Ole, la tarde ya pardea, y se alargan los olivares, revientan la vaina las almendras, la funda peluda, la cáscara asoma, el filo el hueso por dentro / hueso por fiera, exoesqueleto, ola.
Nido de avispas de verdad. Ojo. Todo es tan metafórico que casi se hace táctil el aguijón en el recuerdo. Todo tan superficial que es casi verdad o quizá real, lo real falso en su cajita de hueso que rompe el nórdico de felpa, la funda peluda.
No está pasando nada otro cisma, otra guerra en marcha, uau. En el centro de África está reventando el grano de odio y dinero de sangre, demasiadas cosas y más armas que cosas. Más armas que motivos.
¿Quieres beber algo?
La tarde ya pardea y se encienden los olivares, salen sandías como bolas del mundo y germinan los higos en su árbol de ensueños, y los melones. Precios. El precio de las sandías. Trocea a tu amigo si te agobia.
Precios al alza y precios al límite, nuevos límites, fuego en el alma, multitudes de fiesta, griterío, pueblos en la reserva india, pueblos cementeriales, parajes inmensos sin nadie por ahí.
Nuevos objetos mágicos, superconductor a temperatura ambiente, computador cuántico, editor de adn, crecedientes químico (probado con éxito en encías de animales), crecemuelas natural, captador de iris que paga 60 euros por el biohack (el alma!) de Sam Altman, y mil cosas más, pronto llegará algo incluso a estas densas periferias vacías/llenas.
Así que calma, atención a vivir mil años, paciencia si entras en el programa. Biohack total fraterno. Nuevos híbridos humanIA, quizá con el acento y sin mayúsculas: humanía. Iahuman.
Pronto aumentará la productividad individual bruta, que no es el producto. El universo se prepara y envía señales que de momento no acertamos a atender, pero estamos expectantes (como siempre en los veranos cruciales). El sol adelanta sus flamugios y más vale no ponerse debajo o enfrente. Llamaradas.
Chifletazos solaris.
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Hemos sido comprimidos
Ah quién pudiera volver a la plenitud del mp3
Comprimidos en nada
Vida eterna bis
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