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Cómo ‘hackear’ muebles de Ikea

Lovely Snowball Light - Gudrun (Islandia)

Snowball Light - Gudrun (Islandia)

Pecan de impersonales, están en todas las casas que visitas, da igual que te esmeres eligiendo tu lámpara o las sillas de comedor: acabarás por encontrarlos más pronto que tarde en la consulta de un dentista, el piso de un amigo o en la peluquería del barrio.

Son baratos, el colmo de la funcionalidad y casi invisibles por la austeridad de su diseño. Los muebles de Ikea son, a partes iguales, una lacra y un bendición.

Una chica de Malasia -que por cierto, vive a 15 minutos de una de las gigantescas tiendas de la multinacional- publica en su web, bajo el pseudónimo de Jules (en honor al nombre de una silla de Ikea), ideas e instrucciones para dar otro toque, o cambiar la estructura de arriba a abajo de los muebles de inspiración nórdica de la compañía sueca.

Una de las primeras cosas que deja claras es que ella no tiene nada que ver con la empresa, que no recibe ningún beneficio como creadora de la página y que su único afán es reunir las ideas de los valientes de todo el mundo que se atreven a alterar con creatividad los productos de la tienda.

Silla 'Stefan' antes y después - Laura Mays (Irlanda)

Silla 'Stefan' antes y después - Laura Mays (Irlanda)

La página se llama Ikea Hackers: «¿Por qué decidí llamarla así? En cierto modo, irrumpe en el código de montaje de Ikea y propone, reta y crea con sorprendentes resultados. Y sí, algunos muebles pueden ser destruídos en el proceso y puedes arriesgar la integridad de su estructura y su seguridad, así que hackear tiene sus riesgos. No digas luego que no te avisé», dice la autora guiñando el ojo con un emoticono.

La clásica lámpara blanca de papel se puede convertir en una bola de nieve con filtros de café y un poco de pegamento. Un par de mesas de noche son la base de una tienda y una cocinita para niños. Dos sillas de las más baratas del catálogo forman con sus piezas una discreta mecedora.

Ikea Hackers está hecha con colaboraciones de manitas, amantes del diseño, inquilinos de pisos minúsculos y mentes creativas que contribuyen a que los muebles sean un poco más originales, valgan para un propósito muy diferente del original o solucionen un problema y ahorren dinero.

Helena Celdrán