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Caravaggio sabía que Cupido es un criminal

El maestro convirtió a mendigos en santos, a prostitutas en vírgenes, fueron sus modelos. Tenía el pulso de un yihadista si retrataba decapitaciones. Violento y navajero, dormía con un puñal siempre a mano. A Caravaggio no se le conoce amor alguno.

Un día, sin embargo, pintó a este Cupido somnoliento, cansando, puede que borracho. Este sería el mayor de sus crímenes

'Cupido durmiendo", 1608, por Caravaggio (1571-1610). Wikimedia Commons.

‘Cupido durmiendo’, 1608, por Caravaggio (1571-1610). Wikimedia Commons.

Cupido es dios y símbolo del enamoramiento, del deseo. Está borracho porque unos cuadros antes, el autor, maestro del Barroco, señor del claroscuro, había retratado, en las habituales tinieblas, a Baco, mecenas de la borrachera perpetua- ¡te adoramos!- y amante de la guapa Venus, madre de este angelillo dormido.

Autorretrato de Caravaggio en "Baco enfermo". 1593-1594. Wikimedia Commons.

Autorretrato de Caravaggio en «Baco enfermo». 1593-1594. Wikimedia Commons.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El lienzo de Caravaggio es una amenaza porque aparece un Cupido caído. El autor busca inquietarnos con esta pregunta: ¿qué sería del mundo sin sus flechas? Por ahora solo sabemos que el amor ha sucumbido bajo las sombras. Cupido está rendido, rodeado de pesadillas… y en su ausencia, ¿en qué ocuparán el tiempo los enamorados?

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‘Fusion Frames’ o cómo ser el Doctor Frankenstein de los marcos

'Fusion Frames' - Darryl Cox

‘Fusion Frames’ – Darryl Cox

Presentan y realzan la pintura, la delimitan con armonía. La gran contradicción de los marcos historiados es la de todos los diseños brillantes: son tan buenos que nadie se fija en ellos. Uno inapropiado puede arruinar el mejor retrato renacentista, uno bueno dota a la pieza de elegancia como vistiéndola de fiesta.

A pesar de ser invisibles, fueron siempre motivo de preocupación para el artista. En el gótico tardío se pueden interpretar como una evolución de los artesonados de los altares religiosos y en muchas iglesias eran piezas fijas en la arquitectura. El renacimiento trajo la secularización y se amplió la variedad de motivos, se hicieron portátiles y de quita y pon. El siglo XVII francés los recargó en el barroco…

Con los siglos, hubo un buen número de artistas que hicieron del ellos una prolongación de su estilo y sus ideas. Como detalla la introducción de Looking at European Frames (Mirando a los marcos europeos) —manual especializado editado por el J. Paul Getty Museum de Los Ángeles—, los impresionistas son un buen indicativo del papel protagonista de un elemento en apariencia secundario. Como ejemplo claro de esta dedicación está Gauguin, que tallaba los suyos. «Es deber del artista ver su pintura adecuadamente enmarcada, en sintonía con los colores del trabajo y no con un discordante molde dorado«, declaró Degas.

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