Leo en un blog del Atlanta Journal Constitution -gracias a que lo ha compartido Amy Chozick, periodista de The New York Times– que la conferencia que Hillary Clinton va a dar el martes ante la organización internacional de comerciantes NACS: The Association for Convenience & Fuel Retailing viene con instrucciones.
Jim Galloway explica que un colega suyo ha recibido un correo electrónico que advierte de que las palabras de la exsecretaria de Estado de Estados Unidos no se podrán grabar, ni en audio ni en vídeo, reproducir o comentar por escrito, fotografiar ni, atención, ser objeto de posts en ninguna red social.
Está «prohibido», dice textualmente la misiva, el uso de redes sociales; además, la prensa no podrá asistir a la clausura. Son órdenes estrictas de Harry Walker Agency, la agencia de representación que también gestiona las conferencias de Bill Clinton, Al Gore o Kofi Annan.
Al margen de lo que Clinton vaya a decir y de que las razones puedan pasar porque, según apuntan algunos, Clinton diga lo mismo en todas las conferencias, ¿tiene sentido prohibir a los asistentes el uso de cualquier red social? ¿Es posible controlar eso?
Yo creo que no, a menos que uno confisque los dispositivos móviles o haga firmar algo al público sobre el carácter confidencial de la charla. En pocas horas, la respuesta…
* Foto: EFE