Ya hemos empleado mucho tiempo en desnudar todo lo apasionante que puede aportar el correr. Creo que se acerca el momento de desvelar las herramientas que hacen de esto algo eminentemente factible. Un día comenté que llevaba bastante tiempo haciendo un pacto con el diablo. Un pacto a tres. A tres sesiones.
¿Este compromiso podría ser suficiente para quienes desean empezar con el correr?
Pero también vienen a leer este blog corredores más o menos habituales ¿Se podría extrapolar a ellos?
Yo creo que es un principio que vale para muchos de los corredores de muchos de los niveles existentes ¿En qué consiste? Siendo más atrevido que Fabián Roncero en los mundiales de maratón de 1997, digamos que monsieur Satán me deja seguir con ganas de correr hasta que cumpla los 70 años y yo soy un chico bueno y me limito a no pasar de tres entrenamientos a la semana.
Sobre cómo empezar a correr hay toneladas escritas. No añadiré más porque tampoco soy entrenador ni experto en fisiología del deporte ni vuestro padre para regañaros. Sí que podéis necesitar ayuda debido a que, quizá, estáis en ese punto en el que os da rabia o pereza empezar con una programación como las que abundan en las publicaciones especializadas. Eso del ‘plan’ todavía os queda grande, o parece una obligación más, o habéis superado la fase de las marcas y el cronómetro y empezáis a buscar deportes alternativos.
Verbigracia:
– «Tengo la pubalgia que no me deja correr. He empezado con la bici».
Aunque se dice que del correr nadie escapa. Yo creo que sí, hay una manera de salir: con los pies por delante. Y, como es triste ver a muchos compañeros salir a caminar a escondidas por lesiones incapacitantes, digamos que es una opción que me da rabia. Optemos por dejarla de lado.
– «Basta de palabrería, Spanjaard. Ponme un maldito ejemplo»
La fórmula de los tres días a la semana: Un día de entrenamiento corto e intenso (p.ej un trabajo de potencia en cuesta, escaleras, gimnasio o spinning), otro día de correr porque sí, disfrutando sin prisas (ya sea, en el nivel de cada uno, suaves trotes de 40 minutos o 25 kilómetros), y un tercer día de rutina intermedia (salir a correr un tiempo establecido, no mucho, pero con intervalos donde la intensidad y nuestro desgaste son mayores).
Quieres hacer algo más que rodar y rodar, quieres presumir de acelerones brutales ante la banda de las ocho y media, quieres llegar un poco más lejos en ese camino hasta ahora eterno e infranqueable o quieres perder un par de kilitos.
Los ejemplos de una semana estándar para mi esquema a trois. Por si os sirven de consuelo o ejemplo, a mandar.
Sesión 1: trote 40 minutos ritmo alegre con dos tramos de 6′ intensos’ a ritmo alto y bosque variado.
Sesión 2: 70 minutos de charla con 2 cuestas, explosivo
Sesión 3: 70km (aprox 10h) trote suave y charleta (intensidad aún más baja que la charla).
¿Preguntas, sugerencias, caballeretes y damas?
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Foto: Allen Clark
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Veo que no se ha entendido el concepto entre tanta letra.
Ejemplo aplicado a un novato absoluto:
1. Una sesión de 5min trote+5min caminar+5 trote + 5 caminar, extremadamente suave, más estiramientos suaves + cafelito con los colegas
2. Una sesión más intensa de 20 minutos con 5 repeticiones más rápidas de lo normal, a ser posible sbre hierba, de máximo 100 metros
3. Una tercera de senderismo de hasta 5 horas.
¿Se entiende mejor así?
¿Queréis dejar de fijaros en las cifras totales?