Por Emilio Sancho Lozano
11 de marzo de 2016. 12 años ya desde aquella tremebunda tragedia que nos sigue encogiendo a todos el corazón al recordarla, y donde nuestro pensamiento se eleva hacia aquellos que se quedaron en aquella fecha en el camino, así como enviamos nuestro cariño y ánimo a todos sus familiares y a aquellos que lograron sobrevivir a aquella masacre.
Aprovechando la conmemoración de tan luctuoso hecho, sólo un pensamiento y un ruego a quien corresponda: ¿por qué, cuando se están intentando acometer reformas faraónicas en Madrid -y entiendo que nada urgentes e incluso innecesarias en muchos casos-, no se aprovecha la ocasión para, con carácter de urgencia, proceder a la reforma del monumento a las víctimas de tan execrable crimen erigido en su momento en la Plaza de Atocha de nuestra capital?
¡Ya está bien de mantener en pie una estructura que más que un homenaje a alguien resulta atentatoria al buen gusto y a la sensibilidad, y que ni tan siquiera valdría como peana para sostener un auténtico monumento, pues la estructura se está viniendo abajo casi desde su inauguración, y que a uno le da vergüenza ajena tener que andar explicando a la gente que viene a visitar nuestra ciudad que qué es eso!
Por favor, a quien corresponda, por respeto y cariño a las víctimas del 11-M y sus familiares: ¡derriben tal monstruosidad arquitectónico-artística (por supuesto dicho con todo respeto hacia sus creadores) y en el mismo lugar, sobre una zona de césped adecuada (eliminando el horroroso suelo negro actual), incluso surgiendo de una fuente “ad hoc”, erijan un verdadero monumento que dé el toque de cariño, respeto y belleza al recuerdo de tantas personas tan vilmente asesinadas.