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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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Penyagolosa Trails presenta su vídeo de 2013

Un trabajo que hasta hace bien poco tiempo mirábamos con asombro y envidia en las pruebas de trail de Estados Unidos y, sobre todo, Francia. Pues ya se están produciendo fantásticas imágenes en las principales pruebas de España. Los chicos del CSP115+MiM, las dos etiquetas bajo las que se presentan las pruebas que unen Castellón ciudad con la montaña de Castellón (y el santuario de Penyagolosa) han metido posibles en un buen material visual que hará que más y más gente le eche el ojo a este clásico de Mayo.

A los fabulosos vídeos de la TransVulcania, la TransGrancanacia, Gran Trail Peñalara y otros muchos, añadimos un nuevo producto. La Unica Sepia Creativa nos ha unido estas imágenes tan inspiradoras. A retuitearlas.

Se disputa en Madrid el «Maratón más duro del mundo»

Diecisiete ediciones consecutivas para probar el eslogan de la prueba. Posiblemente sea «el maratón más duro del mundo«. Los 42km y 195m de la distancia olímpica se multiplican arriba y abajo. El asfalto sobre el que se escriben las gestas épicas se cambia por sendas, riachuelos, roca y más roca. El resultado es casi 45 kilómetros con un acumulado de 5.300 metros de desnivel.

Todo esto configura la XVII edición del Maratón Alpino Madrileño que se disputó ayer. Con salida en la localidad madrileña de Cercedilla, desde sus escasos mil metros de altitud se ascendio varias veces hasta los dos mil y se descendió por nombres que están más asociados al alpinismo (Peñalara, Bola delMundo) o al ciclismo (puerto de Cotos, puerto de Navacerrada). Lo que habitualmente son tiempos de dos horas y cuarto en un vencedor en ruta, este año las cifras volvían a merodear el doble. El salmantino Alfredo Gil se imponía con 4h:01:18, con un márgen de quince y veinte minutos a Cristofer Clemente, y Federico Galera, respectivamente.

En dos horas se había agotado el medio millar de inscripciones disponibles en internet. El éxito de una prueba trail tan técnica y dura al lado de una megalópolis de seis millones de habitantes han convertido un dorsal del alpino en caviar.

Este verano había condicionantes extra, después de que las cumbres del recién estrenado Parque del Guadarrama permanecieran cubiertas de nieve hasta la semana de la carrera. Por esa llamada del peligro o por el furor de correr por sendas y pedregales, las cumbres atrajeron a los fieles del circuito de las carreras de montaña.

Desde Cercedilla se asciende al Puerto de Navacerrada por la vía más recta: el camino del Calvario. Coronado este santuario del esquí madrileño, todo recto hacia la cumbre de la Bola del Mundo, por encima de los 2.200 metros. Línea recta por las cumbres hasta Cotos, desde donde se encara la cima de Peñalara, el pico más alto de la zona (sobre los 2.400m).

En este punto la líder de la prueba femenina era la alemana  Lea Baeuscher, del equipo Salomon. Tras el descenso del vértice del Guadarrama se encara la tremenda ascensión a las Cabezas de Hierro por una pendiente de roca que merma las fuerzas y convierte los reflejos de las rodillas en mantequilla. Desfortunadamente Baeuscher sufrió un accidente en la bajada de Valdemartín y tuvo que ser evacuada, dejando la victoria para el duelo entre la madrileña Sonia Elgueta, que también sufrió problemas estomacales por la ingesta de un gel que no le sentó bien, y Sofía García Bardoll, tercera hasta entonces.

Al descender de las cumbres la carrera se juega en un serpenteante sendero que deshace el camino hasta Cercedilla. Son ocho kilómetros donde los músculos gritan y el equilibrio se gestiona con muchísimo entrenamiento en descensos. En chicas Sofía distanció en apenas dos minutos a Begoña Sánchez, ambas en la frontera de las 5h30 de esfuerzo. Tercera sería la canaria Raquel González.

El Maratón Alpino Madrileño es uno de los únicos maratones en el ránking de la Federación Internacional (ISF).

Paralelamente, se celebraron una carrera mini para los más jóvenes, y un cross de iniciación, el durísimo del Cross Alpino del Telégrafo, una carrera más corta que se empezó a organizar para dar oportunidad a los que se querían iniciarse en las carreras de montaña. Con 17 Km y 1.400 metros de desnivel acumulado, contó con las victorias del segoviano Óscar Baeza y Ana Paz Bermúdez.

Kilian Jornet y Emelie Forsberg se llevan la victoria en Zegama

Considerada una de las tres o cuatro mejores carreras de montaña del mundo, por elenco, animación y nivel de exigencia, la localidad vasca de Zegama acoge el Maratón Zegama-Aizkorri. A disputar sobre las vertientes de la sierra del Aizkorri en un circuito de 42km y 5400 metros de desnivel acumulado.

Y uno de los pocos idonos deportivos, lugares donde surgen fotografías que dan la vuelta al mundo como las de Jordi Saragossa.


Foto: Jordi Saragossa.


Foto: Jordi Saragossa.

Y uno de los paisajes deportivos más personales de Europa y donde más apasionadamente se viven las montañas. La prueba deportiva se ha convertido en una especie de Campeonato de Europa de carreras de montaña con apenas una decena de años de celebración. Con la particularidad que, en el viejo continente habitan actualmente los mejores trailrunners del planeta. Es comparable a una especie de Ryder Cup pero que asciende sin tanto lujo a crestas calizas, baja por praderas y sendas entre hayas. Actualmente el dominio europeo es abrumador y hoy no ha sido excepción. El catalán Kilian Jornet, considerado el mejor corredor de montaña del mundo, se ha impuesto por sexta vez en la prueba. La sueca Emelie Forsberg, reciente vencedora de la Transvulcania, se ha impuesto con holgura entre las mujeres, estrenando su palmarés y completando una ‘primavera española’ de ensueño.

Esta vez no ha existido rastro de los norteamericanos. Ni Sage Canaday ni Tim Olson, top 5 en la reciente Transvulcania, o competidores equivalentes. Del evento guipuzcoano de este año se caían otros miembros del equipo Salomon como el francés Michael Lanne, cuarto en 2012, o el británico Tom Owens, tercero. Quedaba por ver cómo recuperarían Jornet y Hernando de los más de setenta kilómetros de una semana atrás sobre las rocas volcánicas canarias. El resultado ha sido 3h40 en meta para el catalán y apenas unos segundos para Hernando. Uno de los tiempos más rápidos jamás conseguidos sobre el paraíso verde.

 

El italiano Marco de Gasperi, uno de los más radicales escaladores del mundo trail, borró todo rastro de duda sobre su forma física y tomó la salida, en contra de lo que él mismo anunciaba. Tomó rápidamente una ventaja en el ascenso a Aratz sobre Luis Alberto Hernando, Kilian Jornet y los sorprendentes Pivk (ITA) y el cordobés Zaid Ait, el chico que cruzó de Tánger a España bajo las ruedas de un camión. Pero en los descensos del macizo del Aizkorri se gana tanto o más que ascendiendo. Jornet recuperaría dos minutos a De Gasperi que abandonaría.

 

Forsberg recuperaría el tiempo que la norteamericana Stevie Kremer en cabeza de la carrera femenina. Kortazar, en cambio, no tenía su mejor día y se retiró pasado el descenso de Sancti-Spíritu.

Subiendo y bajando sin final.

Oihana Kortazar y Nuria Picas, las dos puntales de la representación local, estaban un escalón por debajo y tendrían que conformarse con regular ante las duras subidas al Aizkorri y el Andraitz. Picas lograría remotar hasta el segundo puesto del podio gracias a un descenso brutal. La superioridad de la sueca de los salomones era patente ya después de coronar Aizkorri, donde cientos de senderistas han ascendido a primera hora y componen una de las estampas deportivas más conocidas y fotografiadas del mundo.

De casi tres mil solicitudes de inscripción, la asignación y sorteo de dorsales establecen una línea de salida con únicamente cuatrocientos cincuenta afortunados. Unos exigentes tiempos de control no han impedido que este domingo de Mayo quedaran por el camino apenas trece retirados. El cierre de control se sitúa en ocho horas pero por delante las velocidades son de vértigo, ascendiendo casi a gatas y volando por las crestas.

La soleada climatología del domingo no impidió que algunas de las más técnicas zonas fueran determinantes. El barro y la roca caliza humedecida marcaron los nombres más fuertes y, de nuevo, los descensos radicales dieron las diferencias. Hernando no pudo sostener el ritmo de Jornet y llegaría a la meta zegamarra con apenas doce segundos de desventaja. El corredor burgalés de Adidas fue segundo por cuatro minutos en 2012 y este año, después de ser plata en la Transvulcania, ha demostrado que está en la élite para quedarse.

¿Quieres echar un vistazo?

El fotógrafo deportivo Jordi Saragossa tiene un album impresionante en su facebook.

Resultados completos.
Web de la prueba.

Un día sin GPS para tu deporte favorito

¿Cómo sería un día sin tu GPS? No me refiero a usar en el coche (es un debate tan cerrado que no pienso participar), sino al deportivo.

¿Aceptarías una especie de «día mundial sin GPS»?

Huelga decir que es una exageración sin sentido. Por supuesto sabríamos montar en BTT o correr por el campo sin él. Pero quiero reflexionar un momento sobre ello.

Y es que corredores, bikers y caminantes, en general, son los tres segmentos en los que la furia del sistema de posicionamiento geográfico  ha calado más hondo. Las marcas lo saben y nuestros conocidos han desarrollado no solamente el posicionamiento sino la cantidad de aplicaciones derivadas al análisis del rendimiento (recomiendo repaso de link adjunto, del blog imprescindible de Ser13gio). Y es que velocidades (medias, máximas), desnivel y tiempo calculado neto son las tres o cuatro patas del ejercicio de larga duración.

Confieso que no uso GPS. Debo ser de los doce o trece que no lo hacen. No es tanto que me cueste presupuestar equis euros al año para posicionamiento, sino que realmente me manejo con otras herramientas.

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El 80% de los días salgo a correr por rutas de una distancia evidentemente corta, abarcable por un entrenamiento normal. No me perdería  por mucho opio que hubiera desayunado. Sé que mi ritmo está entre los 9 y los 12km/h. La experiencia me dice aproximadamente la distancia que cubro en un entrenamiento de una hora o dos. Añadamos que me da un poco igual haber hecho un kilómetro más o menos. Y, si quiero medirlo con exactitud, tengo la horrible capacidad de memorizar por dónde he ido y lo paso manualmente a aplicaciones como Wikiloc.

¿Seríais capaces de correr un día simplemente intuyendo la ruta y el resultado del entrenamiento? Guiarse apenas por el reloj y la orientación por el campo es una posibilidad.

Una maldad; corroborádmelo, por favor.

Curiosamente, he visto que los deportistas outdoor que más usan GPS suelen ser los más duros, con más capacidad de aguantar horas y quienes… no se perderían. O, de perderse, tendrían fondo suficiente y conocimiento del terreno como para reorientarse y regresar en menos de media hora al trazado original.

Si estamos ante un extremo de pasión por el dato, de la obsesión por la exactitud de nuestra variable deportiva, será bueno saberlo.

Si el 80% corréis sin que os preocupe esto, también deberíamos saberlo.

No todo va a ser correr (Los Diez Mil del Soplao)

Aviso. Esto es una crónica personal. Posiblemente se hable de todo menos de correr. Incita a la ‘otra’ buena vida.

Aviso segundo. Aficionados al deporte con un enfoque demasiado purista pueden sentirse molestos. Pero esto es un blog, no es obligatorio leerlo. Obligatorio es que hagáis la declaración de las rentas del capital y del trabajo. Y ni así.

Va.

La expedición son cuatrocientos kilómetros de carretera, en mi caso, para comprobar que en muchos sitios se vive mejor que en la ciudad de uno. Sí. Los madrileños corroboramos una y otra vez que nos han engañado y que seguimos picando. A pesar de saber de antemano todo esto, o quizá por ello,  conduje durante casi cuatro horas dejando un peso atrás. Me dirigía a participar en un mito de los deportes de montaña. Los 10.000 del Soplao, sobre los que tanto se habla cada año y que aquí detallé hace unos días.

No es una carrera de 10.000 metros. No es que se asciendan o desciendan 10.000 metros de desnivel, lo que en sí mismo sería una barbaridad, aunque posible. El asunto es que se pretende llegar a los diez mil participantes en las dos modalidades campestres más divertidas, sanas y naturales: corriendo o montado en bicicleta de montaña. Por las primeras estribaciones de las montañas de Cantabria.

Escogí la distancia de 45km por una razón evidente y múltiple, interconetada: es una distancia para la que no tengo que entrenar mucho, máxime cuando hace dos semanas corrí el atónito RNR Maratón de Madrid y en otra semana correría los 43km campestres del Anochecer.

Debo confesar que hay otra. Si termino en siete u ocho horas, tengo la tarde libre para darme un garbeo por la hostelería santanderina. El presupuesto no me da para explorar los michelines de San Vicente (Annua) o del entorno capitalino (El Cenador de Amós, El Nuevo Molino). Además prefiero dejarlos para una excursión con mi familia amada.

Solamente así puedo sintetizar lo que me mueve a correr. Y es el lema de mi vida deportiva: el running me permite comer y beber sin medida, con la garantía que el ejercicio se ocupará de quemar todo exceso.

Ya dije que a muchos deportistas esta perspectiva no les parecería bien. Ni sana. Ni deportiva, puestos a asumir.

Con estas, después de dejarme los cuádriceps descendiendo por la pista de cemento hacia Mazcuerras, con curvones peraltados al 24%, sodomizar mi resistencia mental mirando hacia arriba en el Toral, un ascenso de escasamente mil metros de longitud pero doscientos metros de desnivel, después de pisar barro y caer, tirarme arrastrando el culo por lodazales en la ruta de los Puentes, disfrutar como un bellaco (así lo muestra la Foto de Jairo Niebla) en un descenso homicida, riendo por primera vez en mi vida mientras  caíamos por un cortafuegos deslizante, después de todo eso, pude aparcar el coche, contento, feliz por haber terminado en un honorable puesto 234º de casi 400 llegados a meta, tras siete horas y cuarto de batalla.

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Luego me costó más tiempo encontrarlo. Llovía y me perdí un poco (algo hay que decir).

Entre medias, pude conocer el nuevo sitio de vinos y tapas llamado Las Hijas de Florencio, en el nobilísimo Paseo de Pereda, justo frente a los barquitos de juguete de la real clase aristocrática del país de juguete. Me costó acomodarme en un taburete de la barra (debo recordar que venía de correr cuarenta y cinco kilómetros por la montaña) así que tiré de anticoagulantes naturales. Probé un fresco verdejo Palacio de Bornos, que me sirvieron con una tapita de un queso aparmiggianado. Ideal.

A la media hora me dolían los cuádriceps. Le eché la culpa al taburete pero, en realidad, la culpa la tenía un tramo de barro que tuvimos que ascender después del avituallamiento de la campa de Ucieda. También que me empeñé en bajar al galope del Toral y debí agitar las fibras musculares más de lo debido.

Todo esto son excusas para decir que de segundas paré en la franquicia de tapas Al Punto, en Hernán Cortés con Gándara. La cosa es que tenía bastante tiempo hasta la hora de cenar y me seguía informando de opciones de moda. Ante el momento, un rioja me hidrató y probé si la lista de precios era un gancho o realmente la diferencia de precios con Madrid se mantenía compensada con calidad. Así las cosas, me apreté una de minihamburguesa (sic) con queso y otra de morcilla de Sotopalacios con pimientos de piquillo. Recientes de la plancha.

Cada vez me dolían menos las piernas. Habían desaparecido los espasmos involuntarios de los gemelos que me dieron rematando los dos kilómetros de asfalto que conducen a la abarrotada línea de meta de Cabezón de la Sal y ni me acordaba, vaya, de una rigidez en las cervicales que me da en el trabajo.


Foto: Facebook El Rochi

Haciendo tiempo para cenar, paré en el Rochi (c/Florida). Es un conocido restaurante cercano a la zona del Ayuntamiento y que tiene un ala gemela con el formato de bar de pinchos. Se nota cierta cercanía a la costumbre vasca del pintxo en la barra. Me gustó y entré para leer un poco la prensa y conversar con su camarera. Resultó que transmitían el Festival de Eurovisión en la televisión de casi todos los españoles (exceptuando quienes defraudan fiscalmente, cuyo dinero no va a financiar la televisión pública, obviamente). Por tanto, mientras fuera llovía lo que no había llovido durante la celebración del Soplao, me sirvieron una copa del tempranillo 828 y dos pinchos. Uno era un pudin de cabracho y el otro un pincho de tortilla con verduras y salmón.

Si espiritualmente ya estaba recuperado de los cuarenta y cinco kilómetros a pie, físicamente empezaba a sentirme en paz con el cosmos. Evidentemente, era el vino.

Por recomendaciones, cené en La Vinoteca. En calle Floranes, al lado de la plaza Numancia. Ojo al lugar, regentado y atendido por Koldo y Luis, amén de su joven y atento equipo de sala.


Foto: sobremesa.es

A ver si sé contarlo. Tienen un Menu gastronómico (sub 30€). Eliges tres platos de carta y un postre. Con una copa de Pitaccum, esa mencía tan chula de 2008 y que estmamos disfrutando de la producción  berciana, me dejé recomendar y llevar. Total, llevaba así todo el sábado, dejándome llevar por las indicaciones de cántabros con sentido común.

Una terrina de conejo y foie con guisantes frescos y un poco de cebollino. Su punto de pimienta y de -quizá- comino.
Canelón con falso relleno de cigala. Salsa blanca de vino. Amabilísima.
Un interesante rabo de cerdo ibérico, deshuesado, también presentado como terrina. Con sumo gusto y con un puré cremoso y sabroso.

Postre, crema de limón sobre migas de bizcocho y helado de nata y una fresa y una hojita de menta.

Todo excelente. Por un momento llegué a pensar que me estaban tratando demasiado bien. Quizá creyeron que era un crítico gastronómico. Pero deduje que la cosa es como es. La calidez de La Vinoteca.

Debo decir que, en ese momento, pensé en pedir un certificado de empadronamiento en Cantabria. Pero habría sido injusto para mi familia, habría sido innoble para esa urbe que tanto amamos, Madrid.

Además, se habría terminado la posibilidad de viajar a sitios de los que solamente has leído, oído. Se habría esfumado la aventura.

Y no saldrían posts tan jugosos ni inocentes como este. Aunque a algunos les parezca que lo que cuento es indigno, que fomenta el alcoholismo y que está en contra del espíritu del corredor de las cumbres.

¿Sabes que hay una carrera llamada ‘Trail Rey de España’?

¿Sabes que existe una carrera por campo abierto que se llama ‘Trail Rey de España’?

¿Sabes que, precisamente, no se celebra en España?

En efecto. Este domingo día 12 de Mayo tendrá lugar en los Países Bajos el Trail Koning van Spanje. Se corre en la población de Gulpen, en la provincia de Limburgo. Sobre 9, 16 o 31km se coronan lomas en muchos casos embarradas y a el evento se apuntan cientos de entusiastas corredores de la zona. Una zona casi como queriéndose escapar de ser holandesa (Linburgo es la provincia más alejada de la provincia así llamada) limita a dos kilómetros con Alemania y otros dos con Bélgica. Como se puede comprobar, un caramelo estratégico para otra época muy lejana.

¿Cuál es el motivo de esta denominación? Los Países Bajos tienen una parte importante de su historia ligada a la corona de Carlos de Habsburgo y de su hijo Felipe II. En Gulpen existen unas colinas de cierta entidad por las que se estuvieron dando leña los ejércitos insurrectos y fieles a la monarquía española. Fue la denominada «guerra de los Ochenta años«. Tras ella se independizaron las provincias del Sur y Norte de Holanda, y quedaron determinadas las fronteras de lo que hoy conocemos como los reinos de Países Bajos y Bélgica.

De hecho más de un niño holandés ha jugado de pequeño en la playa bajo las leyendas «¡Que vienen los españoles!». Alba es un personaje abyecto para la imaginería  de nuestros vecinos de la Unión Europea.

Curiosamente, entre otras, se celebra alguna fiesta local como el Asedio de Leiden, donde se conmemora la supervivencia de unos y otros en los dos bandos de un asedio que duró aparentemente un año entero (Octubre 1573- Octubre 1574), en esa guerra por las tierras bajas, Flandes y demás Provincias del delta del Rin.

Pero ahora todo queda en barro, sudor y un día de perros. Como podéis ver en este vídeo.

Correr es definitivamente más pacífico. No sé de qué huyen los de la foto.

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Foto: MudSweatTrails.nl
Video: Henry Vrijsen.

Quieres empezar ya con el trail. Tu montaña sigue nevada

 

El mes de los maratones se nos ha escurrido por los dedos. Habitualmente el final de abril significa que hay que dar paso a las montañas. Se habla de esa jerga llamada ‘trail running‘ y te apetece iniciarte por los cerros.

Pero este año la montaña asusta de invernal que está.

¿Qué se puede hacer? Te llaman esas cumbres y esos famosos senderos entre pinos pero los sistemas montañosos españoles, a 2 de Mayo, lucen tal que esta foto tomada por Venta Marcelino (Puerto de Cotos y alrededores). O el Vall de Núria.

Aquí vienen unos consejos para que vayas disfrutando sin tener que acudir a que te deslomen en grupos de entrenamiento como los de Mayayo Oxígeno o de la tienda TrailXtrem.

Equipamiento básico.

Básico es contar ya con tu par de zapatillas específicas para la montaña. Puedes usarlas para correr por terrenos variados así que no deberás comprarlas sólo para el monte. Hay miríadas de guías de cómo y dónde buscarlas. Googléalo.

Llega el tiempo bueno y, para iniciarse en ello, apenas hace falta algo más que tu vestimenta normal de correr. Los calcetines te aguantarán las primeras salidas.

Una inversión básica es una riñonera donde puedas colocar un bidón con líquido. Esos 500cl te harán más llevadero este salto inicial a lo extremo. Además cuentan con un bolsillito donde puedes meter las llaves del coche o de casa, algo sólido para comer y algún ‘extra’.

Para la frente (contendrá el sudor que cae hacia tus ojos), un ‘buff’, término con el que la marca Buff ha instalado el genérico para estos pañuelos o badanas. Si te estorba puedes pasarlo a la muñeca, puede abrigarte como una gorra contra el sol o contra el viento, vamos, el invento del decenio.

Y ya. Al monte.

Fortalece esas piernas para las primeras sesiones.

¿En serio no conoces una cuesta en tu localidad o en tu parque? Muchas veces habrás rechazado esa barbaridad de rampa por motivos múltiples. Ahora es el momento. Trota hasta su comienzo y estira un rato. Estás preparado para una buena sesión de cuestas cortas y tensas. Hazlas a ritmo suave. Tienes que acostumbrar la musculatura, no desgarrarte hasta el esfinter anal.

Escaleras. Las de casa, las de un centro comercial, del estadio al que vas a pegar gritos o las de tu oficina. Sí. Lo mismo trabajas en la planta 14. Haz escaleras. Hazlas lentas, de uno en uno y de dos en dos. Siente dónde tira y dónde tu cuerpo va usando músculos para equilibrar las fuerzas y el peso del cuerpo. Se llama propiocepción. Ayudará a que tu tren inferior esté mejor preparado.

Empieza a correr por la base de la pirámide.

Tanto la base de la montaña como la base de la dificultad.

Que sean algo como unas «escapadas guerrilleras de entidad e intensidad moderada». Ten en cuenta que es tu primer acercamiento a este mundo del correr por lo salvaje y lo escarpado.

No se puede subir a la cota 2000 (ya ves cómo está de nieve) pero puedes tomar como referencia para iniciarte un cerro cercano. Las primeras estribaciones son ideales para subir dos o tres veces por un escarpado pedregal. Nada exagerado, que dure lo mismo que mil metros a tope en llano (de cuatro a seis minutos valdrá).

Te propongo que hagas unas subidas que te fuercen a trabajar «como en montaña» pero de las que puedas bajar rápido y trotar entre una y la otra. Los técnicos llaman a esto «transferir el trabajo de las cuestas». Se basa en que, después de una sesión de fuerza muscular, donde el músculo se atrofia, se acorta (modo concéntrico), se debe pasar al modo excéntrico (modo de trabajo muscular de la carrera a pie), en el que el músculo se elonga al contraerse. Bueno, un poco de teoría que nunca viene mal.

Un ejemplo, correr diez minutos por el llano, una ascensión, media vuelta senda abajo, trote vivo por el llano y repetir el ciclo.

Seguro que terminarás calentito y se te habrá pasado el ansia de ver las cumbres nevadas.

Y, si estás aún ansioso por el trail running más duro, siempre está internet y sus vídeos y fotos.

 

Unas cuantos vídeos para que te lances a correr (o reniegues de ello para siempre)

Imágenes. Vídeos y más vídeos. La red está llena de imágenes en las que se muestra todo el esplendor del deporte. Siempre he afirmado que correr, aunque parece épico, tiene bastante poca enjundia literaria. Para nosotros puede parecer tremendamente emotiva una descripción de los sufrimientos de una carrera, un entrenamiento o la superación personal permanente. Pero la trama siempre es sufrir y llegar o no llegar. Esto será objeto de bronca para otro día.

Hoy vamos a por algunos ejemplos bonitos, emocionantes o diferentes. Recopilemos material para esas tardes en las que no hay absolutamente nada en la televisión. Para eso está internet, donde además escoges tú lo que te apetece ver.

Reserva bebida y comida para atrincherarte. Pincha el HDMI en la televisión más grande que tengas. Hay un poco de todo. No todo va a ser la preciosista épica del Ultra Trail du Mont Blanc y sus combinaciones de paisaje, música y cansancio. Que también podría ser.

Una típica.

El Espíritu de la Maratón. Es un largo documental donde varias personas van hablando sobre la motivación y cómo afrontan los 42km195m de la prueba de Chicago. Muy americano, muy bien contado, muy en inglés. Ya sabes que es lo que toca en tus ratos libres. Idiomas.

 

Y todo esto, ¿de dónde viene?

¿Por qué tanto maratón? ¿Por qué tanta pasión con esos kilómetros cuando podían ser la mitad… o el doble? En el documental «La Odisea del Corredor de Fondo» (2 partes) que emitió rtve hace tiempo se repasa más sobre los orígenes y la esencia de correr más lejos y más deprisa que los demás. Ver para … correr

 

Una de hacer cosas casi imposibles.

Una vuelta de tuerca. La montaña. Gran Trail de Peñalara cobijó en 2012 un excelente trabajo de REC Mountain. Sirvió como cabecera a la prueba y, en 10 minutos, se saldan todas las cuentas con el concepto «correr durante muchos kilómetros por los entornos más duros».

 

Una de aventura exótica. 

Ni es saludable ni es recomendable por aquello de los límites racionales del deporte. Pero la Yukon Arctic Ultra es una prueba que discurre por unos de los últimos lugares vírgenes. Y han editado una hora de reportaje para que unos babeen y otros se mesen los cabellos. El impagable aventurero y deportista de grandes distancias Ser13gio me puso sobre la pista de este vídeo.

¿Todavía te quedan ganas de empezar a correr?

Pero ¡dónde vas! ¡Espera!

Ultreia. Los límites del correr hasta allá y más lejos

El fabuloso conversador Bandoneón, que aquí entra de vez en cuando a comentar, me contaba un día que esto de correr era la sencilla reorganización de un juego antiguo como el hombre mismo. El quién llega antes hasta ese árbol.

Ir hasta el árbol y volver fue la semilla directa de las primeras apuestas. Los más atrevidos y con menos conocimiento optaron por ir y volver dos veces, seis, diez, o alargar hasta otro árbol, hasta el monte y regresar. De sopetón se encontraron con que no había manera de disfrutar del duelo, de aquel sufrimiento casi circense.

Con cierta capacidad de predecir el fracaso del formato, los griegos decidieron circunscribir el duelo a un estadio (unos 190 metros). La longitud estándar de la carrera. Sin querer, habían inventado el atletismo de la televisión, de Pistorius y de Usain Bolt. Le habían cercenado las alas cientos de años antes de que el dinero se las terminara de eliminar.

Pero unos pocos dementes pensaban que el doble estadio, díaulo, el dólico, era someterse a correr enjaulados. Ya en el siglo XVIII ya aparecen tipos a los que el duelo aficionado, la apuesta ciega y llena de vino, les tiraba más que a vosotros una ración de tortilla con pimientos.

En el XIX se había ido mucho más lejos de lo que se imaginaría el movimiento olímpico al final del siglo posterior. Una corriente del ser humano se había ido de madre. Por diversión muchas veces, pero también por constituir el modo más eficaz y antiguo de desplazamiento. Correos personales del inca, los chasqui, lacayos franceses que hacían de correo a pie (una de la primeras carreras a pie registradas se celebró en Reims en 1592 sobre 82km), o las apuestas en los valles vascos y sus corricolaris.

¿Sabías que en 1928 se hizo la primera carrera a pie atravesando por completo Norteamérica, desde Los Angeles a Nueva York, a lo largo de 3.100 millas?

Eran los idos del más allá. Correr hasta terminar la lógica del límite humano, y seguir. Los años ochenta redefinieron el mundo del correr. Se hizo un injusto borrón y cuenta nueva de toda la historia del desplazamiento a pie. Pero la popularidad de las carreras resurgió en EEUU muy por encima de todo lo corrido y recordado. En seguida se adoptó la palabra ultramaratón como todo lo que superara la mítica distancia del maratón. Obviamente, lo ultra sonaba a extremo. Inconscientemente, se habían olvidado las distancias gigantescas que el ser humano venía recorriendo durante siglos. Tardarían años en ser investigadas de nuevo y asomaría la nueva fascinación.

Pero ultra es un prefijo latino. Es más, el esquinazo occidental de Europa venía hablando lenguaje ultramaratoniano desde siglos atrás. Ultreia asoma en los párrafos del Codex Calixtinus, el libro escrito hacia a.d. 1140 que describe las jornadas del Camino de Santiago. Era el saludo entre los peregrinos de la gran aventura de la Europa Occidental.

Y es que, desde que caminamos erguidos,  nuestra historia parece vivir de redescubrir lo sepultado por el tiempo. En este caso era repetir las largas caminatas entre los footmen del ‘go-as-you-please’ del siglo XIX. Las apuestas en la plaza de Lekumberri y su mítica legua. La París-Estrasburgo de 1926.

¿Volvíamos a inventar algo que llevaba vivo desde que el hombre posee la curiosidad de ir hasta aquel árbol y más allá?

¿Aquel árbol que se ve o, parafraseando a Maurice Herzog, al árbol que cada uno tiene en su interior?

Si alguna vez has salido a correr sin mirar el reloj o sin preocuparte de la ruta, cuéntanoslo.

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Foto: King of the Peds.

Consultorio del corredor: envía todas tus dudas

¿Corro poco? ¿Demasiado? ¿Esta zapatilla me viene bien? ¿Conoce alguien el recorrido de esta carrera? ¿Cómo se aparca en el entorno del polideportivo? ¿Es seguro correr de noche?

El martes toca consultorio. Será un momento especial porque se podrán citar y criticar, mencionar o sugerir todas las marcas, pruebas, sin censura o política de excepción comercial.

Envía todas tus dudas mañana martes al formulario de comentarios y este blog se convertirá de manera excepcional en un consultorio para el corredor. Novato, experimentado o curioso, el martes, al confesionario.

Nota:

Se contestarán los comentarios desde las 00.00 hasta las 23.59 de mañana, martes 5 de marzo. Si dejáis comentarios anteriores serán contestados por orden de aparición.

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