Por Luisa Molina
Quizás pocos sepan en qué ha quedado la nómina de los funcionarios para este mes de diciembre tan comprometido siempre. Yo he tenido que ver cómo mi hija, docente, se quedaba con el alma en los pies al ver que no solo no recibía su paga extra de Navidad sino que además tenía ante sus ojos la paga más escuálida de su vida. La razón es que les han deducido el doble de derechos pasivos, no les han pagado los cargos que desempeñan este año, por ejemplo, las tutorías de sus alumnos y si tuvieron la osadía de hacer huelga se la han descontado también este mes.
Algunos pretenderán que son casualidades pero a mí me parece un castigo por tanta camiseta desfilando por las calles. Esas camisetas circulan por las calles para recordarnos que se trata de la educación de nuestros hijos, de nuestra salud, de nuestra justicia…
Yo, desde mi ancianidad, no puedo comprender cómo pretenden hacernos creer que en manos privadas todo será más barato cuando lo privado busca el beneficio por definición. Supongo que para los ancianos, a los hijos de los pobres o de la clase media, pues vendrá a ser lo mismo, nos recluirán en instituciones benéficas donde tendremos que agradecer la caridad de poder estar.
Mientras tanto mi hija, que estudió, que opositó, que luchó para dar una buena vida a sus hijos, los tendrá que dejar sin Reyes… Leyendo esta tarde el Cuento de Navidad he recordado a Ebenezer Scrooge, su avaricia, su falta de empatía, su priorización del dinero sobre todas las cosas… He pensado que este equivocado personaje encarna a la perfección este plan cruel que, dicen, va a sacarnos de la crisis. Una abuela desesperanzada.