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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Archivo de mayo, 2013

Conoce las zapatillas con las que corríamos antes

Uno de los comentarios del último post me ha hecho reflexionar. Xosé introducía un punto de amargura porque según él mi post de ayer martes tomaba partido sobre un debate muy discutido sobre el calzado para correr. Y este es «¿mayor libertad para el pie o mayor estabilidad?«.

¿Cuál es mi posición sobre qué llevar en los pies? Sobre esto tiendo a no ser fan de nada. He probado zapatillas que se remontan a este modelo de Joma de la década de los 80. Pero claro, era un joven duro y ligero.

jomarat

 

Hoy día, treinta años después y más de ochenta maratones y ultramaratones corridos, sigo sin tenerlas todas conmigo. Prefiero conservar mis articulaciones pero soy consciente que una cosa: mi zancada es lenta y mi peso moderado. ¿Sirven estos parámetros para todos? Rotundamente no. Me gusta la zapatilla cómoda pero hay cuerpos y cuerpos. Que cada uno se lance a por el calzado que mejor le vaya, pero basando todo en su experiencia personal. No en modas o artículos técnicos.

¿Qué es esto que tanto revuelo levanta? ¿No son iguales todas las zapatillas para correr?

No. Ni de coña.

Volvamos a la frase que Xosé remarcaba. «La tecnología del calzado deportivo al que estaban acostumbrados los cracks de los años 70 eran poco más que las zapatillas de loneta», era para el lector como si tomase partido por la protección y en contra de la no tan nueva tendencia de ir con el pie lo más libre posible. Me refería a qué zapatillas protegían los pies de los jugadores de baloncesto, corredores y tenistas, básicamente los que hacían un uso sostenido de la movilidad sobre los pies, pero sin acudir a botas que protegiesen el pie del golpeo a un balón.

Su construcción seguía básicamente las recomendaciones de los grandes de la época. Los Shorter, Soh, Lasse Viren o Dereck Clayton. Tipos de sesenta kilos y una mecánica de carrera (el modo en que uno pisa, amortigua y se eleva en el acto de correr) ágil y bella.

Este asunto no es nuevo. La discusión se remonta a los años ochenta, en que el especialista en entrenamiento Arthur Lydiard critiaba que los fabricantes empezaban a añadir material en el talón y más rigidez en las zapatillas de correr. «Un pie libre y flexible y una zapatilla con la forma de tu pie», clamaba Lydiard, que luego también sería conocido por introducir métodos de entrenamiento casi inhumanos y con los que algunos corredores populares han tirado a la basura su organismo. El neozelandés propugnaba que el trote suave era un método para mantenerse sano pero los corredores se lanzaron como posesos a su «otro método», el que aplicaba con los corredores de élite.

Pero ese es otro tema.

Así que me he entretenido recopilando fotos de las zapatillas de correr que circulaban por el planeta de 1971 a 1973.

Echadles un ojo vosotros mismos. ¿Qué os parecen?

¿Cómo se originó el ‘boom’ del correr?

Era una mañana de Septiembre estadounidense de 1972 cuando las cadenas de todo el mundo conectaban la señal internacional de los juegos Olímpicos de Munich. Un estudiante de la universidad de Florida llamado Frank Shorter, veinticuatro años de edad, había ganado la carrera más mítica de los juegos. El maratón, los laureles heredados del mito de Filípides desde que se redescubriera en 1896, se habían puesto en juego en un tranquilo esquinazo del sur de Alemania. Unas vueltas a la ciudad y el parque olímpico que rodeaba las instalaciones de los juegos, entre árboles y praderas surgidas del «soziale Marktwirtschaft«, el desarrollo económico con un toque humano. Un parque en el que se había pintado la personalísima línea discontinua de todos los maratones, que dibujaba por todo Munich la silueta de Waldi, la mascota de los Juegos.

En los márgenes y aceras de Munich, espectadores de mediodía, con pantalones de campana y gafas con montura de metal, cuadrangular, amables gentes de un estado social. Frank Shorter iba despertando los noticiarios de todo su país, seis horas por delante de la hora de la costa Este estadounidense de una tarde templada de la Alemania Federal. Se había distanciado de sus inmediatos perseguidores, un grupo con nombres de relieve como el efectivo fondista belga Karel Lismont o el australiano Derek Clayton, el primer hombre que bajó de 2h10 minutos (en Fukuoka, 1967).

Estados Unidos buscaba los interruptores de las cafeteras y las tostadoras. ¡Cristo! Este Domingo comienza bien. Muchos ajenos al deporte se engancharían a la ABC y verían que se hablaba de tipos con resistencia infinita. De Mamo Wolde, un africano que había vencido en las dos pruebas de larga distancia de los Juegos de México 1968, donde el aire es quebradizo y los alveolos pulmonares de los humanos ardían como teas.

Maldita sea, pensarían, estos alemanes siempre en la televisión.

Munich había enseñado al mundo una carrera con doble y triple fila de espectadores que también acudían a la ceremonia de clausura de los juegos. El maratón siempre ha supuesto la última prueba del calendario de los mismos.

Diablos, un chico de Florida. ¡Eh, despertad! Tenemos un chaval que ha vuelto a patear el culo de alguien en Alemania.

La ciudad preciosista de la feria de la cerveza y de las chaquetillas bávaras era un túnel a través del que Shorter discurría con una zancada suave. La zancada de un atleta que entrenaba veinte millas diarias con un brazo izquierdo siempre algo pegado al cuerpo. El ritmo de aquel muchacho de la FU era impresionante y se convertiría en una de las victorias más trascendentales del deporte en el mundo.

Derrotados, desconocidos tipos en camiseta de tirante y estética seventies. El público americano no tenía la menor idea de que estaba imponiéndose a monstruos como Ron Hill, otro mito del maratón mundial, otro tipo que había roto la barrera de las 2h10, velocidades inhumanas que se conseguían con tendones de acero, montados sobre plataformas duras que hoy nos destrozarían los pies y las rodillas. La tecnología del calzado deportivo al que estaban acostumbrados los cracks de los años 70 eran poco más que las zapatillas de loneta. Pero todo el mundo estaba entusiasmado.

Los televisores de muchas casas empezaron a prender la señal. Uno tras otro, asomando a una especie de desayuno global, de matinal sacada del tiempo. De nuevo Alemania en la televisión. Los bosques y las avenidas coronadas por monumentos de carácter neoclásico de nuevo en las pantallas. Y es que todo era relativamente reciente. Apenas veintisiete años antes se celebraba en el cercano Nüremberg el cierre teatral de la Segunda Guerra Mundial y del régimen nazi. Los padres y los abuelos sentían que aquellas imágenes les enganchaban. Probablemente atraídos por el absurdo encanto de un ser humano en pleno y natural movimiento. Corriendo a todo trapo.

Reconozcamos que la mayoría de los americanos no tenía idea de qué era el maratón. Sabían algo de una distancia estúpida, veintiséis millas y cuarto, de que en Boston se celebraba una desde 1896. Pero pocos se veían empujados a correr por sí mismos. Pero la victoria de Shorter encendió la mecha del llamado «running boom«.

Después de aquello, millones de norteamericanos empezaron a trotar y correr por parques, calles, campos de golf, por todo el país. Jane Fonda corría. El presidente Carter corría. En 1977 Jim Fixx escribía «The Complete of Running» y se convertía en un best-seller inmediato.

La victoria de Shorter supuso algo más que la gloria olímpica. En los años del amateurismo aniquilado, todo un movimiento mercantil surgió del sudor del chico de Florida. El país cuyas referencias deportivas eran Muhammad Ali, Jack Niklaus o los primeros Lakers, de repente encontraba algo en lo que se podía actuar: calzarse unas zapatillas era, de repente, sencillo.

El resto es historia.

España ha sido el epicentro del ‘trail’ este fin de semana

Mientras millones de espectadores apuraban café con hielo, chupito o cigarro, en el país del que se duda su cultura deportiva se terminaban de celebrar tres monumentos a la participación. Tres carreras que engloban miles de aficionados de verdad al deporte más absoluto, básico, cruel. Correr.

España, en tres de sus esquinazos, celebra tres eventos que poco a poco ganan enteros en clasificación mundial de los amantes de remangarse  y meterse en el fregado de correr más y más lejos. Sin pausa. Del mismo modo que Francia es el punto caliente del correr por el monte en Agosto con su Ultra Trail del Mont Blanc, este fin de semana los señores de las sendas eran los eventos españoles.

El epicentro de correr por los caminos se situaba este fin de semana en estas latitudes. Más de 5.000 corredores de larguísimo aliento.

TRANSVULCANIA.

En la isla de La Palma, la Transvulcania se ha convertido en una especie de Grand Prix de correr por sendas, crestas y barrancos. Es una prueba de más de 80 kilómetros, con distancias menores para los que se asoman a este mundo, donde se reúnen los mejores corredores de la primavera. Kilian Jornet y Luis Alberto Hernando se impusieron a Sage Canaday, mientras la sueca Emelie Forsberg derrotó a la catalana Nuria Picas y a Uxue Fraile. Han barrido las rocas volcánicas y han ascendido desde el mar hasta los 2.400m del Roque de los Muchachos, para descender de nuevo por la espina dorsal de La Palma. Detrás, parte de la crema del gran circo mundial del trail. Tras ellos, un millar de duros y pacientes participantes que han invertido hasta quince horas en recorrer la altitud del Everest en desnivel acumulado, ocho mil metros subiendo y bajando. La cita de Mayo donde el glamour y las fotos más espectaculares crean afición.

LOS 101KM DE RONDA

En los años 90 el oficial de la legión Oscar Pajares participaba en los 100 kilómetros en 24 horas de Madrid. En 1995 se decidió a organizar los 101 kilómetros de la Legión. Ayer más de 7.000 deportistas se lanzaban o en bicicleta de montaña o a pie por la Serranía de Ronda. Montejaque, Setenil de las Bodegas, Benaoján, para los del coche y el puro son destinos donde comprar o comer bien, gasolineras o chiringuitos de carretera. Para los deportistas de toda España son pasos obligados de una prueba que sólo un Tercio completo de la Legión sabe cómo organizar.

En el sur peninsular existe una pasión desmedida por ser cientounero. Si en Nueva York todo corredor aspira a hacer una vez, al menos, su maratón, en estas latitudes todo está encaminado a terminar un ocho que sube y baja y vuelve a festonear los cerros alrededor de la ciudad del tajo. Únase a esta pasión el imparable tsunami de los compañeros de las BTT y sus maillots de colores y bicicletas suspensiones. La serranía entera al servicio del deporte.

El mallorquín Miquel Capó, que hace unos días terminaba tercero en el Marathon des Sables, la prueba por etapas por el Sahara, se imponía en el paseo de la Alameda de Ronda tras bajar el tope de las ocho horas y cincuenta minutos y encabezar un pelotón de dos mil quinientos ultrafondistas.

En apenas diez horas desaparecen miles de inscripciones. Internet es el testigo demenciado de más de treinta mil solicitudes de las que dos terceras partes quedan eliminadas o en lista de espera. Tipos con bicicletas de ruedas gordas  y corredores, civiles y militares, todos mirando con simpatía los controles y avituallamientos que mantienen tipos uniformados y con la pátina de mito y cachondeo que generan los legionarios.

PENYAGOLOSA

El mismo sábado se pone en marcha en las pistas de atletismo de Castellón la tradicional prueba en constante ascenso llamada Marató i Mitja. Si un maratón no es suficiente, se añade medio más. Sesenta y tres kilómetros que se celebran con un éxito de participación enorme desde hace quince años. No se celebra por avenidas ni paseos marítimos. Su encanto es el de reproducir la peregrinación al santuario de Sant Joan de Penyagolosa.

Dos mil corredores más que serpentean desde el amanecer de la Plana hasta los caminos entre bancales y bosque mediterráneo, camino de las tierras altas de Castellón. Entre la Marató i Mitja y la distancia superior recientemente creada (118km, Campeonato de España de Ultra Trail), la franja levantina quedaba salpicada de rostros alegres a pesar del esfuerzo, distancia y desnivel.

La prevista participación de invitados especiales en esta edición se cerró con las victorias de la poderosa Xari Adriá y de Remigio Queral, que inauguraban el ranking de campeones de la división ultra de la FEDME.

 

¿Sabes que hay una carrera llamada ‘Trail Rey de España’?

¿Sabes que existe una carrera por campo abierto que se llama ‘Trail Rey de España’?

¿Sabes que, precisamente, no se celebra en España?

En efecto. Este domingo día 12 de Mayo tendrá lugar en los Países Bajos el Trail Koning van Spanje. Se corre en la población de Gulpen, en la provincia de Limburgo. Sobre 9, 16 o 31km se coronan lomas en muchos casos embarradas y a el evento se apuntan cientos de entusiastas corredores de la zona. Una zona casi como queriéndose escapar de ser holandesa (Linburgo es la provincia más alejada de la provincia así llamada) limita a dos kilómetros con Alemania y otros dos con Bélgica. Como se puede comprobar, un caramelo estratégico para otra época muy lejana.

¿Cuál es el motivo de esta denominación? Los Países Bajos tienen una parte importante de su historia ligada a la corona de Carlos de Habsburgo y de su hijo Felipe II. En Gulpen existen unas colinas de cierta entidad por las que se estuvieron dando leña los ejércitos insurrectos y fieles a la monarquía española. Fue la denominada «guerra de los Ochenta años«. Tras ella se independizaron las provincias del Sur y Norte de Holanda, y quedaron determinadas las fronteras de lo que hoy conocemos como los reinos de Países Bajos y Bélgica.

De hecho más de un niño holandés ha jugado de pequeño en la playa bajo las leyendas «¡Que vienen los españoles!». Alba es un personaje abyecto para la imaginería  de nuestros vecinos de la Unión Europea.

Curiosamente, entre otras, se celebra alguna fiesta local como el Asedio de Leiden, donde se conmemora la supervivencia de unos y otros en los dos bandos de un asedio que duró aparentemente un año entero (Octubre 1573- Octubre 1574), en esa guerra por las tierras bajas, Flandes y demás Provincias del delta del Rin.

Pero ahora todo queda en barro, sudor y un día de perros. Como podéis ver en este vídeo.

Correr es definitivamente más pacífico. No sé de qué huyen los de la foto.

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Foto: MudSweatTrails.nl
Video: Henry Vrijsen.

Running: ¿fenómeno de interés general?

¿Es el simple y mero hecho de salir a correr un asunto global? La búsqueda del término ‘running’ en google nos arroja la engañosa cifra de 2.280 millones de resultados (es una acción verbal) pero las curiosidades de los algoritmos de búsqueda nos sitúan en este rango:

Runner 304.000.000
marathon 313.000.000 (maratón 42.000.000)

¿Es esto un medidor de impacto global? Hay que empezar a considerar que la presencia en la Red sí determina de cierto modo que ‘algo existe’.

Para los corredores habituales correr es un fenómeno universal. Los runners somos unos propagandistas activos. A diario se crean cientos de blogs temáticos o personales en los que lo más fácil es volcar los entrenamientos y las sensaciones. Somos (como dice mi madre, vamos a meternos todos) un sonido constante y visibles de modo más claro que, quizá, aficionados al ajedrez o practicantes de karate.

En realidad, ¿somos tantos los que salimos a correr?

En los lejanísimos EEUU hay casi dos millones de personas que en 2012 corrieron un medio maratón. Se estima que catorce millones de personas participaron en una carrera popular en el país en 2011. Las estadísticas de la Federación Holandesa de atletismo (KNAU) dan cuatro millones de corredores en un país de dieciséis millones de habitantes. Uno de cada cuatro holandeses sale a correr de manera ocasional o habitual. Volviendo a las búsquedas en google.

Esta es la situación frente a otros grandes deportes.

Judo 56.000.000
Gymnastics 78.000.000 (Gimnasia 57.000.000)
Tennis 710.000.000 (Tenis 139.000.000)
Basketball 713.000.000 (Baloncesto 64.000.0000)
Football 1.910.000.000 (Fútbol 479.000.000)

Estadísticamente o, al menos, en visibilidad, no está tan mal parado. Y es que prácticamente todos hemos tenido que correr en algún momento. En la educación física de la escuela, en juegos, detrás de un medio de transporte público o estirando las piernas después de un banquete (esto yo lo he visto). Correr es la base de muchos deportes. También es cierto que correr no es tan complejo. Uno se calza unas zapatillas más o menos adecuadas, un pantalón y sale a correr.

La siguiente cuestión es si somos tan importantes como para que se considere el correr y los deportes relacionados con el atletismo (en sus variedades de estadio, ruta o campo) como un hecho de interés suficientemente extendido. Lo que se denomina «interés general».

Las cifras de audiencia o las tiradas de prensa especializada son mínimas. Incluso el muy global baloncesto, con fenómenos sociales planetarios como las estrellas NBA, selecciones nacionales, sufre unas audiencias casi marginales y una incomprensión grande fuera de segmentos sociales determinados. Es cierto que los deportes tienen una franja de edad crítica y muchos se asocian casi a grupos sociales.

Muchos habremos oído «el golf y el tenis son de pijos» o «el baloncesto es para nenas», «el fútbol es para hombres» o similares tópicos, mitad estúpidos mitad anclados en el discurso. «Correr es de cobardes» aparte, ¿crees que correr está tan extendido?

post data: En el supuesto que esto le importe a alguien.

Foto: Commons Wikimedia

En España los mejores corredores de montaña del mundo: los Tarahumara

Los corredores de montaña más famosos de la tierra están en España. No son fibrosos keniatas o etíopes acostumbrados a volar por la pista o el asfalto. Un grupo de corredores tarahumara están en nuestro país para participar en el CSP Penyagolosa, de Penyagolosa Trails.

Serán 115 kilómetros por las sierras de Castellón. Se parecen un poco a las barrancas áridas donde las aldeas de estos indígenas mexicanos sobreviven. Se superarán desniveles alucinantes (5.400m de desnivel de ascenso) a los que están acostumbrados por su tradición corredora.

Si quieres saber más sobre su larga historia haz clic en este enlace. Podrás descubrir por qué han inspirado al mundo del trail, se han escrito libros sobre ellos (el famoso Born to Run) o qué son las huarache, las famosísimas sandalias artesanales con las que corren monte arriba y abajo.

En Madrid estuvo el gran Sergio Mayayo entrevistándoles. Aquí está la exclusiva. Es necesario que se difunda la realidad de este pueblo que en vías de la extinción. Las malas cosechas, un medio casi de subsistencia y la pobreza casi extrema hace que estén corriendo para conseguir premios que aporten alimento y dinero a sus aldeas. Y vienen a por todas.

En acción sobre sus barrancas.

Observa cómo se hacen sus propias zapatillas/sandalias artesanales en este vídeo.

Los 300 (maratonianos extraviados)

 

El Maratón de Madrid Rock’n Roll ha sacado las que parecen ser clasificaciones definitivas de la prueba de 2013.

De las clasificaciones provisionales a las definitivas hay un saldo negativo de trescientos participantes. De 10.462 a 10.162 clasificados. Los que acompañaron, los que se fotocopiaron el dorsal, los que acortaron o que decidieron ir directos a recoger su ropa o los que simplemente son seres ectoplásmicos que no salen en algunos de los pasos de control. Los trescientos perdidos.

Todo el listado está en este enlace.

Este será el número definitivo en el que tenemos que medir el volumen de la carrera: 10.162 finishers. Ni los 26.000 participantes de Marca ni de las cuentas de la Alcaldía. Los enardecidos debates de los roperos, la saturación, si mucho o poco público, todo eso quedará en un segundo plano pasadas unas semanas.

En las estadísticas de finishers de los organismos que listan estos temas, la cosa quedará con esos diez mil llegados a meta que suponen un ascenso contundente en las cifras de los años anteriores.

Entre las carreras que se están disputando en la península ibérica, Barcelona sigue siendo la más populosa con 14.776 llegados a meta. Madrid, 10.162. Tercera es una sorprendente Sevilla con 5.932. Están por llegar las cifras de este otoño de Valencia.

Y atención que el maratón que pasó al otoño tuvo una cifra de 7.779 llegados. En esos números eran los de Madrid en 2011. El grupo formado por la SD Correcaminos está recortando con un proyecto empresarial y de turismo deportivo fuerte.

¿Tienes en mente algún maratón de los mencionados?

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Foto: Trulia.com

El correr y las redes sociales

Las redes y las conexiones. Herramientas para quedar, medir distancias y mantener absolutamente informado y controlado el mundo runner.

Un mundo que es, o acojonantemente minúsculo, o espantosamente grande. Me llega un correo de una amiga y pasadas unas semanas nos convertimos en vecinos de escalera. Una habitante de la bahía de East Bay, San Francisco que cruza el planeta en navidades y termina corriendo por la Pedriza de Manzanares.

Un italiano, Salvatore, que aprovecha que su familia vive por estos pagos y en 30 horas hemos pasado de escribir emails desde el aeropuerto de Toronto o Milán Malpensa a tomarnos un café en Manzanares el Real y calentar antes de compartir dos horas de trote.

¿Alguien duda de si las redes sociales han impulsado el «viajar para correr»?

Las distancias encogen a pesar de ser gigantescas. Vicky vive a 70 horas de vuelo con 3 escalas. Salvatore vive a escasos 80 euros de aquí, dos horas o tres a velocidades de 0.8 match. De repente San Francisco (y Milán) están al lado, a un golpe de click.

El siguiente paso ha sido usarlas para montar millares de hilos de contacto. De corredor a corredor. Todo el mundo ha mandado un tweet o un mensaje a más de dos mil kilómetros, sabiendo con certeza que quizá, un día, estés poniéndole cara al destinatario.

¿Aprovechas las RSS para conocer nuevos sitios para correr?

Cuenta algún ejemplo.

Foto: Nacho Cembellín.

A, B o C

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Si quieres escoger, escoge. ¿Eres corredor A, B o C?

Inauguramos la semana de la sencillez bloguera.

A. Día 45/90. 23km, 197m desnivel+ @5.09min/km Todo Ok, dolor articular calcáneo y rodilla derecha. Asumible 90% rec postmaratón. D-13 para 45km 2000+ del Soplao.

B. Qué lejos quedan ya los ánimos del público de Madrid y los miles de camisetas de colores. Los kilómetros escrupulosamente marcados son historia reciente y es tiempo del regreso a las sendas y las pistas, llenas de jaras- Las flores de las jaras flores explotan como huevos fritos. La soledad del correr confronta cada paso a un sol extraño que quiere imponerse a unos retazos de cirros matinales. Fríos, lejanos, como los días en que uno corría empaquetado y expectante. Son las ocho de la mañana cuando barritan las cornetas del cuartel, a mediodía. El viento se las lleva aunque el amanecer apenas me está ofreciendo una brisa, quizá la que yo produzca al desplazarme por las vías del ganado. La experiencia de trotar sin sentir nada.

C. Esto va de correr. Corre y deja de escribir tonterías.

 

[Addendas: Hoy se han juntado veintidós mil mujeres para correr siete kilómetros. Ayer había veintidós borregos apiñados en el bar de mi calle, viendo el fútbol]

El corredor que descubrió que su pareja «ya no»

Erase una vez un cuarentón o una treinterañera que corrían. Y lo habían incorporado ya a sus hábitos. Esa persona que muchos conocemos. Quizá nosotros mismos. Nuestro peor enemigo.

El corredor vino un día de un entrenamiento especialmente motivador. O del gimnasio de una sesión de cardio. O llegó a casa de participar en los festivos 8km del Buenos Días Run Series. En cualquiera de los tres escenarios había charlado de manera animada. La generación de endorfinas y la circulación de la sangre habían elevado las emociones. Chicas jóvenes y deportistas o chicos sin tripa y sonrientes que se interesaban por la evolución de los entrenamientos de nuestra hipotética corredora.

Abrió la puerta y le saludó su compañero, su esposa, su novio o la madre de sus hijos. Y le vino a la cabeza el comparar con esas otras personas que dejó en la zona de meta o de recogida de las bolsas de la carrera. El corredor huyó mentalmente hacia la próxima vez que se vería rodeado de esas nuevas y deportivas amistades.

¿Conoces casos similares?

Haz memoria de las conversaciones que han salido mientras corríais. Su anterior pareja no era tan deportista. Quizá fumaba. Estaba pasado de peso o prefería recordarle que el/ella tendría que quedarse con los niños o que las tardes estaban para comprar o para pasear.

La historia de las nuevas amistades es vieja como la humanidad misma. Correr (en general, el deporte) es un hábito incorporado recientemente a la sociedad. Pero es algo que se ha buscado un hueco en el ocio de la vida en las ciudades occidentales, grandes o chicas. La ruptura de las parejas también está enraizado y, si vemos a nuestro protagonista, el corredor, dos años más tarde, ha buscado un nuevo rumbo en su vida.

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Y ¿de qué depende todo esto?

Es fundamental entender que muchísimas parejas se forman anteriormente al momento en que descubres el running. Las estadísticas de participación en pruebas de calle nos  colocan ahí a los que rondamos los treinta-y-cuarenta. En EEUU en 2000 el 44% de los que terminaron un maratón tenían más de cuarenta. En medio maratón, la prueba que más ha crecido en el planeta en partipación (más de un millón de norteamericanos al año) la edad media de las mujeres participantes está sobre los 38 años. En el medio maratón de Torremolinos de este año la edad media de hombres y mujeres fue, respectivamente, 39 y 41 años.

Y el espectro ya no solo corre por batir el reloj sino porque correr es cool, ayuda a sentirse bien y a perder peso. Unos parámetros nuestro corredor no tenía que preocuparse con veinte años, cuando conoció a su pareja.

El tiempo, que todo lo revuelve. Y llegan las preguntas, con o sin malicia.

¿Descubres que lo que más te gusta es correr? ¿Piensas en cuánto tiempo has perdido sentado en el sofá o paseando por centros comerciales?

Como siempre, depende de las prioridades en las que sitúas el correr. Nuestra corredora descubre que correr es ahora lo más importante y que ya pueden colocar por medio la instalación de los armarios de Ikea. Nuestro protagonista organiza once fines de semana al año con las carreras y medios maratones a los que no piensa renunciar, amén de los planes de entrenamiento de tres, cuatro o cinco sesiones semanales, se pongan en casa como se pongan. ¿Y es esto culpa del otro?

Es una de esas preguntas que nuestro hipotético personaje se hará. ¿En qué medida tiene el otro la culpa de que hayas descubierto el running y toda esa estupenda gente? Bueno, depende si sales a correr para huir del tedio o de las discusiones en tu pareja, o si es un entretenimiento que colocas en tu parcela vital.

¿La solución es cambiar de pareja? ¿Llegará nuestro personaje a ese extremo? Yo conozco bastantes casos. Conozco asimismo casos en los que el miedo a afrontarlo o la crisis económica les hace vivir encerrados en una pareja que no quieren. Vidas paralelas dentro y fuera del grupo de entrenamientos también he visto unas cuantas en estos treinta años largos en el planeta running.

Siempre es lícito buscar la mejora de las cosas pero, insisto, ¿en qué lugar colocas en la lista de prioridades a tu mundo del corredor?

Si estás tan absolutamente apasionado por esa chica con la que entrenas, o con ese grupo que sale a correr L, X o V (como los taxis), si querrías viajar y correr maratones y no tener que combinar esa Feria del Corredor y el Pasta Party con entretener a tu familia, si tu trendline en twitter está lleno de #run y yermo de #family, quizá no estés hecho para vivir en pareja.

Un peldaño interesante, intermedio, es hacer deporte en pareja. La búsqueda de google de «deporte en pareja» arroja veintidós millones de resultados. Así pues, hay información de sobra. Todo vendrá dado por la disposición de la pareja y también de lo que entiendas por deporte. Si aceptarás salir a pedalear o caminar en pareja o si «eso no es lo mismo que correr» o «yo no voy a dejar de correr porque correr me hace sentir vivo». Una gama intermedia infinita.

Eso es. Como persona que ha ido creando el entramado de este personaje hipotético (o no tanto) estoy obligado a advertirte.

Todo estará relacionado con la perspectiva con la que afrontes cualquier hobby. En este caso hablamos de correr. Bien. Corre. Corre y deja vivir.