Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Navalni, Assange

Navalni y Assange, juntos en el calendario: el uno asesinado, de un golpe o de una serie de golpes; Assange, machacado, dos jueces deciden hoy que lo mandan a USA a que pene su osadía de facilitar info a los medios de referencia del mundo (entonces quizá aun lo eran, o se les nombraba así) sobre las atrocidades del imperio. La democracia se podría purgar a sí misma, y esa es otra de sus innumerables virtudes a veces utópicas a veces reales. Las dictaduras, como la de Putin en Rusia, matan sin más y sin disimular: es un disimulo que no disimula, todo el mundo sabe que Putin asesina a los disidentes y en esa «sabiduría» se basa su poder maléfico que es modelo y patrón y copia de todas las dictaduras. Matar y asesinar. Putin casi mató a Navalni con Novichok, interminable listado de venenos y métodos y muertos llena los armarios del Kremlin del horror, Putin arrasa Ucrania, que es la entrada de Europa, ante la pasividad resignada de los gobiernos que no acaban de mandar armas o de ir con casi todo a por él porque temen que de un arrebato de locura Putin se eche al monte atómico, es el chantaje de Hitler en la era nuclear. La inteligencia occidental no aporta gran cosa a este desafío donde se juega la vida por país interpuesto y gente que muere y hace de colchón. Assange está en el quicio de la libertad de prensa, si los jueces británicos lo mandan a USA su castigo por delitos largamente inventados caerá sobre todo occidente y hará crecerse aun más al espectro de Putin, que pensará que todos somos iguales.

 

Sánchez, que ya ha perdido la segunda «X» en Galicia y es SX de nuevo, quiere reciclar el psoe en la debacle y dejarlo como un contenedor de grupúsculos para armar mayorías. No era la idea pero se ajusta a los hechos, a los votos… y cambiar de opinión no es problema.

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