Hacer muchas cosas es la obsesión de los días. Los trabajos y los ídems. Hacer muchas cosas. Las empresas y organizaciones hacen millones de cosas. Las personas sueltas, menos. Las cosas se les apoderan a las pymes. Las personas sueltas y quizá los entes enormes queremos hacer más cosas de las que podemos, millones de cosas. Apenas puedes salir a la calle sin que te regalen un libro. Un libro es una de las modalidades de cosas más accesibles ahora. Un libro es de las pocas cosas que puede hacer una persona sola, no necesita ser una pyme ni una corp para tener un libro. La pasión desaforada por hacer muchas cosas debe encubrir algo, una insatisfacción, una necesidad. Pero ¿cuál? ¿de qué? No podemos estar quietos, necesitamos hacer muchas cosas. El punto donde más cosas se hacen es un gobierno, el que sea. Allí es donde se hacen casi todas las cosas. ¡Cambiar el mundo! Vigilar a todo el mundo. Venderlo todo a todos. Se nos va la cabeza un poco con tantas ganas de hacer cosas. Cerámica, collages, libros, objetos, ideas, muebles, pintura, pasteles, restauración, naciones, escultura… Luego hay que darles salida a todas esas cosas: venderlas, regalarlas, exponerlas, que gusten, que las quieran, ¡que nos quieran!