El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

Archivo de mayo, 2013

Porqué le dicen enzima si en verdad se trata de una tontería prodigiosa (y peligrosa)

Asombrado_Stuart MIlesLa verdad es que me he resistido hasta el último momento pero al final el tema de la “Enzima prodigiosa” y el tristemente famoso libro del médico japonés Hiromi Shinya me ha podido. Las razones principales por las que me resistía eran tres: 1ª que me parecía de una simpleza tan absurda que creía ridículo el tener que comentar nada; 2ª que no tenía el libro como tal y todo lo que había leído era de terceros y; 3ª que no me daba la gana de darle más pábulo al tema del que ya tenía (y mucho menos comprarme el libro)

Al final, pasando por encima de tercer razonamiento y habiéndome encontrado un ejemplar digital de la obra (investigando un poquito no es difícil de encontrar) me he decidido a hacer esta entrada. En gran  parte también por lo mucho que me están socarrando las orejas con el tema en cuestión, así que creo haciendo este post me ahorraré bastante saliva si termino por dirigir a mis interlocutores directamente al blog.

Lo que más me inquieta es que no son pocas las personas que teniendo una carrera universitaria (da igual en qué área de conocimiento, a fin de cuentas todas ellas habrán tenido que cursar para obtenerla la educación obligatoria) se lo han comprado, lo están leyendo y les parece “guay” (por decir algo). Empezando por Mercedes Milá. Parece mentira que con lo escrupulosa que es esta mujer para algunas cosas con sus programas de periodismo de investigación y el tema del intrusismo en el ámbito sanitario y demás, se le cruce el cable, y se ponga ahora a hablar maravillas sobre el tema. Eso o se ha caído del caballo porque si no, de verdad, que no lo entiendo.

Bueno, vamos allá, al meollo del asunto.

No hay meollo. Y aquí debería acabarse la entrada.

No hay tal enzima prodigiosa, el bueno de Hiromi (su autor) lo reconoce, solo se la imagina, sospecha de su existencia y le atribuye propiedades que a la luz de la medicina actual solo pueden ser consideradas de milagrosas. Cualquier niño en sus últimos cursos de primaria con los más elementales conocimientos de biología podría (debería) echar por tierra los argumentos de este libro. Lamentables en boca de un señor que ejerce la medicina. Por ejemplo:

Cuando pones cuidado en comer de forma adecuada y vivir un estilo de vida saludable que no desperdicie enzimas, la vida produce la energía que tu cuerpo necesita.

Bonita, preciosa e incluso holística frase entresacada del libro… ¿se las podrías explicar a un niño?

Empezando porque la famosa enzima no existe y que solo el autor es capaz de presumir su existencia, este ensayo es un despropósito detrás de otro. Por ejemplo, bien es sabido que no estoy muy a favor de la actual corriente hiperproteica-proteinada o como quieras llamarle y al parecer Hiromi Shinya tampoco, pero utiliza una serie de argumentos para demonizar el consumo de proteínas francamente lamentables y sin aportar, además, ni la más mínima prueba, estudio o artículo, diciendo cosas como:

Las toxinas de la carne alimentan las células cancerígenas

Lapidaria frase… digo, estoooo… una frase para lapidar. Y se queda tan ancho dando una explicación increíble (en su más estricto sentido) sobre el ADN, su oxidación y las infecciones en un claro ejemplo de cómo mezclar churras con merinas usando un lenguaje técnico. Supongo que utiliza esta estrategia por que suena “guay” y para que quien no sabe de biología no le entienda. Pero hay un grave problema en esta estrategia que es que quien si sabe, tampoco lo entiende (y no olvidemos que se trata de una obra de divulgación general)

Pero hay más, mucho más. Habla de procesos de pasteurización de la leche por encima de 100ºC (algo más que improbable en este proceso). Además, como no podía ser de otra forma en todos estos planteamientos más filosófico-ideológicos que científicos afines al rollo New Age y terapeutas alternativos, el tema de culpar a los lácteos de gran parte de todos nuestros males es un denominador común. Se dice tal que así en el libro en referencia a la leche habitualmente comercializada en nuestro entorno:

En cierto sentido, la leche es el peor tipo de alimento

De hecho, he oído que si un becerro es alimentado con leche que venden en tiendas, en lugar de con leche recién ordeñada, morirá en cuatro o cinco días.

Y lo afirma sin el menor rubor, y tampoco sin atisbo de prueba alguna. El libro está cuajado de expresiones de este tipo: He oído; según mi experiencia; he observado; escucha tu cuerpo…

Pero lo peor de todo a mi juicio, lo peor de lo peor es la estigmatización de los recursos sanitarios para curar las enfermedades, en especial el cáncer, cuando afirma que las medicinas enferman el cuerpo, la quimioterapia es cancerígena, etc.

Os prometo que de verdad soy incapaz de salir de mi asombro cuando analizo el éxito que este libro está teniendo. Más allá de ser una solemne tontería, lo peor es que es peligroso. En el momento que un determinado paciente pueda verse influido para dejar el tratamiento convencional con cientos de estudios a sus espaldas y pasarse a estas otras tonterías. Se trata por tanto de un libro potencialemente peligroso y dañino.

En cuanto al planteamiento dietético que hace, pues sucede lo de siempre, hay cosas que están bien y no son nada novedosas (incluye más vegetales, procura incluir más alimentos frescos y menos procesados, etc.) y cosas novedosas que no están nada bien. ¿Cuando caerán en la cuenta todos estos gurús de la nutrición y dietética que para dar buenos consejos no hace falta ni mentir ni recurrir a cuentos de hadas?

Meditación_Marin

Porque, ¿sabes que pasa? que cuando se hace de esta forma aumentan las probabilidades de tener una sociedad cada vez más estúpida, más creyente en unicornios rosas invisibles. Y sí, es cierto, siemrpe existirá gente que se reúna en noches de luna llena alrededor de una magnífica fogata para invocar a Gaia o a la enzima prodigiosa, madre cósmica de todas esas otras enzimas chiquitinas que habitan en cada ser vivo, eso es algo inevitable y si te digo la verdad me inquieta poco y hasta me parece algo folclórico. Pero lo que me parece todo un desacierto es que alguien utilizando su hábito de médico se ponga, ora a convencerte en virtud de sus conocimientos científicos abusando del criterio de autoridad, ora a invocar a una enzima que ni existe, ni es prodigiosa, ni nada de nada. Esa enzima es una solemne tontería y es peligrosa.

Antes de despedirme, te recomiendo que si quieres conocer otras opiniones en el mismo sentido sobre el libro de la enzima prodigiosa pinches en este enlace del blog de “comer o no comer” (@MitosComer) o en este otro de @centinel5051 (no debes perderte la entrevista que hay al final del post a Mercedes Milá… quizá así se entienda mejor porque esta mujer se pone a decir y a hacer este tipo de cosas)

Actualización 1: Solo la casualidad («serendipia» se dice en el universo más holístico de las conspiraciones) ha querido que el mismo día que se publicaba esta entrada se publicara otra con similar contenido en el blog de un buen amigo 2.0. Imprescindible el análisis que @jmmulet hace del bodrio prodigioso en esta su genial aportación.

Actualización 2: Aquí puedes encontrar es un reportaje aparecido el el periódico El Mundo en la sección «Ciencia» el día 7 de junio de 2013 de la mano de María Valerio en el que aparece un servidor mencionado. Una de las cosas que me gustaría resaltar con el fin de aportar una muestra más de la verosimilitud de la obra «La enzima prodigiosa» queda reflejado en esta parte del texto del artículo del periódico y que dice tal que así:

El japonés [en referencia a Hiromi Shinya, el autor], conocido por sus trabajos en el campo de la colonoscopia y la cirugía digestiva, figura en el prólogo como profesor de cirugía en el Colegio Albert Einstein de Nueva York (Estados Unidos. Sin embargo un portavoz de la institución ha negado a este periódico [El Mundo] que Shinya ejerza allí, pese a que la editorial sostiene que sí. Sobre la posibilidad de contactar con él, Aguilar [la editorial] admite que todo se hace a través de su agente. “Pero no responde. Hemos intentado varias veces contactar con él sin éxito” reconocen.

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Fotos: Stuart Miles, marin vía freedigitalphotos

El cajón “desastre” de las enfermedades crónicas intestinales (inflamatorias o no)

Dolr de estómago retrete_David Castillo DominiciLa denominación genérica de “Enfermedad Inflamatoria Intestinal” (EII) acoge dos dolencias con características comunes y definidas: ambas cursan con una inflamación del tracto digestivo (demostrable a través de distintas pruebas diagnósticas) y, además son de carácter crónico. Estas patologías se conocen más frecuentemente como la Enfermedad de Crohn (EC) y la Colitis Ulcerosa (CU). La principal diferencia entre ambas es la zona de afectación, mientras en la EC la totalidad del tubo digestivo puede estar afectado (desde la boca hasta el ano), en la CU dicha inflamación se centra casi exclusivamente en el colon, la parte final del tubo digestivo.

Además de los mencionados trastornos, EC y CU, existe también el denominado Síndrome de Intestino Irritable (SII), que aunque comparte gran parte de la sintomatología de la EC y la CU, existe una gran diferencia con ellas: En el SII la medicina no encuentra anomalías en las exploraciones objetivas que se realizan sobre los pacientes. Es decir, en estos casos la inflamación no queda patente. Así, los pacientes de este SII se sienten especialmente desesperados y según muchos de los afectados por este problema manifiestan que cuando se les diagnostica de SII se les hace pasar a una especie de cajón de sastre al que van a parar aquellos pacientes que, aunque aquejados de unos síntomas bien definidos, se quedan sin un diagnóstico definitivo por falta de evidencias objetivas. Dicho de otra forma, normalemente el diagnóstico de SII suele reslizarse tras un descarte de otras enfermedades. Al menos en el caso de EC y de CU parece que tras la inflamación característica subyace una reacción auto-inmune de origen aun desconocido; sin embargo, en el caso del SII, al no haber inflamación aparente las causas son todavía más inciertas.

Uno de los mayores problemas que presenta el tratamiento de estas enfermedades es que sus síntomas son extremadamente variables. Tanto entre los distintos pacientes como en un mismo paciente a lo largo del tiempo y consisten generalmente en dolor abdominal, diarreas con o sin moco y sangre, estreñimiento, fisuras y úlceras, cansancio, falta de apetito, fiebre, pérdida de peso y distensión abdominal. Si bien, como ya se ha comentado, no hay ningún tratamiento que por el momento asegure una curación, en la mayoría de los casos los síntomas sí pueden ser bien controlados a través de la medicación y de las recomendaciones dietéticas (que variarán de persona a persona y del momento en el que se halle).

Como las EII y el SII afectan al tracto digestivo los pacientes que padecen estas enfermedades pueden presentar con no poca frecuencia diversas deficiencias nutricionales. Éstas carencias son debidas fundamentalmente a que muchos enfermos comen poco y mal porque la enfermedad les quita el apetito o bien porque exista cierto miedo a comer ya que al hacerlo los síntomas rebroten. Así mismo, y debido a la alteración de la función intestinal las deficiencias pueden deberse a problemas de asimilación de los distintos nutrientes. Ya sea por cualquiera de las causas mencionadas o por combinación de ellas, las deficiencias nutricionales se pueden poner de manifiesto de múltiples maneras, en forma de pérdida de peso, anemia, descalcificación de los huesos, falta de vitaminas, retraso del crecimiento en niños y adolescentes, etc. En consecuencia, los aspectos dietéticos del tratamiento de estas enfermedades adquieren gran importancia, en especial, cuando en muchos casos los pacientes limitan su dieta sin una base científica sólida.

Partiendo de la base de que la dieta por si sola no puede curar ni controlar las EII ni el SII, existen ciertas modificaciones en el tipo de alimentación que podrían ser efectivas siempre en relación con cada caso y en determinados momentos.

Recomendaciones en los periodos de remisión o “tranquilidad”

En líneas generales la mayor parte de los pacientes aquejados con cualquiera de estas enfermedades pueden y deben seguir una dieta normal, salvo que cuenten con una prueba concreta positiva en relación a alguna intolerancia, alergia, etc. Dado que no existe ninguna prueba científica que de modo general relacione la ingesta de un determinado alimento o grupo de alimentos en el desencadenamiento de las EII ni en el SII, la mejor recomendación que se puede hacer en este sentido es seguir un patrón de alimentación equilibrado, al estilo de la conocida como dieta mediterránea. En cualquier caso, se pueden seguir dietas de exclusión en función de experiencias anteriores bien argumentadas. Probablemente, la única excepción a esta forma de comer libre la constituyan los pacientes de EC con estenosis intestinales persistentes en los que es aconsejable una alimentación baja en residuos (sin fibra insoluble y baja en fibra soluble) incluso en las épocas de tranquilidad.

Recomendaciones durante los “brotes”

Los enfermos aquejados de EC, CU o SII deberán evitar sólo aquellos alimentos que de manera indudable aumenten sus síntomas, comprobado a través de una experiencia personal bien documentada y consultando con su médico. Esto es así porque la aparición o empeoramiento de síntomas tras la ingestión de un alimento concreto puede ser una pura casualidad. Por lo tanto, si invariablemente se “le echa la culpa” de todo síntoma al alimento previamente ingerido, se corre el riesgo de acabar haciendo una dieta excesivamente monótona además de deficitaria.

En relación a estas exclusiones sistemáticas hay dos tipos de alimentos que son motivo de muchas dudas entre los pacientes: los lácteos y los alimentos ricos en fibra.

Los lácteos están frecuentemente en el ojo del huracán de estos pacientes por que la intolerancia a la lactosa que padecen algunas personas comparte, frecuentemente, los síntomas de estas dolencias (pesadez, hinchazón, gases, diarreas, etc.). Según el conocimiento científico actual ningún componente de la leche es capaz de favorecer la inflamación intestinal característica de estas enfermedades, desencadenar un brote y, mucho menos, causar la enfermedad en sí misma. Para salir de dudas, aparte de la experiencia personal, sería muy recomendable realizar una prueba concreta de intolerancia a la lactosa.

Con respecto a la fibra sucede parecido, ya que no se ha demostrado que la misma (soluble o insoluble) esté en la causa de la enfermedad o de los brotes. La fibra insoluble produce un bolo fecal abundante poco hidratado, cuestión que puede favorecer la obstrucción intestinal y el estreñimiento en pacientes predispuestos, por lo que en el tratamiento sintomático de estas dolencias que cursen con estreñimiento es recomendable limitar las fuentes de fibra, especialmente la insoluble.

Consejo: Actualmente existen distintas asociaciones de pacientes aquejados con este tipo de dolencias. Si estas en esta situación o conoces a alguien que pudiera estarlo, sería una idea a valorar el contactar con ellas. Este es el enlace a la Confederación de Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa de España; y este a la Asociación Española de afectados de Síndrome de Intestino Irritable

Nota: Esta entrada no sustituye la consulta con un profesional de la salud. Está confeccionada sólo a título informativo y con la intención de motivar la reflexión.

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Foto 1: David Castillo Dominici vía freedigitalphotos

¿Programados para ser gordos?

Tal es el título del documental que me gustaría compartir hoy con vosotros. A pesar de la sencillez del planteamiento de que más ingesta y menos gasto termina en un resultado de obesidad y que, pese a quien pese, sigue siendo en mi opinión válido; el hecho incontestable es que en el resultado final de esta ecuación (engordar-adelgazar-mantenerse) intervienen muchos otros factores que tienen una difícil comprensión (de momento). Se sabe de la influencia de la genética, de la importancia de un entorno más o menos facilitador, del peso de algunos elementos que tendrían su aplicación en la conocida como epigenética, etcétera. Es decir, el planteamiento original es sencillo (consumo y gasto) pero la explicación del resultado final es terriblemente complicada. O al menos así son nuestras circunstancias actualmente. ¿Por qué parece que algunas personas pueden comer lo que quieran y no engordar y a otras, por ejemplo, les cuesta terriblemente adelgazar incluso con los planes dietéticos mejor planificados?

En el documental que hoy os traigo se formulan algunas hipótesis con las que ayudar a explicar cómo incluso antes del nacimiento se empiezan a recibir estímulos del exterior que posiblemente condicionen la forma y manera en la que nuestro cuerpo va a gestionar esa delicada ecuación energética.

De todas formas, no conviene sacar conclusiones precipitadas con su visionado. Además de los elementos que  se ponen de manifiesto en el documental, en especial el de algunos agentes químicos que podrían modificar el delicado equilibrio endocrinológico (los llamados «obesógenos»), habrá que tener en cuenta que hay muchos otros factores. Si no es conveniente ser reduccionista en un sentido, tampoco conviene serlo en el otro. De hecho y a pesar de lo fácil que sería quedarnos en los titulares (engordas o adelgazas en base los contaminantes ambientales y su influencia sobre la expresión de tus genes), la mayor parte de los intervinientes en este documental coinciden en afirmar que si bien sus hipótesis podrían desempeñar un papel destacado en la ecuación del peso corporal, el efecto del consumo de alimentos y la práctica de mayor o menor actividad física siguen siendo elementos muy importantes.

Aquí os dejo este enlace en la página web de RTVE “a la carta”. También podéis verlo aquí:

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Nota: quiero agradecer a todas las personas que me han hecho saber de la difusión de este documental y de lo interesantes de sus contenidos, en especial a José Javier (@j_javierlopez) un alumno de la USJ, y por supesto a mi padre que se ha esforzado por avisarme de todas las veces que se ha emitido el documental en RTVE.

¿Hay un mapa lingual para la percepción de sabores?

La lengua_wikimediaNo sé tú pero yo me acabo de desayunar con el hecho de que al parecer no hay un “mapa” sensitivo en la lengua en el que los sabores básicos se perciban con mayor intensidad en unas determinadas zonas y no en otras. Hasta hace poco tiempo tenía la idea de aquello que me mostraron en la universidad, en los años de mis estudios de Biología más en concreto en la asignatura de fisiología… que si sabores amargos en la zona más interna de la lengua, salados en la punta y dulce en los laterales. Pero al parecer algunos estudios han puesto de manifiesto que no es así y que en toda la superficie de la lengua disponemos de papilas gustativas para todos los sabores básicos (salado, amargo, ácido, dulce y umami)

Prácticamente todos los sentidos intervienen en nuestras elecciones alimentarias, pero creo que coincidiremos en que el del gusto es uno de los más importantes en este sentido. A fin de cuentas determinará esas elecciones y por supuesto condicionará en cierta medida el volumen de la ingesta que realicemos en base a que nos agraden más o menos.

La sensación del gusto proviene de la estimulación química de unas que reciben el nombre de células receptoras gustativas. A su vez estas células se agrupan en ramilletes constituyendo las papilas gustativas que se pueden localizar por toda la cavidad oral, pero mucho más en especial en la lengua. En resumen existen tres tipos de papilas gustativas en relación con la forma que adoptan las células gustativas a la hora de agruparse: caliciformes, más abundantes en la parte posterior de la lengua; foliadas localizadas de forma más especial en los laterales de la lengua; y fungiformes más abundantes en la parte delantera de la misma.

Se ha convenido que tenemos la capacidad para determinar cinco sensaciones gustativas básicas: Sabor dulce, salado, ácido, amargo y el conocido como “umami”. No creo que sea preciso el definir los cuatro primeros, sin embargo es probable que el “umami” te resulte ciertamente extraño o novedoso. Su origen deriva del japonés que viene a significar algo así como “sabroso”, y se define como el sabor característico del glutamato o las sales del ácido glutámico (un aminoácido) un sabor asociado de modo inexcusable con la comida oriental, principalmente la japonesa.

Nacemos con la capacidad del sentido del gusto completamente desarrollada. Así, es ampliamente conocido que incluso entre bebés prematuros se da una respuesta a algunos sabores. Es más, en fetos humanos de 15 semanas de gestación se han llegado a identificar papilas gustativas plenamente desarrolladas, y se han observado neuronas gustativas funcionales a partir de la semana 25 de gestación. Cuándo empezamos a ser conscientes de esa sensación y en qué medida pueden estas condicionar nuestras futuras preferencias sigue siendo un dilema.

Mapa de la lengua

A pesar de la creencia popular de que los distintos sabores son identificados en partes distintas de la lengua lo cierto es que recientes estudios moleculares han puesto de manifiesto que la respuesta a los cinco sabores básicos está presente en todas las partes de la lengua sin que se deba establecer un “mapa de la lengua” en relación con la capacidad para identificar estos sabores. Esta falsa creencia ha sido mantenida durante mucho tiempo en diversos textos de fisiología hasta hace poco y al parecer su origen hay que encontrarlo en un escrito de principios de siglo XX. Así, en la obra “Zur Psychophysik des Geschmackssinnes(“Sobre la psicofísica del gusto”) se muestran pequeñas diferencias en el umbral de detección de los distintos sabores en las distintas partes de la lengua, hecho que por lo visto llevó a pensar que determinadas zonas estaban especialidad en gustos concretos. Sin embargo en el estudio anteriormente mencionado publicado en Nature, los investigadores encontraron que aunque los receptores para los sabores básicos se encuentran situados en células diferenciadas entre sí, estas células no están localizadas en partes concretas de la lengua sino repartidos por toda ella. No obstante, sigue habiendo una cierta discrepancia al respecto de este tema ya que otros estudios sugieren que algunas partes de la lengua pueden efectivamente ser más sensibles a ciertos sabores, y que incluso puede haber diferencias entre sexos a la hora de detectarlos. Un extremo bastante comprensible al menos como hipótesis en base al distinto equilibrio hormonal de ambos géneros.

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Foto 1: Sue Clark vía Wikimedia Commons

Foto 2: MesserWoland vía Wikimedia Commons

El «efecto halo» de los alimentos «saludables» (el efecto sacarina)

 Efecto halo_Suat Eman

No me digas que no conoces el caso, por ejemplo, de esas personas que comen en la mesa como si alguien les fuera a quitar la comida y luego, el café, se lo piden con sacarina.

Hay muchos otros ejemplos de este tipo de comportamientos falsamente compensatrios, este es un mono-diálogo ficticio frente al mostrador de una hamburguesería del estilo McKing:

Quiero una giga-hamburguesa triple de oso con tocino de jabalí ibérico, queso blue-cheddar y pan francés.

(((Giga-hamburguesa triple))) [los paréntesis son el efecto “eco”]

Una de patatas fritas tamaño Gozzila con salsa Jalisco.

(((Gozzila-jalisco)))

Una ración de nuggets, con mayonesa, salsa barbacoa y mostaza alemana

(((nuggets-mayonesa-barbacoa-mostaza)))

Una Coca-cola maxi con helado de vainilla

(((Maxi-vainilla)))

¡Ah! sí… y una ensalada fresh&nature por favor

(((Ensaladaaaaa)))… ¿Ya esta? son 15,50, por favor

¿Qué esta pasando aquí? Algo relativamente frecuente y equivocado al mismo tiempo. En realidad son dos cuestiones las que se dan cita para explicar este tipo de comportamientos (dejando de lado que verdaderamente a las personas de estos ejemplos les apetezca el café con sacarina y el comerse esa ensalada)

  • Por un lado, algunas personas llegan a creer de forma errónea que el consumo de alimentos saludables, además de los no saludables, puede disminuir la cantidad de calorías de una comida.
  • Por el otro, también se puede pensar equivocadamente que la inclusión de un elemento considerado como saludable en una determinada comida puede enmascarar el carácter menos saludable del resto de componentes. Es, en definitiva, lo que se conoce como “efecto halo” y está bastante extendido.

Siguiendo con el ejemplo anterior hay personas que creen que por incluir una ensaladita en su comida esta va a convertirse en buena. Lo de antes era una invención, pero tengo un caso real como la vida misma. Estaba yo de viaje hace tiempo con un amigo y al llegar a nuestro destino, en el hotel, fuimos a cenar. La cena era del tipo buffet y lo cierto es que había de todo y con muy buena pinta. Mi amigo, con un cierto sobrepeso fue directo a servirse mientras me decía: Me voy a componer un solo plato, no tengo mucha hambre y además no me encuentro muy bien. Una vez que acabé yo de componer mi plato y visto que mi amigo no había acabado, me senté. Ya en la mesa a los poco minutos se reunió conmigo y mientras se sentaba dijo: hoy solo una ensaladita que hay que cuidarse (sic) Efectivamente era una “ensaladita”… pero de tamaño monumental, desbordaba por todos lados y además, la ensalada tenía sorpresa: embutido, salsa César, picatostes… Vamos, que con esa “ensalada” hubiera comido yo tres días.

Este “efecto halo” al que me refiero proviene de aquellos alimentos que se consideran saludables y sobre los que muchas personas creen que son capaces de extender no solo esa bondad a la calidad de los nutrientes presentes en el resto de la comida, sino también a su efecto benéfico sobre la ganancia de peso.

Pero a esta paradoja se le puede dar una vuelta de tuerca más. En general, son más las personas preocupadas por su peso las que son más propensas a tomar este tipo  de decisiones poco racionales acerca de los alimentos, y como es una paradoja, por lo tanto con su actitud, lejos de conseguir lo que pretenden se alejan de sus metas.

Que conste que no estoy demonizando con esta argumentación el uso de la sacarina o  de los alimentos de origen vegetal. Nada más alejado de mis propósitos. Lo que digo es que no se debe promediar el valor nutricional ni calórico de una determinada pauta dietética. Este tipo de falacias promediadoras suelen llevar, a quien las emplea, a un mal resultado. Por ejemplo, en este estudio se puso de relieve que cuando se dio la oportunidad de que los participantes del estudio evaluaran la versión menos calórica de dos ofertas posibles (hamburguesa por un lado, y hamburguesa más ensalada por el otro) terminaran por elegir erróneamente aquella que más calorías aportaba. Y ello debido, se supone, al el efecto promediador que le atribuyeron a la ensalada, subestimando de manera sistemática el contenido de calorías de los dos alimentos combinados. Es decir, en este experimento los partipantes atribuyeron menos calorías a la combinación de hamburguesa + ensalada, que a la hamburguesa sola. Sorprendente.

Gran parte del problema de este “efecto halo” también tiene su origen, al menos en parte en las alegaciones que con respecto al contenido nutricional de un alimento se hacen en el etiquetado: “contenido reducido en grasa”, “fuente de fibra”, “cero azúcares”, “light”… Este tipo de mensajes son, con cierta frecuencia, malinterpretados por los consumidores que creen que están ya no solo ante a un alimento “inocuo” sino más allá de toda duda, intrínsecamente saludable.

Así pues, construye, planifica, y compón tu alimentación de forma adecuada, sin “promedios”, aquí todo cuenta y todo suma. Una mala pauta de alimentación “adornada” con alimentos saludables puede tener el mismo efecto sobre tu salud que una bala pintada de rosa (bien mona) en el campo de batalla.


Foto: Suat Eman vía Freedigitalphtos.net

 

Nutrición-área 51: el timo del “agua hexagonal”

Timo del agua_ Stuart MilesExisten varios colectivos que son especialmente susceptibles de convertirse en el objetivo de los productos milagro y la charlatanería pseudocientífica. Entre todos ellos hay uno al que considero que no se le suele prestar la atención que se merece. Me refiero al de los machacas de gimnasio, a esos forzudos hipermusculados o si lo prefieres y por abreviar, a los que yo catalogo como Homo croassanis. Creo que ya sabes a qué perfil de usuario me refiero.

Para ellos hay productos hiperproteicos que les aseguran una hiperplasia y/o hipertrofia muscular superlativa, compuestos vitamínico-minerales que prometen recuperaciones meteóricas y cientos de sustancias que invitan a creer en la posibilidad de maratonianas sesiones de entrenamiento y lo que ello supone en el avance de su rendimiento y resultados.

Pero lo que no conocía hasta el momento era que lejos de la existencia productos, suplementos y demás, hubiera ciertas “tecnologías” más o menos mágicas que alegaran una mejora de muchos, por no decir todos, de los aspectos antes mencionados. Y de bastantes más.

Atónito es la palabra que describe cómo me quedé el otro día cuando recibí en el correo electrónico la publicidad de una batidora portátil expresamente diseñada para este colectivo. Algo original llegué a pensar así, a botepronto, ya que a fin de cuentas gran parte de la liturgia que rodea el consumo de tanto suplemento y batido radica en tener que incorporarlos en un momento determinado y no en otro; y que su preparación (reconstitución) no esté muy alejada de su ingesta. De otro modo, si se espera demasiado los batidos y suplementos pierden sus amorcillantes y supuestos beneficios (todo un drama, habida cuenta del pastón que suelen costar).

Pero me equivoqué. La verdadera originalidad de este producto no estaba en que pudiera ser portátil sino, pásmate, en los cambios moleculares que al parecer propicia su uso. Su explicación no es esotérica (ten en cuenta que estamos en un entorno supertecnificado) sino “científica”. Al loro:

Twister Vitalenergyzer permite generar grupos de 6 moléculas de agua (agua hexagonal) que facilitan que puedan penetrar en las células más fácilmente, aumentando la absorción de los suplementos alimenticios significativamente.

¿Agua hexagonal?… ¿perdón?… creo que me debí saltar el día que explicaron en clase este tipo de “configuración” del agua. Pero no pasa nada. Para ponernos al día tenemos modernos libros de texto, el superpoderoso y clarificador Internet y también a compañeros de profesión que pueden en un momento determinado echarle una mano a uno.

Dejando de lado a los compañeros de profesión y dejando que se recuperen del ataque de risa que les produjo aquellos a los que se lo comenté (llevan dos días incapaces de articular palabra mientras dan vueltas por el suelo, agarrándose la tripa entre carcajadas); decidí consultar algunos textos actualizados sobre la materia y… nada de nada, el “agua hexagonal” y sus magníficas propiedades no aparecían por ningún lado.

Otra cosa fue Internet, maravilloso recurso. Una somera búsqueda a lo bruto en google del “agua hexagonal” arrojó 7.930 resultados, no demasiados pero sí algo por lo que poder empezar. En inglés bastante más, “hexagonal water” ofreció algo más de 76.400. Sin embargo, con semejante buen comienzo resulta chocante que este término, en inglés no obtiene ningún resultado ni en MedlinePlus, ni en PubMed. Antes de seguir…

¿qué supuestos beneficios se obtienen del “agua hexagonal” según sus defensores?

Pues son de lo más variopintos y de lo más guay por supuesto. Sería interminable hacer una relación detallada de todo lo que se dice de esta particular configuración del agua, pero muy en resumen con el “agua hexagonal” se obtiene:

  • Un mejor tratamiento de los estados de deshidratación
  • Reducir la piel seca, acné y arrugas prematuras
  • Evitar el estreñimiento
  • Reducir los niveles altos de colesterol
  • Mejora de la hipertensión arterial
  • Controlar el peso (¡Cómo no!)
  • Tratar los edemas
  • Recuperación de estados de agotamiento
  • Mejora de la diabetes
  • Tratamiento del asma
  • Mejora la claridad mental y las habilidades cognitivas (¡!)
  • Evita el dolor en las articulaciones y;
  • Liberación de emociones (¡!)

Si además eres del tipo Homo croassanis el utilizar esta fantasticum-batidora con tus suplementos de proteínas y aminoácidos ramificados te ayudará, insisto según los fabricantes a:

  • Mejorará tu rendimiento hasta un 30%
  • Recuperará tu energía de una manera eficiente
  • Mejorará tu proceso de regeneración
  • Aumentará el valor biológico de los complementos alimenticios (¿It’s a kind of magic?)
  • Obtendrás un suministro mas rápido y sostenible para tus células

Agua planeta_ Danilo Rizzuti

Si quieres que un experto en “agua hexagonal” te explique el tema aquí te dejo este vídeo. [Advertencia: la visualización de este video puede causar, náuseas, mala leche, diarrea, eccema, etcétera entre personas sensiblemente escépticas]

Para saber qué hay de cierto en todo esto creo que podemos resumir algunos de los datos que ya he venido aportando en la entrada, a saber: Mis compañeros siguen aún con el ataque de risa (no puedo contar con ellos); en los libros de texto que son referencia sobre la materia no se recoge en ningún sentido la expresión “agua hexagonal” En los buscadores científicos más o menos populares tampoco y; bueno, para el cuarto punto hacemos un punto y aparte.

Si quieres saber qué hay de cierto en esto del “agua hexagonal” te sugiero que te quedes con la entrada de la Wikipedia al respecto de este término que dice textualmente:

El “agua hexagonal” es un término usado en diversas estafas publicitarias [1] [2], que afirma la posibilidad de que el agua puede adoptar una determinada configuración y que esta es mejor para la salud [3]. El término «agua hexagonal» se refiere a un grupo de moléculas de agua que adoptando una estructura hexagonal pueden supuestamente mejora la absorción de nutrientes, eliminar los desechos metabólicos y mejorar la comunicación celular, entre otras cosas [4]. […] es un fraude, una estafa que se aprovecha del conocimiento limitado de los consumidores en materias como la química, la física y la fisiología.

Se puede decir más alto, pero no más claro.

Para terminar, lo de siempre. Estos aparatos se venden y publicitan libremente en España y es más que patente que hacen claras alegaciones a la prevención y/o tratamiento de enfermedades concretas. ¿Qué __ñ_ hacen nuestras autoridades sanitarias? ¿No se suponía que la administración iba a tomar cartas en el asunto de los productos milagro?

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Fotos: Stuart Miles  y Danilo Rizzuti via FreeDigitalPhotos.net

La proliferación de las dietas de adelgazamiento como debate

Dieta_MarinLa disparidad de dietas de adelgazamiento es, teniendo en cuenta todas las variables implicadas, casi infinita. O al menos todo apunta a que se han propuesto todas las variantes posibles: dietas disociadas; dietas ricas en y bajas en hidratos de carbono, grasas y proteínas; de bajo y muy bajo aporte calórico; dietas que encumbran a determinados alimentos, dietas que prohíben otros, etc. A mi modo de ver, en la relativamente corta vida de existencia de las dietas de adelgazamiento como fenómeno de masas se “ha apostado” por todas las combinaciones posibles en un momento u otro. Sin embargo, las cifras de obesidad entre la población general no bajan, o más bien al contrario, aumentan. Algo falla.

Además, en esta situación y en los últimos años, tanta proliferación ha dado pie a una creciente preocupación por parte de instituciones sanitarias, incluidas aquellas de la administración (pero menos) que pone de relieve que aunque se pueda probar de todo… no todo va a funcionar y menos por el hecho de que antes no se hubiera intentado. Por tanto es frecuente que diversas instituciones científico-sanitarias a lo largo y ancho del planeta (bueno, casi solo en los países del primer mundo) pongan el acento en lo peligroso de seguir determinadas estrategias adelgazantes. La mayor parte de ellas fruto de la moda. Moda que al igual que la pata de elefante, los jerseys en pico o los tonos pastel responde a variaciones relativamente impredecibles. Todo ello junto a la cada vez mayor expansión de mitos y errores sobre alimentación.

No es de extrañar por tanto que D. Roberto Sabrido, exdirector de la AESAN, dedicara estas palabras en el prólogo del documento de Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención y el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en adultos (Consenso FESNAD-SEEDO):

Otro factor que aumenta la confusión en este campo es la multiplicidad de voces que se consideran autorizadas para suministrar consejos y prescribir dietas: pocas personas se atreverían a ofrecer recomendaciones sobre cómo puede construirse un cohete espacial; sin embargo, en nutrición ocurre todo lo contrario, pues todo el mundo cree saber de esta materia basándose en su propia experiencia al alimentarse. Este hecho favorece la existencia de multitud de mitos y prejuicios, incluso entre profesionales sanitarios, así como la proliferación de dietas milagro, algunas realmente pintorescas.

Otra muestra más de la preocupación a la que me refiero la podemos encontrar en el reciente Libro blanco de la nutrición en España de la Fundación Española de Nutrición. Se trata de un extenso informe (y podría haberlo sido más) en el que se analizan aquellos aspectos más importantes que sobre la cuestión de la nutrición planean sobre los españoles. Entre sus más de 60 temas no podía faltar aquel referente a “errores, mitos y fraude en materia nutricional”. En su introducción se vuelve a hacer hincapié en este tema:

Los errores, mitos y fraudes en materia nutricional son motivo de preocupación para las autoridades sanitarias, colectivos profesionales y comunidad científica. La proliferación de mensajes no basados en el conocimiento científico compromete el adecuado aporte de nutrientes y favorece la aparición de situaciones de malnutrición, como consecuencia de dar continuidad a pautas equivocadas, que alteran las condiciones de dietas equilibradas, poniendo en peligro el estado nutricional.

[…] La constante aparición de mensajes diversos produce escepticismo entre la población. Dado que ninguna relación parece bien establecida, que las certezas de ayer son falacias de hoy, la población se siente legitimada para hacer caso omiso de mensajes que no se correspondan con sus esquemas cognitivos, con sus gustos, con sus estrategias identitarias o con constricciones, apuestas y placeres de su vida cotidiana.

Rosbeef_Apolonia

Por todo ello no es infrecuente que se celebren reuniones, foros y jornadas para poner en común ideas y puntos de vista. En especial para abordar aquellos que más moda están. Y volviendo a hablar de moda, en la actualidad no se puede perder de vista el papel que se les atribuye a las proteínas como elemento para todo en esto de la dietética. Un servidor ya lo puso de manifiesto en su día en estas dos entradas (la una y la otra) y resulta que en el mencionado libro blanco de la nutrición en España se hace especial hincapié en esta proteínica cuestión al mencionarlo dentro de las amenazas en este campo (cada tema es abordado desde el análisis DAFO) que dan pie a la proliferación de errores, mitos y fraude. Y lo hace de la siguiente forma…

[Es una amenaza] La mitificación de las proteínas como base de la alimentación. Las evidencias referidas al consumo de proteína total y su efecto en la disminución de peso o en la prevención de exceso de peso en adultos, son insuficientes para establecer ninguna recomendación. No es de extrañar, por tanto, que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) considere que no existen pruebas científicas para asociar el consumo de proteínas con ventajas en el control del peso.

Al hilo de este debate quiero utilizar esta entrada para dar a conocer la Jornada verdades y mentiras sobre las dietas de adelgazamiento el próximo 4 de julio en Madrid organizada por la Cátedra Tomás PascualUniversidad CEU San Pablo y en las que tendré el gusto de participar. La inscripción es gratuita y la jornada dará comienzo a las 10:00 en el Salón de Grados del Campus de Moncloa de la Universidad CEU San Pablo. Puedes ver aquí el programa completo y si quieres te puedes inscribir aquí.

Vaya por delante mi agradecimiento para los organizadores a la hora de contar conmigo y con tantos otros interesantes ponentes. Espero además que sea una ocasión idónea para “desvirtualizarme” con una buena cantidad de compañeros a los que solo conozco a través de las redes sociales.

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Fotos: marin, Apolonia via FreeDigitalPhotos.net

Nutrición-área 51: Las cenas sin hidratos de carbono ayudan a adelgazar

Mitos dietéticos_ Stuart MilesEn la actual lucha sinsentido contra los hidratos de carbono y la deificación de las proteínas hoy tan habitual, hay un mito que, más que otros, corre como la pólvora. Esta falaz creencia a la que me refiero la puedes encontrar en boca de casi no importa quién: profesionales sanitarios (incluidos también algunos dietistas-nutricionistas), libros de autoayuda, de dietas, blogs, medios de comunicación… y por supuesto a pie de calle en especial entre el colectivo de los deportistas. Este mito se enuncia de dos formas posibles:

 

  • Si se evitan los alimentos ricos en hidratos de carbono durante la noche, le cena o al poco tiempo de irte a dormir, se favorecerá el adelgazamiento o la pérdida de peso; o bien,
  • Si introduces en tu cena alimentos ricos en hidratos de carbono aumentas el riesgo de engordar.

Gran parte del error de este mito se basa en que tiene una explicación teórica más o menos bonita, a saber: Los hidratos de carbono se absorben con relativa facilidad pudiendo obtener nuestro organismo su energía con relativa rapidez, por tanto, como después de cenar lo más normal es irse a dormir, nuestro cuerpo al no tener en que gastar esa energía la va a almacenar, y lo va a hacer en el tejido adiposo en forma de grasa con el consiguiente aumento de peso. Si por el contrario no tomas carbohidratos para cenar tu cuerpo tendrá que utilizar sus reservas hasta el momento de la próxima ingesta (el desayuno) y así se facilita el adelgazamiento.

Hay que decir que es bonito, sí. Pero nada más. Lo digo porque no vale solamente con que una teoría suene bien, es decir, sea una buena hipótesis de partida, para que termine siendo cierta. Y resulta que esta tonteoría no se ha demostrado. No hay un solo estudio con una suficiente calidad que haya demostrado que a igualdad calórica, los que comen hidratos por la noche engorden o que los otros adelgacen. ¿Tienen pruebas quienes así lo defienden, o hablan solo de oídas sobre una hipótesis más o menos plausible?

Es posible que algún lector de blogs de esos que andan buscando casi a la desesperada no importa qué claves para para perder peso manifieste en sus comentarios que a él (o a ella) el tema de desplazar fuera de sus cenas los alimentos ricos en carbohidratos le hizo adelgazar. Bien, no podemos negar ambos hechos, que adelgazó y que además quitó los hidratos de carbono de la cena, pero… ¿fue este tema de la cena lo único que cambió en su vida para obtener ese adelgazante resultado final? Lo digo porque entra dentro de lo probable que esta no sea la causa (aunque lo parezca). Además, es probable que al evitar este tipo de alimentos (cuando sea: cenas, comidas…) se terminen por consumir menos calorías ya que las opciones que nos queden sean menores. Al mismo tiempo, es preciso recordar que no es lo mismo consumir una ración adecuada de pasta integral con verduras que consumir en la cena alimentos especialmente ricos en hidratos de carbono sencillos que: 1º pueden llegar a aportar más calorías en un menor volumen y; 2º nos van saciar durante menos tiempo (con el consiguiente riesgo de volver a picar algo antes de acostarnos) a costa, en parte, de su mayor índice glucémico.

Recuerda que si tienes por costumbre el cenar platos enormes de patatas con chorizo, paellas o canelones el culpable de que aumente tu peso no serán los hidratos de carbono ni el comerlos por la noche… sino la probabilidad de exceder con este comportamiento tus necesidades calóricas. Ten presente que según este estudio y este otro, durante el tiempo de descanso nocturno el metabolismo basal no se ve tan apenas alterado con respecto al gasto en reposo durante la vigilia. Este gasto cuando duermes con respecto al de reposo y despierto puede incluso ser mayor si has practicado alguna actividad deportiva previa de forma prolongada.

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Foto: Stuart Miles via FreeDigitalPhotos.net

El ejercicio profesional de la nutrición en España: distintas posturas

Dieta_Stuart MilesAlgunos dietistas-nutricionistas (muchos creo yo) estamos relativamente molestos con el desprecio que se hace de nuestra preparación universitaria por parte de las autoridades sanitarias. Y ya sabes aquello que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Somos un profesional sanitario recogido en la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS) y, sin embargo, no se ofrecen las garantías mínimas para nuestra inclusión en la cartera de servicios de la sanidad pública. Bueno, ni mínimas ni de ningún otro tipo.

Nuestra desesperación, muy en esencia, parte de dos grandes temas: el querer y no dársenos la oportunidad de trabajar codo con codo, de igual a igual con otros profesionales sanitarios (cada uno en su ámbito y según su categoría) en pos de un mejor y más eficaz tratamiento para los ciudadanos; y que otros profesionales (o no profesionales) sin la suficiente formación en esta área se dediquen impunemente a hacer aquello para lo que el dietista-nutricionista está específica y ampliamente cualificado.

El caso, ya de por sí frustrante, se agrava cuando los dietistas-nutricionistas (en adelante d-n) nos damos cuenta que otras personas con otro distinto perfil académico pero con un amplio abanico de posibilidades profesionales al finalizar sus estudios, tanto en el sector privado como público, se enrabietan cuando los d-n manifestamos nuestra disconformidad con la situación arriba expresada.

Ahora no me refiero a farmacéuticos, ni a médicos, ni a biólogos (que también sería mi caso) ni a enfermeros, sino más bien a determinadas personas que además tienen alguno de los títulos mencionados. Lo digo para que algunos tomen nota. Los d-n no estamos en contra de esos colectivos, más al contrario, somos conscientes que sin muchos de los profesionales de las especialidades mencionadas, nuestra figura académica y de profesional sanitario jamás habría existido. Sería injusto empezar a mencionar con nombre y apellido a profesionales de estas áreas que así lo hacen, ya que me terminaría dejando en el tintero a muchos de ellos que no tengo el gusto de conocer. Como digo son bastantes los profesionales de la farmacia, la medicina, la enfermería, etc. que nos apoyan. Es más, la mayor parte de d-n formados hemos estudiado de libros que han escrito ellos. No se puede negar ni su valía, ni su apoyo.

Pero muchos otros no nos apoyan. Y, en sentido contrario, patalean, protestan, movilizan e indignan cuando se enteran que los d-n demandamos el reconocimiento que nos merecemos todos. Todos, los unos y los otros. Ni más ni menos. Sé que suena raro pero he de decir que me indigna que ellos se indignen cuando nosotros nos indignamos. Tiene narices.

Ahora sí, más en concreto me refiero a un reciente documento, una circular del Real e Ilustre Colegio de Farmacéuticos de Sevilla fechado en mayo de 2013 y de libre acceso en el que se llama poco menos que a la rebelión a este colectivo con el fin de reivindicar la capacitación profesional del farmacéutico en materia nutricional.

Carta farmacéuticos

No, no pretendemos el monopolio. Al reconocimiento que creo nos merecemos todos apelé en esta entrada usando el argumento que yo creía podría ser más contundente para ponernos cada uno en su sitio, es decir, el número de créditos, la profundidad y la extensión de las materias que en el ámbito universitario se le concede a la nutrición en las distintas carreras o grados. Pero se ve que no les ha debido de valer o que no lo ven tan claro como yo, y otros como yo, así lo vemos. Afortunadamente me queda el Tribunal Supremo para seguir dando argumentos.

En el año 2008 cuando se estaban creando y aprobando las respectivas órdenes CIN que regularían los nuevos Grados de Farmacia y Enfermería en las universidades españolas, es decir el tipo y extensión de competencias profesionales que se debían y deben alcanzar con el estudio de estos Grados, la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN) y los entonces tres Colegios Profesionales y Oficiales de d-n que había entonces en España (ninguno ni Real ni Ilustre todo hay que reconocerlo) decidieron poner un recurso ante el Supremo diciendo que las competencias profesionales atribuidas a estos futuros egresados (de farmacia y enfermería) chocarían con aquellas que ya recogía la orden CIN de los graduados en Nutrición Humana y Dietética, es decir, con la de los d-n. ¿Y sabes qué paso?

Pasó que el Tribunal Supremo desestimó sendos recursos. Si eres un farmacéutico afín a la incendiaria circular me imagino que estarás dando saltos de alegría y corriendo a por el champán. Espera un momento. Termina de leer la entrada no sea que te tuerzas un tobillo o que se te indigeste el brindis cuando te cuenten el final

Las razones por las cuales se desestimó el recurso fueron que a pesar de que todos estos profesionales (farmacéuticos, enfermeros y d-n) tenían competencias en materia de nutrición, ni por asomo se podían equiparar en su profundidad y extensión fruto de la dedicación curricular que de estas materias se hacían en cada uno de los grados. Bueno, la de los grados de farmacia y enfermería sí que se podían, más o menos, equiparar entre ambas, pero que en cualquier caso no tenían ni punto de comparación con las obtenidas en el Grado de Nutrición Humana y Dietética.

No hablo de oídas. Aquí tienes el enlace a la sentencia del Tribunal Supremo por la que se desestima el recurso que los d-n pusieron contra la ORDEN CIN/2137/2008. Leerse una sentencia de 22 folios es costoso pero déjame que entresaque, en especial para el Real e Ilustreun párrafo que resulta a mi modo de entender bastante esclarecedor. Después de enumerar la sentencia alguna de las múltiples competencias de los futuros d-n en base a su correspondiente Orden CIN/730/2009, y compararlas con las, apenas un par, que tiene en su Orden los futuros egresados en farmacia, la sentencia dice lo siguiente:

Tiempo de justicia_Stuart Miles

La comparación entre esas competencias [las de la titulación de d-n] y las referidas a la titulación de Farmacia, en materia de nutrición, antes transcritas, revelan que en esta última [farmacia] se requieren conocimientos generales, suficientes para prestar consejos terapéuticos en dietoterapia y nutricional y alimentario, mientras que para obtener el título de Dietista-Nutricionista se precisan conocimientos mucho más específicos y completos, no resultando comparables, pues, las funciones de una y de otra profesión titulada.

Así que después de esto poco más puedo decir, salvo que eso de poder hacer las mismas cosas nada de nada porque nuestra formación, la vuestra y la nuestra, no es comparable (sic). No estoy muy puesto en estas cosas de leyes, sentencias y demás, pero creo que lo que dice un TS crea jurisprudencia, ¿no?

Con la ORDEN CIN/2134/2008, referente al Grado de enfermería pasó tres cuartas partes de lo mismo, la AEDN puso un recurso contra ella ante el Tribunal Supremo y esté volvió a desestimarlo. Tienes el enlace de la sentencia desestimatoria aquí. Por cierto los argumentos aportados son idénticos: los conocimientos que los d-n tienen que alcanzar en materia de nutrición para obtener su Grado no son comparables con los de los futuros profesionales de la enfermería, siendo los de los primeros mucho más específicos y completos.

Ya por último, sólo me quedan un par de argumentos que son un poco del estilo de la navaja de Ockham, ya sabes, eso de que la explicación más sencilla suele ser la correcta y todo eso:

1º ¿Sabías que no son pocas las universidades españolas que ofrecen la doble titulación en Farmacia por un lado y en Nutrición Humana y Dietética por el otro en un mismo trayecto académico? ¿Sabías que no cuesta lo mismo, ni en dedicación ni en dinero, hacer solo farmacia que obtener la doble titulación? ¿no crees que sería de imbéciles (y perdón por la expresión, pero no se me ocurre otra) el que estas universidades se empeñaran en tener esta oferta si un farmacéutico pudiera hacer lo que un d-n por el mero hecho de ser farmacéutico? ¿no crees que sería un absurdo que hubiera gente que pudiendo ahorrarse un pico en la matrícula no lo hiciera con el fin de obtener las dos titulaciones? ¿sabías que antes de estudiar Nutrición Humana y Dietética un servidor se licenció en CC Biológicas? ¿no crees que tal y como parece proponer el Real e Ilustre… me hubiera sido mucho más sencillo y rentable echarle morro, ahorrarme dos años de estudios, y un pastón en matrícula que fue lo que me costó de mi bolsillo la carrera de NHyD en la Universidad de Navarra (recuerda que en su circular el Ilustre también habla de biólogos como prescriptores dietéticos)?

2º ¿Tan poco amor, devoción, cariño… e incluso vocación tienen otros profesionales sanitarios como para tener que “pillar” las competencias típicas de otros profesionales? Lo digo porque así, muy en resumen, la definición de las competencias del farmacéutico se sintetizan en un meridianamente claro párrafo de la LOPS de la siguiente manera:

Corresponde a los Licenciados en Farmacia las actividades dirigidas a la producción, conservación y dispensación de los medicamentos, así como la colaboración en los procesos analíticos, fármaco terapéuticos y de vigilancia de la salud pública.

Supongo que en la parte de “vigilancia de la salud pública” es donde el Real e Ilustre… quiere hacer recaer sus amplias funciones dietético-nutricionales. Y yo no lo veo. A mí me parece que si sumamos:

  • El texto anterior de la LOPS,
  • Las competencias de la Orden CIN/730/2009 en la que habla de poder dar consejo (y nada más) y
  • La sentencia del Tribunal Supremo antes comentada…,

Nos queda qué, a modo de ejemplo, una intervención ajustada a sus competencias podría ser la siguiente:

(Señor que entra en oficina de farmacia)

– Hola, ¿tiene aspirinas?

– Hola ¿qué tal? Sí, ¿cuántas quiere?

– Una caja, por favor. Por cierto, el otro día oí que el agua engorda si se bebe junto a las comidas y que es mejor no beber agua mientras se come, ¿es eso cierto?

–  No caballero, el agua tiene cero calorías antes, durante y después de lo que coma. Es posible que el beber mucho agua aumente la posibilidad de diluir los jugos gástricos con los que se hace la digestión y que así esta se haga más lenta en esas circunstancias, pero nada más. Hay otras cosas mucho más importantes en relación con la obesidad antes que ponerse a mirar si bebemos en las comidas o fuera de ellas.

– Ahhhh, gracias ¿Qué le debo?

– Son cuatro euros por las aspirinas.

– Muchas gracias, y en especial por la información, adiós.

– De nada caballero, que tenga un buen día.

Es decir, una conversación propia y ajustada al marco de una farmacia. Impensable en el marco de un taller mecánico o una peluquería (bueno, en realidad de impensable, tristemente nada)

Me despido, de verdad que sin acritud señores del Real e Ilustre… recordando que para bien o para mal el futuro de las “nuevas” profesiones, al menos en este país y en nuestro tiempo se ha forjado a golpe de sentencia. Cuando vengan las primeras denuncias, sus juicios y sus correspondientes sentencias veremos en qué queda la cosa. No hay gallardía ni desafío alguno en mis palabras, nada de eso. De verdad que no estoy nada seguro del tinte que podrán tener esas sentencias. A estas alturas y sabiendo el peso que tienen en este país algunas instituciones, muchas veces más que las razones, estoy preparado para lo peor.

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Nota 1: La profesión de farmacéutico (y cualquier otra) goza per se de todo mi respeto. Es más, cuento con magníficos amigos farmacéuticos y me apoyo en ellos, como ellos en mí, cuando queremos aclarar nuestras dudas sobre los temas «del otro». Todos los años desde hace cuatro doy clase a alumnos (a los que adoro) que cursan los grados de Farmacia y Enfermería en la  USJ y sé de primerísima mano cuánta nutrición y dietética tendrán en su haber al obtener su título. Y conste que me parto el alma para que en tan poco tiempo alcancen los mejores conocimientos. Me consta que antaño estos grados tenían más dedicación a estas cuestiones, pero a día de hoy no. Hablamos del ahora y no del ayer.

Nota 2: Si quieres referirte en redes sociales como twitter a la injusticia que supone esta situación para los dietistas-nutricionistas  puedes utilizar las siguientes etiquetas: #dn_sns_ya (Dietistas-Nutricionstas en el Sistema Nacional de Salud, Ya) y #LOPS72g (en referencia al artículo 7.2 de la LOPS que recoge las funciones típicas de los d-n)

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Fotos 1 y 2: Stuart Miles via FreeDigitalPhotos.net

 

¿Es el azúcar veneno?

Azúcar_Grant CochraneLa opinión sobre el consumo de azúcar está francamente dividida. Por un lado hay personas que criminalizan su consumo como si de un veneno tal cual se tratara y, por el otro hay quienes la santifican como una fuente de energía rápida e incluso la asocian a una sensación de felicidad.

En mi opinión ni una cosa ni la otra. Como ya comenté en la entrada “La falacia de catalogar los alimentos en buenos y malos” la bondad o maldad de estos vendrá marcada más por el uso que de ellos hagamos en términos de frecuencia y cantidad que de la propia naturaleza del alimento en sí. De vuelta a Paracelso recuerda que “Todo es veneno, nada es veneno. Sólo la dosis hace el veneno” una frase que se le puede y debe aplicar tanto al azúcar que hoy saco a colación como a cualquier otro alimento.

Este posicionamiento que queda muy bonito sobre el papel es preciso matizarlo haciendo constar que en la actualidad tenemos una sobreabundancia de alimentos superfluos que incorporan el azúcar en su composición de forma masiva. A veces como único nutriente, con el paradigmático ejemplo de los refrescos (aquellos que no incorporen edulcorantes artificiales) y en ocasiones como ingrediente principal o mayoritario. Incluso en alimentos sobre los que a priori la población general no cree que sean especialmente ricos en azúcar. El caso es que, al final, consumimos mucho más azúcar que el que sería conveniente o que por lo menos sería el recomendado. Dejando de momento a un lado el tema de los refrescos (ya he hablado en anteriores entradas largo y tendido) merece la pena que veamos otros casos de hasta qué punto el azúcar puede llegar a estar presente en nuestra alimentación.

Uno de los ejemplos lo tenemos en un conocido producto cuyo eslogan publicitario más famoso hace referencia a sus ingredientes en la forma de: “leche cacao, avellanas y azúcaaaaar…” Pues bien, resulta que cuando se consulta su lista de ingredientes el primero de todos, el más abundante es el azúcar (y seguido de las grasas vegetales) hasta el punto que los tres primeros ingredientes del eslogan no llegan a sumar más del 15% de su composición. Es decir, mucho azúcar y mucho de otros ingredientes (las grasas vegetales) que así a bote pronto y sin dar más explicaciones, no destacan por su especial interés nutricional. Hasta el punto que el azúcar y las grasas vegetales suman cerca del 87% de su composición según la lista de ingredientes. Para más información puedes consultar esta entrada en el blog “Esto no es comida” en el que me he apoyado para traer este ejemplo.

Otro más son las galletas. Sí, en general todas ellas. Incluso suele dar igual que sean del tipo “super-sanas”, integrales o que ayuden a reducir tu colesterol. Al final, como podrás comprobar al leer sus ingredientes en el lineal de tu supermercado más cercano el azúcar en muchas ellas es si no el ingrediente principal sí uno de los primeros (segundo o tercero como mucho). Según un estudio de Consumer, por término medio y dependiendo de la marca, a las galletas del tipo “maría” se les añaden importantes cantidades de azúcar, hasta un 17%. Una cifra que se multiplica por dos o incluso por tres en el caso de las típicas galletas con rellenos diversos (chocolate, crema de chocolate blanco o de vainilla, etc.)

A este tipo de alimentos se les suman muchos otros a la hora de hacer balance de la cantidad de azúcar que podemos llegar a ingerir en el día. Además de los caramelos, chocolates varios y golosinas (como puedes imaginar) es importante considerar también las mermeladas, salsas preparadas y alimentos de los que en principio no se suele sospechar demasiado como los cereales de desayuno, el cacao soluble, los zumos y bebidas “para deportistas”.

A este panorama de superpresencia azucarera se suma la presión de los distintos holdings alimentarios para vendernos sus almibarados productos. Es lo que trata de poner de relieve este esclarecedor documental titulado “Sobredosis de azúcar” y que te recomiendo que veas sin perder detalle cuando dispongas de 55 minutos.

En líneas generales hay una especial sensibilidad con este tema, hasta el punto que determinados productos tienen vetada su presencia en colegios y centros educativos por su escaso valor nutricional en virtud de su abundancia en azúcares entre otros criterios. En España, contamos con un Documento de consenso sobre la alimentación en centros educativos que regula estos aspectos. Otros países también hacen parecido, como por ejemplo Estados Unidos. Aunque la foto que ves a continuación ilustra una campaña para prohibir el uso de las armas en ese país (una campaña de Moms demand action!) se juega a que el destinatario adivine cuál de los dos niños de la foto sostiene en sus manos un producto que ha sido “prohibido” para su protección. Evidentemente el niño que porta el elemento “prohibido” (o al menos regulado) es el que tiene un huevo de chocolate.

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En resumen. Los españoles nos metemos para el cuerpo demasiado azúcar. Tal y como puso de relieve la encuesta ENIDE 2011 sobre hábitos de consumo en España, es destacable que alrededor de un 20% de nuestra ingesta energética se realiza a partir de hidratos de carbono simples, es  decir de los denominados azúcares. Una cifra a tener en cuenta cuando la mayor parte de instituciones sanitarias aconsejan reducir el consumo de este tipo de nutriente a menos del 10% de la ingesta energética diaria.

El otro día oí de nuevo (no recuerdo a quién) esa frase que me parece tan clara y reveladora que dice que más nos valdría comer como un diabético para, precisamente, no llegar a serlo.

De nuevo mi mantra, tal y como dice Madre reciente: no comas mucho de aquello que necesita de publicidad para venderse. No es la clave definitiva, pero con él evitarás muchos alimentos superfluos y con estos muchos azúcares.

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Foto 1: Grant Cochrane via FreeDigitalPhotos.net

Foto 2: http://momsdemandaction.org