Runstorming Runstorming

Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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Diario de un maratoniano: el recorrido del Maratón de Barcelona

Tres semanas enteras y estaremos conduciendo hacia la ciudad de Gaudí, de Eduardo Mendoza y de las chimeneas de Sant Adriá. Nos esperará el fin de semana del maratón barcelonés, al que las cifras siguen adornando (están ya rondándose los dieciséis mil inscritos).

Hoy quería repasar el recorrido del maratón, tarea que ya han glosado historiadores del correr por la ciudad, empleados de la organización y más de uno y más de dos internautas.

Lo habitual es seguir el recorrido. Vamos a ver. Lo habitual es permanecer leyendo un post así cuando la fidelidad al evento te premia con una visión global, incluso una visión romántica. Encontrar que la carrera «fue un acontecimiento deportivo de primer orden para la ciudad» nos deja fríos. Ya somos (a) curtidos lectores de JK Rowling o (b) ávidos analistas de lactatos e índices.

El público comienza a saborear mejor cosas del tipo «maldigo cien y mil veces al enajenado que tiró delante de mis narices aquella esponja empapada y que no pude esquivar, semiesquina a Urquinaona». Se pase o no por Urquinaona, que es que sí, vamos con ello.

1. Los comienzos

No se suelen desear hijos con buenos principios. Pero el recorrido diseñado tiene mucha miga desde el principio. Esa zona es pasto del pataleo fresco y de comienzos en la ciudad. No en vano estaremos por las avenidas que circundan la entrada de Sants Estación, que es por donde los de fuera solemos meter la nariz en la urbe. También se asciende muy ligeramente hacia el borde inexistente de Hospitalet, por territorios que hace veintitantos años me parecieron interesantes, cercanos al delirio. En aquellos días conocí el Parque de la España Industrial, oxímoron fabuloso al que llegaba el recorrido de mi «casi» primer maratón. Era 1988 y se negociaba el fichaje del exjugador Johan Cruyff como entrenador.

Ah, sí. Pasaremos cerca de esa meca del fútbol mundial que es el Camp Nou y esa meca de la natalidad que es la maternidad y el Hospital de San Ramón. Con esa aspiración a correr de los inicios de la vida a los de las patadas al cuero, cerramos un bucle y nos encaminamos a l’escorxador, magnífica escultura de mujer y pájaro del legado Miró cuya función ahora parece la de abrir ese envase modernista de la plaza de toros.

Fuente: Facebook de Marató Barcelona

2. Dadme un ángulo recto y moveré el mundo

En el lindero del kilómetro doce encaramos el ensanche. Esta figura urbanística pasó de la amplitud a la apretura. Se hizo para tener más espacio y consiguió apiñar barceloneses como si el espíritu de don Ildefonso Cerdá hubiera regresado de su tumba con botella y media de bilis. No lo notaremos mucho porque el domingo a esa hora se puede circular en masa enmarañada. Universidad a la derecha, un buen trozo de Gran Vía, a la izquierda al triángulo del escaparate arquitectónico del siglo XIX, y luego a la derecha para discurrir por los bulevares que lleven a visitar la Sagrada Familia.

A estas alturas nadie tiene pensado dejarse llevar por el pánico porque estaremos alrededor de la hora y media o dos horas de carrera. Quien más quien menos ha entrenado y probablemente todos miremos arriba pensando en cuánto talento hay concentrado en tan pocas cabezas.

Los «veintes» serán un entretenido ir y volver por avenidas en las que veremos regresar a los más rápidos. En esto se nos irá el pensamiento, sumado a esa fatalidad tan ibérica de preguntarnos si quedará una eternidad hasta que podamos ser los que vuelven. Cuando seamos de los que ya terminan estos momentos-espejo miraremos al suelo, siguiendo aquel principio no escrito de que es mejor pasar discretamente desapercibido. Otros aún vienen sufriendo.

Si no conoces los Encantes, por cierto, ya no los conocerás en su viejo esplendor. La plaza de las Glóries era algo similar a un paquidermo esparcido en hectáreas. Imagina la glorieta más grande que puedas y arroja un cargamento de rastrillos, casetas y mercadillos para que la aplasten y esparzan todavía más. Pues la renovación del segmento norte de la ciudad lo ha convertido en un mega-espacio comercial que saltará a tu atención en el kilómetro veintiocho.

Será el final de ese sector de la carrera dedicado a los supercontenedores. Entre pitos y flautas la Diagonal se cae al mar pasando por ese espacio del Fórum Universal de las Culturas y por otros entretenimientos de la renovación urbana moderna. Una vez visto uno, vistos todos. Posiblemente lo aprovechemos para sonreír hacia nuestro interior y alejar fantasmas del agotamiento.

3. Suicidas, exposiciones, y guiris.

Escribía Mendoza con ese tono que «la calle del Musgo era una vía tétrica y solitaria, adosada a la tapia de un cementerio civil destinado a los suicidas». Por ese cementerio discurriremos cuando la carrera se convierta en carrera con mayúsculas. Pero en una mayúscula gótica, floreada, sobre fondo negro y con todos oteando dos esquinas más allá. En las calles de la cuadrícula del viejo Pueblo Nuevo, de las que siempre he pensado que se parecían mucho a un Harlem con talleres de motos y artes gráficas, se intuirán los kilómetros del disfrute.

También los de la pesadez de piernas. Al igual que los suicidas acudían al Cementerio del Este de recién muertos, voluntariamente (¿hacen algo involuntario?), nosotros iremos por allí sin haber sido forzados a ello. Ahí reside la gracia de correr largas distancias, como decía uno el otro día. En que, si nos mandasen hacerlo por la fuerza, nos resistiríamos con uñas y dientes.

Con estas nimiedades en la cabeza veremos asomar la verja del parque de la Ciudadela cuartelaria, moderna y rancia a la vez. Espacio que fue -en ocasiones sucesivas- cuartel destinado a reprimir, apertura al mundo destinada a mostrar la entraña industriosa de Barcelona y recogedero de animales salvajes destinado a recoger animales salvajes y ponerlos fuera del alcance de nuestras manos. Y no al revés.

Se te llenarán los ojos de lágrimas cuando veas el kilómetro cuarenta y dos. Antes se te llenarán de guiris. No de modo literal, porque los guiris no caben por mucho que te hayan dicho eso de «tus ojos son como oscuros pozos». No caben y ya.

Pero el paso por los últimos estertores del domingo barcelonés te llevarán a la Puerta del Ángel, a la Rambla, vamos, a todo lo florido, contemporáneo, canalético y visitable de la ciudad del Cobi. Unos van a Canaletas a celebrar los títulos deportivos. Pues nosotros posiblemente nos sintamos aún lejos de esa victoria deportiva que en el kilómetro treinta y nueve aún no se ve. De ese pequeño momento de la épica personal. De la consecución del reto personal.

Que es parar y dejarlo ya.

Por que, ¿qué otro sentido tiene que corramos un maratón? En efecto. No hay otro sentido que el de parar cuando llegamos a meta. Una meta muy bonita y con sus globos y momentos emotivos.

Generaciones de corredores cometiendo los mismos fallos

Este post debía haberse titulado «los cadáveres del running».

Que lo sepáis.

Todo comienza con un sorpresón. Ese corredor, que hace años al que perdiste la pista en las salidas diarias, está cruzando un semáforo a tu encuentro. Tú acabas de terminar una sesión de correr y aún llevas las pulsaciones por encima de todos esos umbrales definidos por las revistas hasta la cataplexia social.

¡Hombre, Luis! ¡Qué fino estás, chaval!
Pero bueno, y tú, ¿no sales a correr ya?

La enumeración de dolores y lesiones crónicas ha mandado a esa vieja gloria al dique seco. Las entesitis pubianas, caderas con desgaste excesivo, tendinosis convertidas en el Quijote del sufrimiento, convirtieron a la edad en un problema y no en un estandarte que ondear sentirse orgulloso.

El deportista que pudo haber envejecido de manera saludable y deportiva apenas se contenta con salir a caminar.

He visto lesionarse a los guerreros del correr de los ochenta. Aquellos que nunca aflojaron cuando el reloj mandaba acelerar. Los que nunca estiraron en condiciones, o quienes pensaron que aquellas novísimas ciencias llamadas osteopatía y fisioterapia eran para los futbolistas de Primera División.

Después vinieron los lectores de revista. Se insuflaron ánimos a base de las publicaciones en papel. En los años en que ya no se conformaba uno con aquel plan de El País sobre cómo terminar un maratón, sino que los corredores se convertían en runners, cayó una segunda generación de jóvenes impulsados a correr. No a correr sino a volar. Cada dos meses regresaba un plan, como si aquellas tormentas tropicales «para todos los niveles» barrieran las playas deportivas en oleadas. Era complicado resistirse a las formulaciones científicas de entrenadores y licenciados en educación física y excorredores. El que no entrenaba era porque no quería. Muchas veces se repite la escena.

¡Qué tal, Luis! ¡El otro día estaba animando en el maratón y te vi pasar!
¿Ya no corres?
Bueno, maratones ya no hago. Cuando paso de cincuenta kilómetros a la semana tengo que levantar el pie, que estoy cascado del psoas.

Ay, el psoas.

Comienzo a escuchar las primeras lesiones por sobreesfuerzo de la tercera generación de caídos en combate. Los e-lesionados. Internet ha catalizado una oleada o un boom o una burbuja deportiva hasta exprimir la resistencia de nuestros organismos. Algunos han reventado embebidos en la fiebre kilianjornetista (dicho sea con cariño), apurando el cupo de sensatez de todo el año en tramos suicidas. Preparaban un ultra trail de cien kilómetros a base de pruebas de cuarenta y cincuenta kilómetros, en ciclos de tres meses raspados. Su pasión eran los vídeos y los foros y los blogs. Otros han entrado por el mismo carril del entrenamiento continuado y la competición fabulosa. ¡Pero es que hay una quedada el sábado de los corredores de tal marca, que irá Chema Dominguez! ¡Y el domingo hacemos 24 kilómetros solidarios, ideales para Berlín! ¡Y mi grupo de whatsapp salen a mediodía del Lago!

¿Qué errores están repitiéndose durante estas generaciones para que muchos apasionados no puedan seguir corriendo? 

Yo tengo mis errores favoritos detectados. Son de actitud.

Evidentemente no poseo la verdad sino una visión muy parcial de todo esto. Apenas llevo en el mundo del correr desde que Eleuterio Antón le mojaba la oreja al «traspa», a Juan Carlos Traspaderne. Quizá se me pasen variables antropomórficas. Seguramente hay un componente estadístico de «bajas colaterales» en toda actividad deportiva.

Pero a estos ex-corredores ¿creéis que les consolará conocer todo eso?

 

Ser un influencer

-No muerdas la mano que te da de comer.
-Pues quita la mano.

Correr (en general, el running) es una más de las actividades mercantiles que nos rodean. Ya no es correr. En estos momentos se trata de vender. Cuanto más rápidamente asumamos estos principios, más pronto podremos separar dos esferas, la del estado físico de placer y la del movimiento de masa. Pero claro, para ello tenemos que desear separarlas.

Hace unos días me contaba un amigo con el que comparto trotes variados una anécdota priápica, eréctil. Desde un departamento de mercadotecnia relacionado con el running, le pedían que asistiese a un lanzamiento comercial más. De los que mueven los corazones, ya sabéis, queridos corredores que leéis este blog.

Pues no podía ir. Excusado por sus horarios laborales, vino a desear suerte al community manager de la acción y sugerirle que, quizá, podría asistir algún otro conocido. O colaborador. A lo que su interlocutor(a) le confesó que, realmente, lo que le interesaba era su presencia como influencer.

¿Más que como corredor? ¿Ha dejado de funcionar el boca a boca y el filtro reposado de esas experiencias que antes duraban kilómetros, que permitían tener inmediatamente calado ese modelo de zapatilla o ese chubasquero?

Veamos. La mayoría de las veces no se trata ya de zapatilla o chubasquero. Cuatro de cada cinco cosas que te rodean en el sin par mundo del correr son ‘acciones‘, ‘presentaciones‘ o fulgurantes promociones de alguna carrera o marca.

De ahí que sea más importante encontrar un influencer que un nicho de practicantes. O, desdoblando el proceso, se llegará antes con el contacto a varios opinadores influyentes que con las cosas bien hechas. El vender rápido ha llegado a este puro y bucólico segmento que erais los que salíais a correr y ya.

Creedme, cualquier escritor público del mundo del correr recibe las tentaciones de sus diversos submercados. Y hay montones de ellos. ¿Habéis parado a hacer una lista con la cantidad de campos en los que nuestro correr se ve inmerso? Carreras per se, calzado, ropa, viajes, premios literarios, electrónica y navegación, festivales de cine, y ¡a nadie se le ha ocurrido todavía montar una cadena de cafeterías exclusivas temáticas para corredores!

Pues para todo se nos pide apoyo, prueba o presencia. Y hay que filtrar, por sensatez y principios, pero -sobre todo- porque no todo pasará el tamiz de la primera década. Muchas carreras, acciones comerciales, ideas y gadgets son tan válidos como su predecesor pero caen en el olvido en cuanto aparece un sucesor. Esta obsolescencia teórica ha puesto a miles a correr, a decenas de miles. Sí. Pero la responsabilidad de avisar tiene que ir por delante de la corriente del río.

Esto se trata de disfrutar. No de dejarse arrastrar.

influenc

¿Corres para…?

Eran las 7.10am y me encontraba a los fogones, terminando unas fabes con almejas de urgencia para el turno de mediodía. Estaba vestido de corredor con unas estrambóticas mallas negras, listo para salir a entrenar 13km. Fuera batía una brisa aunque no era exagerada. Una mañana de Febrero con un grado centígrado.

Todo esto, ¿para qué? ¿Qué es lo que te entusiasma tanto como para modificar los horarios normales de desayunar, hacer ejercicio y llegar a salir a correr en un entorno tan infrecuente?

Tú, ¿para qué corres?

Me apetecía tener respuestas, y lancé la pregunta a facebook. Os dejo algunas de las respuestas que han ido colgando algunas amistades. A quienes agradezco haberse parado a contestar.

  • Pilar Perez Ferrer Yo estoy haciendo exactamente lo mismo que tú, en vez de fabes, patatas guisadas. . Y se me cae la baba(fuera de la olla),pensando en la nieve y estar unas horas cansándome para luego jurar en hebreo de lo cansada que estoy toda la tarde en el trabajo. Tamos mal?
  • Chus Herrero Porque ese aire fresquito de la mañana te deja la piel lista para un peeling.
  • Javier Herrera Para comerte dos platos de fabes en vez de uno porque te los has ganado
  • Raúl Frechilla Pour vivre!!!
  • Rubén Novoa Jurado Para que coman tus hijos
  • Raúl Martínez Contreras Para pasar frío? Sus vástagos tienen que crecer y desarrollarse, eso no es trabajo
  • Emilio Comunero ¿Por qué? Para hacer lo que te gusta, para segregar adrenalina, porque te sientes libre, porque después te sientes satisfecho, porque es tu momento, porque te sale de los cojones, porque eres un corredor, porque si no, no sabrías que poner en el caralibro
  • Carlos Sanz Alonso Para llegar a la comida con las fabes ya gastadas?
  • Ignacio Rodriguez Ameller Y si lo preguntas al revés? ¿Porque no?
  • Juan Seguí Rojo Para sacar temas para el blog
  • David Cortes joder, pues mi despertador ha sonado a las 7:10 , para darle al rodillo, y me he vuelto a empiltrar!!!.
    lo tuyo es vocacion!!!!
  • Sonia Ceballos Para sentirse vivo y en armonía con el entorno. Esto es la riqueza de saber vivir y aprovechar cada momento para uno y para los demás! !! 
  • Claudio Luna Mansilla ¿Seguro que no tenías nada mejor que hacer?
  • Jesus Esnaola Para contarlo, Luis. En la era digital, todo lo hacemos para contarlo.
  • Manu García Ortiz Interesante esto último. A lo mejor antes de la era digital también, pero no era tan fácil. Se me ocurre
  • Federico Alvarez Villa Aun renace el instinto adormecido , la naturaleza que llevamos dentro , por mucho que en el hombre actual estos vestigios permanezcan bajo una capa artificial efecto secundario de la propia civilizacion…. ¿Para que ? En el fondo para sentirse mejor, para que aunque sea durante un instante aflore una parte que nos gusta de nosotros mismos , supongo…
  • Almudena Lopez Cascante Porque te encanta correr y ademas eres capaz de hacer unas exquisitas fabes con almejas, que mas quieres. olé, olé y olé
  • Carlos Velayos Martín ¿Para qué? Para apretarte con ganas un par de táper de fabes, malandrín, que has hecho para todo el portal.
  • Rosa Martinez Para soportar esta vida tan perra, o eso, o se pone uno a las vias del tren. Mejor no hacerse preguntas.
  • Guadarrama Trail Para vivir y sentir que sigues vivo.
  • Susana Meyniel Martí No sé el mal que te aqueja, pero creo que es contagioso.
  • Guillermo SdeBaranda Vivir, con obligaciones, pasiones …
  • Miguel Lopez Sacristan Pues para sentirse feliz y con alegría.

El maratón de Barcelona supera los 15.000 inscritos

Quedan aún unas semanas y las cifras reales del evento más grande del maratón español están listas para brillar. Fanfarria, confetti y cava porque ya son quince mil inscritos para la inspiradora distancia entre el Castillo de Windsor y el White City Stadium (y una vuelta a su cuerda).

Sea como sea, Barcelona (que acaba de estrenar una App para seguir todo lo relacionado con el maratón en tu dispositivo móvil) está en el exclusivo grupo de los grandes maratones europeos. En las estadísticas de 2013 fue la decimoséptima en llegados a meta con 14.783 corredores. En este ránking son París, Berlín y Londres inalcanzables y tercera, cuarta y sexta del mundo respectivamente.

Entre las carreras de la segunda hornada está Barcelona. Pruebas que salen del circuito de las grandes ciudades-mundo pero que cuentan o con una tradición fabulosa o con una particular situación en los calendarios regionales, como el caso de la capital irlandesa, Dublín.

No olvidemos que Barcelona pasó por un proceso de reinvención fruto de un colapso entre las relaciones deportivas e institucionales, como bien refleja Miquel Pucurull en su artículo sobre la historia de la prueba. Estocolmo, Barcelona y Dublín pertenecen al top 20 con más de doce mil participantes capaces de sonreír en ese momento de cruzar la línea de meta. Siempre con la vista puesta en los potentes eventos de Hamburgo, un tradicional para volar en la primavera alemana, Amsterdam y su nueva cara, y Frankfurt, que está escalando a golpe de tiempos escandalosos en meta.

Sería esta la cifra a la que la carrera aspira para asentarse y a la que contribuiremos desde 20Minutos con un par de piernas recias y nervudas. Si bien las cifras finales y de inscripciones de las últimas semanas hora son algo erráticas, es muy posible que Barcelona repita en los números de 2013, con tal que el clima de Marzo no dé sorpresas de última hora.

Y es que, cada tanto tiempo, la ciudad se levanta con el pie malo y ha habido ediciones de la marató con un calor inusual para la época. En este caso lo mejor es armarse de paciencia y aprovechar la parte buena: ese día la ciudad se lanza más a las aceras y aprovecha ese rato de la matinal del Domingo para animar.

Entre las estadísticas curiosas del maratón de Barcelona hay tres datos.

En 1988 estaba a escasos dos meses de cumplir la mayoría de edad y no pude correr mi primera carrera de 42km195m. En aquellos días tuve que conformarme con acompañar 25 kilómetros a mi santo padre. Se llegaba en el parque de la España Industrial.

En 1996 se corría todavía entre Mataró y el Estadio de Montjüic. Dos horas y cincuenta y cinco minutos después de salir del Maresme llegábamos a meta. Ya éramos oficialmente maratonianos bastante rápidos y sustancialmente infelices: había discurrido demasiado sufrimiento para una recompensa tan absurda.

En 2014 estaré exactamente terminando mi maratón (o más) número ochenta y ocho. Año en el que cumpliré cuarenta y cuatro. No me digáis que no es una ecuación fácil de sostener.

¡A beber a la Casa de Campo!

Normalmente se ha gritado al corredor que se fuera a tomar por culo del medio de la ciudad. Estos extremos urdían una barricada moral de domingo por la mañana. Era la ciudad del coche para bajar a comprar el pan. El coche para atravesar Bravo Murillo camino del bar. «Iros a correr a la cá campo». Afortunadamente tenemos que creer que nos hemos liberado de todo aquello. Es un síntoma de un cambio.

Esta digresión no hace sino justificar el título del post. En realidad, a lo que voy, es a ampliar el espectro de los modos de disfrutar de la moda del correr. Por que ya es oficialmente una moda. Así lo atestigua la profusión de reportajes en los últimos meses en toda la prensa de información general.

Pues bien. Añadid al espectro del que os hablo el del «corredor cañista». O el «drinking runner» o el «beer runner». O de sus más inventivas variaciones ya sea en modalidad real academia española de la lengua, o en la anglófila y gafapasta.

Y es que me acaba de llegar un emotivo paquete que contiene una camiseta lanzada por un grupo de corredores asociados al gremio de cerveceros españoles. Los beer runners. Corto y pego.

que los deportistas, tanto profesionales como aficionados, salgan a practicar ejercicio y disfruten, después, de la cerveza y las tapas como recompensa al esfuerzo. De este modo se pone en valor el componente socializador propio del deporte en grupo, apoyándonos a su vez en una costumbre arraigada que también se practica en grupo: ir de cañas.

Sea cierta o primigenia, lo cierto es que la motivación que llevó a un club de corredores de Filadelfia, Fishtown BeerRunners, a tomarla fue descubrir el estudio realizado del CSIC que revelaba que la cerveza puede contribuir a la recuperación de la hidratación del deportista después de la actividad física. Ocurría en 2007 y rápidamente el cerveceo encontró en las redes sociales una compañera ideal para la expansión. Posteriormente es Cerveceros de España quien le da impulso en España. Así que ya sabéis.

¡Qué originales los de Phillie!

Ya en 2005 los corredores del Axe Valley (Reino Unido) celebraron la Midsummer Madness Pub Run. Aproximadamente 14 kilómetros con avituallamientos en los pubs de la zona. Dorsal sencillo, una pinta. Dorsal doble, dos pintas. Como reza su historiografía:

The objective was not to race but to enjoy a summer social run with ‘refreshments’ along the way! Fancy dress was optional!

Carreras en las fiestas de los pueblos ha habido siempre. La línea (pintada) de meta suele coincidir con algún punto de las casetas de los bares en la feria, de las atracciones o simplemente patrocinada por el pub de turno. Servidor tuvo a bien correr una «drunk mile» en un lugar ilegal y secreto de Inglaterra, con incierto resultado. Asumo que fui tercero pero las referencias son borrosas.

No es apología del alcoholismo ni del deporte gamberro. La socialización que parece que hemos descubierto ahora con los facebook y twitter ha existido siempre. Cuando volvíamos de correr el medio maratón de Coslada en 1991 caían no menos de dos rondas de cerveza o vino en aquellas peel sessions con Mario, Goyo y otros corredores del -hoy- C.Menorca C.A.P. Alcobendas.

Tampoco es que recomendemos lo contrario. Cada uno que haga lo que le salga del cimbel. Pero es necesario saber que esa mezcla de sustancias refrescantes y «energetizadores» es, históricamente, una de las lacras del deporte. Cuando en la London to Brighton de 1906 los corredores recibían una ayudita de caldo de carne marca Oxo, no se cita que los estupefacientes acompañaban en general al deporte de larga duración. Luego se nos mueren los ídolos y no sabemos si decepcionarnos o elevarlos a la categoría de mito. Aunque normalmente nos embarcamos en la idiocia ciega.

Somos mayores y esto es un hobby. Dejad que los profesionales se metan en berenjenales con médicos. Nosotros tenemos que aportar el tinte sutil y delicado a esta moda correril.

Soy más de vino, pero Prost!

mapomabebe

Música para correr. Podcast XI

Vuelan los meses, vuelan los beneficios de las casas discográficas y vuelan los dorsales en las carreras. Normal. Estáis salidos de madre. Os apasiona darle a la zapatilla ya sea en el campo, la montaña, el parque o el gimnasio. Y, aunque corriendo en un gimnasio te lo dan casi todo hecho, quizá aborrezcas el ‘trance-choucrout’ que programan en tu sala de ejercicio habitual. Para ello y para sacar lo peor de algunos lectores, ahí viene otra de MÚSICA PARA CORREDORES. POWERSONGS para terminar Enero.

TEMAZO 1. Podcast del 28/Ene/1. ‘Do the Dog’ mientras vas preparando ese metabolismo. The Specials lanzan los diversos ritmos del ska histórico británico, precisamente donde más duele: en la casposa sociedad londinense de los últimos sesenta y setenta. ¿El ritmillo que originó el funrunning? ¿Por qué no?

TEMAZO 2. Podcast del 28/Ene/2. Hay asuntos delicados que es mejor no tocar. El del precio de ese nuevo cortavientos con la que está cayendo, lo mucho que te duele el piramidal mientras otros trabajan 14h en una mina… Izal sugiere, a un ritmo excelente, que corramos sin tocar esos ‘Asuntos Delicados’. Y lo hace con una factura brillante, épica, tecnológica, a tamborrazos. A por ello. Ponlos alto y fuerte.

TEMAZO 3. Podcast del 28/Ene/3. Don Diego R.J. es un arqueólogo de las ondas. En su Sótano, de Radio 3, saca y saca más y mejores temas de un maletero inmenso, el de su Chevvy del 63. Su sintonía corresponde a Mike Barbwire, y hay que sumarla a las músicas que te acompañen a correr.’ SOS Rock’n Roll’. ¡Dale!

TEMAZO 4. Podcast del 28/Ene/4. ‘Shiralee’ es un mantra que quizá necesites incrustar en tu cabeza mientras haces apología de ese trail running americano y pistero, como dice el relator de caminos Mayayo. Arizona Baby son como ese corredor de aquí que cruza allí. Me entiendes, seguro.

TEMAZO 5. Podcast del 28/Ene/5. Nadie dijo que dejaras los altavoces de tu aparato encendidos. R.A.M.O.N.E.S. by Motorhead.

Diario de un maratoniano: nos vamos a Barcelona

Mi última experiencia en un maratón masivo, en ruta y mediático, pasó por fases varias, desde la expectación a la catatonia. A pesar del marasmo de los roperos del Rock’n Roll Madrid Marathon, una meta después de cuarenta y dos kilómetros se acerca mucho a todo que se ofrece a diario en prensa, redes y medios: alegría, satisfacción y todo esto que aliña la magia del running.

Sólo hay que ver lo sencillamente manipulables que somos. Meses después estamos deseando saturar las inscripciones de quien nos puso de tan mala baba. Es así. Nuestra capacidad crítica es huracanada pero se diluye en el tiempo.

¿Desdeñar los brillos de esos maratones?

¿Estás loco? Una cosa es que uno sea un puñetero cascarrabias y, otra, resistirme a seguir sondeando qué se cuece en esas interminables ferias del corredor. Un habitual de las carreras recae. Le ponen el trapo y busca nuevas carreras.

Así las cosas, estaremos en apenas siete semanas en el Zurich Marató de Barcelona. Zurich por parte de padre, al menos a través de los exitosos últimos años, y Marató por parte de madre. Esa madre que te castiga y luego te mesa los cabellos.

Esto.

De cara a este mes y medio que nos queda, me gustaría contar estas semanas previas mediante un sencillo sistema de calificación. Tendencioso, peyorativo, pero sencillo: EXCELENTE, BUENO, REGULAR, CASPOSO.

Excelente: presencia de la carrera multilingüe en las redes sociales, síntoma de una barcelonidad fabulosa que da envidia (¿media Asso, la organización, frente a aspiraciones políticas?). Además me ha resultado fácil encontrar un ático para el fin de semana de la carrera. A ¡trescientos metros!

Bueno: infografía y facilidad para formalizar la inscripción. Volumen de uso de twitter (6400 usuarios) y facebook de la carrera (16800 amigos). Da gusto recibir la información y los asuntos más inmediatos en esos dos medios. Cuyo uso y seguimiento recomiendo. De nada.

Regular: mi estado físico. El domingo hicimos Juan, Carlos y demás rodadores un test de 25km a ritmo sostenido, bajo la lluvia. Secuelas varias pero un buen punto de partida para saber dónde nos situamos.

Casposo: el tono cutre lo pone la pasta party. En la era dorada del comer cultural, en una ciudad como Barcelona, las organizaciones siguen ofreciendo al maratoniano y sus familias el rancho, las esperas de pie, y restringen la posibilidad de que la ciudad recupere pasta de la otra. Diez mil corredores de fuera de la ciudad y sus respectivos acompañantes dejarían mucho dinero en comida. Además animarían durante unas horas todo el centro, regalando a la ciudad su bulla, sus chándals y su colorido.

Hasta la próxima entrada #CAMINODEBARCELONA.

 

Maratón de Sevilla. Otra prueba que se reinventa

Fuente: Maratón de Sevilla

Hace unos diez años empujaba el carro de mis gemelos hacia la entrada del Estadio de la Cartuja sevillano. Recuerdo dos largas rectas hacia el último kilómetro de su maratón, y lo que me impactó ver aquella carcasa de hormigón desde su estómago, su entrada. Recogí al dúo al paso por Triana y corrimos juntos doce o catorce kilómetros.

En el paso por un gélido túnel de entrada uno miró hacia arriba asombrado. Los críos habían pasado los kilómetros callados a pesar de la noche que dió Nicolás. Había tenido una digestión pesada. A sus escasos dos años se había excedido con el pescado en adobo. Cenar de tapas tiene ciertas inconveniencias pero es una de las insustituibles de la ciudad del bajo Guadalquivir.

En aquella edición todavía costaba a la organización del Instituto Municipal de Deportes despegar hacia la masiva participación. Se contaba con la ciudad como escenario, el estadio como reclamo a quienes todavía le sonaban los ecos del Campeonato del Mundo de Atletismo, un fácil recorrido potencial, llano como en todas las ciudades ribereñas. Y seríamos no más de dos mil llegados a meta. Una más de las pruebas de la segunda fila del calendario.

Este mes de Febrero, de donde no se ha desplazado el maratón en sus treinta ediciones, se sobrepasarán los nueve mil.

La carrera está viviendo hoy día una madurez y se asienta sobre un par de conceptos; su amabilidad en recorrido y accesibilidad para cualquier participante. El trato con los organizadores a través de las redes y contactos directos es el de una prueba casi de carácter familiar. Mantienen en medio de esta marejada económica el precio final para el participante y hacen fácil, en general, que uno se decante por correr desde el Guadalquivir hacia Kansas City, cosa que solamente se puede hacer en esta ciudad.

Si las cuentas les cuadran y no se está perdiendo dinero, ¿dónde está el problema? Aparentemente no lo hay.

Una imagen de marca renovada, una etiqueta de bronce de la IAAF, New Balance detrás como marca y el grupo Motorpress en la maquinaria de imagen y prensa.

A las bondades organizativas se une el poder correr sin apenas desniveles o cuestas. Los campeonatos de España de maratón disputados y marcas del rango alto de 2h09 (conseguida por el etíope Wedajo, D. en 2009) garantizaron un espectáculo desde las aceras.

El problema es que sólo treinta o cuarenta corredores de los nueve mil se mueven a esas velocidades-espectáculo. Para los demás será cuarenta y dos kilómetros. Y ciento noventa y cinco metros. Ese es el gran atractivo de esta prueba.

Por que, como muchos piensan, si el dichoso maratón midiese unos kilómetros menos…

Se dan los primeros pasos para coordinar pruebas ‘trail’

Gran síntesis y esfuerzo explicativo el del seguimiento del blog Ser13gio sobre el UTWT. El Ultra Trail World Tour, que «el que pretende ser el circuito de referencia mundial». En esencia supone aglutinar las mejores pruebas en un circuito de carreras de montaña de larga duración. Mejoras que parecen empapar todos los estamentos, desde la élite al corredor que cierra el pelotón.

Yo tengo una percepción algo diferente. Traigo aquí mis comentarios en esa bitácora de referencia para el mundo de correr por las montañas.

Cuando en los 90 algunos nos aburríamos de los maratones, eché la mirada al ultra en ruta (salvo en Francia, había aún pocos ejemplos y menos difusión del llamado trail). Me junté con un club de ultreros, los entrañables Ñ ultrafondo. Participé con ellos, organicé carreras durante unos años y asistí a la evolución de los primeros pasos de la cuestión, excepción hecha de los tradicionales 100k de Santander, los de Vallecas y alguna experiencia sincera pero minoritaria. La patología era evidente: no enganchaba. Lo de correr por encima del maratón, digamoslo así, anclado en una década anterior.

Mientras tanto, iban saliendo adelante los formatos 100km/24h, los 101km/24, etcétera. Su carácter libre y de evento no reglado por kilometraje, medición o avituallamientos, eran su esencia. O sea, a lo que menos se parecían era a eventos «federados».

Entre tanto, la masa seguía creciendo -de aquella manera- en las carreras de ruta. Los maratones Madrid, Barcelona, las de Báscones o Toral, sorteaban algunas aristas en pos de los miles de inscritos y dejaban atrás a otros eventos como Donosti. A ésta, sin ir más lejos, se le echaba en cara que, de nuevo, tuviera un enfoque más «federado» (dependía directamente casi de la Guipuzcoana de Atletismo).

Hubo un intento de aglutinar los ultras. Estuvimos diseñando un acercamiento a la idea era fundar la asociación española de ultrafondo. Los objetivos eran los de dar varios pasos adelante porque la RFEA aún tenía sus reticencias en formatos para los que ya habían nacido «las rojas» para eventos como las 24h, o esos primeros intentos de la federación internacional, la IAAF, hacia el monte.

Creo ahora que hicimos bien en no empujar más. Todo esto viene por una pregunta que es la esencia misma del ultra.

¿Y para qué quiero yo un «governing body» de lo ultra?

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Para el 94% de los participantes y/o ansiosos compradores de plaza y dorsal en cualquier lotería trailera, ¿qué supone el UTWT?
Sigo sin ver las ventajas a algo que nació como un «estoy harto de los avituallamietnos cada 5km, de la condenada línea azul y de que no se nos haga caso a los corredores populares». ¿Es que nadie recuerda los 80 o los 90?

Se argumenta que el trail es otra cosa. Sergio comenta que «reúne lo mejor de varios mundos con el componente naturaleza, desnivel, montaña (si hay), tiempos razonables de paso (demasiado laxos en mi opinión en algunos casos), pequeña aventura en un entorno moderadamente controlado, ver lo que no verías de ninguna otra manera».

El corredor y biólogo Manuel Oñorbe escribía en su blog sobre masificación e impacto medioambiental. Y parte del argumento es que un circuito o federación internacional haría de organismo «aglutinador». De modo parecido se pretende que esa coordinación -siempre según Ser13gio – «defienda, que exponga, que comunique, que luche por los derechos de los traileros, que ni son alpinistas, ni excursionistas, ni atletas».

Aun así, correr por la montaña contiene una ventaja. Quizá la más importante de todas. 

Precisamente en los otros formatos, existía una excusa para oficializar las pruebas y federar las mismas. Si querías hacer una prueba de 24h en pista, tenías que ir a una. Si querías un 100k en ruta medido y sin tráfico (aunque siempre hay gente que le va lo extremo), tenía que ser un evento IAAF o ahora IAU.

Pero si quieres hacer 94km por la circular de un monte, o atravesar siguiendo una ruta histórica, ¿de verdad hace falta una UTWT o una ITRA? ¿Para mis «napoleónicas» habría yo agradecido estar bajo un paraguas así? No me hacía falta. Con un medio de transporte, y es a lo que voy, una mochila y un gps o un mapa, me es suficiente.

Tirar hacia el campo o la montaña es correr en libertad.

Creo que el circuito servirá para el crecimiento del trail running dichoso por arriba. A los élite les asegurará unas condiciones. Todo saldrá mucho más en los medios. Los pasos se van dando en buena dirección, probablemente. Eso sí, en la dirección de consolidar el negocio del correr.