanzando y cambiado muchísimo”.

En la asociación El amigo fiel de Córdoba cuentan que “ya es capaz de disfrutar de los paseos, cosa impensable hace un tiempo (ya que era un mundo para él aceptar el uso de un arnés/collar y una correa). Ahora puede ir tranquilo en un vehículo sin ser para él traumático, incluso subirse por sí mismo. Es capaz de aceptar comida en presencia de personas desconocidas. Respecto a la relación con otros perros, es muy buena, aceptando tanto a pequeños como a grandes. En definitiva, se está esforzando por abrirse a un mundo que no conocía. Ahora ya empieza a ser un perro, a sentirse querido y confiar en el ser humano. Queda atrás un animal sin capacidades sociales, incapaz de comunicarse con el ser humano y con un problema grave de gestión emocional. La vida llevó anteriormente lo marcó y solo generaba miedo extremo e inseguridad. Actualmente se encuentra en residencia, lo cual no le facilita en su avance, ya que tras las sesiones vuelve a un chenil”.

Coltán necesita un adoptante, uno especial dispuesto a seguir ayudándole en el camino de confiar y abrirse.

Se entrega en adopción o acogida con seguimientos, contrato, pasaporte europeo, microchip, vacunas, desparasitaciones, analíticas, esterilización y revisión veterinaria. Está en Córdoba pero puede viajar a cualquier punto de España. Todo esto será a coste cero para el adoptante.

Contacto: informacion@elamigofielcordoba.org

Hay motivos para ser optimistas

Redacción de ’20minutos’. (JORGE PARÍS)

Este miércoles, 25 de noviembre, en 20minutos publicamos un especial con motivo del 20 aniversario de nuestro nacimiento, en el que, además de procurar que nos conozcáis un poco mejor, hacemos un recorrido a cómo estábamos hace 20 años, cómo hemos evolucionado a lo largo de este recién estrenado milenio, en qué punto estamos y hacia dónde apunta el futuro.

128 páginas impresas y muchos reportajes que os invito a leer. En uno de ellos, en el área social, hablo precisamente de la protección animal, no solo de los animales de compañía, también de los animales que destinamos al consumo. Aquí lo tenéis y, si le dedicáis unos minutos, veréis que, al echar la vista atrás, hay motivos de sobra para ser optimistas.

Vamos a más, como sociedad estamos cada vez más sensibilizados, somos más empáticos con los animales. Cierto es que partíamos de muy abajo y por tanto era fácil mejorar. También que el camino por delante es tan largo y arduo que, si intentamos vislumbrar la meta desde el punto en el que estamos, es fácil desanimarse. Sobre todo si nos paramos a pensar que el tiempo que transcurrirá hasta lograr los niveles de bienestar animal deseable, se miden en dolor y sufrimiento, en vidas perdidas.

Pero la única opción inteligente es aferrarse al optimismo. En todo, también en la lucha por los derechos de los animales. Recordar lo logrado en los momentos más oscuros. Como al montar en bicicleta, solo avanzando evitamos caer. 

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La LOMLOE incluirá la empatía hacia los animales en la enseñanza obligatoria

La LOMLOE, la famosa Ley Celaá de Educación que acapara titulares estos días por los cambios respecto al castellano como lengua vehicular, incluye otra novedad que sí creo conviene aplaudir (a la espera, no obstante, de ver cómo se implementa y a que la ley orgánica entre en vigor), y que es la incorporación de la empatía hacia los animales en la enseñanza obligatoria.

Ya en junio os contaba que la Asociación Parlamentaria en Defensa de los Derechos de los Animales (APDDA), integrada por parlamentarios de todos los colores que tienen en común la defensa de los animales, había solicitado esta inclusión en esta ley orgánica que se encontraba entonces en tramitación en el Congreso de los Diputados. Pues bien, la semana pasada APDDA celebraba que la Comisión de Educación del Congreso la hubiera aprobado, lamentando, eso sí, que haya quedado fuera de Bachillerato y Formación Profesional.

Puede parecer poca cosa y además lo menos importante dentro de una reforma educativa de este calado. No digo que no, pero para los que creemos que lograr una sociedad más respetuosa con los derechos de los animales se traduce en una sociedad mejor para todos, es un pequeño gran paso.

«A partir de ahora, cuando se aborde el desarrollo curricular, será imperativo tener en cuenta la empatía hacia los animales en todos los cursos de la enseñanza obligatoria, desde los 3 a los 16 años, abriéndose a los educadores un importante campo de trabajo para formar a las nuevas generaciones en la empatía hacia los animales, generando así actitudes prosociales que propicien una convivencia responsable y prevengan y eviten conductas violentas en las aulas y en nuestra sociedad», valora la diputada Sofía Castañón.

Ahora habrá que ver como se integra en las aulas este objetivo. Ya se han ido produciendo iniciativas a lo largo de los últimos años. Me consta que hay protectoras que acuden a los centros educativos a dar charlas y maestros con esta sensibilidad que sacan el tema en clase. Visitar un refugio también es algo que se ha llevado a cabo en algún caso, pero es más complicado de gestionar, la verdad.

Como ya os contaba en junio «educar en valores éticos a nuestras futuras generaciones y lo que mejoraría en un país con tanto abandono y maltrato animal como el nuestro que hiciéramos reflexionar a nuestros niños y jóvenes al respecto, no hay que olvidar que educar en la empatía hacia los animales es una eficaz estrategia de prevención del acoso escolar».

Así aparece la empatía por los animales en la LOMLOE:

Entre los fines del sistema educativo, se incluye la formación en valores que propicien «el respeto hacia los seres vivos y los derechos de los animales» (art. 2.1 e)).

Entre los objetivos de la Educación Infantil, se incluye «el uso de la empatía” en relación con la resolución pacífica de los conflictos y la evitación de la violencia» (art. 13 e)). Además, en cuanto a la ordenación y los principios pedagógicos, se menciona expresamente «el descubrimiento del entorno y los seres vivos que en él conviven» (art. 14.3).

En los objetivos de la Educación Primaria se incorpora la empatía entre los valores y normas de convivencia (art. 17 a)) y, específicamente, cuando se habla de «conocer y valorar los animales más próximos para favorecer la empatía y su cuidado» (art. 17 l)).

En la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) se incluye «el cuidado, la empatía y el respeto hacia los seres vivos, especialmente los animales» (art. 23 k)).

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‘¿Qué tal si me adoptas?’, la canción solidaria con los animales abandonados de 16 artistas españoles

Esta semana me ha escrito Francis, del equipo directivo de la protectora madrileña AiBA, para hacerme partícipe de una preciosa iniciativa nacida de un grupo de artistas españoles con sensibilidad hacia los animales. Una iniciativa de un pequeño gran puñado de músicos que ademas es prueba de su generosidad en un momento especialmente complejo para su sector.

Todo empezó cuando en la protectora «tuvimos el placer de conocer a Conchita». Con su ayuda lograron que también se involucrasen en la creación de una canción solidaria con los animales sin hogar Rozalén, Lorena Gómez, Álex Ubago, Gastelo, Nach, Arkano, Funambulista, ELE, Mäbu, Roi Méndez, Pitingo, Luis Ramiro, Pedro Guerra, Sofía Ellar y Georgina.

Os invito a ver y difundir el vídeo, porque todos los beneficios que genere su visionado irán a parar a los perros y gatos que necesitan una segunda oportunidad. También porque es un excelente instrumento para concienciar a la gente de lo importante que es la adopción en un país en el que cada año se recogen 150.000 animales abandonados (eso que registre el estudio de la Fundación Affinity, que en realidad son muchos más).

Miro hacia la puerta una vez más y vuelvo a imaginarme que me vienes a buscar, y que tendré esa vida que aún no he podido tocar: un amigo, una cama, un cuenco, un techo, un collar y un mundo entero.

Miro hacia la puerta una vez más, confío en que aparezcas y me lleves a tu hogar; yo puedo prometerte que no te dejaré jamás. Tener siempre un amigo que acompañe en los silencios y el camino.

Decídete pronto, por aquí hace frío. Tengo tantas ganas de llegar a una vida nueva, tú serás mi amigo, vamos a correr por la ciudad.

Y voy a cuidarte en la calle, en el parque, la playa, con ruido, en silencio, con gente, sin gente, tumbado a tu lado, saltando, durmiendo, ladrando.

Y voy a quererte en la calle, corriendo, en el parque, con gente, sin gente, con ruido, en silencio, y yo sentado en la puerta esperando a que vuelvas.

Solo tengo ganas de gritar, sé que el mundo es mucho más que jaulas y esperar. Ya me contó un amigo que hay mil sitios que explorar, que siempre vuelve a casa después de alguna caricia o un silbido.

Decídete pronto, por aquí hace frío. Tengo tantas ganas de llegar. Serás mi familia, yo seré tu amigo, vamos a correr por la ciudad.

Y voy a cuidarte en la calle, en el parque, la playa, con ruido, en silencio, con gente, sin gente, tumbado a tu lado, viéndote de lejos, saltando, durmiento, ladrando.

Y voy a quererte en la calle, corriendo, en el parque, con gente, sin gente, con ruido, en silencio, y yo sentado en la puerta esperando a que vuelvas.

¿Qué tal si me adoptas y empiezas una vida conmigo y yo empiezo una vida contigo y nos salvamos de una vez?

Ojalá los arrendadores no prohibieran de entrada la presencia de animales en sus pisos en alquiler

(GTRES)

¿Quieres tener animales? Pues te vas a encontrar con muchas dificultades si pretendes vivir de alquiler. Da igual lo cuidadoso, lo responsable, lo fiable que seas, ya solo por tener a un perro o a un gato como parte de la familia en torno una mayoría de los alquileres están vetados (hasta el 80% según un estudio de hace un par de años de un conocido portal inmobiliario).

Los propietarios de la vivienda lo prohíben expresamente por temor a desperfectos y pese a la existencia de fianzas. También por  miedo a que ladren y causen problemas con los vecinos, aunque esa segunda preocupación desaparece cuando lo que se pretende es vender el inmueble. Ahí que cada palo soporte su vela. Y oye, en su derecho están, no digo que no. Son sus casas y la ley les ampara.

Pero eso se traduce en lo que os comentaba en el arranque de este texto, que alquilar una vivienda es complicado si tienes un animal, prácticamente imposible si es más de uno o se trata de perros de gran tamaño. Para mí, con un perro y tres gatos, la opción del alquiler sería un milagro.

Por desgracia esa inflexibilidad de muchos dueños, unida a la compleja situación del mercado del alquiler en las grandes ciudades de España, se traduce en demasiadas ocasiones en familias que prescinden de la compañía de esos animales. Buscándoles otro buen hogar en el mejor de los casos, abandonando a su suerte en el peor. Con todo el dolor de su corazón a veces, usando la dificultad de encontrar una casa alquilada como la excusa que necesitaban para deshacerse del bicho en otras.

Por eso me alegró leer que en el Reino Unido, un país en el que hay abandono y maltrato pero también está mucho más avanzado que España en la protección de los animales de compañía, van a reconocer el derecho a tener mascotas en casas alquiladas y están preparando un proyecto de ley que quiere reconocer el derecho de los inquilinos de vivir con sus animales, como ya pasa en  Francia, Bélgica, Alemania o Suiza.  Una iniciativa que contemplará también que esos animales tienen que estar educados, vacunados y correctamente identificados.

En palabras del diputado Andrew Rosindell: «Lamentablemente, los dueños de mascotas que se mudan a un alojamiento alquilado se enfrentan a la realidad de que su familia podría ser destrozada porque la mayoría de los propietarios tienen prohibiciones innecesarias sobre la propiedad de mascotas».

Ojalá los arrendadores en España no prohibieran de entrada la presencia de animales de compañía; ojalá se detuvieran a conocer a la familia que quiere vivir en su inmueble antes de negar las llaves sin hacer ninguna otra valoración solo porque un animal forma parte de ella.

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No es una crueldad tener a un perro en un piso

Estoy harta de oír a gente que me dice que es una crueldad tener un perro en un piso, sobre todo si es un perro grande, que eso no es amar a los animales, que ellos sólo tendrían perro si tuvieran un buen terreno para que el perro pudiera correr a sus anchas. Y yo les explico que aunque mis perros tuvieran cien hectáreas para recorrer preferirían estar a mis pies. En mi piso siempre les encontraréis en la habitación en la que yo esté.

Si un perro tiene sus necesidades de ejercicio cubiertas y está bien atendido, en cincuenta metros  podrá vivir felizmente. Sí, también un perro enorme. Más que pensar en el tamaño hay que mirar el nivel de actividad que necesita cada animal. Los hay muy pequeños que son terremotos y precisan mucho ejercicio y juego y otros que con pasear tranquilamente media hora dos o tres veces al día tienen bastante. Pero en ambos casos es una necesidad salir al exterior.

Además, aunque tengamos un jardín es muy poco probable que el perro decida hacer ejercicio y jugar solo. Tendremos que jugar nosotros con él, que estimularlo.

Que tanto el perro como su dueño podrían estar más contentos en un chalé enorme con terreno, piscina y pista de pádel. Pues sí, es posible. Ojalá yo pudiera vivir en una casa ubicada en un ‘prao’ de mi Asturias. Pero un piso pequeño con buenos paseos es siempre mejor opción que el chenil de una protectora. Mejor también que ser un animal olvidado en el exterior.

Tener patio o jardín es algo fantástico, que abre muchas posibilidades, pero no puede convertirse en el espacio vital del perro. da igual su tamaño. Todos los perros son animales sociales que buscan y necesitan nuestra compañía. Es cierto que los hay más independientes que otros, pero eso no tiene que ver con los kilos que pesen. Y ninguno merece una vida de semiabandono, casi del todo ignorado en el exterior de una casa, ladrando a los que pasan al otro lado de la reja y apartado cuando intenta saludar a sus amos por aquello de que les puede manchar.

No es una crueldad tener a un perro en un piso. Y si deseas un perro y puedes asumir la responsabilidad que supone, no hacerlo por vivir en un piso es solo una excusa.

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‘Gatos repudiados’, un libro para «amantes de los gatos que sean valientes y que de verdad quieran a los animales»

Irlanda Tambascio (Eire) es una amante de los gatos, también es una ilustradora notable que ha llevado esa fascinación felina a su obra. Ya hace unos años publicó Adelaida y Coco (Editorial Grijalbo) y este 2020 presenta Gatos repudiados (Alianza Editorial).

Es un libro que hay que abordar equipados, como bien pide su autora, de «humor y ternura» y que nos presenta toda una colección de felinos que nada tienen que ver con los adorables peluches vivientes que abundan en las redes sociales.

Oscuros, con un pasado, con sus problemillas, conocerlos es entender que nada debe ser perfecto, que nadie lo somos, y que no por eso dejamos de ser merecedores de cariño y comprensión.


Por lo que he visto, el libro nace de unas ilustraciones (que me encantan) que hiciste y repudiaron, ¿qué te impulsó a dibujar a todos esos gatos tan alejados del minimo adorable de instagram?

La idea del libro parte de los descartes de dibujos de Alianza Editorial para un anterior libro de encargo sobre gatos. Tuve que hacer varios dibujos de gatos y ellos solo eligieron uno de los dibujos. Y aunque parezca mentira, a mí me dolió que todos esos otros dibujos de gatos no fueran aceptados, pues les había cogido mucho cariño. Eso, junto a una circunstancia personal difícil, fue el caldo de cultivo para idear otro libro sobre gatos, pero sobre gatos ‘rechazados’ por la sociedad. Desarrollé la idea y me tomé mi propia revancha. Hice un libro que sería un ‘gatálogo’ de almas felinas que atraviesan circunstancias difíciles y cuando lo ofrecí a la misma editorial que los había rechazado, se enamoraron del libro y decidieron publicarlo.

Me ha parecido un libro bastante inclasificable, que te descoloca bastante cuando vas pasando páginas (algo que puede estar fenomenal, no se puede estar en la vida siempre cuadrado), ¿Cómo lo definirías tú?

Yo creo que el libro sigue un esquema claro, como en los bestiarios: vamos viendo diferentes ejemplares de gatos, cada uno con una frase que lo define, una descripción en rima y con humor, y luego el botiquín necesario para sanarlo y el hábitat en el que se reproducen. En ese sentido es bastante estructurado y creo que sigue una línea. Si te refieres a inclasificable por el concepto, pues puede ser, no hay un libro así en el mercado, porque yo he decidido dar luz a lo que normalmente está en la sombra. Y más en los tiempos que corren. Vivimos en una época que solo busca la luz a toda costa y sin embargo, cada vez hay más enfermedades mentales y malestar y eso es porque no sabemos relacionarnos con ese otro lado. No se puede entender la luz sin la sombra, son parte de lo mismo.

¿Qué lector crees que lo puede disfrutar?

Desde luego a los amantes de los gatos que sean valientes y que de verdad amen a los animales y no solo aquellos aspectos amables de la existencia. Para ver libros o dibujos monos de gatos en instagram, hay millones, pero como éste, muy pocos. Mi propuesta es mostrar con humor y compasión aquello que normalmente rechazamos en nosotros y en los demás seres vivos.

Todos nosotros -y nuestros gatos también-, pasaremos en algún momento de nuestra vida por más de una dificultad, por ser repudiados de algún modo.Así que en realidad cualquier persona a la que le guste reflexionar y le guste el humor, puede interesarle este libro.

¿Por qué son gatos repudiados?

Porque atesoran en su esencia o en su condición, aspectos de la vida que solemos rechazar por considerarlos negativos. No se puede entender esta vida sin integrar todos los aspectos: el yin y el yang, por eso es en blanco y negro. Por ejemplo, hay en este libro, gatos negros, gatos abandonados, gatos famélicos, gatos obesos, gatos kamikazes, gatos drogotas… todos estos gatos existen y también puedes reconocer a humanos clasificados de esta manera. Creo que en en nuestra sociedad occidental y capitalistas, cada vez se tolera menos lo que consideramos negativo, y eso es un error. Yo solo he querido contar esto proyectado en el mundo animal y gatuno, que tanto me fascina.

Te confieso que el gatoaraña me ha robado el corazón. ¿Algún felino favorito entre los que nos presentas?

A mí me gusta el gato negro mucho. Además, mi gato Fígaro, que murió hace dos meses y medio, era negro. También me gusta el gato destroyer, el gato esquizoide y el gato flotante. Bueno, todos son adorables para mí.

¿Tienes alguna anécdota o curiosidad relacionada con el libro que quieras compartir?

Sí, la manera en que surgió el estilo de dibujo y que fue totalmente casual. Probé un cuaderno para acuarelas que me regaló un amigo. Empecé a jugar manchando con acuarela y tinta y de pronto las manchas conformaban siluetas impresionantes que yo veía como gatos. Así que en cierto modo la mancha define al gato y no al revés. Lo cual conceptualmente le iba muy bien al libro, porque todo aquello que repudiamos, «mancha», como su propio nombre indica, la pureza del blanco ideal.

¿Cuál es tu relación personal con los gatos?

Siempre me han gustado los animales y los gatos en particular. Hay algo de mágicos en ellos que me remite a mi infancia. Tuve un gato por casi 16 años al que adoré, y que como te comenté, ha fallecido hace poco. El vínculo era muy estrecho. Nos entendíamos a un nivel muy íntimo, casi simbiótico. Aún estoy haciendo el duelo. El amor que podemos sentir por los animales es muy puro, pues no está marcado por el lenguaje. Son afectos sinceros, honestos. Ellos no te juzgan. Y ya para más inri, son suaves, silenciosos, tienen unos ojos que parecen piedras preciosas y ronronean, que es como escuchar el crepitar del fuego, o las gotas de lluvia sobre el cristal de tu ventana. Es increíble cómo son, cada uno tiene su carácter y además, captan cosas de ti que tú no ves. Parecen estar diseñados para hacernos la vida más fácil. Como ves, mi pasión por ellos es inmensa.

¿Dirías que hay una lectura animalista en el libro? ¿Algún mensaje?

Por supuesto, aunque no es mi objetivo principal. Es algo que se desprende por el solo hecho de hacer un libro sobre gatos reales. Este libro pretende entretener y hacer reflexionar sobre lo que es incómodo para nosotros como sociedad y como humanos. Lo que he querido, es aportar una mirada diferente, entre cuqui y terrorífica, que nos ayude a lidiar con aquellos aspectos que nos resultan insoportables. Al retratar a estos gatos de esta manera, con sentido del humor y ternura, me gustaría que pudiéramos integrar lo oscuro y lo luminoso, sin tanto miedo y juicio.

Al final nos muestras protectoras de animales, ¿el libro es solidario con ellas de alguna manera?

No, yo solamente pregunté a mi veterinaria, que es una persona que ama a los animales y en quien confío muchísimo, que me diera los nombres de protectoras que ella considerara porque quería falicitar al lector estos datos.

Nuestros animales son un gran apoyo para sobrellevar la pandemia

(GTRES/ARCHIVO)

A la vuelta del verano fue noticia un estudio de la Universidad de York venía a confirmar lo que muchos que compartimos nuestra vida con un animal ya sabíamos, que el confinamiento en su compañía nos ayuda a mantener la moral y la salud mental en mejores condiciones. Los investigadores preguntaron sobre la relación con sus animales de compañía a miles de británicos entre el 23 de marzo y el 1 de junio, una abrumador 90% confirmó que sus perros y gatos les ayudaron emocionalmente en el forzado encierro.

El portal Wamiz me hizo llegar hace pocos días la noticia de este estudio por correo de nuevo. Un estudio con sesgo, porque contestaban propietarios de animales que, solo por serlo, ya se les supone cariño por ellos. Pero dado que este octubre está acabando de una manera que recuerda a cómo empezamos marzo y arrecian las noticias del aumento de los problemas de salud mental, me ha dado por preguntar desde mis redes sociales si la compañía de nuestros perros y/o gatos hizo más llevadero el confinamiento y también ayuda en estos tiempos inciertos por la pandemia.

Obviamente en mis redes sociales también hay un sesgo, pero la respuesta es abrumadora y positiva. La encuesta en twitter, con 250 partipantes, tiene un 97% de respuestas positivas.

Silvia. Sin duda… Yo he trabajado durante todo el confinamiento y llegar a casa y tener su compañía era y es una alegría.

Emerald. La compañía con perros y gatos siempre hace la vida mejor, ya sea una pandemia, una Apocalipsis zombie o el día a día de esta existencia.

@ordonezst. Hacen compañía, se ocupan de que te levantes temprano y cumplas las rutinas (son gatos, ya sabemos que cuando quieren son pesaos) y dan mucho cariño cuando notan que estamos bajitas de ánimo

Ana.  Adopté un perro por primera vez este verano, y ha sido la mejor decisión que he podido hacer. Todo lo que me aporta es positivo, desde arrancarme sonrisas cada vez que me mira, hasta hacerme relativizarlo todo, desde obligarme a pasear horas al día hasta entretener a mis hijxs que llevan ocho meses en semiconfinamiento.

@fotorubira. Sí, él estaba muy feliz y a mí me daba menos ansiedad. Sinceramente, en muchos momentos olvidaba la horrible situación gracias a mi gatito.

Charo. A mí me ayudan todos los días del año…Con pandemia, sin ella…Con confinamiento, sin él…Con amor a raudales cada minuto de nuestras vidas 😊 Nos queremos caiga lo que caiga!!

Pilar. En el confinamiento no, Kira lo pasó mal por no poder salir a dar nuestros grandes paseos. Fue muy estresante no poder moverte de la puerta. Después por supuesto que sí nos ayudó, comenzamos a salir poco a poco al campo que es lo que más nos gusta, lejos de aglomeraciones. Solo pido que no nos vuelvan a confinar en casa.

Maricarmen. Claro que sí. La vida compartida con animales es mejor, con confinamiento y sin él. Estuve teletrabajando 4 meses completos y él era mi compi de curro. Se repartía el tiempo y tenía para todos: estaba un ratito a los pies de marido, otro a mis pies y otro en el cuarto de cada uno de mis hijos, asistiendo con ellos a las teleclases. En casa lo adoramos.

@luci_abc. Totalmente. Todo es mejor con ellos y gracias a ellos. Y ante la situación que estamos sufriendo, disfrutar de su compañía y amor incondicional hace que todo sea más llevadero.

Maribel. Sí, sin lugar a dudas me ayudó muchísimo.

Miguel. Sin ninguna duda … Increíble su comportamiento y su cariño incondicional. Ella sabía que algo raro o distinto estaba pasando 🐾

Marta. Sin dudarlo ni un segundo. Ya me acompañaba en mi vida normal, pues en los momentos chungos, más todavía.

Esmeralda. Decidimos adoptar a Limon, nuestro perro, mucho antes de que se iniciara el confinamiento. Pero como era recién nacido tenía que permanecer un tiempo con la madre y hermanos. Cuando ya estaba preparado empezó el confinamiento y tuvimos que esperar un mes a poderlo traer a casa. Si comparo el mes que estuvimos sin él fue muchísimo peor que cuando él llegó. El mes antes de su llegada estábamos nerviosos, muy preocupados, muy paranoicos. Fue llegar a casa Limón y rejalarnos y olvidarnos bastante de todo lo que estaba pasando.

Susana. Por supuesto. Mis perros y mis gatas sin duda alguna aportan siempre una gran felicidad a mi vida

Obviamente no hay que tener un animal de compañía con este fin, igual que no era buena idea hacerse con un perro hace siete meses solo para poder salir a pasear varias veces al día; soy de las que creen que es mejor en los que nosotros podemos aportar a un animal que en lo que vamos a conseguir de ellos antes de invitarlo a sumarse a la familia. Pero tampoco es desdeñable el hecho de que puede ayudar a nuestro equilibrio emocional, a nuestra salud mental, en estos días extraños.

Sin ellos, si su compañía y apoyo incondicional, sin lo necesarios que nos hacen sentir, el mundo, con o sin pandemia, sería un lugar aún considerablemente más gris para muchos de nosotros.

La gatita de las imágenes está en adopción en la comunidad de Madrid, me cuentan que «es muy cariñosa; en cuanto te sientas, en seguida busca como subirse a ti para chuparte y jugar contigo; si ha estado sola, cuando entras en la habitación se pone muy contenta; se duerme la coloques donde la coloques ya sea en tu cuello, tu mano, tu pierna o colgando del brazo. Es muy sociable y se lleva muy bien con otros gatos».

Está desparasitada, pendiente aún de saber si es negativo a inmunodeficiencia o leucemia felina.


Contacto y más información:
devicentemaya@gmail.com

Un animal no es un complemento de moda

Antaño fueron los huskies, dálmatas, pastores alemanes, golden retrievers, cockers, beagles, caniches, chihuahuas o yorkshires los que marcaban tendencias. Hoy día algunas de esas razas permanecen como objeto de deseo, mientras que otras pierden vigencia. Dejan de estar de moda y desaparecen o apenas se las ve. En cambio surgen otras: bichones, shibas inu, pastores belga o border collies (mejor si son azules o merle).

(GTRES)

Los gatos no son ajenos a estos caprichos e instagram es una buena manera de tomar el pulso a las últimas tendencias. Así se incrementa la demanda de razas desconocidas salvo por los expertos hasta hace no tanto, como los bengalíes, sphyns, ragdoll o maine coon.

Los perros y gatos, sus razas, no deberían estar sujetos a las modas. Los animales de compañía no son complementos, no son objetos para presumir de nuestro estatus. Sobre todo porque, con excesiva y doliente frecuencia, eso se traduce en gente oportunista que cría sin conocimiento ni ética, compradores que la oferta rápida y barata y que no se informan de las necesidades de ese animal más allá de su aspecto.

La problemática del maltrato, abandono y protección animal en nuestro país es compleja y multifactorial. Uno de esos factores tiene precisamente que ver con esa compra por capricho, basada en el impulso estético. Un bolso o una chaqueta pueden permanecer olvidados al fondo del armario cuando nos cansamos de ellos, un perro o un gato no.

Dejarse llevar por modas pasajeras al decidir convivir con un perro o un gato son factores de riesgo que pueden derivar en un futuro abandono, pero también a desapego, cambios de mano, sufrimiento del  animal y también de las personas que se metieron en una situación complicada de gestionar sin reflexión, sin estar preparadas, pero también sin mala fe.

Incluso cuando de lo que se habla es de la adopción (la opción más ética, la que yo siempre ejerceré y recomendaré) y no de la compra, se nota que al incorporar a un animal a nuestro hogar primamos que encaje estéticamente en la visión que tenemos de nosotros mismos o que queremos proyectar de nosotros en los demás. En las protectoras saben que los perros negros, atigrados, comunes en tamaño y hechuras, ‘feúchos’… lo tienen mucho más difícil para encontrar un hogar. Igual que se ven enterradas a peticiones de adopción cuando entra un animal de una raza de moda repudiado, tal vez procedente de una fábrica de cachorros desmantelada.

Es normal tener ciertas preferencias, pero es necesario reflexionar sobre si lo más importante en el futuro miembro de nuestra familia, ya provenga de la adopción o de la compra (solo a criadores responsables y comprometidos con el bienestar animal por favor), es su aspecto o que su carácter y necesidades encajen con nuestra personalidad y estilo de vida. Yo lo tengo claro, sé bien qué enseñanza quiero transmitir a mis hijos e interiorizar.

Que la belleza está en el interior sonará manido y naive, pero no por eso deja de ser cierto.

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