Archivo de agosto, 2023

Niños del Brasil en la Peña la Garnacha (Calatayud, Zaragoza) 13 de agosto 2023


Todas las fotos de Ana Lacarta. Un saludo para Sole, Paco y Susana. Si alguien quiere escuchar el repertorio del directo en estudio aquí lista.

Volver a ver a Niños del Brasil después de un año de espera. Un año entero, de dudas y deseos, de nuevos músicos, de viejos conocidos, verlos en la puerta de casa, disfrutar en la medianoche, en un sitio inverosímil. Son Niños del Brasil, la banda con mejor repertorio de todo Aragón en activo, y eso hace que el concierto sea una cascada de temas y eclecticismo. Nacho Serrano en la dirección musical y teclados varios, Nacho Saldaña -guitarra de la época de Mensajes al Viento y que sigue manteniendo maestría y actitud sobre las tablas- acompañan a una jovencísima sección rítmica: Beto Foronda al bajo y Adrián Garcés en la batería, sobrados de eficacia instrumental y presencia. Y Santi Rex, icono trasgeneracional, seductor y sobrado de voz.

Hablaba de sucesión de éxitos: El mundo de la Imperfección, con esas noches eternas de cristal al lado de Peter Murphy y la recuperación de un tema del Imperio de los Sentidos, Dame tus manos (que funciona muy bien al haber sido concebido con el uso de batería real desde el estudio, en la gestación del cuarto LP de la banda), para volver a lo clásico, Recuérdame, que sonó más rockero, acelerando el vehículo del combo. De la rabia a la veteranía, porque llegaron un bloque de canciones sacadas de su magnífico (y muy reivindicable) quinto LP, Gémminis. Es lo que tiene Niños de del Brasil, renueva el repertorio y no cojea el ritmo del concierto. Ni por viejo ni por diablo y Estrella Fugaz jugaban con esa idea más orgánica, entre The Cramps y los Banshees, donde extrañé un poco más de guitarra eléctrica. Nacho Saldaña es un tipo eficiente y creativo, no sé si por el sonido o por el planteamiento sus seis cuerdas se quedaban un poco ahogadas. Pero fue en El recuerdo de los labios, la que es, en mi opinión, la mejor letra de Santi Rex, donde el vocalista aragonés demostró que puede ser Iggy Pop y luego Scott Walker sin despeinarse. Botines negros y luto emocional para volver a Ídolos de barro, jugando con la sincronía entre teclados y percusión, muy en la onda de The Cult, pandereta incluida, acelerando hacia la pecaminosa (aunque ya nada es pecado, ojalá…), Amor y espinas. Un clásico para el que no pasa el tiempo, uno de esos temas de tecnopop de línea melódica construida con el índice de un tipo dotado de genialidad, como es Nacho Serrano. Jugar a jugar, una cara B de los EP´s que publicaron en los años de la Expo, fue un regalo para los exigentes. Levanto la mano y aplaudo. Es la canción más Gun Club de la banda y sigue siendo tan sardónica como siempre. Antes de marchar desde Ateca a Calatayud o, cuando recomendé el concierto en la radio pública aragonesa, a todos los que les decía que iba a ver a Niños del Brasil saltaban con la icónica actualización de fama que tuvieron con Las niñas de Pilar Palomero y la canción Viernes. Viernes es básica, es sencilla, es un hit, una evasión pura que ya ha saltado hasta la generación de mi propio vástago. Así que gritamos como se tiene que gritar una canción así. Volvimos a las pequeñas joyas incrustadas en nuevo repertorio de Niños del Brasil: X. Para mí un acierto, una manera de actualizar su sonido, añadir capas y capas, con un tema con una letra muy potente y una interpretación casi mística por parte de Santi Rex, que, repito, demostró estar todavía sobrado de voz y actitud escénica, con una compostura temporal genuina. Vino una santísima trinidad para cerrar: Sed de venganza, otra composición perfecta, uno de los mejores momentos en cuanto a sonido en el que la banda consiguió su mayor nivel de empaste. Mentiras, una de mis favoritas de siempre (uno tuvo dieciséis años y un casete de “Mundos en eclipse” que sonó en su walkman hasta que la vida lo quemó) y un cierre majestuoso con “Las curvas del placer”: una canción que funciona en todos los niveles y con cualquier tipo de arreglo, en synthpop o tocada por Johny Cash. Da igual. Recorrer o correrse por todo el cuerpo.

Eran fiestas y nos regalaron tres bises: recuperar su versión de La modelo de Kraftwerk, con ese inquietante comienzo, hipnótico y esa letra tan ochentera, con contestadores automáticos y Melanie Griffith desnudándose al trasluz. Faltaba, claro, Al oeste. Y eso ya fue un karaoke colectivo. No hacía falta más. Santi Rex lanzaba folios y derrumbaba baterías, hacía spoken word y nos llevaba, al final, a Tu futuro. Este tema, este tema… pide casi una revisión completa, pero no es el sitio ni el lugar. Solo que me acordé de mi amigo Luis Cebrián y su guitarra. Y el dúo que hacen algunas veces con Santi, en lugares privados. Todos somos culpables a menos que se demuestre lo contrario.

Una atrevida elección de repertorio, una banda mucho más orgánica de lo normal, un vocalista capaz de afrontar casi veinte temas sin inmutarse, los nachos en plena forma y una sección rítmica que aportan precisión y actitud. Seguimos escuchando.

Lo tengo que decir. Extrañé al tío Antonio. Ojalá, en el futuro…

Cronolector de tebeos: Viaje a la Zona Negativa de los Cuatro Fantásticos

Seguimos revisando en Motel Margot alguna de las historias que aparecen -o que no- en el magnífico compendio Marvel Grandes Cómics -100 cómics que crearon un universo-, que ha editado Penguin Random House en su sello DK. Tanto para el neófito como para el que conozca el Universo Marvel resulta una guía imprescindible y muy disfrutable. Esta ocasión son solo unos pocos números, un viaje, la primera familia, uno de mis autores favoritos y en una de sus etapas más destacadas: John Byrne y el viaje de los 4EFE a la Zona Negativa.

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Rompe paga de Blanco Teta (2023)

Editado por el sello BONGO JOE RECORDS llega el primer largo de Blanco Teta. Abrimos la marmita: Todos los géneros en una marmita de punk vanguardista, hyperpop, thrash, punk, noise, ruidismo experimental… un debut ecléctico en todos los sentidos, una manera de expresarse profundamente expansiva donde el trabajo y la colaboración, en un mundo virtual como el nuestro, se esfuerza por ser lo más orgánica posible. Dame miedo, dame sangre, úsala para pintar consignas en la pared, abre un disco con “Shuga”. Son Carola, Carlos, Violeta y Josefina. Son María T-Ta con Gabriela Mistral montando las texturas que amalgaman los sonidos. ¿Éramos violentos por el Wifi o el Wifi nos hizo violentos? Escucha Wifimental y esuchca “ME KGO NEL LABURO” con Lucy Patané y el cello de Violeta García va tan rápido que nos sepulta como una pantera que se sube encima del cadáver de Dee Dee Ramone, en la Plata.

En la Plata hay aire fresco, de cumbia psicótica, por eso “Hoy no” tiene algo de Embajada Boliviana, de ser inclusivo en la decadencia del lustro. Estoy en Pánico, estoy en Perra Vida y estoy en Nina Hagen, tengo cuchillas afiladas detrás de los labios para que el beso duela como tienen que dolor los besos, así que subo la intensidad con “RnR”, se mete el calzón entre las nalgas, pienso en los dos minutos de gloria de las Vulpes. La velocidad de Carola en la batería y cómo Josefina Barreix escupe las palabras (aprovechando las cuchillas que lleva, recuerden). Hambre de perro, hambre de tormenta, llega “La luz” y la radio sintoniza voces que no deberían estar ahí, cintas abiertas que grabaron las últimas palabras de Poly Styrene, así, el susurro es tormenta en Ezeiza y se caerán todos los aviones que no lleven los coros de los Prisioneros, en psicosis formativa, Daniel Melero se puso falda para presentar sus revox al mundo. Llega “Perro” cuando todavía están los ecos de La Pestilencia. Hablé con Héctor, pero la punk era Andrea. Sin Andrea no habría nada, solo sed y los huecos que le dejaban a Celeste Carballo los señorones del rock nacional, “Rompe, paga”, eres peligroso, eres la falopa de los cerdos, que siempre buscan trufa… entre tanto ramalazo de rabia estilística se distinguen algunas cosas más personales del combo: voces discordantes procesadas, elementos ruidistas que juegan sobre fragmentos de electrónica y un violonchelo que ocupa el espacio habitual que tiene la guitarra en el rock más clásico. Bienvenidos a la dimensión elegida. Estáis tan cerca que os guiará el olor. Y el ruido.

Algunas palabras sobre Nido de piratas: La fascinante historia del diario Pueblo (1965-1984) de Jesús Fernández Úbeda

Nido de Piratas no es un libro sobre lo inmediato, es un libro sobre la existencia, sobre la búsqueda, sobre unas vidas construidas en una encrucijada histórica. Es un libro de reconciliación, porque Jesús Fernández Úbeda construye una moratoria para el odio definitivo, una regocijo sin vencedores ni vencidos, hombres y mujeres que aman la vida, porque amar la vida es amar el periodismo. Conocí falangistas armados, conocí mujeres que sabían a coñac y comunistas que preferían guardar la mejor parte del pastel para ellos mismos. Es una descripción de España a través de un periódico. Es un periódico que nos sirve para explicar España.

«Mi abuelo llevando las riendas de los sindicatos agrarios verticales. Ni un verano ha pasado desde el whisky de la perrita de Raúl del Pozo. Me han echado de tres o cuatro medios de comunicación por poner mis genitales sobre la mesa (virtual y por correo electrónico). De uno me echaron por ser asumir que iba a estar en contra del editorial antes de la revista antes de leerlo. Una vez me tacharon una columna entera porque el título era un poema de Luis Alberto de Cuenca y se me había olvidado que escribía para un diario monárquico. Me había descargado el podcast de La mañana de Federico para escucharlo mientras estudiaba las oposiciones para profesor de instituto. Apuntes y más apuntes, libros comprados en rastros que explicaban los temas mejor que en las academias y Losantos se puso a recitar a Julio Antonio Gómez. El poeta maldito aragonés, entre Tánger y Canarias».

Escribo sobre Perico Fernández porque Urtain ya estaba pillado. No hay secretos. Marlaska en la televisión, todos en la televisión, con máscaras de veteranos, con la chispa. Los imagino por los pasillos de los estudios, haciendo una señal secreta, como una logia de viejos veteranos de una guerra que quedó inacabada. Arturo Pérez Reverte, pitillo y gafas «Antonio Díaz Miguel». El recuerdo del recuerdo. Pensar en crímenes, el caso en la televisión, Margarita y la pipa. Eso no tiene nada que ver. Hasta los nombres de los países a los que iba Reverte como corresponsal se han quedado anticuados. Son Castilla la Vieja, Castilla la Nueva… es Pueblo, un diario que tenía una ideología tan clara que se le veían las costuras y, por ahí, se escapaban todos los colores y todos los sabores. Mi hijo de cuatro años. Cuatro años tenía yo cuando Galtieri mandó tomar las Malvinas y cuatro años tenía yo mientras cortaban la emisión de Naranjito para ver cómo la Thatcher había enviado toda la flota de la Gran Bretaña. Malvinas argentinas, el culo del mundo, el mundo metido en el culo de Galtieri, de Videla y de Massera. Y encima sin el matador Kempes para callar bocas.

El butano, el jefe, el que se plantó y empezó a llamarles “Equipo Navarro” por joder a Perico. A mi Perico. Pero qué tonto eras, Octavio. Perico Fernández y Perico Delgado. Y García, petiso, little García, como sacado de una canción de Adriano Celentano, seduciendo a la Fallaci, más pena que planta. Y ese calor insoportable en la fábrica de papel que luego iría a prensa. Intrusismo. Pensar en Miguel Delibes, en cómo escribía sus novelas en los márgenes de los ejemplares que iban a la basura del Norte de Castilla. Ahora lo llaman reciclar, entonces eran invendibles. No sé el porqué hablas de Delibes, Octavio. No sale. Sale en mi recuerdo, como hablaré de Umbral o ya he hablado.

Andrés Aberasturi tras una fina lluvia de humo de tabaco. Aberasturi que habla como si estuviera dictando un poemario al universo. Perilla y televisión privada. Pero todos estaban allí, antes, mucho antes. Como estaba el culo de Rosa Villacastín. Cómo hemos terminado aquí, Rosa, este twitter que lo carga el diablo. Estás provocando hablando del culo de la Villacastín y el cetme, el naranjero… ¿Y si Franco hubiera convocado un referéndum a comienzos de los setenta? Sería la ucronía definitiva de nuestra historia. Y entonces ahora estaríamos celebrando el noventa aniversario de Pueblo. Leo a Umbral. Siempre leo a Umbral. Sus recovecos y remiendos de los ochenta y noventa. Libros de saldo para que el agua del mar se los lleve por delante. Echo una foto a ese libro de Umbral. Poco sale Umbral en el libro y eso que escribía hasta en la hoja parroquial si le daban treinta duros

Escribo a Juan Luis Saldaña. Pluma fina de mi generación. Doctorado por Mefisto, el cronista, el plumilla. Usar vespertino para la prensa. Usar danone para el yogur. Jesús, no me conoces, pero ya llevo dos libros seguidos y te leo en Libertad Digital. Me leo Libertad Digital entera para jorobar a los progres. A ti y a García-Domínguez. Me encanta cómo relatas las nobles mentiras de la vida, como disparas con balas que solo dirigen la mirada, no hacen daño, el olor a Dyc y Larios que se arrima como un recuerdo reptiliano al pasar las páginas. Los nombres de antes de El País. Tiempo, Caso, YA; miedo, el miedo. Tico Medina en la tele hablando de folklóricas. El saludo de la logia.

Un libro que es magnífico, pulido, con sabor a metal y sangre, en la boca, un último trago, pero en vaso largo. Ahora me pongo al coco Basile y escucho cómo habla de whisky. Ha muerto Luis Suárez mientras leo este libro. Nadie conocía el tequila, aunque la canción de “Y al final” de Bunbury es como Leonard Cohen pasado por un mariachi de Plaza Garibaldi. Grabamos una versión con Experimentos in da notte. De este tema. Para un tributo. Y como voy de listo, ya lo habrás visto Jesús, ya lo habrás leído, espero que hayas llegado hasta aquí, le añadí algo de letra, como si Enrique se hubiera quedado corto.

«Igual que a mi abuelo se lo colaron en los últimos años los de Comisiones y los de la ugté. Igual que se tuvo que poner de acuerdo con ellos para que no le sacaran los tractores a la nacional. Entre Zaragoza y Madrid, camino de las Cinco Villas, allí eché mis primeros dientes explicando ecuaciones a los chicos del arroz, del trigo, de Ejea de los Caballeros».

Leo Pueblo y recuerdo la historia de los reclutas que llegaron a Canarias en el 67 para acabar la mili porque España se había retirado de una parte de Marruecos. Y mi padre y mi tío recibiéndolos allí, dando clase a los analfabetos. Y el Ifni, Félix Romeo e Imán de Ramon J. Sender. Guinea, la Marcha Verde, las guerrillas, Manolo Morés en los toros, cuando todavía se podía hablar de eso. Como de boxeo. De Perico y Urtain.

Escucho y leo, recuerdo y aprendo. Eres un mago y un tipo con clase. Un tipo que resuelve el laberinto como un cubo de Rubik, los colores -vuelvo a los colores-, todos mezclados, hasta que solo queda lo que tiene que quedar: el periodismo como trinchera ante la estupidez. El cuarto, el quinto, el sexto poder. Y el PSOE, y Alfonso Guerra, y sus hermanos, y la expropiación de Rumasa y los Tours de Indurain y Miguel Boyer en 1991 diciéndole a Isabel Presley que eligiera algo. Y la Presley cogiendo Loewe. Y como diría Arturo Pérez Reverte, mi ex-ministro de educación favorito. OTAN de entrada NO. Javier Solana. Así, en esta banda, decimos adiós.

Algunas palabras sobre Igual que ayer de Eduard Palomares

La nueva entrega del detective Jordi Viassolo a cargo de su creador Eduard Palomares Igual que ayer (editado por Libros del Asteroide), nos lleva con habilidad supina por los entresijos de la Barcelona previa al proceso de secesión, una Barcelona encharcada por problemas que la abruman, problemas de verdad: la vuelta de la heroína, integración multicultural, empleo precario, la supervivencia de los establecimientos tradicionales y, sobre todo, la degradación urbanística. Un detective que sobrevive entre la suciedad, la sorpresa de la ilusión apagada con la llegada de la alcaldesa más prometedora de la historia de la Ciudad Condal… entre las páginas lo cosmopolita resiste a duras penas, sardinas, tabaco, caña fría y bravas. Punk y agujas. Una muerte del candidato de la nueva derecha, tan vieja como la antigua. En Cataluña hay muchas derechas, como también hay muchas izquierdas, así que uno no sabe, como muy maneja su jefa en la agencia, quién está a los lados del teléfono. Lee el resto de la entrada »

Algunas palabras sobre Cuentos completos de Leopoldo María Panero

Llega la edición definitiva de los relatos de Leopoldo María Panero. Llega desde Páginas de Espuma, supervisada por el catedrático Túa Blesa. El camino de la niebla donde se cruzan los muertos, el camino que hoy vamos a transitar, en el que os vamos a llevar por la planta perdida de Motel Margot. Hablemos de habitaciones compartidas, de números prohibidos.

«Mondragón y las Islas Canarias. Palomas muertas en Astorga. En Ponferrada arrancan piedras del castillo para construir el estadio de fútbol de la Ponferradina. Bajo la autovía a una librería de lance. Oscuro profesor de instituto que escribe y escribe en sus grises horas libres una obra monumental. Ahí, con bermudas y camisa de manga corta, gordo, demasiado gordo, con una bolsa de basura llena de cadáveres de palomas. La locura del poeta no alcanzaba a la cuenta corriente. La convulsión en los placeres era una manera de vivir, de respirar. Ya no había arriba ni abajo, solo humo y cocacola. O leche. Abandonado el coñac y la ginebra, la baba que destila el poeta tiene más de pasado que de presente».

La edición (la segunda edición, en realidad)  de En lugar del hijo  y la Matemática Demente de Lewis Carrol. Todo suma. El opositor de provincias utilizando la memoria de Alicia para llegar a algún lugar.

Vuelvo a ello: verano de 2017. No quería ir muy lejos. Me llevé “El desencanto” en un usb. La primera noche en Astorga nos sentamos a verla. En la misma calle donde estaba la casa de los Panero. Era la sexta o séptima vez que veía aquella película. Para llegar al apartamento pasamos justo por delante del jardín. El jardín de Michi, Juan Luis y Felicidad. Cargado de maletas. Pierdo la dignidad en el estío. La historia de mi abuela partiendo con eficacia el cuello de los conejos. En Zuera. También aquella historia de la camada de cachorros que lleva mi abuela al río en una caja para ahogarlos. Pero les hace unos agujeros para que respiren camino del patíbulo. Ahogados en el río, pero con aire puro en el camino. Veíamos Netflix y veíamos el Desencanto. En un momento dado, Michi Panero, el hombre que casi se hizo famoso después de morir por una canción de Nacho Vegas, le pregunta a su madre, a Felicidad Blanc: el porqué de esos minutos de cortesía para los perritos antes de ser sacrificados.

Toda la vida adjudicando un comportamiento psicótico, cainita y rural a mi abuela, en Zuera, allí donde el río se confunde. Mezclaba a mi familia materna con los Panero. Se lo conté a mi mujer. Pero no le dio mucha importancia. Astorga nos estaba narcotizando a los dos. La primera tarde, justo después de visitar la Catedral, unos minutos antes de cenar viendo la Catedral en la terraza del apartamento, encontré dos palomas muertas en el suelo, en el suelo de la terraza del apartamento de Astorga: mi mujer me hizo coger dos bolsas de basura, una para agarrar los cadáveres y otra para guardarlos. Pensé en hacer una broma y agujerear una de las bolsas en honor a mi abuela y a Felicidad Blanc. No lo hice. Eso sí, tengo la fotografía, gordo, muy gordo, en pantalones cortos, con una bolsa de basura con dos palomas muertas junto a la Catedral de Astorga, en la misma calle donde se rodó “El desencanto”.

Algunas canciones (y después seguimos)

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Más allá de lo razonable de Salva Alambre (2023)

Vivimos en un bosque aldea donde el oxígeno burbujea y es difícil saber si la atmósfera es la adecuada o llevamos tiempo ahogados. En el Renacer hay un eco de voces que no son nuestras, como si las formas insípidas hubieran sacado un korg de basura y se lo hubieran conectado a Gregory Corso -y le hubieran dado nombre de grupo electrógeno- o de los descartes del primer LP (y digo el primero, el de Navarra y el de Jason y el de Moreno Campeón). Algora, sácame de aquí. ¿No deberías ser tú el que me echaras una mano para poder subir?.
Salva Alambre vive en ciudad esqueleto, lo puedo probar:

«Ciudad Esqueleto como la capital de todos esos lugares: cursar el último curso, apretar el freno del coche, alquilar un apartamento lleno de insectos y polvo. No llegar a los pedales del freno. Una y otra vez. Ahogarse uno mismo. Parar de respirar un segundo, abrir los ojos, la luz opaca de la luna de Ciudad Esqueleto entrando por la ventana, el vidrio roto, viento que muerde en invierno y atonta en verano. Ciudad Esqueleto, borracha, disfrutando de la confusión estacional en sus habitantes. En el sueño de los habitantes de Ciudad Esqueleto hay muchas notas robadas a otros habitantes, a otra gente que no vive en Ciudad Esqueleto».

Ubunto es la normalización de los experimentos. Si no estamos allí no funciona. Se lo leí al que escribió Meridiano de sangre. Soul pasado por Los Clónicos, psicodelia sintética pasada por un teclado de juguete. Rebelión y rebeldía. Es intenso me recuerda al tropicalismo esquizoide de Coconot, Sun-ra (volveremos a él) y los herederos del Kautrock Latino (latinkautrock). Buen alimento (leche y demerol) en Floreal, con receta o con sustancias de esquina. Din, dong, Liquid Liquid, estamos esperando un campo magnético para afinar el theremin. Suso y Justo dibujan Los perfiles de la ciudad. En mi ciudad hubo una banda llamada John Landis Fans que hubiera estado muy orgullosa de vosotros.

Y de Sun-Ra y de sus vinilos al revés y de los arquitectos que delinean pasados de láudano y absenta. Mira cómo mastica las palabras el simbionte que se hizo fuerte en el bisoñé de Paul Simon. 6:31, Análisis de un conjuro, frío en Varsovia, necrosis del acero, Diseño Corbusier.

Cerramos con Una noche más, con la duda de qué hubiera sido de Ex-Poch Pinza si no hubiera seguido navegando hacia el mar de los jureles, quizá hubiera sableado a Salva Alambre, les hubiera pedido cuarenta duros para un ácido a pesar de saber que las pesetas estaban fuera de circulación.

Uno de esos discos que solamente la gente de Repetidor se atreve a manejar. Mutaciones rápidas, mutaciones en países pequeños.

Algunas palabras sobre El affaire Arnolfini de Jean-Philippe Postel

La editorial Acantilado edita este ensayo traducido por Manuel Arranz sobre el siempre fascinante cuadro del autor flamenco Van Eyck. En Motel Margot tenemos los ojos puestos en lo más profundo del disco de El Niño Gusano, “El escarabajo más grande de Europa”. No está bien que mezcles ciertas cosas, Octavio. No es mi culpa, no es culpa de nadie, en realidad. Fue el genial Oscar Sanmartín quien lo introdujo en el diseño de la portada del último LP de la banda aragonesa. Pero el misterio, el abismo, el silencio que se atrapa en el ojo del pez exige mucho más.

Ella es historiadora del arte. Ha recorrido las antiguas provincias españolas de Flandes. Sabe que el color y la perspectiva tienen ciencia, gusto y una pizca de magia: “Una investigación exhaustiva sobre uno de los cuadros más enigmáticos de la Historia del Arte, “Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa” del pintor flamenco Jan van Eyck. El autor del ensayo “entra” en el cuadro como si de un explorador se tratara, cirujano del detalles, intenta desvelar el sentido y, a la vez, el significado de una pintura icónica. Pero, lo que hace distinto a este ensayo es que, en paralelo, Postel “sale” del cuadro para devolvernos la visión convencional que los distintos estudios, académicos y científicos, nos han proporcionado. Estudios iconográficos sobre la tabla que han alimentado a los mayores expertos del mundo”

“El cuadro contiene el amor, la muerte, el pecado y la culpa como ingredientes novedosos que condimentan el sustancioso affaire, resumen de la humanidad como concepto y del arte como camino para expresar ese salto cualitativo que es el misterio del alma”

El texto es sutil, preciosista, la edición de Acantilado enamora por el detalle de las fotografías que la acompañan, permitiendo ese doble juego de entradas y salidas en la pintura y que sirven como mapa para completar el recorrido del texto. Es imposible, tras leerlo, volver de un manera ingenua y primitiva al cuadro”.

Algunas palabras sobre Las chicas del Q de Toni Castarnado

Toni Castarnado sabe. Toni escribe con fuerza, teclea la olivetti con gusto y parsimonia, pero también con electricidad y percusión si es el caso. En su nuevo libro, “Las chicas del Q”, editado por Sílex nos devuelve a la década de los noventa, la de las guitarras sucias, los suicidios y las últimas olas de los narcóticos. La foto. Una foto. No es lo importante ni ellas ni Toni. Ni nosotros, que nos alimentábamos a base de velocidad y katovit, de fanzines y casetes. Lo importante es el cielo de noche, el baile en la oscuridad, los besos escamoteados a los machos alfa.

Un disco de Tori Amos en el Pryca. En esas cubetas había maravillas, pillé el Abre de Fito Páez, le robé el cd single de Human Behavior de Björk a mi prima Sara, leí a PJ Harvey en el cuerpo de la que sería mi mujer en 2010. El Popu, el Zona de Obras, la Efe Eme, la Mondo Sonoro… estuve con Toni y sus primeras mujeres en un bar del Tubo de Zaragoza. No sé si él se acuerda de aquello. Mi mujer se acuerda de la camiseta azul celeste que llevaba el día que vio a Manta Ray en el escenario del Rincón de Goya. Yo me acuerdo de una foto del Rockdelux con Polly Jean en sujetador, minifalda y zapatos de tacón de aguja. Lo más sexy era la guitarra y los labios, negra la guitarra, negros los labios. A PJ Harvey le quedaba bien un liguero, pero le quedaba mejor los trajes de chaqueta que le pillaba a Nick Cave de su ropero. El EP del Human Behavior Björk, eso ya os lo he contado, con todas las remezclas. Fueron complicados los noventa. Solo se la bancaba a Suede y quería volver a la Bola de Cristal pero el material que me ofrecía Fangoria era de difícil digestión.

Grabar demos con guitarras eléctricas. En 1994 está ya el Super 8 de los Planetas, el desenchufado de Nirvana (¿y la canción Polly?), también la batalla entre Blur y Oasis. Yo usaba pantalones de vestir y botines como los de Raphael (y los de Bunbury), me sentí extraño hasta que llegué a Dog Man Star. Pero eso no fue en 1994, eso fue mucho más tarde. Dog Man Star me llegó cuando llegó Coming Up. Y a Brett le quedaban muy bien las camisas negras entalladas. Dog Man Star es el mejor disco conceptual de la historia. O de la década. ¿Recuerdas el recopilatorio Vértigo, con la versión de Simpatía por el Demonio de los Gun´s and Roses y con Sugar Kane de Sonic Youth? Kim, la chica de la banda, podría haber estado allí con las chicas del Q, subida sobre su bajo, distorsión con los pies descalzos y las uñas pintadas de rojo. Recuerdas cómo sonaba de áspero What´s the frecuency, Kenneth? También salía en Vértigo. Pero es que veníamos de Automatic for the people. La versión de Snake de Four-Track Demo me recuerda que el abismo está todavía cerca. Que no ha cerrado su boca. Que Polly Jean se maneja en el blues, que ella fue la que les habló a las malas semillas sobre las encrucijadas donde podían encontrarse con Robert Johnson y su legión de demonios groupies.

Yukón en Palencia, tazas de té y Vainica Doble, déjame solo en el inglés malinche de Antonio Luque. Circo Beat de Fito, otra vez Fito. El suicidio de Cobain. Las gitanas que inspiraron la hija de la lágrima de Charly García. Busco los vinilos que le he regalado a mi mujer: To bring you my love y la banda sonora de All about Eve. Con la agente Scully en la portada. Expediente-X comenzó a emitirse a finales de 1993 y su primera temporada acabó en mayo de 1994. Cada septiembre, como un curso nuevo, llegaba una nueva temporada. La agente Scully podría haber salido en la portada de la revista Q.

Recuerdo la calva de Woody, la versión de Sweet Jane de Cowboy Junkies (¿Margo Timmins también en la portada del Q?) y las canciones de Leonard Cohen. El milagro y el futuro. Hace una semana murió el batería de Urge Overkill, ¿sabes por dónde voy, verdad, Toni? Friends vs Seinfield, los mejores años de Seatle con los Supersonics de Kemp, el grunge y Frasier. El día de Frasier Cane es el 11 de septiembre. Había pocas cadenas, así que no nos perdíamos nada. Fanzines, Lucy y la teoría de los tres cuerpos como la de los tres agujeros. Buena/mala/loca. Comprábamos deuvedés en el VIPS con el nuevo siglo. Baratos o caros. Veíamos cómo morían los videoclubs. A mi mujer le gustaba Lars Von Trier y yo no había perdido la esperanza de que George Romero volviera a los muertos vivientes. No sabía entonces lo que estaba por llegar, Toni. Björk no sonríe, Björk está ciega de éxtasis y olvido, frío y vermú. Björk, lo siento, confunde el flamenco con Raimundo Amador. Nadie le dijo nada.

«Una pregunta a PJ. Harvey en una de sus últimas entrevistas: ¿Crees que podrías grabar el que tú sintieras que es tu mejor álbum hasta la fecha, enterrarlo después en algún lugar sabiendo que nade lo escuchara jamás y sintiéndote satisfecha?»

PJ. Harvey, ácido y hierba, motel y biblias, blues básico, como el de la guitarra de Hendrix. La Amos más dulce, menos intensa, el medio oeste, más allá de las colinas, donde nadie pregunta. Enamorada del pecho descubierto de Robert Plant, los pulmones, sus pulmones, el piano con el que interpreta Enjoy the silence de Depeche Mode. Björk como una duendecilla malvada, dientes de leche llenos de sangre, la oscura voz que hay tras el frío, la maldad. Volvemos a los maleficios, volvemos a Led Zeppelin en 1972. Islandia, el alcohol, el sexo escrito, el azul fosforescente, Londres. Hendrix, Page y Clapton. 3 agujeros, tres cuerpos, piano, guitarras, voces. Vino y cigarrillos. ¿Quién es peor persona, Morrissey o K.D Lang?
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