Cuando tenía dos años, solía ir todas las tardes a una plazoleta a jugar. Allí había una pequeña pista con forma elíptica que se utilizaba para patinar o para jugar con la pelota. Esa pista estaba rodeada por una barandilla, por lo que la zona de juego estaba delimitada.
Una tarde de mi corta vida, se me ocurrió subirme a esa barandilla. Seguro que me subía todos los días, pero ese día me caí de morros y me rompí todos los dientes desde un canino a otro de la parte superior de la dentadura. En total, cuatro dientes y diversas heridas en la lengua y en los labios. Por lo menos, eran los dientes de leche.
En el colegio me llamaban Draculín porque solo tenía colmillos, me hacía una gracia este mote, que no os lo podéis ni imaginar. Visité con mis padres a un par de odontólogos pero ninguno nos aseguraba que fuesen a salir los dientes (los de adultos). Pero contra todo pronóstico, me salieron todos y cada uno de ellos.
Con nueve años tenía ya toda la dentadura, pero un día en una clase de educación física me caí jugando «a pillar» y me rompí los dos incisivos centrales, de tal manera que parecía que había creado un puente entre mis dientes. Con los trocitos de los dientes, me fui al dentista para que me los pegase, pero en vez de eso, volvieron a su aspecto inicial con una especie de pasta. Me encantaba jugar «a pillar» en educación física, y no dejé de hacerlo porque me hubiese roto otra vez los dientes.
Con el paso de los años, me he dado cuenta que el tiempo lo cura todo, incluso las heridas que te marcan para toda la vida.
1decada1000.
que razón tienes….
10 enero 2014 | 13:19
Pues entonces solo queda ponerse manos a la obra 🙂
15 enero 2014 | 10:52
Soy de los que creo que el tiempo no lo cura todo, sencillamente lo mitiga.
Un besote «Draculín».
10 enero 2014 | 13:44
¡Pero qué malo es el rencor y qué difícil es desprenderse de él!
Yo me reafirmo en que el tiempo lo cura todo.
Un besote «chichas» 🙂
15 enero 2014 | 10:52
Mi reflexión acerca de lo que dices del tiempo es que en realidad no lo cura todo, simplemente te enseña a adaptarte a las nuevas circunstancias que se van presentando. Te da el margen necesario para que vayas buscando alternativas válidas que te abran el camino que se te cerró de manera brusca y sin avisar. Por ejemplo en mi caso: en tres meses la EM se hizo tan fuerte que me dejó en silla de ruedas, de un plumazo pasé de ser totalmente autónoma a depender de otros para cosas tan básicas como subir un escalón. Fue en el verano del 2008, llegué a la celebración de Navidades en mi silla, despelucada y en chándal, no había ánimos para más. Me costó sobreponerme y dar el puñetazo en la mesa para decir BASTA! Fui sobreponiéndome poco a poco y fui capaz de mirar a la enfermedad a la cara para decirle que conmigo lo iba a tener difícil porque no me iba a dar por vencida. Luego vino el Tysabri y todo fue a mejor. Ahora como ya he dicho en otras ocasiones, camino con dos bastones, voy cada día a la piscina y ¡¡estoy conduciendo mi propio coche sin adaptar!! a causa de que tengo mucha más fuerza en la pierna derecha. Todo va poco a poco, con la ayuda del Tiempo. Ojalá que siempre esté a mi favor y al de todos vosotros.
11 enero 2014 | 20:10
Si me permites, a partir de ahora, te pondré como ejemplo en mi conversaciones de cómo se puede estar y cómo se puede estar después de dar con un tratamiento adecuado y de no darte por vencida. Me encantan estas historias, a mí personalmente, me ayudan un montón, y te agradezco que la compartas aquí 🙂
Puede que tengas razón, pero a mí modo de ver solo en algunos casos. Yo me acostumbré cuando era pequeña a ir sin dientes, pero me costó mucho sobrellevar ese mote, incluso todavía me acuerdo de algunos compañeros que me lo llamaban que crecieron conmigo en el colegio. Pero con el paso de los años se me fue olvidando y me lo fui tomando con un poco de humor, incluso estando en el colegio. No me gusta ser rencorosa y no creo que sea algo bueno para nosotros. En tu caso, podías haber seguido lamentándonte y probablemente seguirías en una situación muy parecida a la del principio y como dices, te has ido adaptando a tu situación y has conseguido mejorar, algo que me alegro enormemente. Pero por otra parte, me pregunto si hay algo que te haya hecho otra persona que no puedas perdonar y olvidar con el paso del tiempo. Últimamente, me hago mucho esta pregunta y de momento, todas las situaciones que me rodean, en todas veo que el tiempo lo cura todo.
Esperemos que el tiempo sea nuestro aliado.
Un besazo!
15 enero 2014 | 11:11