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Entradas etiquetadas como ‘control’

El machismo entre los adolescentes

Por Candela Martínez Doceda

Pareja.

Imagen de una pareja paseando. (ARCHIVO)

Leí hace poco en la sección de cartas de los lectores de este periódico un texto que aludía a la necesidad de “prevenir desde la educación el dominio y el control que ejercen los adolescentes sobre sus parejas”. Lo cierto es que no podría estar más de acuerdo; lo incierto es que esta “lacra” no es que pueda continuar en la madurez si no se educa, es que aunque se haga, continuará existiendo.

Solamente cuando se reconozca la existencia del patriarcado y la necesidad de feminismo como herramienta de reconstrucción de los pilares sociales (lo cual dudo debido al factor de repelencia que, no entiendo todavía porque, arrastra dicha palabra), estas jóvenes seguirán viéndose ensañadas por su pareja machista. Y si no es suyo el golpe, lo será de cualquier otro que se vea apoyado por una cultura de desigualdad masiva.

Si sólo está jugando

Por J. Fernando Hernández

Un perro en el césped. (ARCHIVO)

Un perro en el césped. (ARCHIVO)

Me gustaría pedir un mayor control de las mascotas. Supongo que las cosas se ven diferentes desde la óptica del dueño de la misma al ciudadano que desea disfrutar de su ciudad con tranquilidad. Digo esto porque en más de una ocasión me ha sucedido que al ir paseando o haciendo footing me ha sobresaltado la presencia de un perro furibundo que se dirigía a mí entre estruendosos ladridos. Ante mi parálisis, he podido escuchar en la lejanía a quien imagino sea su dueño, decir: “si sólo está jugando”, una frase que parece eximir de la obligación de sujetar a la mascota.

Hace un par de días estaba con unos conocidos que tienen una niña de tres años, de repente apareció un perro corriendo en dirección a la pequeña, uno de esos perros con una mandíbula y unos maxilares que producen escalofríos y ante nuestra acción rápida para interponernos, ya saben lo que dijo el dueño, “pero, si sólo está jugando”.

Solo se busca intimidar

Por Sergio Leiva

128698No es solamente por ser de etnia gitana, o tener rasgos latinos o árabes o negros, es exclusivamente por intimidar. Ejercer intimidación sobre el otro. A eso se limita el accionar policial, principalmente el de la Policía Nacional. El martes 15 de octubre por la mañana, en la calle de Santísima Trinidad en Madrid, saliendo de la Biblioteca Pública me solicitaron documentos y me hicieron esperar hasta que lograron comunicarse. Me surgen, como a Mohamed Gerehou, varias preguntas:

1º ¿Tienen derecho a preguntar si llevo drogas, “un porro”, o si “porto armas”?. ¿Si llevo la vianda y llevo cuchillo y tenedor, me considerarán “armado y peligroso”? ¿Las aspirinas no son drogas?

2º ¿Qué derecho tienen, si me están “identificando”, a revisar mi mochila o a pedirme que vacié los bolsillos, a comentar entre ellos lo que llevo en ella, o a pedirme que mantenga las manos fuera de los bolsillos de mi pantalón (costumbre que tengo desde los 4 años)?

3º ¿Tengo derecho a negarme a responder a sus preguntas? ¿Para qué me preguntan si he sido detenido alguna vez? Mentir es pecado, solo es delito si es ante un juez. Además, yo soy ateo.

4º Dos sujetos sin uniforme se identifican como policías. ¿Y cómo puedo saber si son policías o no? ¿Me puedo negar a identificarme hasta que vengan uniformados?

5º El 64B o 6B4, no recuerdo el número del vehículo, que me hizo perder mi tiempo estaba mal aparcado sobre la calzada par de Santísima Trinidad en la zona de Metro Iglesia, si algún vehículo lo embiste o no puede pasar, ¿nadie es responsable de eso?

Policías con la bandera de España en el cargador del arma, con cintas con los colores rojo y amarillo en la antena de la moto y algunas otras “exquisiteces” más, son algunas de las cosas que debe soportar el ciudadano promedio. Mientras que la inseguridad en el metro, en cercanías o en el transporte público es cada vez mayor. Siempre la culpa es “de los jueces que los dejan salir así como entran”, o de “las leyes que protegen a delincuente”. La poca falta de profesionalismo y demasiadas series de televisión o películas nunca son mencionadas.

Por una “identificación” en el metro de Cuatro Caminos, llegue media hora tarde a mi trabajo y me costó 60 euros. Cuando fui a la comisaria de la zona a buscar un justificante, me tomaron los datos y me dijeron que me llamarían. De eso ya van cuatro años. Por todo esto y algunas otras cosas, me mantengo en mi afirmación inicial: Solo se busca intimidar, ejercer poder sobre el otro. “Yo soy la ley” decía el Juez Dreed y Stallone en una película de los 80, antes de empezar a disparar. Esperemos no llegar a esos extremos. Una aclaración, no soy ni negro, ni chino ni magrebí. Nací en Buenos Aires, y tengo nacionalidad española por mi madre. Si vuelvo a ser “demorado” para ser “identificado” no pienso responder ninguna pregunta, ni dejar que revisen mis pertenencias. Prometo volver a escribir contando lo que suceda.