Han datado al cerdo láser más antiguo del mundo dibujado en una pared de una isla de Indonesia. Así con la precisión láser le echan unos 51.200 años. Ha salido en la revista Nature (que de momento no está en la lista de fango sanchera).

51.200 años. Altamira es de anteayer, queda muy relegada. ¿Acaso podemos consentir esto sin hacer nada? Peligra el pedigrí-país. La máquina de fango actúa en modo gobal. ¡Indonesia! ¿Será posible?

Y luego, la escenita: un cerdo salvaje y tres figuras humanas. Si lo dice Nature…

Mejor eran las Caras de Belmez. ¡Y más antiguas!

Que traigan cuanto antes el rayo láser antiedad ese y veremos. Que lo compre Amancio pero ya.

La política estándar consiste pues en gestionar las palancas para librarse de las leyes y evitar a la justicia. Y si te pillan y te condenan se trata de poder librarse como sea, cambiando lo que haga falta, antes y después, y enmedio.

Este modus operandi se normaliza ante sus pantallas en el fabuloso día a día y el escándalo es cuando no ocurre así a la primera. Este esquema ya es un must cotidiano, junto a la otra modalidad, que es perseguir en base a denuncias falsas o onventadas, fakeadas, al bando rival. En ambos casos el sistema soñado o utopizado y que en algún momento, sin duda ilusorio, pareció posible e incluso real, se deshace y se destruye, se deshace y se destruye hasta el último fleco o hilo que sostenía la idea.

Esto pasa en todo el mundo sincronía del horror se deshacen los sistemas que siendo mejorables podían funcionar.

Se deshace el sistema que ya estaba deshecho.