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Entradas etiquetadas como ‘fuga de cerebros’

Evaluaciones de segunda en un caso de un niño con altas capacidades intelectuales (ACC)

Por Begoña Rodríguez Jiménez

Varios niños en la puerta de un colegio (EFE).

Varios niños en la puerta de un colegio (EFE).

Soy mamá de un niño de 8 años evaluado de altas capacidades intelectuales (AACC) por una psicóloga clínica en un centro privado y otro hijo de 6 diagnosticado de intolerancia a la fructosa por un gastroenterólogo en el mismo centro privado.

¿Por qué el informe de evaluación de AACC se cuestiona en el centro escolar y el de intolerancia a la fructosa se cumple a rajatabla si ninguna de las dos valoraciones son visibles? ¿Es más importante evitar el dolor de barriga que el dolor emocional?

Vivimos en una sociedad en la que en muchos casos se desprecia el talento y no se potencia. En los colegios se cubren las necesidades básicas de aprendizaje y dejan las necesidades especiales en manos de las familias que en la mayoría de los casos carecemos de información y formación completa para gestionar sus demandas intelectuales y emocionales.

Es por esto por lo que pido sensibilización por parte de los organismos oficiales competentes en esta materia para que faciliten la burocracia, acorten el tiempo de espera para oficializar una evaluación privada y principalmente enriquezcan su educación acorde con sus necesidades intelectuales.

Señores, hay un altísimo porcentaje de fracaso escolar en este colectivo (se sitúa en torno al 70%) y después nos quejamos de la fuga de cerebros. Tenemos un potencial emergente de futuros profesionales. ¡Aprovechemos esa riqueza de talentos!

 

Desde un corazón científico, por España

Por Cristina Aguado

Todos los investigadores hablan solos, en mayor o menor medida todos piensan en alto, este murmullo es uno de los sonidos que se sienten si estás en un laboratorio, junto a él otros,  como el sonido a maíz que se convierte en palomita que hacen los eppendorfs, o el  sonido a moto que acelera de las centrífugas, o el pitido de despertador de  los cronómetros dispersos por las poyatas, o el golpeteo de granizo de las puntas de las pipetas al caer en los botes de basura, estos sonidos  me hacen sentir en casa, me estimulan y desafían, y  me unen  a quienes ganaron el Premio Nobel, hace años y que, como yo, vivieron en un país en el que la ilusión, el trabajo y la inteligencia intentan superar los límites económicos que quieren ser barreras.

EFE

EFE

Estos sonidos que me acompañan cada jornada laboral los podría escuchar en cualquier parte del mundo, pero no quiero, no solo por razones personales sino porque creo que debemos tener una ciencia fuerte, y si nos vamos quizá nunca volvamos; muchos cargaron sus maletas con su experiencia, su formación y lo volcaron en los pilares de otros países. Muchos no tan jóvenes, tras años de esfuerzo lejos de donde empezaron, han conseguido volver, pero son pocos, no nos engañemos; uno se debe ir pensando en no volver y es cierto que tendrá muchas oportunidades pero yo no quiero, porque lo que quiero es cimentar esos nuevos pilares aquí. “¿Con qué?, si no se invierte en ciencia”, me dirán muchos. Pues aunque me dé pena decirlo no lo sé, no lo sé, pero tendremos que gritar, tendremos que luchar y tendremos que pedir sin cansarnos. Como el padre que con paciencia responde a los mil porqués de su hijo cuando empieza a descubrir que las cosas no son porque si, sino que tienen una explicación, lucharemos para hacer entender todos los porqués de la necesidad de invertir en ciencia, en un I+D real y en un futuro en el que seamos tan potentes por nuestro patrimonio cultural, nuestro sol y nuestra comida como por nuestros avances médicos y tecnológicos. Sueño con el puño cerrado porque así dice mi padre que se duerme más rápido y pasa la noche más deprisa, a ver si cuando despierte, aquí, puedo construir un nuevo país de ciencia en España.

‘Año mariano’ en la romería del Rocío

Por Juan Afán Muñoz

Esta romería se está haciendo demasiado larga y “sobrecogedora”. Está que arde y cruzando el río Quema (cuando el río suena…). Si te sientes Mayor y pones la Oreja, sentirás los Cascos de los caballos pisando las Arenas un poco movedizas, observando a lo lejos un Gallardón jinete a su aire. ROMERIA ROCIO

El objetivo de llegar a la Casa de la Hermandad Popular en pleno Rocío debe llevarles al propósito de la enmienda, decir los pecados al pueblo y cumplir la penitencia, purificando la estancia, quemando todo lo podrido, pintando y decorando con higiene y austeridad, seleccionando a los invitados y expulsando del paraíso a todos los que eterna y “sobradamente” han mangoneado. Se debe invitar a gestionar las gaviotas a honesta savia nueva para poder recibir al Sin Pecado con la conciencia en paz.

Aún nos queda un poco de Esperanza (jugando a Aguirre, la cólera de Dios) y debemos encomendarnos a la Santamaría que siempre ha sido virgen en estos menesteres y “sobreentiende” que no se debe meter mano en la caja de todos. Nuestro utópico objetivo debe ser alcanzar el paraíso (no fiscal) en estas tierras, que se lo merecen aunque solo sea por la cantidad de años que actúa el personal de palmeros, entre fandangos y quejidos.

Si esto no se soluciona, nos encontraremos en las próximas elecciones generales el Congreso convertido en una jaula de grillos (todos en minoría). España inmersa en una travesía del desierto hacia un reino de taifas y al fin una tragedia griega o un neorrealismo italiano —a elegir por este orden— que en Europa nos tiene muchas ganas ya que les ganamos en automovilismo, fútbol, tenis, motociclismo, exportación de cerebros… en casi todo lo que no intervienen los políticos.

A estas alturas de degeneración política necesito a Paco Martínez Soria y su maravillosa película Don ERE que ERE, de la que algún día nos explicará algún capítulo el Rey Gaspar… pero esta es otra historia.