Nos gusta viajar tanto como a ti. Y cuando lo hacemos, nos alejamos de los grandes monumentos para colarnos en las casas de los oriundos y ver cómo viven, cocinan, descansan y se relacionan.
Nos encanta comprobar las diferencias culturales, estéticas y geológicas de cada destino observando los hogares de cada región (¡gracias, inventor de Airbnb!).
Por eso comenzamos nuestra serie documental de decoración por países, a través de la cual puedes viajar momentáneamente a Japón y a África.
Y hoy aterrizamos en nuestra tercera parada de este apasionante viaje global: los países nórdicos y su práctico, refinado y muy armonioso estilo decorativo.
Unas pinceladas sobre el diseño escandinavo
Hoy triunfa en cada rincón del planeta de la mano del buque insignia que lo comercializa desde 1943, la celebérrima IKEA. Pero fue un poco antes, en los años 30, cuando el movimiento escandinavo nació a partir del Modernismo, una corriente definida por su funcionalismo y la simplificación de las formas.
El término escandinavo proviene, más que de la región nórdica geográfica a la que hace mención, de la personalidad compartida por finlandeses, suecos, noruegos, daneses e islandeses y su forma de ver la vida, moderna, relajada y extremadamente abrazada a la naturaleza.
Tuvo una primera época dorada entre los años 30s y 70s del siglo pasado, con grandes fundadores como Alvar Aalto, Arne Jacobsen, Verner Panton, Borge Morgensen, Poul Henningsen o Maija Isola.
Su segunda gran oleada de protagonismo llegó en los años 90 y aún se mantiene, como puedes comprobar en gran cantidad de blogs de tendencias en decoración.
Uno de sus objetivos es humanizar los objetos a través del uso de materiales naturales, como la madera, la piel o el cáñamo, y democratizar sus piezas mediante el empleo de técnicas innovadoras que permitan crearlas en serie y a precios razonables.
El propósito más amplio del diseño escandinavo es mejorar nuestra vida diaria, y por eso muchos diseñadores han puesto el foco en los interiores de las viviendas: mobiliario, iluminación, textiles, vajilla, etc.
En sus trabajos encontramos una fuerte relación con el medio ambiente, visible en la mezcla de abstracción y formas de inspiración natural (¿te has fijado en el protagonismo de las vetas de la madera, de las plantas y sus hojas, de los animales?).
Si pudiéramos resumir el espíritu de esta corriente nórdica en tres palabras en función de cómo se proyectan sus objetos en el tiempo, estas serían resistencia, funcionalidad y fiabilidad.
Por supuesto, características tan funcionales no están reñidas con la diversión (también puede ser muy colorido, sobre todo si entran niños en juego), aunque sí con la ostentación, algo en lo que se diferencia radicalmente de otros estilos más clásicos y menos para todos los públicos.
Colores
Los tonos principales en la decoración escandinava son neutros: como el gris, el beige, el blanco y los tonos pálidos.
Un gran papel ha cobrado recientemente el amarillo, mejor cuanto más chillón, como nota de contraste a los anteriores y al negro. Es esta simplificación y su alejamiento de lo recargado lo que hace triunfar al estilo nórdico a través de nuestras retinas.
Mobiliario
Tan sencillo como elegante y heredero del movimiento de Artes y Manualidades (Arts and Crafts), la gran mayoría de todo lo producido se compone de madera, material canonizado en los países nórdicos y que hoy en día suele estar acompañado de certificados de sostenibilidad en su producción.
Un combo típico nórdico incluiría: un sofá con estructura y patas de madera, textiles de algodón en tonos grises, algún detalle de contraste como un cojín amarillo y una mesa de madera y metal en tonos claros o con veta natural a la vista.
Iluminación
Es muy importante en unos países que durante gran parte del año carecen de luz natural durante gran cantidad de horas, por lo que su aprovechamiento debe ser óptimo, mediante estores y cortinas ligeras y en tonos claros.
Hablando de luz artificial, gusta más una iluminación equilibrada que provenga de varios puntos que una fuertemente contrastada y con claroscuros. Por ello las lámparas de mesa son un elemento clásico, versátil y con una gran variedad de modelos en el mundo nórdico.
Los suelos
El parquet y la tarima son los reyes, con maderas de tonos claros. También los suelos blancos con detalles rústicos son muy apreciados para dar luz y sensación de amplitud a cada estancia.
Las alfombras tupidas con motivos florales, naturales o geométricos serán muy bienvenidas para dar calidez a los rincones más transitados del hogar.
Accesorios
Los espejos -cuando más grandes, mejor, y muchas veces apoyados en el suelo- son un gran recurso en esta tendencia. Ofrecen muchas ventajas, como te contamos en nuestro post 5 efectos especiales con espejos para agrandar tus espacios pequeños.
Reflejarán y repartirán la luz ambiental, harán parecer más grandes las habitaciones, crearán nuevas y mágicas perspectivas, sobre todo si pueden reflejar imágenes exteriores de naturaleza, como puede ser un árbol o simplemente tus plantas de exterior en un balcón.
Otro gran complemento para tus espacios de inspiración escandinava son las ramas de árbol, con las que puedes jugar colgando de paredes de una forma mucho elegante y original.
¿Qué te parece este estilo decorativo? ¿Tienes elementos en casa que respondan a esta corriente estética tan exitosa?
¿Quiere compartir con nosotros algún otro detalle o imagen que te encante de esta tendencia?