Cuando crees que ya lo has visto todo en lo que crueldad del ser humano respecto a los animales se refiere, de repente salta una noticia que te pilla con el pie cambiado.
Llevo quince años con este blog, quince años que me han traído todo tipo de noticias desoladoras, terribles, que confirman que hay muchos monstruos caminando impunes entre nosotros, cometiendo delitos terribles acompañados de castigos absurdamente leves o directamente inexistentes.
Y siempre que he visto el proceder de esas bestias a dos patas he quedado convencida de que eran un peligro para otros seres humanos, que si muchos de esos villanos no habían dañado aún a otras personas o no lo harían sería por miedo al castigo, por los controles sociales existentes, porque no se ha orientado la oportunidad o el conjunto de circunstancias que les inviten a ello.
Alguien que es cruel con un animal es peligroso también para sus congéneres, es alguien que no es de fiar, para mí es un indicativo claro de que quiero a esa persona lejos de mí y de los míos.
En estos años también he visto bastantes noticias en las que los delitos de maltrato animal estaban vinculados a crímenes terribles contra el hombre. ¿Recordáis a José Bretón? ¿Recordáis los huesos de perros calcinados que encontraron mientras buscaban los restos de sus hijos, que él asesinó?
Hay muchos ejemplos que refuerzan la idea de que tomarse en serio el maltrato animal puede ayudar a identificar a aquellos que son un peligro para todos. Esto lo cuenta Rosario Monter, coordinadora y promotora de la Sección de Derecho y Bienestar Animal del Colegio de Abogados de Málaga, en Abogacía Española:
El maltrato hacia los animales se conecta con otras figuras delictivas (armas ilegales, piromanía, drogas, destrucción de propiedad, entre otros). Recientemente el FBI lo ha equiparado a crímenes violentos, como los delitos de homicidio.
La violencia hacia los animales en el ámbito familiar aumenta las posibilidades de que otras formas de violencia se produzcan, así como que los menores presentes ante dichos actos puedan estar en riesgo de sufrir maltrato físico o abuso sexual. Igualmente, un alto porcentaje de mujeres maltratadas, tardan en tomar la decisión de abandonar a su maltratador por temor a represalias contra sus animales.
Los actos de maltrato hacia los animales realizados por menores están relacionados con el bullying y con una alta probabilidad de comportamientos violentos contra los seres humanos cuando son adultos. Por lo que el maltrato animal y la violencia interpersonal es un vínculo innegable.
La última noticia, de esta misma semana y procedente de la Guardia Civil, me lo confirma de nuevo. Y sí, me deja en shock sabiendo que no, que no lo he visto todo, que hay mentes muy enfermas, cargadas de maldad.
El martes la Guardia Civil confirmó la detención de un hombre en Chantada (Lugo) en un operativo con cinco arrestados por poseer y distribuir pornografía infantil. Y la misma Guardia Civil destacó que uno de los detenidos producía y distribuía vídeos de «maltrato animal extremo» con «fines sexuales».
Los cinco hombres, todos españoles y de edades comprendidas entre los 28 y 71 años de edad, intercambiaban vídeos de alto contenido sexual de menores de entre dos y 14 años de edad.
Uno de los detenidos, además, producía y distribuía videos «donde se podía ver de forma explícita maltrato animal extremo con fines sexuales», según explica la Benemérita. «En estos vídeos se podía observar cómo diseccionaban gatos mediante el uso de un machete y, mientras el animal seguía vivo, se masturbaban encima«, añaden las mismas fuentes.
Para este tipo de prácticas también utilizaban perros, hurones, hamsters y pollos. Además, según relata el Instituto Armado, esta persona solicitaba a otros usuarios «la realización de acciones crueles hacia los animales de distintas especies similares a las relatadas, al objeto de poder intercambiar a través de la aplicación móvil con esos usuarios las grabaciones efectuadas para satisfacer las necesidades y apetito sexual».
No soy capaz de imaginar hasta qué punto se está podrido por dentro para disfrutar ante el abuso y el sufrimiento de niños y animales, que comparten indefensión y derecho a ser protegidos.
A sádicos así hay que apartarlos de la sociedad. Me pregunto qué pena tendrán y qué pena ridícula habrían tenido de haber sido el maltrato animal su único delito, dado que el tope de pena de prisión son 3 años para los supuestos más graves.
‘Saturno devorando a un hijo’, Francisco de Goya (Wikimedia Commons)