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El big data del alma

En el infierno

La locura intermitente de ha desatado a lo bestia, se han abierto las puertas del infierno en Gaza, tal como dijo el secretario de la ONU, aunque se refería al cambio climático, pero esto es fuego derretido y crujir de dientes, el infierno ya estaba, ahora se ha reavivado.

Y todos de alguna manera estamos en las brasas, a punto de caer en el hoyo eterno. Estamos ya asados, la parrilla de San Lorenzo se ha vuelto a encender.

El furor del nuevo infierno de Gaza/Israel/Palestina (que no existe como país) cambia todo y enturbia el mundo, forma un eje con Ucrania y con todas las guerras atroces sean o no noticia, que la mayoría apenas lo son, no da para tanta locura, no hay mapas para tantas bombas.

Las fábricas de armas disparan su cotización, no hay límites para los misiles, aviones, carros, bombas, lanzallamas, cohetes…

El gran negocio de la guerra no conoce límites ni pactos, es el mayor que hay y nada ni nadie lo puede parar, estamos en el infiernos, ya hemos abierto las puertas.

Quedan pocos huecos sin CC o guerras o desastres humanos o inhumanos (a veces no se distinguen), el infierno llega a los paraísos con retraso pero ahora va todo más rápido o eso nos decimos como una plaga bíblica, llega a los paraísos el horror en formas diversas, precios, como cohartada de malvados para lucrarse, como tragedias que cada vez salpican o estallan más cerca… hasta que ya nos han engullido otra vez, por los siglos de los siglos.

Cierra Zara en Israel, todas las franquicias. Esto es el infierno.

 

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