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Sin discusión, el Día de la Madre es «el Día de» por excelencia. Porque lo que hace una madre por sus hijos no lo hace nadie. Porque sin ellas, no habría nada. Simplemente, no seríamos.
Pero ojo, porque hay una trampa en este tipo de días: reducir los gestos de amor y agradecimiento hacia nuestros seres queridos solo en estas fechas señaladas. Y en realidad deberían servir como inspiración para practicar dichas demostraciones de afecto a diario, como todos merecemos y nos debemos por muchos motivos.
Por eso hoy quiero compartir una reflexión acerca de la naturaleza -y la periodicidad- de estos «regalos». Bien está si, por suerte, tienes localizado un objeto o bien si sabes lo que a tu madre le arrancará la mayor de las sonrisas.
Pero mejor aún será si conviertes ese detalle en una experiencia, mucho más duradera en el recuerdo, y todavía mejor si la compartes con ella. La matrícula de honor te la llevarás ya en caso de que, además, esta experiencia sea periódica y la conviertas en un ritual de los dos (o de todos los hermanos).
1. El mejor regalo es el tiempo
No le des más vueltas. Ni la joya más cara ni la prenda más cool podrán igualar nunca el placer del tiempo compartido entre una madre y sus hijos.
Y el presupuesto nunca es un problema cuando hablamos de actividades en el hogar: hay muchas cosas que se pueden hacer juntos para celebrar vuestra relación y que no exigen ni un duro: desde una sesión de vídeos y fotos familiares para refrescar recuerdos, historias y anécdotas, hasta un pase de vuestras películas favoritas con todos los extras en forma de palomitas (con esta sabrosa receta).
¿Dos recomendaciones para ver juntos en familia? Del revés (de Pete Docter y Ronnie Del Carmen) y Una segunda madre (de Anna Muylaert), dos estupendas películas que hablan -entre otras muchas e interesantes cosas- de sentimientos y relaciones entre padres e hijos desde una perspectiva original y muy constructiva, después de las cuales merece la pena charlar abierto y tendido sobre educación, herencia cultural y emocional.
Y si la tecnología se te atraganta en algún momento a la hora de montar un maratón de películas inolvidables con tu madre, recuerda que puedes solicitar ayuda a tu Ángel tecnológico.
O mejor aún: ¿se te ha ocurrido alguna vez editar esos vídeos de vacaciones que siempre quedan olvidados en alguna tarjeta de memoria y darles vida con una música divertida para sorprender a tu familia?
Puedes comprar o preparar unos tés especiales y algunas pastas para disfrutar juntos de esos momentos.
También puedes preparar una sesión conjunta de yoga, pilates o cualquier deporte en casa (aquí tienes las 5 claves para preparar tu casa para el yoga), y de esta manera ayudar a tu madre a probar y practicar estos ejercicios tan sanos, en confianza e intimidad.
2. Haz que la casa sea su castillo y no su prisión
A menudo, las tareas domésticas recaen de forma injusta y descompensada sobre la madre. Rompe esa dinámica y reparte las tareas del hogar de forma que tenga tiempo para disfrutar de sus hobbies o, directamente, descansar.
Un regalo genial puede ser organizar entre hermanos una sesión de limpieza, cocina y organización de la vivienda para que vuestra madre no tenga que mover ni un dedo durante días. Y, como decíamos antes, si os acostumbráis a llevar a cabo este ritual de forma periódica, podéis tener por seguro que el orgullo y la felicidad de vuestra madre se multiplicarán en el tiempo.
3. Organiza una comida o cena con la familia o amigos
Casi seguro que hay familiares que hace demasiado tiempo que no veis. O amigos de la familia de toda la vida con los que, por mucho cariño que exista, se tiende a espaciar el contacto.
¿Qué tal si le das a tu madre una sorpresa organizando un picnic con estos invitados tan queridos o organizando una cena en vuestra casa?
Por supuesto, la norma número 1 de dicha cita es que tu madre no tenga que hacer absolutamente nada más que disfrutar: ni cocinar, ni recoger, ni limpiar, ni antes ni después.
4. Una carta, la mejor declaración de amor a una madre
Tú eliges el formato: puede ser una carta tradicional de toda la vida, o un álbum con recortes (en el que integres billetes de transporte, entradas de cine, fragmentos de revistas o folletos turísticos… todo tipo de recuerdos compartidos caben y enriquecen esta idea).
Cuéntale a tu madre lo importante que es para ti, recuérdale cuánto piensas en ella en el día a día, dale las gracias por todas las cosas bonitas que te pasan en la vida -y que son gracias a ella- e incluso por la oportunidad de enfrentarte a aquellas menos bonitas pero que más te ayudarán a crecer.
Comparte con ella esos avances y descubrimientos en tu vida, tus reflexiones y motivaciones, y demuéstrale que todo el tiempo, esfuerzo y cariño que ha invertido en tu educación han merecido la pena y ahora todo eso revierte sobre ella como una gran inversión a largo plazo.
Puedes crear tú mismo un álbum con cartulinas, telas, papeles… o también partir de alguno de los muchos modelos que se venden ya en papelerías y tiendas de manualidades, que incluyen todo tipo de complementos muy molones para decorarlos.
5. El desayuno en la cama
Es un clásico que nunca falla. Solo hace falta que prepares ese desayuno que sabes que más disfruta tu madre y lo lleves en una bandeja hasta su dormitorio para que se sienta como la reina que es. Eso sí: manos firmes, paso seguro, ¡y sin liarla por el camino!
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Si añades flores al conjunto, lo clavarás. Y si te ofreces a darle un buen masaje para que se relaje o contratas a alguien para que lo haga a domicilio, alcanzarás altas cotas de envidia cochina entre sus amigas.
¿Y tú? ¿Cuál es el regalo que piensas hacerle a tu madre este año?
¡Comparte tus ideas con nosotros en los comentarios!
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