Fotos: widemat.com, 25.media.tumblr.com, skytingyoga.com, food.ndtv.com, zliving.azureedge.net, shape.com.
Vaya por delante una confesión personal: vengo del pilates.
No quiero decir ahora mismo. Ahora vengo de reparar una puerta que chirriaba como si estuviese poseída. Igual que hacía mi espalda antes de probar el pilates. Y una vez puestas en vereda mi columna y sus excesos laborales, alguien me insistió en probar el yoga para completar la tarea de puesta a punto de cuerpo y mente.
Como siempre que me recomiendan vivamente algo, lo probé. Y como siempre que lo hago, no me decepcionó, sino que lo terminé abrazando y recomendando yo mismo.
Por eso hoy quiero hablaros, no ya de esta disciplina tan valiosa —para la que hay personas mucho más versadas y capacitadas que yo— sino de la posibilidad de trasladar su práctica a nuestros hogares y disfrutarla al máximo.
Porque no es lo mismo hacer yoga en casa que HACER YOGA EN CASA. Y al igual que preparas tu hogar para noches románticas (como en este DIY de reciclaje para encender vuestra pasión), se puede mejorar sustancialmente el espacio que dedicas a practicar yoga si tienes en cuenta estas cinco claves que he leído en la Yogateca:
1. Ventilación
Claro que mola hacer yoga en la playa. Y en lo alto de una montaña, durante el solsticio vernal y en compañía del Dalai Lama. Pero no le podemos pedir todo a Shiva, y a veces suficiente nos resulta con sacar un rato libre para nosotros mismos en casa.
Y si lo dedicamos a hacer cualquier ejercicio físico, debemos asegurarnos de tener una ventilación adecuada del espacio doméstico en cuestión.
Si no puedes hacerlo en exteriores tranquilos, como terrazas, patios o jardines, al menos escoge un lugar en el que puedas abrir ventanas o puertas a la calle, para conseguir que el aire se renueve y puedas respirar oxígeno nuevo.
2. Iluminación
Hay dos opciones: luz natural para recargar pilas de la forma más armónica con la naturaleza, o luz artificial tenue para relajarnos sin estridencias: una lamparita tamizada por un pañuelo, o mejor aún, velas.
Piensa que la iluminación afecta directamente a tu estado de ánimo e influye decisivamente en aquel que quieras alcanzar con el yoga. La luz natural despertará tus sentidos y te recargará de energía para afrontar el día: las velas titilantes te relajarán y prepararán para una generosa noche de sueño.
3. Silencio o sonido
Aquí, tú eliges. Habrá días en los que prefieras aislarte de todo mundo sonoro artificial y yoguear acompañado únicamente del sonido de tu respiración.
Pero otros seguro que aprecias la escolta de música suave, excitante e inspiradora por la mañana, relajante por la tarde o noche, que te guíe en tu búsqueda del estado energético ideal.
Hay otras opciones como los sonidos de la naturaleza: desde olas de mar y pájaros hasta el viento o la lluvia. Si quieres mi consejo, últimamente me he acostumbrado a relajarme, leer y hasta trabajar bajo la protección y el sostén de la página A Soft Murmur, que te permite elegir la combinación e intensidad exactas que tú desees entre lluvia, truenos, olas, viento, fuego (el crepitar de las llamas es lo más para alejar las tensiones de tu cabeza), pájaros, grillos, y hasta las vibraciones de un bol tibetano, el ruido blanco de la tele o el de fondo de una cafetería.
Aquí tienes la versión (también gratuita) para Android (no es que tenga nada contra Apple, es que la versión para iOS aún está en desarrollo… y para que me creas, aquí tienes las 4 mejores apps con ruidos naturales y relajantes para iOS, entre ellos, ¡oído!, el ronroneo de un gato y el idioma balleno de los mayores cetáceos del planeta):
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4. Aromaterapia
No es obligatorio en el guion, pero nunca está de más acompañar tus ejercicios y meditaciones con uno de tus aromas favoritos, ya provenga de una vela aromática, de incienso, aceites esenciales o una infusión realizada con plantas de tu elección.
Aun así, ten cuidado de no saturar en exceso el ambiente pues provocarás el efecto contrario, viciando el aire y cargando tus pulmones. Y créeme: en habitaciones demasiado pequeñas, puede resultar incluso mareante y desestabilizante.
5. Orientación
Por último, y ya a por nota, lo más difícil de todo: practica yoga hacia la dirección en que sale el sol.
Para el hinduismo, como para tantas otras religiones y culturas, es el astro fuente de luz, calor, vida y energía. Y si tienes la oportunidad de sumergirte en el yoga a primera hora de la mañana y con el sol dándote en la cara, alcanzarás otro nivel de bienestar y plenitud todavía mayor, desde un punto de vista puramente visceral y auténtico.
El yoga incluso tiene una serie de posturas específicas para saludar al sol, como el Suryanamaskara.
¿Cómo se te queda el cuerpo, compi yogui?
¿Te apetece adentrarte o profundizar en la práctica doméstica de una de las mejores disciplinas para equilibrar nuestros exigentes modos de vida de hoy?